El 17 de octubre es la fecha clave en la que Estados Unidos podría caer en la cesación de pagos si los republicanos no amplían el techo de deuda, con lo que se podría repetir el jueves negro de Wall Street (crash bursátil del 24 de octubre de 1929), un estallido que por mimetismo se […]
El 17 de octubre es la fecha clave en la que Estados Unidos podría caer en la cesación de pagos si los republicanos no amplían el techo de deuda, con lo que se podría repetir el jueves negro de Wall Street (crash bursátil del 24 de octubre de 1929), un estallido que por mimetismo se extenderá a todas las Bolsas mundiales y provocará la consiguiente inanición financiera de las empresas y la subsiguiente devaluación de sus monedas nacionales. Aunque parezca ciencia ficción, el aparato de seguridad nacional de la potencia que ahora corre el riesgo de ser rebautizada «Estados Hundidos» ya se prepara para defender a Wall Street frente a su inminente colapso. No es producto del azar que se hayan programado dos «simulacros» a gran escala -que podrían convertirse en realidad-, ese mismo día: el «Ejercicio del Terremoto de la Gran Reorganización» y el «Ejercicio del Ciberataque Bancario Quantum Dawn 2». Según un informe televisivo sobre el ejercicio bancario, los ataques para los que se preparan son de hackers, espionaje patrocinado por el Estado y crimen organizado (fraude financiero). Un entrevistado declaró: «Podría ocurrir que vuestra cuenta en línea no funciona… Podría ocurrir que el sistema se ha caído». Suena como un ensayo general para el Gran Rescate de los acreedores de EE.UU.
El temor a esta amenaza fue anticipado en septiembre de 2008 por el Secretario del Tesoro de EE.UU. Hank Paulson, que advirtió que el gobierno de EE.UU. podría tener que recurrir a la ley marcial si no se rescataba a Wall Street del colapso crediticio. En esa oportunidad se evitó implantar la ley marcial porque el gobierno cedió ante la presión de Wall Street y ae implementó el salvataje de los bancos. Pero muchos expertos vaticinan otro colapso inminente y esta vez la situación es distinta: Según explica Ellen Brown en la publicación canadiense Globalresearch, lo que provocó la crisis de 2008 fue un corrimiento, no en el sistema bancario convencional, sino en el sistema bancario en la sombra, una colección de intermediarios financieros no bancarios que suministran servicios similares a los bancos comerciales tradicionales pero no están regulados. Incluyen a los fondos de alto riesgo, los fondos de mercado monetario, los fondos de inversión, los fondos negociables en bolsa, los fondos de participación privada, los corredores intermediarios de valores, compañías de titulización y de finanzas.
Este casino financiero en la sombra no ha hecho más que crecer desde 2008; y en el próximo colapso al estilo Lehman Brothers es posible que no haya rescates gubernamentales según advirtió Obama tras la reforma del sistema financiero en 2010.
Ante la perspectiva de un default, en el que los depositantes no pueden acceder a sus cuentas bancarias para obtener dinero para alimentar a sus hijos, podrían comenzar a saquear los negocios y servirse lo que necesiten. De hecho, el sindicato de camioneros está preparando una protesta masiva de millones de conductores para «restaurar nuestra nación como una república constitucional bajo la Constitución de los Estados Unidos». En su red virtual anuncian una marcha en la mayoría de los estados del país para llegar a la capital y paralizarla durante tres días. Dicen que con esta marcha pretenden defender la patria de la «corrupción, el socialismo de Obama, del programa de sanidad Obamacare y de las otras propuestas de la administración de Barack Obama».
Por ese motivo, la perspectiva de la instauración de la Ley Marcial es un secreto a voces que en estos días sobrevuela Washington.
El peligro del default técnico se ha convertido en una carrera contrarreloj que culmina en cuatro días: el techo de la deuda fue incrementado desde el 2001 en 13 oportunidades y en mayo pasado alcanzó 16,7 millones de millones de dólares, lo que significa que la deuda pública total está superando el Producto Nacional Bruto (PNB) en un 6%. Esta situación es muy similar a Grecia, donde su deuda es 1,5 veces más grande que su PNB. En realidad, desde hace más de 10 años Estados Unidos estaba aumentando este tope a través del nuevo endeudamiento, sumergiéndose cada vez más en este círculo vicioso sin que nada pasase debido al dominio del dólar en la economía mundial y su exclusividad aceptada sumisamente por los 194 países miembros de las Naciones Unidas.
Casi la mitad de la deuda de Estados Unidos está en las manos de gobiernos y bancos centrales extranjeros. Los principales titulares de los bonos del Tesoro de EE.UU. son China y Japón.
B
eijing es el mayor acreedor, con 1,28 billones de dólares en deuda estadounidense, según la cifra del Tesoro de EE.UU. de julio. Sin embargo, los expertos advierten que el volumen real podría ser aún mayor, ya que se sabe que China tiene también deuda estadounidense a través de intermediarios. Tokio sigue a Beijing con 1,1 billones.
El riesgo de impago en el que se halla EE.UU. debido a que el presidente Obama y los republicanos en el Congreso son incapaces de acordar una subida del techo de la deuda perjudicaría el valor de los títulos y hace temer por el estatus del dólar como moneda de reserva mundial, comenta a la agencia Bloomberg su columnista Simon Johnson, exrepresentante del Fondo Monetario Internacional y profesor de Economía en el Instituto de Tecnología de Massachusetts.
Tanto el G-20, como China y Japón han hecho saber sus preocupaciones a los responsables estadounidenses. «EE.UU. es claramente consciente de las preocupaciones de China sobre la situación (…) y de la petición de Beijing de garantizar la seguridad de sus inversiones», puntualizó el viceministro de Finanzas chino, Zhu Guangyao, en una rueda de prensa, en la que advirtió de que «el reloj hace su tictac».
«Pedimos que EE.UU., como la mayor economía del mundo y emisora de la principal moneda de reserva mundial, tome medidas creíbles para resolver las cuestiones políticas acerca del techo de la deuda y que lo haga a tiempo, para evitar una situación de impago. Esperamos que Washington aprenda bien las lecciones de la historia», insistió Guangyao, y recordó cómo en 2011 la última gran confrontación entre republicanos y demócratas sobre el techo de deuda estremeció los mercados del mundo. Taro Aso, quien actualmente combina dos funciones en el gobierno de Japón, de viceprimer ministro y de ministro de Finanzas, por su parte, también instó a Washington a resolver la cuestión del techo de la deuda sin demoras. Comentó que Tokio está muy preocupado con el posible impacto de la situación política de EE.UU. en los mercados de divisas. Es la primera vez desde el cierre del gobierno estadounidense que China y Japón dan a conocer sus inquietudes explícitamente.
Es probable que finalmente el duelo presupuestario entre demócratas y republicanos se resuelva de alguna manera. Sin embargo, de acuerdo con un editorial del periódico alemán Suddeutsche Zeitung, «lo que sí está claro es que Norteamérica ha entrado ya en la fase de su bancarrota política».
Fuente: http://sur.infonews.com/notas/el-sindrome-de-la-bancarrota