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Activistas internacionales por los derechos humanos se reúnen para llevar esperanza a los residentes de Gaza

El sitio de Gaza debe terminar

Fuentes: Al-Ahram Weekly

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

A fines de junio, seré pasajera del The Audacity of Hope, el barco estadounidense en la flotilla internacional de este verano que romperá el sitio ilegal y letal de Israel contra Gaza. Los organizadores, sus partidarios y los pasajeros apuntan a terminar por medios no violentos el brutal castigo colectivo impuesto a los residentes de Gaza desde 2006, cuando el gobierno israelí inició un estricto bloqueo aéreo, naval y terrestre de la Franja de Gaza, para castigarlos explícitamente por haber elegido un gobierno de Hamás en una elección democrática.

Hamás y el gobierno israelí han matado indiscriminadamente civiles en repetidos ataques, pero la vasta mayoría de estas atrocidades han sido infligidas durante la duración del conflicto por soldados y colonos israelíes contra palestinos desarmados. Fui testigo de un ataque semejante en Gaza hace dos años, bajo fuerte bombardeo israelí de un vecindario civil en Rafah.

En enero de 2009, viví con una familia en Rafah durante los últimos días de los bombardeos de la Operación Plomo Fundido. Estábamos a unas pocas cuadras de un área donde hubo fuertes bombardeos. Utilizando un arsenal permanentemente reabastecido de armas estadounidenses, el gobierno israelí trató de destruir túneles bajo la frontera egipcia a través de los cuales alimentos, medicinas, materiales de construcción desesperadamente necesitados, y posiblemente también algunas armas evadían el bloqueo condenado en todo el mundo, y llegaban a Gaza.

Durante todo ese terrible ataque, Israel atacó a civiles en Gaza, y convirtió aldeas, casas, campos de refugiados, escuelas, mezquitas e infraestructura en escombros. Según la organización israelí de derechos humanos B’Tselem, el ataque mató a 1.385 palestinos, casi un cuarto de ellos menores de edad, y una cantidad innumerable sucumbió en los meses y años siguientes debido a la desnutrición, las enfermedad y una desesperación suicida, consecuencias de un empobrecimiento impuesto por un sitio que todavía continúa y empeora las terribles heridas de Gaza al impedir incluso que comience la reconstrucción.

Todo lo que pude sentir entonces fue que la gente en la Franja de Gaza estaba horriblemente atrapada, casi paralizada.

El día del cese al fuego, cuando se detuvieron los ruidos de los bombardeos, mis jóvenes amigos insistieron en que debíamos ir rápidamente a visitar el Hospital Al-Shifaa en Ciudad de Gaza. Los doctores estaban conmocionados y bajo fuerte presión emocional después de días en los que trataron de salvar vidas en una sala de emergencia totalmente abarrotada mientras la sangre se acumulaba a sus pies. El doctor Nafez Abu Shabham, jefe de la unidad de quemaduras de Al-Shifaa, tomó su cabeza entre sus manos y nos habló, incrédulo: «Durante 22 días el mundo contempló», se lamentó, «y ningún país trató de detener la matanza».

Hoy en día, podría volver a sentir lo mismo, ya que demasiados de entre nosotros incluso han dejado de contemplar. «Los grupos de derechos humanos en Gaza solicitan urgentemente que los grupos internacionales de ayuda y los donantes intervengan y entreguen ayuda médica urgente a los hospitales palestinos en Gaza», según informe de Al-Jazeera del 14 de junio. «Funcionarios palestinos dicen que las existencias de medicinas de Gaza están casi vacías y en crisis. Esto afecta la atención de primeros auxilios, aparte de todos los demás niveles de procedimientos médicos.»

Después del ataque, visité el dormitorio en Ciudad de Gaza de un joven estudiante universitario con dos de sus amigos. Estaba en ruinas. Buscamos en medio de vidrios rotos y escombros, tratando de recuperar algunos cuadernos de notas y textos de estudio. Así han sido sus vidas desde hace tiempo. Desde entonces se han graduado, pero no hay trabajo. «La Franja de Gaza entra a su quinto año con un bloqueo israelí total por tierra, aire y mar con un desempleo de un 45,2%, una de las tasas más elevadas del mundo», según un informe de una agencia de ayuda de las Naciones Unidas en junio.

La académica de la Universidad Harvard, Sara Roy, señaló en un informe de junio de 2009 para Crimson Review de Harvard que: «Gaza es un ejemplo de una sociedad que ha sido deliberadamente reducida a un estado de abyecta pobreza, una población otrora productiva, trasformada en indigentes dependientes de la ayuda… Después del ataque israelí de diciembre [de 2008], las condiciones ya comprometidas de Gaza se han hecho virtualmente inhabitables. Los medios de vida, las casas y la infraestructura pública han sido dañados o destruidos en una escala que incluso el ejército israelí admitió que era indefendible. En Gaza actual prácticamente no existe un sector privado como tal y ninguna industria.»

Cuando se detuvieron los bombardeos, visitamos casas y aldeas donde habían sido muertas personas desarmadas. Sabrina Tavernise del New York Times verificó más adelante que en la aldea Al-Atrata soldados del ejército israelí habían disparado misiles de fósforo blanco contra la casa de una mujer llamada Sabah Abu Halemi, dejándola gravemente quemada y quemando hasta la muerte a su esposo y a tres de sus hijos. La visité en el hospital, y vi cómo un bondadoso doctor palestino pasaba su tiempo tan necesario sentado junto a su cama, reconfortándola sin hablar, mientras ella sujetaba su mano.

No debemos olvidar a los que sufren en Gaza. Tenemos que seguir tratando de conectarnos con los gazanos que viven sitiados. La participación en la actual flotilla involucra un cierto riesgo. El gobierno israelí amenaza con abordar todos los barcos con francotiradores y perros de ataque. Hace un año, la armada israelí disparó contra el barco turco Mavi Mármara desde el aire, y luego documentó la reacción en pánico de sus pasajeros como justificación para ejecutar a nueve activistas, incluido un joven ciudadano estadounidense, Furkhan Dogan, quien recibió nueve tiros a quemarropa en la espalda y en la cabeza. Luego se negaron a cooperar con una investigación internacional.

La ocupación israelí de Cisjordania y Gaza, que corresponde a lo que es reconocido internacionalmente como sistema de apartheid, podría terminar en paz, si Israel abandona la paranoia y la violencia racial para permitir la paz. El apartheid terminó en Sudáfrica sin la ola de derramamiento de sangre y de represalias que sus partidarios afirmaban temer como excusa para aferrarse a la riqueza y el poder que su sistema les permitían. Lograron más paz y seguridad para sí mismos y para sus hijos al encontrar el valor de permitir finalmente paz, seguridad y libertad a sus vecinos.

Es una lección que los gobiernos han olvidado demasiado a menudo. En junio, los gobiernos de Israel y EE.UU. deben terminar por aceptar la audacia de la esperanza.

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La autora coordina la organización Voices for Creative Nonviolence ( www.vcnv.org )

 

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Fuente: http://weekly.ahram.org.eg/2011/1053/re11.htm