Recomiendo:
0

Sindicalismo y ecología

Empleo, medio ambiente y crisis del planeta

Fuentes: Viento Sur

En este artículo, Aviva Chomsky propone una aclaración sobre las controversias nacidas en la izquierda estadounidense inmediatamente después de la publicación de la resolución llamada Green New Deal por dos parlamentarios salidos de la izquierda del Partido Demócrata. En especial, en la izquierda sindical y la ecologista. Más que presentar las tensiones que marcan las […]

En este artículo, Aviva Chomsky propone una aclaración sobre las controversias nacidas en la izquierda estadounidense inmediatamente después de la publicación de la resolución llamada Green New Deal por dos parlamentarios salidos de la izquierda del Partido Demócrata. En especial, en la izquierda sindical y la ecologista. Más que presentar las tensiones que marcan las relaciones entre el movimiento sindical y el movimiento ecologista como si fueran el reflejo de unos intereses irreconciliables, Aviva Chomsky aclara aquí el papel de los medias conservadores estadounidenses en la construcción retórica de esta división.

Al contrario de la sempiterna cantilena del discurso que asegura que las preocupaciones medioambientales soportadas por las personas asalariadas chocaría inevitablemente con el dilema «empleo contra medioambiente» y que no hay alternativa a este antagonismo, propone identificar los puntos de convergencia que contribuyen actualmente a la creación de una causa común eco-sindical.

Aviva Chomsky es una historiadora estadounidense, profesora de la Universidad de Salem (Massachussetts). Especialista en historia del trabajo en el espacio latinoamericano, contribuyó especialmente a elaborar una historia conectada, y después una historia global, del trabajo estudiando las migraciones laborales entre América del Sur y Estados Unidos. Sobre todo, contribuyó a trabajar en acercar historiográficamente la historiografía del mundo del trabajo a la historia medioambiental con la publicación de una obra destacable en 2008: Linked Labor Histories: New England, Colombia, and the Making of a Global Working Class [1].

***

Con el problema de las altas temperaturas [2], de fenómenos meteorológicos extremos [3], o del deshielo [4], el planeta se parece cada vez más a un terreno de registros (record territory) mientras que el ritmo alcanzado por el cambio climático supera todos los pronósticos. En esta situación, en un país cuyo presidente y la administración parecen obstinarse en hacer todo lo imaginable para que la situación empeore, el Green New Deal (GND) representa al menos una modesta oportunidad de trazar otro camino.

El GND es la resolución [5] introducida en febrero pasado en la Cámara de Representantes por Alexandria Ocasio-Cortez (electa demócrata por Nueva York) y Edward Markey (electo demócrata por Massachussetts). Como era de esperar, la propuesta se encontró rápidamente en el centro de atención de la derecha. Sin embargo, también suscitó controversia en la izquierda. Se habría podido pensar que que los sindicatos obreros y las organizaciones medioambientales iban a defender con entusiasmo una gran inversión federal en empleos decentes y una transición justa para abandonar las energías fósiles. Pero, ¿el movimiento sindical apoya o se opone al GND? ¿Y qué dicen las organizaciones ecologistas? Si alguien no tiene una respuesta clara, no es la única persona.

La resolución, de 14 páginas, defiende una «movilización nacional, social, industrial y económica a una escala sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial y el New Deal«. Su objetivo: reducir las emisiones de carbono a un equivalente-cero (net zero) en una década garantizando un número significativos de nuevos empleos y una protección social a trabajadoras y trabajadores estadounidenses. Al leerlo, se ve que se trata de un intento de superar las divisiones históricas entre el movimiento obrero estadounidense y los movimientos ecologistas, articulando una defensa de los buenos empleos y una protección social de trabajadores y trabajadoras con objetivos medioambientales tan evidentes como necesarios.

En esta perspectiva, la propuesta del GND es mucho más ambiciosa que las modestas decisiones del Acuerdo Climático de Paris o de otros acuerdos internacionales. El GND define objetivos concretos que son al mismo tiempo específicos y realizables sobre control del cambio climático, articulando claramente esto con los derechos sociales, el derecho al trabajo y los derechos medioambientales. Reconociendo la urgencia de un cambio sistemático en términos eufemísticos, llama a una especie de movilización nacional de una amplitud que la población estadounidense no había conocido desde la Segunda Guerra Mundial. Diciéndolo así, parece una iniciativa que los movimientos sociales y ecologistas deberían apoyar naturalmente, sin ninguna reserva. Sin embargo, la historia de estos movimientos está jalonada al mismo tiempo por incomprensiones y desacuerdos reales sobre diversos desafíos, a los que en adelante deben enfrentarse. Y los medias contribuyen a exagerar la oposición del movimiento sindical a esta propuesta, ignorando lo que las organizaciones ecologistas tienen que decir. Una de las controversias a propósito del GND se refiere a la importancia futura de las energías fósiles. Algunas organizaciones ecologistas piensan que este tipo de recursos energéticos no tienen sitio en nuestro futuro y que deben quedar bajo tierra. Citan trabajos científicos sobre el clima y aseguran la urgente necesidad de aceleración hacia una reducción drástica de las emisiones de carbono. No obstante, el GND evita referirse directamente a las industrias fósiles. En realidad, no utiliza el término energía fósil.

Visto desde otra perspectiva, algunos sindicatos esperan que las nuevas tecnologías como la captación, la explotación y el almacenaje del carbono (CCUS, en inglés) pueda convertir estas energías en más eficientes y más limpias. Aseguran que la adición de carbono a la atmósfera podría reducir significativamente o permitir una relativa compensación de las emisiones que permitiría a la humanidad seguir quemando gas, petróleo, incluso, carbón y de esta forma, preservar los empleos en estos sectores. Además, los sindicatos también tienen otras preocupaciones. Por ejemplo, tienen tendencia a ver con escepticismo las promesas de una «transición justa» de la GND a favor del sector obrero de las energías fósiles que será obligado a reconvertirse, recordando la pesada carga que recayó sobre las plantillas obreras y sobre sus comunidades cuando en el pasado las industrias cerraron. También temen que si no se benefician de la protección y la regulación del comercio internacional, las industrias contaminantes, sencillamente, se contenten con exportar sus emisiones antes que reducirlas. En la medida en que el GND aparece más como una declaración de intenciones que un plan definitivo, sus argumentos carecen de precisión y de respuestas claras cuando trata los grandes retos. Según el texto de esta propuesta, la orientación necesaria para la realización de grandes objetivos «debe ser elaborada mediante consultas, colaboración y cooperación transparentes e inclusivas reuniendo las comunidades más expuestas, las más vulnerables, los sindicatos, las cooperativas laborales, grupos de la sociedad civil, el mundo académico y el mundo de la empresa». Tanto los sindicatos como las organizaciones ecologistas ya fueron movilizadas para asegurar que sus voces sean escuchadas en este proceso.

Las fuerzas de la derecha se apresuraron a ridiculizar públicamente el GND calificando la propuesta no solo de irreal sino también de profundamente antiestadounidense. En estas circunstancias, no es sorprendente que un reciente sondeo [6] indique que un 69% de los republicanos y solamente un 36% de los demócratas se consideren «muy» informados sobre este tema. De la misma forma, el 80% de los republicanos se consideran ya «muy opuestos» al GND mientras que solo el 46% de los demócratas lo «apoyan mucho». El 40% de la gente encuestada [7] señala que ha escuchado valoraciones «más bien negativas» sobre el tema, mientras que solamente el 14% han escuchado valoraciones «más bien positivas». Una de las razones de esta diferencia reside en el hecho de que la Fox News dedicó a este tema más más tiempo [8] que cualquier otra cadena de información televisada. Además, el presidente Trump, naturalmente, entró en el debate, tuiteando [9] que el GND llevaría a eliminar «los aviones, los coches, las vacas, el petróleo, el gas y los militares». Semejantes afirmaciones aunque sean fantasiosas, fueron ampliamente difundidas. Pero también los medias transmitieron mayoritariamente valoraciones negativas.

El discurso de la derecha, al igual que el de los media, difundió la idea según la cual, los sindicatos tienen una oposición frontal al GND, frecuentemente exagerando y deformando la naturaleza de esa oposición. Para entender en serio las posiciones sindicales así como las preocupaciones ecologistas, hay que recurrir a la lectura de las publicaciones radicales en internet o buscar en las webs de las organizaciones ecologistas.

Los media, el movimiento sindical y el Green New Deal

El Washington Examiner [10], Fox New [11], y otros titulares de derechas se mostraron encantados cuando representantes sindicales, como Richard Trumka, el presidente [12] de la AFL-CIO, criticaron [13] o expresaron sus reservas respecto al GND; algo sobre el que otros grandes medias [14] se explayaron [15]. Sin embargo, la posición sindical es significativamente más compleja de lo que tienen a bien decir.

En una entrevista de una hora de duración en el Club Económico de Washington en abril -presentado por el Examiner bajo el titular [16] «La AFL-CIO se opone al GND», Trumka dedicó menos de 30 segundos a responder a una pregunta sobre este asunto. Preguntado sobre si apoyaba el GND, respondió: «no en su redacción actual… Porque no fuimos consultados durante el proceso y los intereses de los trabajadores y trabajadoras no se integraron totalmente. Por eso quisiéramos que se hagan muchas modificaciones para que quienes trabajan y nuestros empleos estén protegidos en este plan» Esto no se corresponde exactamente con un rechazo incondicional.

Su breve reacción encontró eco en una carta [17] enviada en marzo por el comité de energía de la AFL-CIO a Ocasio-Cortez y Markey firmada por los presidentes del sindicato de la minería (United Mine Workers) y de las eléctricas (International Brotherhood of Electrical Workers). Entre otras informaciones, protestan contra la ausencia de voces sindicales en la elaboración de esta propuesta. Insisten sobre el riesgo de la pérdida de empleos y sobre el hecho de que el GND no «está sustentado en un enfoque basado en la ingeniería» para responder al cambio climático. Esto refleja las esperanzas sindicales en el perfeccionamiento de la tecnología que pudiera permitir a Estados Unidos responder a los objetivos climáticos mientras continúen extrayendo y consumiendo energías fósiles (conservando de esta manera los empleos en este sector de la economía).

El senador republicano de Wyoming, John Barraso, un viejo aliado de las industrias del carbón, del petróleo y del gas y un feroz antisindicalista [18] en sus votos en el Congreso, fue el primero en desvelar la existencia de esta carta en un tuit [19] que titulaba: «La AFL-CIO, que representa 12,5 millones de trabajadoras y trabajadores e incluye 55 federaciones sindicales vapulea la Green New Deal«. También fuerzas de derechas así como los medias de masa estuvieron de acuerdo con esta interpretación. El Washingron Post, por ejemplo, tituló su artículo [20] «La AFL-CIO critica el GND» mientras que el Examiner calificó [21] a la federación como la mayor adversaria de esta resolución.

Sin embargo, en estos artículos faltan dos informaciones. En primer lugar, los miembros del comité de la energía de la AFL-CIO salen solo de ocho federaciones, la mayoría estrechamente dependientes de la industria de las energías fósiles. En segundo lugar, la propia carta era mucho más matizada de lo que la cobertura mediática sugiere, e incluso las personas firmantes estaban lejos de se unánimes. Es cierto que uno entre ellos, Terry O’Sullivan, el presidente de Laborers International Union of North America [22], aseguró que él era radicalmente contrario al GND considerando [23] que era «exactamente como no se debía » abordar las infraestructuras y el cambio climático». Escribe que unir estos retos podría provocar «un desastre económico y social». Al contrario, en un artículo que fue ignorado por los medias y titulado «El sindicalismo toma partido por la GND», otro firmante, el presidente del sindicato metalúrgico, (United Steelworkers), Leo Gerard, consideraba que esta carta en realidad apaoyaba el GND.

La carta [24] del comité de energía expone una visión singular de la forma de responder a la crisis:

«el desarrollo y el despliegue de tecnologías como la solar, la eólica, la nuclear, la hidroeléctrica, la captura y uso del carbono, el almacenamiento de baterías, los trenes de alta velocidad, restringirán o eliminarán las emisiones de carbono. Sabemos que el aumento de la producción de gas natural disminuyó las emisiones en el sector de la energía y ofrece una nueva oportunidad para la construcción de empleos industriales. Debemos invertir en la eficiencia energética de los sectores industriales y comerciales, poner en orden y renovar las escuelas y los edificios públicos y volver nuestras comunidades más seguras y resilentes. Todas estas inversiones deben acompañarse de de normas rigurosas en el ámbito del trabajo y los suministro para apoyar los empleos sindicados que apoyan las familias de clase media».

Todo esto indica una sintonía con la terminología del GND, puesto que ésta también acepta reforzar la eficiencia energética, hacer reformas y mejoras en los edificios y asegurar las garantías para las personas trabajadoras. Las diferencias parecen tenues pero hay que mencionarlas. De entrada, el comité de la energía insiste sobre las inversiones en nuevas tecnologías de captura, explotacón y almacenamiento de carbono (CCUS), mientras que el GND defiende [25] únicamente para «soluciones low-tech que han hecho pruebas para aumentar el almacenamiento de carbono en el suelo, como la protección de las tierras y la reforestación». Por razones evidentes, los CCUS son la solución favorita [26] de las industrias fósiles [27]: es una tecnología ambiciosa que necesitará inversiones federales enormes en las grandes empresas de la energía y que ofrece la promesa (incluso ilusoria) de que las energías fósiles aún podrían ser extraídas y consumidas. Numerosas organizaciones ecologistas aseguran [28] que este desarrollo no es solamente un regalo a las empresas fósiles sino que una burda distracción respecto al verdadero reto que consiste en poner fin a los usos del petróleo, del carbón y del gas.

La carta del comité de energía defiende a renglón seguido el uso del gas natural como un medio para ir hacia una reducción de las emisiones de carbono; es verdad que el gas natural emite menos carbono que cuando se quema carbón o petróleo. En realidad, hasta hace poco, la transición de las centrales térmicas de carbón hacia centrales que utilicen gas natural cumplieron un papel para reducir ligeramente [29] las emisiones estadounidenses. Aunque el gas natural es una energía fósil: conforme más lo quemamos, más contribuimos al cambio climático. De ninguna manera entra en la categoría de los «recursos energéticos limpios, renovables y sin producir carbono» que define el GDN. Hay que recordar que durante más de una década de reducción de sus emisiones, Estados Unidos siguió emitiendo mucho más gas [30] invernadero por persona que la mayoría del resto de países y en los dos últimos años, sus emisiones de dióxido de carbono volvieron a aumentar [31]. Su cifras de emisiones por persona están siempre por encima [32] de las de, por ejemplo, Europa o Japón. Hacer la transición hacia una fuente de energía fósil ligeramente más limpia al mismo tiempo que se sigue quemando el mismo carbono, no supone un gran avance para impedir el desastre climático.

Estos desacuerdos son reales. Sin embargo, la derecha caricaturiza la respuesta de AFL-CIO haciendo creer que condenaba el GND como una propuesta fantasiosa y anti trabajadoras y trabajadores. Visto desde la izquierda, algunas organizaciones ecologistas como Amigos de la Tierra (Friends of the Earth) también han caricaturizado [33] la posición de AFL-CIO escribiendo: «con la posición de su comité de energía, la AFL se une al campo de los clima-escépticos como los hermanos Koch, el Partido Republicano o las grandes compañías petrolera. Animamos a la AFL y a otros sindicatos a repensar su posición». Semejante lenguaje solo contribuye a exacerbar la división entre sindicalistas y ecologistas ignorando las preocupaciones sindicales respecto a las plantillas laborales de las industrias afectadas mientras que son ellas las que pagarán el verdadero tributo por reducción de las emisiones de carbono.

Los Amigos de la tierra habrían podido fijarse en las palabras de Richard Trumka [34] durante el Global Climate Action Summit en 2018: La federación, decía, no pone en cuestión valoración científica del clima:

«He aprendido alguna cosa a propósito de la ciencia en las minas. Cuando el patrón nos amenaza para que ignoremos los riesgos mortales de nuestro trabajo… esas maderas que se derrumban sobre nuestras cabezas… esa tos que anuncia la silicosis… la ciencia es la única que nos dice la verdad: los efectos de calentamiento climático nos amenazan a quienes trabajamos y también amenazan nuestros empleos y nuestra economía».

Y a continuación planteaba una pregunta:

«¿Vuestro programa para combatir el calentamiento climático interpela más a las personas enfermas y a las jubiladas de las minas de carbón que a vosotros y vosotras y vuestras familias? Si es así, deberíais revisarlo de nuevo».

O como lo formula Sara Nelson, presidenta de la Asociación de azafatas que es uno de los principales apoyos al GND:

«el escepticismo viene, generalmente, de lugares o gente que se oponen a cualquier cosa que creen que constituye un ataque contra sus empleos, sus medios de subsistencia y sus comunidades… Tenemos que tratar de demostrar a las comunidades que se sintieron heridas, que tomamos en serio lo que nos dicen cuando aseguramos que ninguna persona trabajadora será abandonada a su suerte».

Además, para los sindicatos, la desregulación del comercio internacional es tan criticable desde el punto de vista medioambiental como del derecho laboral. El presidente Gerard, del sindicato metalúrgico explicaba que [35]

«la federación metalúrgica (USW) exigió con fuerza que las políticas climáticas incluyan estrictas medidas para asegurar los empleos estadounidenses en las industrias energéticas y expuestas a la competencia comercial no sean diezmados por la decisión de las multinacionales estadounidenses de librarse de las regulaciones sobre el control de la contaminación deslocalizando sus fábricas hacia países que ignoran los retos de la contaminación».

¿Por qué el sindicalismo duda? Una historia enmarañada

Aunque la gente escéptica podría ver la posición de Gerard sobre el comercio internacional como la expresión de un interés corporativo en defensa de los empleos en detrimento de la crisis planetaria, se trata de una respuesta crucial desde el punto de vista puramente climático. Además de la transición del carbón hacia el gas natural, otro factor que permite un ligero descenso de las emisiones de dióxido de carbono en Estados Unidos reside en la desindustrialización y la deslocalización de la producción industrial a México, China o Vietnam. Este hecho demuestra el carácter ilusorio de la reducción de las emisiones de carbono. Por supuesto, a la atmósfera le da igual que una fábrica se construya en Estados Unidos o en China porque es el conjunto de las emisiones globales el que calienta nuestro planeta.

Aunque la dirección de la AFL-CIO se mantuvo prudente respecto al GND, algunas de sus federaciones la apoyaron con entusiasmo. Empezando por los sindicatos de servicios y los del sector público. Con tres millones de miembros, la Federación Internacional del sector servicios, que actualmente no es miembro de AFL-CIO, dio su apoyo incondicional al GND en su convención a principios de junio [36]. Con sus 50.000 miembros, el sindicato de azafatas se unió a la posición de su presidenta, Sara Nelson, explicando [37] que su sector de actividad «no constituye la solución al cambio climático que destruye empleos. El propio cambio climático es destructor de empleo» en la medida en la que episodios meteorológicos extremos y las crecientes perturbaciones obligan a cancelar muchos más vuelos y hacen el tráfico aéreo más peligroso.

La Federación del Estado de Maine y muchos comités de empresa [38] le siguieron, así como algunos sindicatos locales. Aunque la federación internacional de la electricidad, por ejemplo, se mostró reticente a apoyar el GND, al menos uno de los sindicatos locales lo firmó [39]. «Estamos a favor de los empleos verdes» declaró Loui Antonellis, el responsable del local 103 en Boston. «Hemos defendido las tecnologías verdes desde hace mucho tiempo» (Lista completa de los apoyos sindicales [40]).

Existe un contexto (hay que ver esto como una historia profundamente enmarañada) que permite entender mejor la difícil respuesta sindical al GND. Para empezar, el movimiento sindical en Estados Unidos pocas veces se expresó con una sola voz. Además, este movimiento desde hace un tiempo se atrincheró en posiciones claramente defensivas. La afiliación cayó [41] de un nivel muy elevado [42], alrededor del 35% en los años de 1950, a menos del 11% en nuestros días debido a la desindustrialización, la mecanización, los recortes presupuestarios, los ataques contra el sector público y una violenta reacción patronal contra los sindicatos iniciada en los años 1970. La producción doméstica más proveedora de empleo, como el sector automovilístico, la metalurgia y la minería -todos esos sectores en los que un futuro sin energía fósil es difícil de imaginar- fueron los más violentamente afectados. Esta situación aclara el contexto en el que expresan sus sospechas respecto a las propuestas sobre el cambio climático.

La posición débil del movimiento obrero en Estados Unidos contribuye a alimentar la oposición de la AFL-CIO a la noción según la cual los Estados que contaminan más deberían ser quienes más reduzcan sus emisiones. En consecuencia, esta posición se difunde mucho más allá del movimiento sindical internacional. La AFL-CIO, por ejemplo, se opuso [43] al Protocolo de Kyoto en 1997 porque exigía reducciones más fuertes a los países más contaminantes y desde entonces, la organización apoyó constantemente [44] la posición del gobierno estadounidense según la cual no se debería exigir a los países ricos seguir las normas de reducción de emisiones a no ser que la misma exigencia se imponga también a los países pobres.

Las organizaciones ecologistas y el Green New Deal

Probablemente esto no se sabe por los medias, pero las organizaciones ecologistas están también divididas sobre el GND. Son muchas las que consideran que la propuesta es demasiado débil. Su lenguaje, dicen, autoriza siempre la extracción de las energías fósiles, su explotación, su explotación así como la expansión de la energía nuclear.

Después de todo, el GND no pretende reducir a cero las emisiones, sino a un eqivalente a cero (net zero). En otras palabnras, esto significa que las emisiones de dióxido de carbono podrán continuar el tiempo que el sistema de compensación se siga aplicando para permitir esas equivalencias. Aunque el comité de energía de la AFL-CIO asegure que el objetivo net zero va demasiado lejos, muchas organizaciones ecologistas critican [45] la incapacidad del GND para defender el objetivo de «cero emisiones». En realidad, el mismo objetivo de cero emisiones constituye un problema para algunos ecologistas, que señalan que la energía nuclear, a pesar de su carácter no renovable y su potencial devastador sobre el medioambiente, permanece como una forma de producción de energía con cero emisiones. Frente a esto, muchas organizaciones ecologistas defienden pasar a fuentes de energía que sean a la vez 100% renovables y sin ninguna emisión.

Igual que los sindicatos, estas organizaciones ecologistas radicales se quejan [46] de haber sido olvidadas en las discusiones para elaborar el GND y de no haber tenido la oportunidad [47] de defender la transición hacia las energías 100% renovables y que llaman [48] «100% descarbonizadas». Mientras llaman a una «transición justa», al igual que los sindicatos, su objetivo principal se concentra en los pueblos amerindios o las otras comunidades frontalmente afectadas por la extracción de energías fósiles y en quienes trabajan en esas industrias. Al diferencia de sus críticas contrarias al movimiento sindical, esta posición del movimiento ecologista no mereció la atención de los media de masas.

Entre los 600 firmantes de la carta [49], son muchos quienes perteneciendo a pequeñas organizaciones locales o vinculadas a una comunidad religiosa [50] hacen una crítica radical al GND. Algunas grandes organizaciones ecologistas como Sierra Club, el Consejo nacional para la defensa de los recursos y Fondos de defensa medioambiental, estan notoriamente ausentes entre las organizaciones signatarias. Otras como Greenpeace, Amigos de la Tierra, 350.org, el movimiento Sunrise, la red Rainforest Action, la red Indegenous Environmental, y Amazon Watch, sin embargo, firmaron. Igual que lo hizo la red sindical para la sostenibilidad, Labor Network Sustaintability, la voz más radical para apoyar la acción contra el cambio climático en el movimiento sindical.

La red Indigenous Environmental escribió [51]:

«Seguimos preocupados porque a menos que se hagan algunas modificaciones, el GND permitirá incentivar a las industrias, y los gobiernos seguiran siendo perjudiciales para las comunidades indígenas. Además, como lo repiten desde hace años nuestras comunidades que están en la línea de frente de la crisis climática, la forma más eficaz y directa de responder al problema consiste en dejar las energías fósiles bajo tierra. No debemos dejar ningún margen de maniobra a las industrias fósiles para que determinen el futuro económico y energético de este país. Mientras que el GND no sea mucho más explícita sobre esta demanda y no dé término a esas acciones nocivas, no podremos apoyar plenamente esta resolución».

Otras organizaciones como 350.org [52] dieron su apoyo a la GND a pesar de sus reservas.

Greenpeace la ensalzó [53] mostrándose prudente sobre el hecho de que «las industrias del petróleo, el gas y el carbón van a luchar con uñas y dientes mientras que continuarán contaminando la atmósfera. Para construir el futuro verde que queremos, la legislación federal también debe interrumpir todos los grandes proyectos de expansión petrolera, de gas o de carbón, como los oleoductos, gasoductos o nuevas perforaciones».

El futuro de la GND

A pesar de los desafíos provenientes tanto del movimiento sindical como del ecologista, de quienes se esperaba que fueran sus más ardientes defensores, por primera vez, la resolución GND de Markey y Ocasio-Cortez, permitió imponer un debate público profundo sobre qué podría ser una política climática justa y ambiciosa. Para las organizaciones ecologistas locales, los sindicatos, los agentes no gubernamentales, el congreso y los media, aunque los episodios de mucho calor se multipliquen [54], que el Ártico se derrita [55], que los episodios meteorológicos extremos aparezcan actualmente en las informaciones cotidianas [56], la cuestión de qué se debería hacer se ha impuesto como el tema principal y esto, justo de cara en la campaña presidencial de 2020 [57]. En el debate polñitico, se reconoce por primera vez la urgencia de la crisis climática y se pone en primer placo la discusión sobre cómo disminuir drásticamente las emisiones de carbono garantizando la justicia social . Esos son exactamente los debates que necesitamos en un momento en que cada cual se debe movilizar por el futuro de la civilización humana que, por primera vez en su historia, está puesta en cuestión.

7/08/2019

Notas:

[1] / http://www.dukeupress.edu/linked-labor-histories

[2] / https://www.nytimes.com/2019/07/24/world/europe/record-temperatures-heatwave.html

[3] / https://www.usnews.com/news/best-states/articles/2019-07-24/record-breaking-heat-fuels-alaska-wildfires

[4] / https://www.theguardian.com/world/2019/jul/09/glacial-melting-in-antarctica-may-become-irreversible

[5] / https://www.congress.gov/bill/116th-congress/house-resolution/109/text

[6] / https://www.vox.com/energy-and-environment/2019/4/22/18510518/green-new-deal-fox-news-poll

[7] / http://filesforprogress.org/memos/the_green_new_deal_is_popular.pdf

[8] / https://www.vox.com/energy-and-environment/2019/4/22/18510518/green-new-deal-fox-news-poll

[9] / https://twitter.com/realDonaldTrump/status/1094375749279248385

[10] / https://www.washingtonexaminer.com/news/unions-split-with-democrats-over-green-new-deal

[11] / https://www.foxnews.com/politics/big-labor-says-green-new-deal-will-cause-immediate-harm-to-millions-of-union-workers-in-letter

[12] / https://www.washingtonexaminer.com/policy/economy/afl-cio-opposes-green-new-deal

[13] / https://www.washingtonexaminer.com/policy/economy/afl-cio-opposes-green-new-deal

[14] / https://news.yahoo.com/afl-cio-green-deal-cause-170712186.html

[15] / https://www.washingtonpost.com/news/powerpost/paloma/the-energy-202/2019/03/14/the-energy-202-labor-opposition-to-green-new-deal-could-be-a-big-obstacle/5c89742e1b326b0f7f38f169/?noredirect=on&utm_term=.da831067ba05

[16] / https://www.washingtonexaminer.com/policy/economy/afl-cio-opposes-green-new-deal

[17] / https://twitter.com/SenJohnBarrasso/status/1105236370681982977

[18] / https://aflcio.org/scorecard/legislators/john-barrasso

[19] / https://twitter.com/SenJohnBarrasso/status/1105236370681982977

[20] / https://www.washingtonpost.com/politics/afl-cio-criticizes-green-new-deal-calling-it-not-achievable-or-realistic/2019/03/12/842784fe-44dd-11e9-aaf8-4512a6fe3439_story.html

[21] / https://www.washingtonexaminer.com/opinion/the-latest-opponent-of-the-green-new-deal-the-afl-cio

[22] / Nota de traducción. El LIUNA representa principalmente a trabajadores del sector de la construcción, del BTP y de la energía.

[23] / https://www.liuna.org/news/story/liuna-on-the-green-new-deal

[24] / http://www.ibew.org/Portals/22/IBEW%20Letters/2019/Markey.Ocasio-Cortez%20Letter.Climate.pdf?ver=2019-03-11-111951-970

[25] / https://www.congress.gov/bill/116th-congress/house-resolution/109/text

[26] / https://www.worldcoal.org/reducing-co2-emissions/carbon-capture-use-storage

[27] / https://energyfactor.exxonmobil.com/science-technology/stop-carbon-dioxide-emissions-power-plants/?utm_source=google&utm_medium=cpc&utm_campaign=XOM+%7C+Corp+%7C+ELH+%7C+Traffic+%7C+Non+Brand+%7C+Technology+%7C+Carbon+Capture+%7C+Exact&utm_content=Non+Brand+%7C+Carbon+%7C+Capture+%7C+2&utm_term=carbon+capture+and+storage&&gclid=EAIaIQobChMIi5T5o-XB4wIVDZSzCh1cVQeNEAAYASAAEgLhbPD_BwE&gclsrc=aw.ds

[28] / https://foe.org/news/2016-07-groups-decry-new-carbon-capture-subsidies/

[29] / https://rhg.com/research/preliminary-us-emissions-estimates-for-2018/

[30] / https://ourworldindata.org/co2-and-other-greenhouse-gas-emissions

[31] / https://www.nytimes.com/2019/01/08/climate/greenhouse-gas-emissions-increase.html

[32] / https://www.wri.org/blog/2014/11/6-graphs-explain-world-s-top-10-emitters

[33] / https://foe.org/news/environmentalists-call-afl-cio-support-green-new-deal/

[34] / https://aflcio.org/speeches/trumka-fight-climate-change-right-way

[35] / https://prospect.org/article/labor-champions-new-deal-clean-environment-and-good-jobs

[36] / http://www.seiu.org/2019/06/seiu-passes-resolution-in-support-of-green-new-deal

[37] / https://www.vox.com/first-person/2019/4/17/18410615/green-new-deal-flight-attendants-alexandria-ocasio-cortez-sara-nelson

[38] / NdT. Los «comités de empresa» estadounidenses son estructuras interprofesionales territoriales, que reúnen los sindicatos presentes en los diferentes sectores de actividad. Aunque presentan especificidades nacionales, son estructuras que pueden ser comparadas a las «Uniones locales»francesas.

[39] / https://www.dotnews.com/2019/ibew-chief-board-dems-green-new-deal

[40] / https://www.labor4sustainability.org/gnd-labor-endorsements/

[41] / https://www.bls.gov/news.release/union2.nr0.htm

[42] / https://www.nytimes.com/2011/01/22/business/22union.html

[43] / https://aflcio.org/about/leadership/statements/kyoto-protocol

[44] / http://unionsforenergydemocracy.org/wp-content/uploads/2014/09/TUED-working-paper-2.pdf

[45] / https://grist.org/article/the-green-new-deal-may-be-falling-short-on-its-environmental-justice-promise/

[46] / https://grist.org/article/600-environmental-orgs-say-this-is-what-they-want-in-a-green-new-deal/

[47] / https://grist.org/article/600-environmental-orgs-say-this-is-what-they-want-in-a-green-new-deal/

[48] / http://foe.org/wp-content/uploads/2019/01/Progressive-Climate-Leg-Sign-On-Letter-2.pdf

[49] / http://foe.org/wp-content/uploads/2019/01/Progressive-Climate-Leg-Sign-On-Letter-2.pdf

[50] / https://www.labor4sustainability.org/

[51] / http://www.ienearth.org/green-new-deal/

[52] / http://act.350.org/call/house-dems-support-a-green-new-deal/

[53] / http://engage.us.greenpeace.org/onlineactions/IWm7cxDGikWHoDF95CWaxg2

[54] / http://www.cnn.com/2017/06/19/world/killer-heat-waves-rising/index.html

[55] / http://www.smithsonianmag.com/smart-news/arctic-experiencing-its-worst-wildfire-season-record-180972749/

[56] / http://www.bbc.com/news/world-48785055

[57] / http://www.nytimes.com/2019/07/28/opinion/jay-inslee-donald-trump-climate-democratic-primary.html

Fuente: http://www.nationofchange.org/2019/08/07/jobs-the-environment-and-a-planet-in-crisis/

Traducción: viento sur