El poder suave es la habilidad de obtener lo que se quiere por medio de la atracción y no de la coacción, el Premio Nobel de la Paz de Obama representa la forma en que Estados Unidos trata retomar su primacía mundial por «otros medios» sin que ello implique algún compromiso por la Paz Mundial. […]
El poder suave es la habilidad de obtener lo que se quiere por medio de la atracción y no de la coacción, el Premio Nobel de la Paz de Obama representa la forma en que Estados Unidos trata retomar su primacía mundial por «otros medios» sin que ello implique algún compromiso por la Paz Mundial.
Tal como argumenta Joseph Nye -ideólogo de la Política Exterior estadounidense-, el poder suave «es la habilidad de obtener lo que se desea por medio de la atracción en lugar de la coacción», y «surge del atractivo de la cultura de un país, sus ideales políticos y sus políticas», con el objetivo de legitimar su actuación, en este caso la estadounidense.
Actualmente, Estados Unidos se encuentra en una situación de fracaso estratégico, tanto por sus aventuras bélicas en Medio Oriente y la lucha solapada contra las drogas en América Latina, la crisis financiera mundial que lo presentan como el país con la deuda externa más grande del mundo, superando incluso la del resto de los países unidos, así como el desastre militar y económico que ha implicado la «guerra contra el terrorismo».
Los centros de pensamiento estadounidenses se han percatado desde el 2007 de que Estados Unidos no puede sostener su hegemonía solamente con el poder militar (poder duro), tal como creyeron Bush y su equipo neoconservador, llevando la guerra en nombre de Dios y con el movimiento de dólares que generaba para las industrias bélicas. Este tipo de estrategia ha estado socavando el poder y la influencia cultural en el resto del mundo, promoviendo un «antiamericanismo» como ellos mismo lo catalogan.
Ante ello ha sido necesario renovar su perfil de Política Exterior y Barack Obama ha venido a representar para Estados Unidos la vía para reafirmar sus ideales, siempre considerando el claro mensaje de John Saxe-Fernández de que «una cosa es la imagen de un afroamericano que llega a la Presidencia de EE.UU. y el carisma que tenga, y otra cosa es la sustancia», y la sustancia es la misma que la de George W. Bush.
La sustancia es la misma por cuanto los ataques en Medio Oriente continúan a pesar de sus declaraciones de salida, pues de la misma forma firmó un Decreto para el cierre de Guantánamo pero en declaraciones posteriores postergó el embargo económico «por un año más», además del aumento sistemático en el presupuesto de defensa y del presupuesto para la lucha contra las drogas en América Latina (caso de la Iniciativa Mérida y las conocidas Cumbres de Tuxtla) y el mismo aumento de las bases militares en América Latina (como las de Colombia). El mensaje es el mismo.
El Premio Nobel representa un éxito a nivel de diplomacia pública y de atracción cultural, pues a la vez que oculta el mensaje de que la guerra no va acabar, lanza el mensaje de que Estados Unidos representa el cambio, la democracia, la libertad y los derechos humanos, y por ende es la vía a seguir por los países y es un claro mensaje para los jóvenes del mundo que tanto han repudiado las políticas de su predecesor.
Estados Unidos comprendió que ha fracasado sin el apoyo de las Naciones Unidas y sin el apoyo de la opinión pública, por tanto su retórica qu tiende a recuperar el multilateralismo, lejos de representar el altruismo político es una muestra de su debilidad, pues su incapacidad de imponer sus intereses a escala planetaria está claramente demostrada.
El mensaje es que las políticas imperialistas no se detendrán, por el contrario, a diferencia de Bush continuará la política guerrerista sin embargo complementada con una estrategia de poder suave, es decir de legitimar la actuación estadounidense con los más altos valores occidentales, y con el mensaje orwelliano de que Guerra es Paz, así como el Premio Nobel.
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Marco Vinicio Méndez Coto. Br. Relaciones Internacionales Universidad Nacional de Costa Rica. Investigador asociado al Proyecto Geoestrategia Latinoamericana del Instituto de Estudios Latinoamericanos UNA-CR.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.