Rodeado de terroristas desde su infancia, yerno del patrocinador de la campaña de terrorismo desencadenada contra Cuba en 1997, principal arquitecta político de la puesta en libertad del terrorista internacional Luis Posada Carriles, el congresista cubanoamericano Robert «Bob» Menéndez encabeza ahora un grupo de senadores estadounidenses que ensañan al Gobierno británico por la liberación de […]
Rodeado de terroristas desde su infancia, yerno del patrocinador de la campaña de terrorismo desencadenada contra Cuba en 1997, principal arquitecta político de la puesta en libertad del terrorista internacional Luis Posada Carriles, el congresista cubanoamericano Robert «Bob» Menéndez encabeza ahora un grupo de senadores estadounidenses que ensañan al Gobierno británico por la liberación de un presunto terrorista libio.
Menéndez encabeza un grupo de senadores demócratas que exigen de Londrez más detalles sobre el caso del libio Abdel Basset al-Megrahi, condenado a cadena perpetua por el atentado contra un avión de pasajeros sobre la localidad escocesa de Lockerbie en 1988, y luego entregado a su país.
Aprovechando el impacto mediático del desastre ecológico del Golfo de México con la implicación de la British Petroleum, los congresistas estadounidenses han enviado al ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, una carta donde afirman que la petrolera británicainfluyó en la decisión de las autoridades de poner en libertad a al-Megrahi.
Bob Menéndez, y sus colegas Kirsten Gillibrand, Frank Lautenberg, y Charles Schumer piden «más detalles» sobre las decisiones y hechos en torno a la liberación del acusado ocurrida en agosto de 2009 por razones humanitarias.
Al-Megrahi, de 58 años, único condenado en el caso del avión de la desaparecida aerolínea Pan Am sobre Lockerbie, en diciembre de 1988, padecía un cáncer de próstata.
Con su acostumbrada prepotencia, los políticos norteamericanos se dicen «decepcionados» de que el Gobierno británico haya rechazado «comparecer» ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos.
TERRORISMO Y GANSTERISMO
Menèndez es famoso por haber sido alcalde de Union City, ciudad vecina de Nueva York, que administró al estilo del Far-West a partir de 1986. Gracias a su administración mafiosa, la localidad se confirmó como paraíso del juego, del racketeering, de la extorsión, del fraude y de la prostitución.
Hubo quien comparó entonces a New Jersey a la Cuba de Meyer Lansky por constituir un enclave del crimen donde cualquier funcionario e incluso cualquier oficial de la policía tenía su precio.
Sus lazos con el terrorismo han también recorrido los titulares. Entre otros grandes momentos de su carrera, en abril 2006 se apareció en Ginebra para atacar a Cuba ante la Comisión de los Derechos Humanos con su ayudante personal José Manuel Álvarez, cuya pertenencia a la organización terrorista Abdala – de la cual era fundador – es bien documentada.
De Álvarez, se sabe de su complicidad con el asesinato del diplomático cubano Felix García, baleado en plena calle en Nueva York por el sicario loco de Omega 7, Pedro Remón.
En Ginebra, lo acompaño también Alfredo Chumaceiro, «vedette» del terrorista Movimiento Nacionalista Cubano (MNC), responsable del asesinato el martes 21 de septiembre de 1976, en Washington, del ex canciller chileno Orlando Letelier, y su secretaria norteamericana de 26 años, Ronni Moffitt.
Sin embrago, el respetado investigador cubano José Luis Méndez acaba de desempolvar de los archivos otros elementos que completan de manera elocuente el retrato del politiquero cubanoamericano.
Revela el especialista desconocidos vínculos personales entre Menéndez y Arnaldo Monzón Placencia, el industrial de Nueva Jersey quién fue el iniciador y financista de la operación terrorista que sacudo a La Habana en 1997 y que provocó la muerte, en uno de los atentados, del joven italiano Fabio DiCelmo.
Así uno descubre cómo el hoy fallecido Monzón lo apadrino desde que tenía 17 años, le enseño el español que no dominaba y lo orientó hacia una carrera política, financiando sus campañas.
Curiosamente, Monzón se convirtió en suegro de Bob Menéndez después de un affaire amorosa, revela Méndez Méndez.
En su campaña contra Gran Bretaña, el senador demócrata no señala como su padrino Monzón aportó 25 000 dólares a la campaña terrorista de La Habana ejecutada, bajo sus orientaciones directas, por Luis Posada Carriles, terrorista formado por la CIA, y realizada con el total apoyo de la Fundación Nacional Cubano Americana cuyo capitulo de Nueva Jersey dominaba.
Ni como este mismo Posada Carriles fue, con Orlando Bosch, otro terrorista privilegiado por la justicia estadounidense, responsable en 1976 de la destrucción en vuelo de un avión civil cubano que provocó la muerte de 73 personas.
¿Se recordará Menéndez cómo en estos mismos días de la tragedia que aplaudió al lado su padrino Monzón, hacía campaña a favor de William Musto, el alcalde gangster de Union City, su otro mentor que traicionará más tarde para «tumbarle» el puesto?
¿Ya se ha olvidado que, desde el propio Congreso, él mismo dirigió las maniobras para lograr la puesta en libertad de Posada, con la complicidad de otro socio suyo, el asesor jurídico Guillermo Hernández?
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