Según varios estudios y análisis, los servicios de abastecimiento de agua de los Estados Unidos son comparables a los de las regiones más desfavorecidas del mundo. El deterioro de la infraestructura, la contaminación de las aguas subterráneas y las reservas naturales, así como el fuerte aumento del precio del agua ponen en peligro la vida de varios millones de personas.
Al menos 30 millones de ciudadanos estadounidenses viven en áreas donde el agua no respeta las normas de salubridad. Y más de 2 millones de hogares no tienen acceso al agua corriente, según las cifras de la Agencia de Protección Ambiental publicadas a principios de 2020 (1). ¿Cómo es posible una situación así en el país más rico del mundo?
Las redes de distribución de agua en los Estados Unidos han sido abandonadas en gran parte al abandono por los poderes públicos durante varias décadas. Fueron construidas en el período de posguerra y la mayor parte de la infraestructura de alcantarillado y de tratamiento de aguas servidas está ahora en mal estado, envenenando lentamente a la población. En un momento en que en los Estados Unidos hay casi 3 millones de casos de coronavirus y más de 130.000 muertes, la inminente crisis del agua podría afectar a todo el país a largo plazo, permitiendo al mismo tiempo que el virus siga devastando el país.
Tras una evaluación a nivel nacional de la infraestructura de tratamiento de aguas residuales y aguas servidas en 2017, la Asociación estadounidense de ingenieros civiles le atribuyó una nota de «D» a todo el sistema de agua. Una mala calificación en una escala que va de la A a la E y que refleja las deficiencias del suministro de agua en los Estados Unidos. Desde la década de 1970, el respaldo federal para el mantenimiento de la infraestructura y los servicios de agua ha disminuido casi a la mitad. Ello ha dado lugar a una drástica sangría financiera de las autoridades locales, las que a veces han utilizado medios fraudulentos para obtener algunos ahorros en el mantenimiento de las redes de agua.
Los precios del agua aumentaron un 80% entre 2010 y 2018
En la ciudad de Flint, Michigan, los habitantes siguen pagando el precio de la voracidad de sus representantes. Hace seis años, el gobernador de Michigan había decidido hacer que el río local fuera el suministro de agua de la ciudad. Esta decisión fue dictada por el deseo de eludir los tributos exigidos por la ciudad de Detroit, el principal proveedor de agua a las colectividades de los alrededores. Tras la aparición de varios casos de enfermedades infecciosas y neurológicas entre la población, varias investigaciones mostraron que las pruebas utilizadas para garantizar la seguridad del agua habían sido realizadas a la ligera, y que el río Flint estaba en realidad altamente contaminado con plomo debido a la erosión de las infraestructuras.
Este escándalo sanitario fue mediatizado y terminó con la condena de varios funcionarios estatales y locales. Sin embargo, la ciudad de Flint no es un caso aislado. Ya en 2016, una investigación del diario The Guardian demostró que más de 30 ciudades estadounidenses habían utilizado los mismos métodos fraudulentos para analizar el agua distribuida en su territorio.
Sin poder contar con la ayuda federal, las autoridades locales dependen de los tributos de los residentes para financiar el mantenimiento de las redes. Por lo tanto, para poder realizar los trabajos de modernización, muchos municipios han aumentado los impuestos sobre los servicios de agua. Una encuesta publicada en junio por The Guardian y por la asociación de consumidores Consumer Reports, señala que los impuestos sobre el agua y el tratamiento de aguas residuales aumentaron en un 80% entre 2010 y 2018 (2). En Austin, por ejemplo, la capital de Texas, el precio del agua aumentó en un 154%. Los habitantes tienen que pagar ahora facturas anuales que superan a menudo los 1400 dólares, el equivalente de más de 100 euros por mes. (3)
Según la asociación Circle of Blue, el aumento de las tarifas del agua no es un fenómeno limitado a las ciudades y a los estados rurales. Al menos 30 de las más grandes ciudades de los Estados Unidos se ven afectadas por esos aumentos, que amenazan directamente a las clases medias y trabajadoras. (4) En la ciudad de Flint, donde el agua «potable» está todavía contaminada con plomo, la ciudad corta regularmente el agua a las familias en dificultades. En 2017, casi 8.000 hogares que no podían pagar sus facturas fueron simplemente privados de agua corriente.
Infraestructuras para el petróleo, pero no para el agua
Los organismos e instituciones encargados de la supervisión del agua son formales: los Estados Unidos deben invertir en un plan de emergencia para mejorar las redes de agua y adaptarlas a los diferentes riesgos y al cambio climático. A pesar de las advertencias e investigaciones, el gobierno federal se concentra cada vez más en las políticas de desregulación y de extractivismo. El 1 de junio, la administración Trump enmendó la Ley de Agua Limpia -un decreto para la protección del agua potable- con el objetivo de permitir el lanzamiento de la construcción de varios oleoductos, perforaciónes, y de extracción minera y de petróleo en el país. Estos procesos contribuyen activamente a la contaminación del agua y del suelo. Sin una regulación política, California y Nuevo México -amenazados tanto por las sequías e incendios como por la perforación petrolera y la extracción de uranio- podrían ser los primeros estados en enfrentarse a una verdadera escasez de agua dentro de 20 o 30 años, advierte el Instituto de Investigaciones sobre el agua.
Mary Grant, investigadora medioambiental de la Universidad de Duke y activista de Food and Water Watch, declaró a The Guardian: «La crisis del agua está amenazando a todo el país. La magnitud de la crisis requiere modificaciones fundamentales en los sistemas y redes de agua. El agua no debe ser tratada como una mercancía o un lujo que beneficie solamente a los más ricos».
* Solani Bourébi, periodista independiente en Basta Média. Egresada de la Sorbona en periodismo cultural, información y comunicación.
Notas
1) Cifras de la Environmental Protection Agency publicadas en Time, https://time.com/longform/clean-water-access-united-states/
2) Ver el portal de Consumer Reports, https://www.consumerreports.org/personal-finance/millions-of-americans-cant-afford-water-as-bills-rise-80-percent-in-a-decade/
3) Ver artículo de Guardian, https://www.theguardian.com/us-news/2020/jun/23/millions-of-americans-cant-afford-water-bills-rise
4) Informe publicado en el portal Vox, https://www.vox.com/science-and-health/2017/5/19/15477702/map-30-us-cities-water-price
Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa
Artículo original publicado en Basta!: https://www.bastamag.net