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La protuberancia en la espalda de Bush

¿Era una arruga en la chaqueta o un salvavidas para ayudarle a responder?

Fuentes: CounterPunch

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

El mejor argumento de que el presidente George Bush estaba probablemente ‘conectado’ para recibir ayuda durante los tres debates presidencial es la reacción de la Casa Blanca ante la acusación.

La primera reacción, por supuesto, fue nula. Fui el primer reportero que preguntó a la Casa Blanca por el bulto claramente visible sobre su espalda durante el primer debate en Miami, y simplemente me ignoraron. Repetidos llamados de Salon tanto a la oficina de prensa de la Casa Blanca como a la oficina de relaciones públicas de la campaña de Bush no recibieron respuesta. En realidad, lo que solía ocurrir es que yo llamaba a la oficina de relaciones públicas, decía que era de Salon, me preguntaban con quién quería hablar, y entonces, cuando me preguntaban de qué tema quería hablar, me decían, después de una cierta demora, que el encargado de prensa respectivo había «salido a arreglar algo». Al New York Times, cuando investigó la primera historia de Salon con su propio llamado a la campaña de Bush, le dijeron primero que la foto que circulaba ampliamente en la red había sido ‘falsificada’.

Sólo más tarde, cuando se señaló que el bulto era visible en el material vídeo original, la campaña Bush volvió a la segunda explicación: la protuberancia era una arruga, o mejor dicho un ‘pliegue’.

Esta excusa es obviamente absurda, como Salon aclaró en su segundo artículo, que mostró una protuberancia inconfundible en la misma área de la chaqueta del presidente durante el segundo debate en St. Louis, y en una foto de Bush en su rancho, en el que tenía un bulto por debajo de su camiseta que se veía extraordinariamente parecido al que había debajo de su chaqueta durante los debates primero y tercero.

Cuando la campaña Bush terminó por responder, a través de Reed Dickens, fue para denegar rotundamente que Bush haya tenido algo puesto, incluyendo una conexión – una afirmación evidentemente absurda e inverosímil que sólo provoca la pregunta: ¿por qué no puede admitir el presidente que tiene algo sobre su espalda?

Probablemente no se sabrá nada seguro de lo que era el bulto hasta meses (tal vez años) después de que los debates hayan pasado a la historia, cuando alguien – como ocurre siempre – levante la liebre en una memoria o una filtración, pero lo importante no es tanto lo que era sino la reacción de la campaña Bush, y lo que ha sido hasta ahora la reacción de los medios dominantes.

Evidentemente, si el presidente recibía ayuda secreta para sus respuestas durante los debates – sea con hechos, textos, o simplemente con claves para ayudarle a elegir de una lista de respuestas previamente memorizadas a preguntas que se le estaban haciendo (lo que sospecho es lo más probable, considerando la naturaleza acartonada de algunas de sus repetitivas respuestas) – hubo una forma de engaño. En este caso, se habría engañado al público espectador y votante, ya que el objeto de los debates era que la gente observara y comparara cómo los dos candidatos se comparaban bajo presión, por sí solos. Obviamente también, es un tema importante, y es algo que las cadenas de televisión, en particular, están idealmente posicionadas para responder. CNN, MSNBC y las cuatro cadenas tienen todas considerables archivos de grabaciones vídeo de las apariciones de Bush durante los años, y un equipo de investigadores capaz de estudiar esas cintas buscando más evidencia de auriculares, transmisores-receptores y cables de inducción. Hasta ahora ninguna de ellas ha mostrado algún interés en hacerlo, abandonando a los programas de entrevistas por la tarde y a Comedy Central la única reacción televisada sobre el tema.

A fin de cuentas, podrá ser que esto resulte ser el aspecto más dañino de esta historia para la campaña Bush y su campaña de silencio: el ridículo público.

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Dave Lindorff es autor de «Killing Time: an Investigation into the Death Row Case of Mumia Abu-Jamal». Su nuevo libro de columnas de CounterPunch intitulado «This Can’t be Happening!» es publicado por Common Courage Press. Se puede encontrar información sobre ambos libros y otros trabajos de Lindorff en: www.thiscantbehappening.net.

Su correo es: [email protected]

http://www.counterpunch.org/lindorff10162004.html