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La Revolución Egipcia

Es algo estupendo

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Estoy mirando la cobertura en vivo de la revolución egipcia en Al-Jazeera TV. El Cairo está repleto de cientos de miles de personas, que desafían el toque de queda, lanzando piedras a la policía. Las imágenes recuerdan a la juventud palestina en sus Intifadas. La central del Partido Nacional Democrático está en llamas. El centro de Suez ha sido tomado por la gente, dos comisarías incendiadas. Las fuerzas de seguridad han aparecido en masa y disparan contra las multitudes. Pero la gente ha perdido el miedo.

Los periodistas y comentaristas en Al-Jazeera y otros canales no tienen otra alternativa que señalar que el presidente egipcio Hosni Mubarak es ampliamente odiado, y que los que están en las calles buscan libertad de una dictadura. Pero siguen diciendo «la situación se empeora».

¿Empeora?

Pienso en la respuesta de Mao Zedong a los críticos de la rebelión campesina en China en 1927. Señaló que «incluso gente progresista» vio los levantamientos como «terribles». «Pero no es terrible», declaró. «Es cualquier cosa pero no ‘terrible’. ¡Es estupendo!»

Al mirar la cobertura en vivo, veo al pueblo de Egipto, fastidiado de la opresión, e inspirado por la revolución en Túnez, hace algo extremadamente estupendo. Es inspirador. Es profundamente esperanzador.

La línea del gobierno de Obama (como la resumió Joe Biden, entrevistado por Jim Lehrer en PBS), puede ser resumida como sigue: Los egipcios tienen derecho a protestar. Muchos son de clase media, con preocupaciones legítimas. Pero no debiéramos referirnos a Mubarak como dictador. No es el momento para que se vaya. Ha sido un aliado crucial de EE.UU. e Israel, y en el «proceso de paz de Medio Oriente» y la Guerra contra el Terror, Egipto es diferente de Túnez, y sería ir «demasiado lejos» sugerir que se trata de una tendencia. EE.UU. debería alentar a los que protestan y a Mubarak para que hablen. Todos debieran evitar la violencia.»

Los medios de info-entretenimiento dominantes pueden ser resumidos como sigue: La «intranquilidad» en Egipto coloca a EE.UU. en una posición difícil. Por un lado Mubarak ha favorecido los «intereses nacionales» de EE.UU. y sido el único aliado árabe de Israel. (Siempre se supone que las dos cosas están estrechamente vinculadas; nunca se cuestiona la noción de que un dirigente árabe sea amigo de EE.UU. siempre que bese el trasero de Israel.) Por otra parte, funcionarios estadounidenses han dicho durante años que Medio Oriente necesita «reforma democrática».

Esto compromete a EE.UU., se nos dice. EE.UU. enfrenta un «dilema». Los presentadores presentan a EE.UU. como una especie de víctima en esta situación. (¿No es terrible, implican, que el pueblo egipcio por su militancia a favor de ideales supuestamente estadounidenses trate de derrocar al mejor amigo de EE.UU. en el mundo árabe? ¡Qué dolor de cabeza nos causa!

Me parece que como sea se trata de otro de esos casos en los cuales hay que pagar por sus propias acciones.

EE.UU. ha apoyado a Mubarak sobre todo por su posición hacia Israel. (Los medios dominantes hablan de él como «aliado» de Israel.) No es realmente porque haya sido un «socio en el proceso de paz» – porque no existe un verdadero proceso de paz. La ininterrumpida actividad en los asentamientos israelíes en tierra palestina apoyada por el Lobby en EE.UU. lo ha asegurado.

Documentos de WikiLeaks indican que Mubarak ha estado satisfecho de que el «proceso» tarde indefinidamente para poder presentarse como el mediador árabe vital, mientras recibe dos mil millones de dólares al año en ayuda militar de EE.UU. Pero los palestinos lo odian por cooperar con la satanización de Hamás, democráticamente elegido, y por el embargo impuesto a Gaza. Y los egipcios lo odian por, entre muchas otras cosas, traicionar a sus hermanos y hermanas palestinos.

En su lugar, EE.UU. ha apoyado a Mubarak porque ha suministrado una hoja de parra para el apoyo inequívoco a Israel que EE.UU. ha asegurado durante décadas. Diplomáticos de EE.UU. han expresado, como revela WikiLeaks, preocupación de que el dictador pueda enfrentar algunos problemas por su tratamiento de «mano dura» de los disidentes. Pero no se trata de un asunto de indignación moral, o de preocupación por las vidas de egipcios. No es nada más que una expresión de preocupación de que ese régimen fascista ponga en peligro su capacidad de ayudar a la política estadounidense-israelí en la región y mantener abierto el Canal de Suez.

Y ahora ese régimen brutal ha provocado una explosión. La reacción de funcionarios estadounidenses y comentaristas políticas es: «Nunca esperamos algo semejante».

Bueno, ¡qué sorpresa! (Esos individuos también fueron sorprendidos por la Revolución Iraní de 1979. ¿No entienden que la gente termina por defenderse?)

Pienso en ese viejo poema de Langston Hughes:

    ¿Qué pasa con un sueño postergado?

    ¿Se seca

    como una pasa bajo el sol?

¿O supura como una llaga-

y luego escapa?

¿Hiede como carne podrida?

¿O se encostra y cubre de azúcar-

como un dulce acaramelado?

Tal vez sólo se comba

como una carga pesada.

¿O estalla?

Egipto estalla. Los sueños postergados del mundo árabe estallan. E incluso los medios corporativos reconocen que la gente está alborozada (mientras advierten que es posible que nada de esto tenga lugar en «nuestro interés»). Pero para la gente con un cierto sentido moral, preocupada por la felicidad de la humanidad en general, ¿no es algo totalmente estupendo?

Al-Jazeera muestra a los espectadores cómo los responsables de EE.UU. cambian el tono de sus comentarios, apartándose cada vez más cada día del apoyo a Mubarak. Reiteran con cada vez más énfasis que los manifestantes ciertamente tienen legitimidad. (¿Acaban de entenderlo esas personas?) ¡Qué descarado oportunismo!

Obama, como siempre un oportunista centrista que quiere ser amigo de todo el mundo, quiere ser amigo del pueblo egipcio. Lo mostró en el Cairo en 2009. En su celebrado discurso al mundo musulmán lanzó pomposamente por una parte perogrulladas sobre la aceptación estadounidense del Islam y por la otra insultó la inteligencia de todos al calificar la invasión de Afganistán de «guerra por necesidad». Describió (con exactitud) el cruel ataque contra Iraq como una «guerra por elección», pero no dijo nada sobre cómo los responsables por un crimen semejante debieran ser castigados. No apoya ninguna investigación sobre cómo sionistas neoconservadores en el gobierno de su predecesor falsificaron una justificación para una guerra que ha matado a cientos de miles de árabes.

Su verdadero mensaje es: EE.UU. puede mentir y matar, y luego presentarse como un ejemplo moral (tal vez excusándose ligeramente cuando los crímenes son sacados embarazosamente a la luz). A pesar de todo, se supone que la gente en el mundo comprenda que su alineación con EE.UU. es su mejor esperanza.

Y ahora Obama quiere lo mejor de ambas cosas: una continua asociación con Mubarak (si sobrevive), y una mano ofrecida al pueblo de Egipto, contaminada por tantos otros apretones de mano con otros tantos dictadores.

Los manifestantes se dan cuenta de que las granadas lacrimógenas en la calle están marcadas «Made in USA». ¿Qué quieren que piensen? ¿Quién alienta realmente sus sueños? ¿Quién los ha llevado a postergarlos, una década tras la otra? Es el mismo enemigo que ha causado la postergación de tantos sueños en este país y en todo el mundo.

Aprendí a decir shukran [gracias] en el Cairo. A mis amigos en ese país, empeñados en esa estupenda, estupenda batalla, lo digo ahora.

Shukran, shukran por inspirar al mundo, al mostrar que otro mundo puede ser posible.

Gary Leupp es profesor de historia en la Universidad Tufts, y profesor adjunto de Religión Comparativa. Es autor de «Servants, Shophands and Laborers in the Cities of Tokugawa Japan»; «Male Colors: The Construction of Homosexuality in Tokugawa Japan»; e «Interracial Intimacy in Japan: Western Men and Japanese Women, 1543-1900». También colaboró con la despiadada crónica de CounterPunch sobre las guerras en Iraq, Afganistán y Yugoslavia: «Imperial Crusades.» Para contactos escriba a: [email protected]

Fuente: http://www.counterpunch.org/leupp01282011.html