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Escupir para arriba

Fuentes: CuabAhora

Hace unas pocas semanas el Secretario de Justicia de EE.UU. y el director del FBI realizaban una conferencia de prensa conjunta para acusar a Irán de contratar narcotraficantes mexicanos con el objetivo de atentar contra los embajadores de Israel y Arabia Saudita en Washington. Según lo declarado entonces por las autoridades norteamericanas, un iraní se […]

Hace unas pocas semanas el Secretario de Justicia de EE.UU. y el director del FBI realizaban una conferencia de prensa conjunta para acusar a Irán de contratar narcotraficantes mexicanos con el objetivo de atentar contra los embajadores de Israel y Arabia Saudita en Washington.

Según lo declarado entonces por las autoridades norteamericanas, un iraní se puso en contacto con un agente secreto informante de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), miembro de un cártel de narcotraficantes en México, y prometió un millón y medio de dólares por asesinar al embajador saudí. El gobierno de Irán calificó de ridículas las acusaciones y acusó a Washington de incrementar su escalada en la guerra sicológica contra la nación persa y de intentar desviar la atención de los estadounidenses sobre sus problemas internos.

La prueba enarbolada contra Irán por EE.UU. era el testimonio del mexicano -agente CS-1 de la DEA- que supuestamente habría recibido dos giros bancarios de 49 000 dólares desde Irán. Pero ahora esas cifras parecen ser una bicoca al lado de los millones de dólares que, según el diario The New York Times ha publicado este domingo, la DEA entrega a los narcotraficantes mexicanos en operaciones de lavado de dinero.

«Las actividades de alto riesgo levantan preguntas delicadas sobre la efectividad de la DEA para atrapar a los capos, subraya las preocupaciones diplomáticas sobre la soberanía mexicana, y opaca la línea entre la supervisión y facilitar las actividades criminales», dice en primera plana el influyente diario neoyorquino y añade que los agentes estadunidenses depositan el dinero en las cuentas bancarias que les indican los propios narcotraficantes o en otras creadas por las autoridades del gobierno de Barack Obama, cuyo Departamento de Justicia ha autorizado a la DEA a lavar hasta 10 millones de dólares. La pretensión es detectar e identificar las estrategias que usan los narcotraficantes para lavar dinero pero el resultado es que «agentes estadunidenses transportan el dinero en efectivo en vuelos gubernamentales para depositarlo en cuentas bancarias de los narcotraficantes en Estados Unidos para luego, por medio de giros electrónicos, enviarlo a las compañías que proveen bienes y servicios a los cárteles», algo que como señala el mismo diario hace dudar de su efectividad.

Aunque los agentes entrevistados por el periódico en condición de anonimato rechazaron comparar el lavado de dinero con la operación «Rápido y furioso», en la que la DEA facilitó el tráfico ilegal de armas a México que introdujo más 2 mil 500 armas en territorio azteca para ser puestas en manos de narcotraficantes, es inevitable la asociación entre una cosa y otra. Estados Unidos no sólo arma a los narcotraficantes sino que les suministra el dinero y con ello bienes y servicios, todo lo cual redunda en la capacidad de los cárteles para ejecutar la violencia que todos los años cobra la vida de decenas de miles de mexicanos y ciudadanos de otros países.

Ahora sólo queda esperar la nueva conferencia de prensa del Departamento de Justicia y el FBI para explicarnos cómo la DEA financia y arma a los narcotraficantes que bañan de sangre el suelo de México -en una actividad delictiva que por su cercanía puede afectar también las vidas de ciudadanos norteamericanos- mientras ellos se entretienen con dudosas historias que buscan justificar nuevas guerras a miles de kilómetros de casa y emiten listas descalificando países que, según su opinión, no combaten suficientemente el narcotráfico. (Publicado en CubAhora)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.