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Combatir la piratería en Somalia sin ser somalí es de hecho una ilegalidad y un amago de recolonización de África

España, Somalia y la recolonización de África

Fuentes: Rebelión

El 2 de junio de 2008, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó una Resolución que exhortaba a los Estados para que cooperen en la persecución de personas responsables de actos de piratería en las costas de Somalia. Ya dijimos en anteriores entregas que Somalia se encuentra a merced de los rapaces intereses internacionales […]

El 2 de junio de 2008, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó una Resolución que exhortaba a los Estados para que cooperen en la persecución de personas responsables de actos de piratería en las costas de Somalia. Ya dijimos en anteriores entregas que Somalia se encuentra a merced de los rapaces intereses internacionales y que la piratería no es más que la consecuencia de una piratería mucho mayor llevada a cabo sobre los despojos de las cuatro somalias. En diciembre de 2008 la Unión Europea aprueba las acciones militares comunes en una operación conjunta denominada «Atalanta». Dicha operación especifica que los buques de guerra de los estados de la Unión Europea, patrullarán las aguas territoriales de Somalia, hasta 500 millas mar adentro. Para rebajar la carga colonialista de esta operación se explicita que se trata en primer término de proteger los suministros a la población somalí del Programa Mundial de Alimentos, pero todos los somalíes, incluso los niños saben que el objetivo de «Atalanta» es escoltar los buques que transitan por sus aguas, llenos de petróleo del Golfo Pérsico y todo tipo de mercancías asiáticas sin pagar aranceles de ninguna clase. Porque tal y como afirmó la ministra española de pesca.

Desde entonces, y junto con la operación «Libertad Duradera» de Estados Unidos, se han producido cierto número de detenciones de supuestos piratas que en determinados casos están siendo juzgados en los estados implicados en este verdadero asalto de Somalia. Hay que decir en primer término que los acuerdos adoptados por la Unión Europea y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, son un despropósito legal bajo cualquier precepto que se quiera aplicar. Si bien se dice que Somalia acepta la implicación de terceros en la «Defensa de sus Costas», la realidad es bien distinta puesto que la Somalia que ha firmó estos acuerdos estaba compuesta por una exigua minoría pro-occidental que no representaba prácticamente a nadie en el país y no controlaba siquiera un 5% de su territorio. España por su parte, se ha metido en un embrollo legal descomunal que la sociedad española no merece ni debería consentir, intentando colaborar en esta política carroñera. Tal y como han relatado los medios de comunicación el miércoles 6 del presente mayo, el navío Español «Marqués de la Ensenada» en sus funciones de policía sancionadas por Naciones Unidas y la Unión Europea, rescató del mar, como es su obligación, y detuvo como no debería hacer, a un grupo de siete náufragos presuntos piratas que se dice intentaban asaltar un buque de bandera panameña.

Conocidos los hechos el Juez Fernando Andreu de la Audiencia Nacional española se encontró con que su orden de detención chocaba con las indicaciones de la Fiscalía General del Estado que le permitían en virtud de un extraño acuerdo de la Unión Europea colgarle el muerto de juzgar a los presuntos piratas a un tercer estado como Kenia, pero esta solución no deja de ser otra forma de embrollar aún más el galimatías legal, algo parecido a lo que está haciendo Estados Unidos con los presos de Guantánamo, así que el Juez Andreu con un excelente criterio que escasea en estos días de ocupaciones militares ilegales, dictó la inmediata liberación de los, llamémoslos «retenidos», pues detenido sólo se puede ser bajo justa Ley. Ya lo había dicho en los días anteriores el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Dívar, cuando instaba a reformar algunos aspectos de la regulación de la jurisdicción universal. «No nos podemos convertir en los gendarmes judiciales del mundo» para no estar España en un «conflicto diplomático diario». Esta es la cuestión clave, en un sistema como el actual, todo esta pensado para respetar la soberanía de los Estados para juzgar a sus ciudadanos, se han establecido respetables excepciones para casos de genocido y similares, pero la piratería parece una excusa bastante pobre como para andar secuestrando ex-pescadores somalíes. Finalmente, una especie de Guantánamo flotante vagó por las aguas del Índico para dejar su escabrosa carga humana en Kenia, con un total de catorce presuntos piratas más, que han ocasionado un enorme dolor de cabeza a Carmen Chacón, ministra de defensa Española y puesto en peligro de anatema legal a todos los ciudadanos españoles, mejor hubierna hecho como Portugal que es consciente de que no se puede detener a nadie en esas circunstancias. Si no se está intentando recolonizar Somalia por estas estratagemas, es algo que nos permitimos dudar.

Tras la fallida operación de Naciones Unidas en 1992 por el colapso generado por los caprichosos intereses internacionales de Estados Unidos en la región, se hizo evidente que los somalíes no permitían la manipulación de su política interna, otro tanto sucedió en la denominada Segunda Batalla de Mogadiscio en 2006. La otrora odiada Unión de Cortes Islámicas que le estropeó los planes Etíopes a Estados Unidos en 2006 gobierna ahora en medio de las más absoluta zozobra bajo el liderazgo de Sharif Sheikh Ahmed por renuncia del anterior gabinete liderado por Abdulahi Yusuf Ahmed a finales de 2008. Es evidente que los Tribunales Islámicos no han sido del agrado de Occidente, en especial Estados Unidos y esta antipatía forzada no ha hecho sino condenar a la población de este magnífico país a la prolongación del caos, ¿y al final para que?, para nada, pues finalmente supuestamente gobiernan, claro que bajo ciertas directrices del norte los despojos de Mogadiscio, sin embargo nunca podrán hacerlo sobre la totalidad del país como occidente quiere. Esta manía hacia las Cortes Islámicas es sorprendente, los Somalíes eran bastante menos radicalmente islámicos que los gobiernos de estados como Arabia Saudita, Yemen o Kuwait que sí tienen el beneplácito de Estados Unidos y de Europa a pesar de sus atropellos constantes a los Derechos Humanos, pero tanta manipulación les está radicalizando a marchas forzadas, porque lo que no quieren los Somalíes es un gobierno sea islamista radical o no que sirva a los intereses extranjeros. Por ello, mientras escribo este artículo una nueva ofensiva de milicias islámicas más radicalizadas, confirma de un modo trágico y sangriento que la recolonización de África por medio de la «legalidad internacional» está condenada al más estrepitoso fracaso, algo de lo que siempre nos congratularemos los panafricanistas.

Antumi Toasijé es miembro del Centro Panafricano y Centro de Estudios Panafricanos