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Ésta es una guerra de EEUU contra todos los pueblos del Cuerno de África

Ésta no es una guerra entre Etiopía y Somalia

Fuentes: Workers Party of Belgium

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Para entender lo que está sucediendo en el Cuerno de África, debemos antes explicar la naturaleza del régimen del Frente de Liberación Popular Tigray (TPLF, en sus siglas en inglés) de Zenawi Meles, en Etiopía, que el pasado mes envió sus tropas a Somalia.

El TPLF fue creado en 1975. En su primer manifesto explicó que su objetivo principal era crear la república independiente de Tigray. Esta declaración supuso ya un enfoque reductor racista y nacionalista que hizo del lenguaje el primer factor para unir o dividir a los pueblos. Ante esa visión estrecha, hubo oposición dentro del mismo TPLF, así como en otras organizaciones y frentes que lucharon contra el régimen de Mengistu, el dictador de aquella época.

La idea fundamental de quienes se oponían a la postura de Meles era que Tigray formaba parte de Etiopía y que no había razón para proclamar su independencia. El objetivo principal de la lucha de liberación en Etiopía era crear un nuevo país basado en la igualdad entre las nacionalidades y relaciones de hermandad con todos los países vecinos. Después de 50 años de guerra, esta riquísima región habitada por gente pobre deseaba un nuevo despertar y que la economía pudiera empezar a desarrollarse.

Zenawi Meles es un gran demagogo y un mentiroso. Según le resulte de utilidad, echa mano hoy del marxismo-leninismo y mañana del budismo. Un día después leerá unos cuantos libros y se convertirá en el campeón del hinduismo contra el budismo. Se guardó su muy nacionalista agenda del TPLF y creó la Liga Marxista-Leninista de Tigray para poder conseguir el control del TPLF y eliminar toda oposición a la muy racista ideología que contiene.

En los ochenta, cuando la lucha contra la dictadura de Mengistu se endureció, creó también el EPRDFF, un frente más amplio bajo el liderazgo del TPLF, que agrupaba a distintas organizaciones que representaban a las diferentes nacionalidades que vivían en suelo etíope. Meles pretendía unir a las nacionalidades etíopes en la lucha por la liberación de Etiopía, pero su objetivo real fue siempre la creación de un gran Tigray que controlara al resto de nacionalidades y regiones del país.

Una vez que cayó el régimen de Mengistu, se formó un gobierno de transición. El Frente para la Liberación del Pueblo de Eritrea (EPLF, en sus siglas en inglés) del vecino país de Eritrea, que estaba ocupado por Etiopía, convenció al resto de organizaciones que formaban este gobierno que era mejor ceder el control militar del país al ejército del TPLF. Cuando Zenawi vio que el Frente de Liberación de Omore había ganado en las elecciones regionales de 1992, empezó a eliminar a los miembros de aquél presentes en el gobierno. En vez de seguir una política de integración de las diferentes nacionalidades, Zenawi siguió una política de «divide y gobierna» hacia el resto de las nacionalidades etíopes.

En la actualidad, el increíblemente mezquino y reaccionario sueño de un «gran Tigray» se ha convertido en realidad. La población de Tigray representa sólo el 6% de la población etíope (76 millones) y Tigray es una región pobre, situada a 800 kilómetros de la capital Addis Abeba. Sin embargo, es el pueblo de Tigray el que controla el 99% de los servicios públicos y el 98% del comercio.

Cualquier oposición o protesta es brutalmente reprimida y el gobierno del TPLF/EPRDF se mantiene a base de políticas racistas nacionalistas que dividen a las diferentes nacionalidades etíopes.

Pero, en realidad, esta es una situación muy peligrosa, en primer lugar para el mismo pueblo de Tigray. He sabido que mucha gente de Tigray que ha vivido durante toda su vida en Addis Abeba se ha marchado del país, porque se sienten cada día más odiados por sus vecinos que, en su abrumadora mayoría, no son de Tigray.

No obstante, al mismo tiempo, el régimen es muy débil y de6pende completamente del apoyo de EEUU.

En las elecciones de mayo de 2005 se produjo una gran derrota para el EPRDF. Los resultados oficiales, publicados un mes después de las elecciones, pusieron al EPRDF en una posición minoritaria, con el 45% de los votos. Los observadores de la UE confirmaron la derrota del EPRDF. Sin embargo, el comité oficial de las elecciones llevó a cabo una «investigación» y le adjudicó finalmente el 60% de los votos. Los dirigentes de los principales partidos de la oposición fueron encarcelados y hubo muchos asesinatos.

El pasado año, la oposición dentro de Etiopía se radicalizó. En agosto de 2006, un grupo de oficiales de alto rango dirigidos por el General Kamal Galchuu se unieron en el Frente de Liberación de Oromo. En la zona de Oromo se inició una auténtica intifada y, hace pocos meses, el OLF hizo un llamamiento a todos los grupos de oposición para que se unieran en el frente unido de la Alianza para la Democracia y la Libertad (ADF, en sus siglas en inglés).

Los EEUU están encantados con la situación porque han conseguido finalmente tener una marioneta que depende completamente de su apoyo financiero, político y militar. Cada vez más, el estado etiope se está convirtiendo en un estado completamente aislado y dirigido por la CIA.

El conflicto con Eritrea

La capacidad militar del EPRDF en los ochenta era relativamente escasa. Estaba muy relacionado con el Frente de Liberación Popular de Eritrea (EPLF, en sus siglas en inglés), que tenía un fuerte nivel militar y que hizo que fuera posible la victoria sobre el dictador Mengistu en 1991. Fueron las tropas del EPLF las que liberaron la capital etíope Addis Abeba. Pero el EPLF era un movimiento de liberación de un país vecino, Eritrea, que había sido ocupada por Etiopía en 1952, anexionándosela en 1962. Y el objetivo del EPRF era liberar Eritrea de la ocupación etíope. Por eso se formó una estrecha alianza entre el EPRDF y el TPLF para derrocar al gobierno etíope. Una vez conseguido ese objetivo, el EPLF asumió la administración de Eritrea y organizó un referéndum en 1993 en el que más del 98% de los eritreos votó por la independencia. Mientras, se formó en Etiopía un gobierno transitorio entre el EPRDF y el TPLF.

El EPLF se mantuvo en sus ideales como movimiento de liberación que quería el desarrollo de su país en aras de los intereses de su pueblo. Por eso siguió una política basada en la auto-confianza, en la movilización de la población, en la instalación de estructuras nacionales, rechazando las injerencias exteriores a través de las ONGs occidentales y del control del comercio exterior. El EPLF siguió también una política basada en la integración y cohabitación nacional de las nueve nacionalidades eritreas y de las dos religiones (cristiana y musulmana).

Esta actitud representó todo lo contrario de la política que Zenawi siguió en Etiopia, basada en la privatización, en las donaciones externas y en el seguimiento de las políticas de instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Enfrentados por estas diferencias, Eritrea decidió en 1997 no usar más la libra etíope y establecer su propia moneda, el nakfa.

A partir de ese momento, empezaron a tener lugar muchos actos provocativos y matanzas de oficiales y soldados eritreos en la frontera que acabaron desencadenando una guerra que duró de 1998 al 2000. Fue una guerra catastrófica; en el lado etíope murieron 135.000 soldados. De hecho, los etíopes perdieron la guerra y se vieron forzados a aceptar el acuerdo de Argel de 2000.

El acuerdo incluía tres fases:

  1. Una comisión del Tribunal Internacional de La Haya decidiría sobre la disputa territorial y la localización exacta de fronteras.

  2. Otra comisión del Tribunal Internacional decidiría acerca de las reclamaciones de los dos partidos por confiscación o daños en las propiedades de ciudadanos de la otra parte.

  3. Finalmente, una comisión de la Unión Africana decidiría sobre la cuestión de qué país había comenzado la guerra y tendría la responsabilidad de indemnizar por los inmensos daños causados por la misma.

Las dos primeras comisiones han presentado ya sus conclusiones a favor de la posición eritrea y sus demandas. Es casi seguro que la tercera comisión condenará a Etiopía, porque el gobierno etíope acusó a Eritrea de empezar la guerra con un ataque aéreo contra la ciudad de Adi-Grat y la ocupación del pueblo de Badima. La historia de los aviones eritreos bombardeando esa ciudad no fue más que una mentira; una vez que la comisión examine la historia, la verdad de aclarará. Más aún: la primera comisión decidió ya que Badima era territorio eritreo.

Por eso, hay una espada de Damocles pendiendo sobre el gobierno de Zenawi Meles. Hasta ahora, la Unión Africana, bajo presiones estadounidenses, ha aplazado la formación de la tercera comisión. Pero, antes o después, esta comisión se formará.

La muy arriesgada guerra contra Somalia

La posición extremadamente frágil del régimen de Meles puede explicar su ofensiva y ataque contra Somalia de diciembre pasado. Efectivamente, atacando Somalia bajo el pretexto de atacar a «los aliados e incluso miembros de Al-Qaida», Zenawi quiere posicionarse como amigo de EEUU y hombre fuerte de Bush en el Cuerno de Africa en la guerra global estadounidense contra el terrorismo islámico. Pero, por los motivos siguientes, esa es una operación muy arriesgada:

Primero, Etiopia y Somalia han sufrido una larga historia de enfrentamientos y guerras. Para los somalíes, la invasión etíope es una agresión de un archienemigo. Podría compararse a una intervención militar de los alemanes en Bélgica o Francia. Los somalíes son un único pueblo, con una única lengua y religión. El único factor que los divide es el de los clanes. Sin embargo, enfrentados a una fuerza de ocupación extranjera, puede ocurrir que se unan y devuelvan el golpe de forma muy violenta. Los mismos estadounidenses experimentaron esto en 1993. En aquellos momentos, enviaron unos 30.000 marines al país en una operación militar llamada «Devolver la Esperanza». Pero pronto tuvieron que retirarse por las bajas sufridas y cuando los cadáveres de los soldados estadounidenses fueron arrastrados por las calles frente a las cámaras.

Segundo, el pueblo somalí está harto del caos y destrucción de 16 años de régimen de los señores de la guerra. Sin embargo, son precisamente esos mismos señores de la guerra quienes han sido protegidos y llevados de nuevo al poder en Mogadiscio por el ejército etíope. Los señores de la guerra eran odiados antes por todos los somalíes a causa de su corrupción. Ahora serán despreciados como traidores y hombres de paja del número uno de los enemigos del pueblo somalí: Etiopía.

Tercero, la abrumadora mayoría de somalíes consideran los tribunales islámicos como un factor de estabilidad. Este apoyo a esos tribunales no supone que apoyen a los terroristas internacionales. La mayoría de los yihadistas no habla somalí y pocos hablan árabe. Se destacan mucho por sus diferentes costumbres alimenticias y ropas. Si la población ayudó a los tribunales islámicos a derrotar a los señores de la guerra en unas cuantas semanas, y a liberar prácticamente el país entero en seis meses, fue porque estaban hartos de la anarquía y el pillaje de los señores de la guerra. Vds. deben saber que desde 1991, tres millones de somalíes han abandonado el país y que la diáspora somalí está integrada por bastantes personas modernas laicas que tratan de ayudar a su país a pesar de la corrupción de los señores de la guerra. Y lo hacen con mucho ingenio. Por ejemplo, a pesar de todo el caos, Somalia es el único de los países africanos donde en todos los pueblos hay buenas instalaciones de comunicaciones telefónicas. Hay un sistema bancario informal (mil millones de dólares al año). Hay cinco aerolíneas privadas, etc. Un gran número de somalíes de la diáspora están deseando volver a Somalia y reconstruir el país, una vez que se instauren la paz y la seguridad. Cuando los hombres de negocios somalíes fueron a la embajada estadounidense en Nairobi para invitar a su personal a ir a Somalia y comprobar por ellos mismos que no había miembros de Al Qaida en los tribunales islámicos, los estadounidenses se negaron. Nunca olvidarán ni perdonarán a EEUU y a su régimen títere Etiopía por devolver a Somalia al reino del terror y el caos de los señores de la guerra. Y ante sus ojos, está claro como el cristal que todo ese parloteo sobre la presencia de Al Qaeda en Somalia no es más que la excusa, la mentira para justificar la guerra. Al igual que mintieron sobre las armas de destrucción masiva de Sadam para justificar la agresión contra Iraq.

Cuarto, todos los somalíes están preocupados por el hecho de que en dieciséis años de gobierno anárquico de los señores de la guerra, la denominada «Comunidad Internacional» no mostró nunca interés alguno por intervenir en Somalia. Sin embargo, precisamente una vez que los tribunales islámicos lograron imponer orden y estabilidad, vieron cómo el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en noviembre del año pasado y bajo instigación estadounidense, votaba la resolución 1752, que abría la puerta a la intervención etíope que les llevaba de nuevo el terror y la anarquía de los que acababan de liberarse. Por eso, la única forma en la que que el somalí de a pie puede considerar esta invasión es como una agresión contra el pueblo y nación somalíes.

Quinto, los invasores soldados de Zenawi en Somalia pertenecen en su mayoría a la tribu cristiana de Tigray. Estos soldados no hablan la lengua somalí; una vez se adentren en Somalia, estarán expuestos a los ataques de los habitantes locales. Pero también en la misma Etiopía, Zenawi necesita que estos hombres regresen lo antes posible porque tiene que enfrentarse a la creciente revuelta en su propio país. Ante esta situación, los estadounidenses están negociando con Uganda y Nigeria el envío de 8.000 soldados para reemplazar al ejército etíope. Pero, ¿quién pagará esta operación? ¿Se arriesgarán unos gobiernos pobres a dejarse absorber por la ciénaga de una guerra de guerrillas? Desde luego, los distintos países vecinos, como Kenia y Uganda, tendrán que hacer frente a riesgos diversos porque hay muchos refugiados somalíes viviendo en Kenia que no olvidarán ni perdonarán que Kenia se asocie con Etiopía… La economía ugandesa depende en gran medida del puerto keniata de Mombasa, pero cerca de este puerto hay una ciudad, Lamui, donde los somalíes son mayoría… Por eso, puede ocurrir muy bien que las tropas de Zenawi se vean obligadas a quedarse demasiado tiempo en Somalia y se encuentren empantanadas en una situación que resultará fatal para el régimen del TPLF.

¿Cuál es el papel de los estadounidenses en esta guerra?

El régimen de Zenawi es una fuerza títere en manos del imperialismo estadounidense en la región. Desde que Anthony Lake, el asesor para seguridad nacional de Clinton, identificó a Etiopía como uno de los cuatro países (los otros eran Nigeria, Sudáfrica y Egipto) decisivos para la defensa de los intereses estadounidenses en África, el gobierno de Zenawi ha obtenido todos los apoyos que necesitaba.

El ejército etíope se está transformando en la actualidad en una fuerza mercenaria local al servicio de los estadounidenses, de forma que pueda ser utilizada contra cualquier país de la región. En una de las páginas de Internet del ejército estadounidense, Barras y Estrellas (http://www.estripes.com/), se podía leer el 30 de diciembre el testimonio de uno de los sesenta instructores estadounidenses que están entrenando a los soldados etíopes. El sargento de primera Bill Glippo es instructor en el Campo Hurso, situado cerca de la ciudad de Dire Dawa, en Etiopía. Decía en la web: «La formación que estamos dando a estos soldados persigue prepararles para que puedan ir y luchar en Somalia, Eritrea o donde sea».

Muchos observadores señalan que la invasión de Somalia por Etiopía no sólo fue alentada y protegida por EEUU, sino también pagada con dinero estadounidense. Y tras los primeros triunfos, los militares estadounidenses participaron directamente junto al ejército etíope en la caza de los dirigentes de los tribunales islámicos.

¿Cuáles son los intereses estadounidenses en la región?

Existen reservas de gas y petróleo. Desde 1986, cuatro grandes corporaciones transnacionales petrolíferas recibieron por vez primera permiso del presidente somalí, Siad Barre, para buscar petróleo. Y encontraron yacimientos importantes.

Pero lo más fundamental de todo es que Somalia tiene una situación muy estratégica. Tiene una costa de 3.300 kilómetros. Es la mayor zona de litoral de África. Una parte de esa costa está justo enfrente de la región más importante del mundo en este momento: el Oriente Medio.

Otra parte del litoral da al Océano Indico. Deben saber que antes de la llegada de los portugueses en el siglo XVI, había un tráfico comercial considerable entre la India y África que pasaba por los puertos de esta costa. El 10% de las palabras de la lengua somalí son de origen indio.

El Emir del Estado indio de Kudjrad tenía guardaespaldas que procedían del Cuerno de África. En los puertos somalíes había también somalíes que hablaban chino. Se llamaban «Abanas«. Ejercían de traductores entre los chinos y los comerciantes del interior de África.

En el presente siglo, la rueda de la historia está girando de nuevo hacia los países emergentes de China y Africa. Chalmers Johnson, autor y presidente del Japan Policy Research Institute, cita a Javed Burki, un ex vicepresidente del Departamento de China del Banco Mundial que predijo que, en 2025, China tendrá probablemente un PIB de 25.000 billones de dólares en términos de paridad de poder de compra y que se convertirá en la economía mayor del mundo, seguida por EEUU con 20.000 billones de dólares. (http://www.tomdispatch.com/index.mhtml?pid=2259).

Este año estamos viendo también esfuerzos importantes por parte de China a fin de incrementar su comercio con África. China necesita urgentemente petróleo y otros minerales para su veloz desarrollo económico. Y África puede responder a esas necesidades. Por ello, el Cuerno de África va a ser un lugar esencial a nivel estratégico en los próximos veinte años.

El gobierno de Bush, al no poder controlar el mundo entero, prefiere desarrollar una política que desestabilice deliberadamente toda la región a lo largo de muchos años, en lugar de permitir que se convierta en una región rica que pueda jugar un papel clave en las cada vez mayores relaciones comerciales entre África y las nuevas economías emergentes de Asia.

Hay somalíes que viven en diferentes países vecinos como Etiopía, Kenia, Yibuti. El nacionalismo somalí ha encendido su mecha y esta guerra se extenderá por lugares como Etiopía, Yibuti y Kenia, conocidos principalmente hasta ahora como destinos para safaris de turistas occidentales.

Los pueblos de la región están madurando. Ven lo que está sucediendo y su primera reacción es la de horror. Si la agenda de Bush de desestabilización y genocidio continúa, los sentimientos antiimperialistas aumentarán y los pueblos se unirán para defender sus hogares y países.

(*) Muhamad Hasan es hijo de un miembro de la resistencia contra el régimen del emperador Haile Selasie. Nació en 1958 en Addis Abeba. Sus datos biográficos son:

1972-1974: Participó en el movimiento estudiantil contra el emperador Haile Selasie.

1974-1976: Tras la revolución de 1974, fue elegido para el consejo local de Addis Abeba.

1976: Pasó un año en Somalia.

1977: Pasó siete meses en el Sur del Yemen y entre 1978 y 1980 viajó por Egipto, Sudán, Siria, Iraq, Arabia Saudí y Líbano. En 1981 se trasladó a Bélgica donde estudió idiomas y ciencias de la administración pública.

1982: Fue cofundador de la ONG «Comité Somalí-Ogaden», que ayudó a los etíopes somalíes en la diáspora.

1991: Realiza estudios de doctorado en pedagogía en la Universidad VUB de Bruselas.

1992-1994: Tras la revolución, regresa a Etiopía y sirve como diplomático en las Embajadas de su país en Bruselas, Beijing y Washington.

En 1994 abandona el servicio diplomático por desacuerdo con la política de su gobierno.

En 1995 vuelve a Bruselas y trabaja como pedagogo en el Centro por la Integración Regional.

Desde 2000 colabora en la publicación bilingüe de Estudios Marxistas, donde ha publicado artículos como «Nación y Nacionalismo» (nº 49), «El Wahabismo y Arabia Saudí y los Hermanos Musulmanes en Egipto» (nº 61).

En 2003 escribe un libro «Iraq frente a la ocupación», con David Pestieau, sobre la guerra en Iraq, que ha sido traducido al francés, holandés, español, italiano, alemán y turco.

Texto original en inglés:

http://www.wpb.be/

Sinfo Fernández forma parte del colectivo de Rebelión.