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Estados Unidos usa su problema interno del fentanilo para una política exterior agresiva

Fuentes: Rebelión

El Gobierno de Estados Unidos es de nuevo hipócrita al usar su problema interno del fentanilo como excusa para imponer un arancel adicional del 10 por ciento a los productos importados de China, lo que hace que la «mentira del fentanilo» estadounidense sea contraproducente para sus consumidores y el control de la inflación. Además de ser un hecho violatorio de las normas básicas del comercio internacional garantizado primero por el GATT y ahora por la OMC.

La razón por la que el problema del fentanilo en Estados Unidos es tan grave  porque nunca ha sido externa, no tiene nada que ver con China ni con México, que prohíben estrictamente las drogas.

El fentanilo ilícito comenzó a ingresar al mercado estadounidense ya en la década del 1980.  La razón del abuso del fentanilo en Estados Unidos es interna. En sus investigaciones sobre  el tema los medios de comunicación revelaron que las compañías farmacéuticas estadounidenses ocultaron las propiedades adictivas de los opioides sintéticos para ganar más dinero y promovieron con sus visitadores médicos que los médicos recetaran analgésicos en exceso, lo que provocó una adicción generalizada entre los pacientes.

Las estadísticas muestran que  aunque EEUU tiene apenas el 5% de la población mundial consume el 80 por ciento de los opioides del mundo,  eso demuestra que es un problema interno que no se atreve a afrontar por el poder corruptor del poderoso lobby farmacéutico. A pesar de eso Estados Unidos aún no ha clasificado permanentemente las sustancias relacionadas con el fentanilo como  adictivas, tal vez por que el mencionado lobby farmacéutico  da generosos aportes de dinero a las campañas de los políticos estadounidenses en un país donde el hecho de que cargos administrativos como el de juez o jefe de la policía sean electivos hacen necesarias las donaciones para toda campaña electoral.

La demanda  de fentanilo en Estados Unidos es claramente anormal. Y la demanda de ese fármaco en el país ha desarrollado un mercado ilegal que parece afectar y constituir un problema público solo para Estados Unidos. Pero puede convertirse en un problema internacional si Washington decide intervenir en los países vecinos  con el pretexto de controlar la adicción estadounidense al fentanilo -un negocio con el que se lucran sus propias empresas farmacéuticas- como ha amenazado hacer  con México y Canadá para controlar un supuesto  tráfico fronterizo del opioide. Por el momento ha usado una supuesta  exportación de fentanilo desde China para imponer a todos los productos provenientes de China un arancel adicional del  15%. Una  medida absurda que es solo un proteccionismo descarado que en nada ayuda a eliminar la adicción de los estadounidenses a cualquier droga. Es un problema cultural que no se  puede solucionar con una abierta y gratuita violación de las normas internacionales del  comercio   cuyos compromisos son administrados por  la OMC. Esa actuación de ninguna manera va a acabar con la adicción de los estadounidenses al fentanilo.

Además la falta de gobernanza social ha exacerbado  mundialmente el problema  de las drogas concentrado en Estados Unidos.

El vicepresidente estadounidense JD Vance describió una situación similar en su autobiografía. Muchas familias de bajos ingresos viven en entornos comunitarios caóticos con falta de educación y supervisión. Esto ha llevado a que muchos niños vivan en condiciones adversas de abuso y tráfico de drogas, formándose un círculo vicioso difícil de romper. No es un problema  de índole comercial, es un problema  social estructural típico de los Estados Unidos.

Irónicamente, cuando se enfrentan a esta cuestión, algunos políticos estadounidenses no optan por fortalecer las regulaciones nacionales sobre drogas ni por mejorar las condiciones sociales. En lugar de ello distorsionan el sufrimiento del pueblo estadounidense para convertirlo en una excusa política, utilizándolo incluso como justificación para blandir el garrote de los aranceles para coaccionar y presionar a otros países. Incluso The New York Times ha descrito el fentanilo como el “arma diplomática” del gobierno estadounidense contra China. Esta adicción a politizar e instrumentalizar todo puede representar una amenaza aún mayor para la sociedad estadounidense.

La adicción de los estadounidenses al fentanilo afecta las  relaciones internacionales de Estados Unidos

En 2023, los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. mostraron que las muertes por sobredosis de opioides sintéticos (principalmente fentanilo) fueron aproximadamente 74.000. Muchos funcionarios estadounidenses señalaron a Canadá, México y China. Sin embargo, lo cierto es que China no exportó ninguna forma ni dosis de drogas relacionadas con el fentanilo a Estados Unidos ese año. Sin embargo, esta ecuación química a menudo se plantea como una cuestión geopolítica. Cada vez que el Gobierno de Estados Unidos encuentra una nueva necesidad de ejercer presión diplomática sobre China, la cuestión del fentanilo, junto con el sufrimiento del pueblo estadounidense, es amplificada y explotada repetidamente por algunos políticos estadounidenses para trasladar la culpa a China.

China y los Estados Unidos han mantenido anteriormente una amplia cooperación antidrogas, logrando resultados notables que son ampliamente reconocidos. Numerosos grupos y organizaciones sociales estadounidenses han expresado en múltiples ocasiones su agradecimiento a China por esta colaboración. China ha mantenido constantemente una actitud de «tolerancia cero» a las drogas. El 1 de mayo de 2019, el Gobierno chino implementó de manera innovadora un control basado en la clasificación de sustancias similares al fentanilo, convirtiéndose en uno de los primeros países del mundo en hacerlo. Este enfoque proactivo y altamente responsable para tomar precauciones contra cualquier riesgo potencial de los medicamentos beneficia a personas de todo el mundo, incluidas las de China y los EE. UU.

De hecho, desde la reanudación de la cooperación antidrogas entre China y Estados Unidos en enero del año pasado, China ha añadido 46 nuevas sustancias psicoactivas a su lista de sustancias controladas, y posteriormente añadió siete sustancias a su lista de precursores químicos regulados. Estos avances y logros tangibles han sido reconocidos por múltiples departamentos de Estados Unidos, incluidos la Casa Blanca, el Departamento de Estado, el Departamento de Justicia y el Departamento de Seguridad Nacional. Sin embargo, apenas unos meses después, el lado estadounidense parece haber decidido hacer la vista gorda, lo cual es verdaderamente desconcertante.

La verdadera resiliencia de las relaciones entre China y Estados Unidos reside en los intereses comunes de los dos pueblos y en las tendencias del desarrollo global, que se han demostrado plenamente en cada caso de cooperación entre China y Estados Unidos. Si Estados Unidos realmente quiere abordar la cuestión del fentanilo, debería entablar consultas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.