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Parodia

Éxodo

Fuentes: Rebelión

Con especial dedicatoria a Francia

Pisa, tres de la mañana de un lunes del año 1635. Galileo no puede dormir, se acercaba repetidas veces para ver cada vez más grande una lucecita que apareció a eso de las nueve en su telescopio. La lucecita por momento se veía doble y por momento se veía sola, como si fueran dos motores en competencia en el que uno intentaba rebasar al otro. El ojo derecho de Galileo Galilei estaba ya tan rojo de colocarlo sobre el telescopio que decidió irse a dormir, además de que su esposa, Cicciolina Matei, lo llamaba insistentemente. Galileo cambió de telescopio; pero no podía dormir. Los gallos de la comarca no cantaban porque se habían extinguido repentinamente con la llegada de una nueva pizza de pollo, o más bien de gallo, que estaba de moda. Así es que Galileo, después de sacudirse el polo, volvió al laboratorio, o sea al cuartito donde tenía un par de brújulas, un compás, un globo terráqueo y unos mapas viejos como para darle al lugar la ambientación necesaria para el caso que narramos, y , en caso que sea llevado al cine, no se olviden de tan importantes detalles. El asunto es que Galilio jodía y jodía con el telescopio hasta concluir que al sistema solar y planetario que conocemos se acercaban dos meteoros que, acorde a sus cálculos, hechos a mano, porque las calculadoras no existían ( no vaya a ser cosa que en la película se le ocurran meter sobre la mesa del Galilei una Texas Instrument de esas falsificadas ), estarían llegando a la Tierra y a Júpiter para fines del 2005. Galileo respiró profundamente como diciendo por suerte que para ese entonces no estaré por estos pedazos .
Un tiempito después, o sea , varios siglos, caían sobre Júpiter unos meteoros gigantescos que fueron reportado en la Tierra. Pero los científicos modernos no vieron nunca el segundo meteoro que venía detrás del que cayó en Júpiter al que le atribuían unas colas luminosas que quedaban en el cielo y que de noche se veían como una noche de fiesta china.
Efectivamente, el meteoro, se comprobó, caería en 5 meses en América, mitad mitad sobre el país más poderoso del planeta, donde, según los cálculos, hechos ahora en la NASA , no quedaría nada viviente durante por lo menos 150 años. El meteoro afectaría por igual a Canadá ; pero inequívocamente no pasarían sus efectos más allá de la frontera con México.
Los Estados Unidos convocaron de urgencia las Naciones Unidas para legalizar un éxodo masivo a varios países hasta que se pudiera regresar. Se descartó el propio México, por varias razones, la primera, por estar superpoblado, la segunda, por su proximidad al lugar de caida del meteoro, tercera la comida era demasiado picante,…. A América Central y del Sur tampoco se podría ir , Asia tampoco. Finalmente pensaron en Africa, lejana, poblada al igual que el viejo oeste, de salvajes facilmente eliminables. Al día siguiente de esta reunión de la ONU , las colas eran inmensas en las embajadas de Togo, Angola, Zaire, Sudan, Mauritania, Liberia, Senegal,….La de Libia cerró sus puertas.
De cada 50,000 personas que pasaban por estas embajadas, sólo dos obtenían la visa. Era difícil llenar los requisitos : empezaban con que si tenían familiares , que si hablaban el Swahili, o el Batú, que si pensaban quedarse más de tres meses, que si habían vivido completamente desnudos, que si podían distinguir la mierda de un antílope y la de un hipopótamo, que si pensaban matar al jefe de alguna tribu, que si alguna vez alguna vez fueron demócratas de esos que vienen a Africa como misioneros y terminan llevándose las minas de diamante, que si iban a trabajar que mostraran sus contratos de trabajo. Sólo los médicos y enfermeras podían viajar indefinidamente, especialmente a Rwanda y Sudan, donde no sólo le daban la visa, sino la seguridad de trabajar durante varios años.
Un hijo de Johnny Weismuller aseguraba que su abuela era de Nairobi, que se llamaba Chita; pero que del apellido no se recordaba. Boy, por haber sido hijo de Tarzán , obtuvo su visa sin problema.