El imperialismo estadounidense destaca por la fabricación de pretextos para sus guerras, pero tanto ha reiterado este proceder que ya nadie medianamente inteligente o bien informado le cree. Aun no se sabe si la fantástica historia de ciencia-ficción acerca de supuestos «ataques sónicos» contra personal de inteligencia acreditado como diplomático en la Embajada de Estados […]
El imperialismo estadounidense destaca por la fabricación de pretextos para sus guerras, pero tanto ha reiterado este proceder que ya nadie medianamente inteligente o bien informado le cree.
Aun no se sabe si la fantástica historia de ciencia-ficción acerca de supuestos «ataques sónicos» contra personal de inteligencia acreditado como diplomático en la Embajada de Estados Unidos en La Habana, tenía propósitos mayores que los que ya ha logrado: aterrorizar a los estadounidense para neutralizar la atracción que despierta Cuba por efecto de más de medio siglo de demonización mediática y bloqueo económico, contrastantes con un elevado nivel de seguridad para su población y sus visitantes.
La hipótesis del comentarista autor de este artículo es que el senador del partido republicano por el estado de Florida Marco Rubio, se percató de una situación que consideró apropiada para fabricar una gran mentira que le reportaría beneficios a los efectos de la imagen que necesita construirse en función de sus planes de lograr para sí la presidencia de Estados Unidos. La agencia Associated Press (AP) había publicado el 15 de septiembre de 2017 una información fechada en La Habana acerca de la inundación ocasionada por el ciclón Irma por la penetración del mar que afectó una parte del edificio de la Embajada de Estados Unidos en Cuba, ubicada en el malecón habanero.
Un funcionario del estadounidense Subcomité Nacional de Seguridad (NSSC, por sus siglas en inglés) que pidió a la AP no ser identificado, le confió a esa agencia que se preparaba una demanda contra la American Technology Corporation (ATC), fabricante de los equipos LRAD-RX que utiliza el NSSC para comunicarse con sus agentes en Cuba.
La demanda se fundamentaría en la afectación auditiva que dichos equipos habrían causado a varios operarios del NSSC, sus funcionarios y familiares. Según el demandante, los equipos en cuestión fueron adquiridos menos de un año antes y los expertos de la ATC que entrenaron a quienes se encargarían de utilizaros en ningún momento les advirtieron contra problemas auditivos.
Según la fuente, la demanda que presentaría el NSSC incluía compensación económica por los daños ocasionados a operarios de los equipos y los familiares afectados de éstos, así como por los perjuicios operativos sufridos por el NSSC.
Inmediatamente el NSSC ordenó descontinuar la utilización del LRAD-RX pero esto implicó un cambio inmediato en los medios de comunicación con sus agentes, lo cual conllevó mayores gastos que sobrepasaban lo presupuestado.
La penetración del mar en la Embajada a causa del huracán complicó la investigación acerca de los aspectos tecnológicos del caso, porque una parte del equipamiento quedó bajo las aguas del mar y aunque se había planificado el viaje a Cuba de un número de técnicos y especialistas para verificar las condiciones de los equipos, ya este aspecto de la pesquisa resultaba inútil.
Hasta aquí los antecedentes que la parte estadounidense omite en su versión de la historia de los supuestos ataques sónicos. Sorpresivamente, en mayo de 2017, el Departamento Estado estadounidense dispuso la expulsión de dos diplomáticos cubanos en respuesta a «incidentes» ocurridos en su embajada en Cuba sin precisar cuáles, ni a quiénes consideraba culpables.
Según buscadores de Internet, la ATC es una firma con registro comercial estadounidense, pero es también una entidad creada por las fuerzas se la seguridad del estado de Israel. Por la misma fuente se conoce que la LRAD es un arma que emite un sonido que deja temporalmente sordo al adversario.
Sin embargo, cuando las sospechas parecían concentrarse en problemas tecnológicos imputables al suministrador, escandalosas declaraciones del senador estadounidense Marco Rubio «pidiendo sangre contra Cuba» evidenciaron al político republicano de Florida como eje de la manipulación que llevó al retiró del 60 % de los trabajadores de la Embajada en Cuba y la expulsión de quince diplomáticos de la misión cubana en Washington, argumentando la «inexistencia de medidas cubanas adecuadas para proteger a nuestros diplomáticos de los ataques sónicos», pasando por alto el hecho de que, desde el primer momento, Cuba anunció y cumplió su voluntad de indagar los hechos y compartir las pesquisas en Cuba con del FBI estadounidense, Observadores de la política estadounidense sostienen que el senador Marco Rubio, que no es cubano ni ha estado jamás en esa isla nación, se ha empeñado hace algún tiempo en convertirse en el primer presidente hispano de Estados Unidos.
De ahí su obsesión por sobresalir en los medios de prensa y que se haya involucrado de la manera que lo ha hecho con la controvertida figura de Donald Trump, quien tiene como premisa política la de admitir a su lado sólo a «personas menos inteligentes que él». Y Rubio cumple ampliamente ese requisito.
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