El juicio contra el soldado Bradley Manning, acusado por Estados Unidos de haber entregado documentos gubernamentales secretos a Wikileaks, es una farsa: su resultado está decidido de antemano, sostiene Julian Assange, fundador y editor de esa organización, la más odiada y perseguida por Washington después de Al Qaeda. En el proceso, la defensa está atada […]
El juicio contra el soldado Bradley Manning, acusado por Estados Unidos de haber entregado documentos gubernamentales secretos a Wikileaks, es una farsa: su resultado está decidido de antemano, sostiene Julian Assange, fundador y editor de esa organización, la más odiada y perseguida por Washington después de Al Qaeda. En el proceso, la defensa está atada de manos y la fiscalía busca, además de sentar un precedente, establecer un control totalitario sobre todos los empleados gubernamentales y una fase preparatoria para un juicio «contra Wikileaks y contra mí».
Desde su refugio en la embajada de Ecuador en Londres, el australiano ofreció una extensa entrevista a este diario en la que abordó, además del proceso contra Manning, las perspectivas y propósitos del propio Assange como candidato al parlamento de Australia, el papel de los medios tradicionales, la eclosión de información independiente en Internet, la politización creciente de la red, el papel de los poderes fácticos en la política estadunidense, el realineamiento de Suecia como aliado estrechísimo y subordinado de Washington. Y otros asuntos.
La plática tiene lugar en una desangelada oficina de la representación ecuatoriana, a no más de cuatro metros de distancia del policía británico cuya gorra se asoma por la ventana elevada del recinto. Afuera la vida londinense bulle con normalidad, animada por la clientela de Harrods, la tienda departamental situada a una cuadra.
Posiblemente los dos uniformados ubicados afuera de la embajada se dediquen con sinceridad a procurar la seguridad de ésta. Para garantizar que Assange no escape hay un enjambre de agentes secretos -las comillas vienen a cuento porque son inconfundibles en cualquier país- que pulula por la calle de Hans Crescent y las aledañas. Son de varias agencias y no sólo británicos (del MI5, oficialmente encargado de proteger al Reino Unido de amenazas contra la seguridad nacional), sino también estadunidenses, a decir del vigilado.
Sin embargo, nadie obstruye el acceso ni pregunta nada ni revisa maletas cuando se ingresa a la representación diplomática. Uno toca el timbre, un empleado de la embajada abre la puerta, franquea el paso e invita a tomar asiento en un amplio despacho. A los pocos minutos, Assange emerge del fondo de la embajada.
Han pasado casi dos años y medio desde la noche del martes 18 de enero de 2011, cuando, en una localidad del este de Inglaterra, Assange entregó a este enviado una memoria USB que contenía 2 mil 995 cables enviados al Departamento de Estado en años y meses anteriores por la embajada y los consulados de Estados Unidos en México. El perseguido conserva la jovialidad de entonces y se le ve sereno mientras habla. Dos cambios perceptibles, de entonces a la fecha: sus gestos de niño travieso han desaparecido y a su pelo casi blanco -era de un rubio extremo- se le ha caído el casi.
Empecemos por lo que dice Assange sobre la corte marcial que por estos días juzga a Manning en la base militar Fort Meade, en Maryland, justo donde se ubica la enorme sede de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés).
Una defensa imposibilitada para defenderse
-Dices que el juicio contra Manning es una mascarada.
-Sí. Es absolutamente político. En un juicio debería tratarse de establecer la verdad, la culpabilidad o inocencia de una persona. Su resultado tendría que depender de lo que digan los testigos, y así. Pero este juicio fue deliberadamente planeado para desembocar en una conclusión predeterminada. Es un show.
-¿Veredicto y sentencia ya decididos?
-La juez estableció limitaciones a la defensa: no puede presentar más que a un puñado de testigos, mientras la parte acusadora tiene permitidos 141; casi todos los de la defensa, en cambio, fueron vetados. El tribunal prohibió a la defensa argumentar sobre la intencionalidad; o sea, no puede presentar testigos o pruebas que tengan que ver con las intenciones, ni probar que la intención del acusado no era dañar a Estados Unidos, los militares y el gobierno, sino ofrecer a la gente información acerca de los crímenes de guerra y su contexto. Además, la defensa tiene prohibido presentar cualquier prueba, cualquier informe gubernamental, cualquier testigo, que muestre que el acusado no causó daño alguno.
«Si hacemos un paralelismo, imaginemos que te acusan de asesinato y te envían a una corte como la que juzga a Bradley Manning. No podrías alegar que fue en defensa propia ni presentar material de video que así lo demostrara porque eso sería hablar sobre la intención. Tú intentabas defenderte, no asesinar a alguien, pero te prohibirían mostrar eso. Si la supuesta víctima estuviera viva, no lo podrías llevar al tribunal, no podrías mostrar que no hubo daño. En otras palabras, la defensa no se puede defender.
«El cargo más grave elaborado por la fiscalía contra Manning es el de ayudar al enemigo [documento de la acusación, en http://goo.gl/r5l1K]. Es un delito grave. El fiscal pidió cadena perpetua, pero la juez podría, si quisiera, dictar la pena de muerte. Por la trascendencia de ese posible castigo, esto debería ser juzgado con completa seriedad. En cambio, el juzgado y el fiscal se burlan del mundo. Dicen que el fiscal no tiene que demostrar que Manning ayudó al enemigo.
«¿Y qué significa ayudar al enemigo? Pues dicen que Manning se comunicó con una organización periodística que a su vez se comunicó con el público, y el público incluye a Al Qaeda. El termino que usan en la formulación de cargos es ‘comunicación indirecta con Al Qaeda vía Wikileaks’. O sea que el enemigo es el público, y que éste, en todo caso, incluye a Al Qaeda. Si te comunicas con un periodista, y por medio de éste, con el público, luego entonces te comunicaste con Al Qaeda. Así que comunicarte con un periodista es ahora un delito de posible pena capital en Estados Unidos. Ese es el precedente que intentan crear. Quieren hacer eso porque implica un control totalitario sobre todos los empleados gubernamentales estadunidenses.
«La juez estableció que lo único que el fiscal tiene que demostrar es que, junto con el resto del mundo, Al Qaeda leyó los informes de Wikileaks. Ni siquiera tiene que probar que Al Qaeda hizo algo con esta información. Basta con que la organización terrorista haya leído The New York Times y visto CNN, y con eso ya leyó a Wikileaks, junto con los demás.» [Para mayor información, consultar el blog del juicio contra Bradley Manning, en el sitio web de La Jornada: http://goo.gl/Er41w]
Los objetivos siguientes: Assange y WikiLeakshttp://www.jornada.unam.mx/2013/06/11/politica/002n1pol