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Carta abierta dirigida a Felipe de Borbón, en respuesta a su pretensión de coronarse como rey de todos los españoles el próximo 19 de junio

Felipe… ¿Por qué tú también callas?

Fuentes: Rebelión

(Texto en solidaridad con el artículo ¿Por qué te callas ahora?, escrito por el coronel Amadeo Martínez Inglés, dirigido al rey Juan Carlos I de España y por el que fue juzgado y condenado por la Audiencia Nacional el pasado año 2013)


Sí, me dirijo a ti, Felipe de Borbón, presunto pretendiente al grotesco trono de España, heredero de una monarquía ilegítima y decadente, descendiente de una familia real ladrona y rastrera, último vástago de una dinastía tan grotesca como esperpéntica que ha gobernado de forma absolutista España desde hace ya más de tres siglos… A ti me dirijo, Felipe de Borbón, en nombre de un pueblo que ha estado casi cuarenta años amordazado por el vergonzoso sistema de gobierno al que lo sometió tu indigno padre. Ya es hora de que se escuche la voz del pueblo español, un pueblo que sigue sometido por un régimen no deseado, alimentando una espúrea y corrupta familia de parásitos reales.

Si el próximo día 19 de junio te obstinas en jurar tu cargo de rey de España, te convertirás en el mismo farsante que fue tu progenitor, un monarca indeseable, golpista y traidor a la patria. Como fue tu antecesor, serás un soberano ilegítimo, pelele de las multinacionales y cómplice de las grandes y ricas familias que salieron impunes de sus crímenes franquistas. Pasarás a la historia como pasó tu padre, como un títere maquillado e impuesto por el putrefacto régimen de un dictador psicópata y sanguinario.

Tú tampoco podrás negar que eres heredero de Franco, herencia que tu padre se ganó cuando, obedeciendo sumisamente al dictador, cumplió con el fratricida encargo de asesinar a su propio hermano. Él, tu amado padre, alcanzó el poder sin legitimar su aberrante derecho al trono, un derecho que todo un pueblo, el español, ya había rechazado en la persona de su pervertido abuelo Alfonso VIII, tras las legítimas elecciones que culminaron con la proclamación de la II República española, el 14 de abril de 1931.

¿Y con todo ese pasado inmundo, con la única justificación de una ley de sucesión impuesta, como todo lo que se tramó durante el reinado de tu padre, pretendes erigirte en rey de todos los españoles? Careces de legitimidad, Felipe, careces de derecho, careces de vergüenza si crees que esa situación de fascismo encubierto te va a otorgar el derecho a gobernar a todo un pueblo… Podrás acceder a tu innoble función de monarca putrefacto, podrás ser aceptado por todos esos rastreros parlamentarios, esos representantes de nadie que han organizado ese acto antidemocrático y fraudulento a espaldas del pueblo. Podrás hacerlo, pero el único público que te aclamará en tu grotesca designación de monarca serán esos indignos diputados, esos rastreros lacayos de la oligarquía que aplaudirán indecorosamente cuando te vean ceñir tu indigna corona de rey acobardado. El pueblo, que estará en las calles, gritará bien fuerte para que oigas que nadie te quiere, que eres un rey indeseado.

¿Serás capaz de plantarte ante un pueblo que no te quiere y tratar de imponerle -tu también, como hizo el canalla de tu padre-, una nueva y decadente dictadura? ¿Te atreverás a jurar ante la Constitución -o ante un ejemplar de la Biblia o ante cualquier desnudo crucifijo- tu inmerecido e ilícito cargo?… ¿Osarás desafiar al destino de un pueblo harto ya de ser esclavo?

Mucho me temo que sí, porque de un descendiente de tan pervertido sátrapa, de un vástago real que sigue mansamente su depravado destino, solo puede esperarse un gesto tan indigno… ¿Por qué no hablas de tu patrimonio y del de tu padre? ¿Por qué nunca hablaste de las donaciones de dinero que desde tu fundación Príncipe de Girona has dirigido a la empresa de tu cuñado Iñaki, ese ladronzuelo barriobajero al que los corruptos jueces españoles han permitido huir de la justicia? ¿Por qué no hablas de las comisiones que esas operaciones reportaban a todos los miembros de tu real familia? ¿Por qué no cuentas cuánto dinero os habéis llevado del señuelo de Noos? ¿Por qué no revelas cuántos miles de millones de euros, dólares, libras esterlinas, francos suizos y hasta riyales cataríes tenéis regados por todo el mundo los ilustres miembros de la familia real española? ¿Por qué no explicas que los sacrificios que vas a pedir al pueblo son para pagar tus excesos y despilfarros como rey? ¿Por qué no cuentas que tu corona es símbolo centenario de salvaguarda para los derechos a pernada de aristócratas pervertidos, para la codicia de banqueros insaciables, para los intereses de oligarcas depravados que no buscan otra cosa que sodomizar al pueblo?

¿O vas a decirnos -como insinuaba tu padre- que tu reino no es de este mundo? ¿En verdad crees que tu sangre, por muy azul que sea, te permite vivir en lujosos palacios, dilapidar dinero público esquiando en ostentosos resorts, navegando en costosísimos yates, mientras el pueblo se hunde en la más vergonzosa miseria? ¿Realmente crees que nunca tendrás que pagar por todos los excesos que tú y tu familia habéis cometido en España?

Mira Felipe, remitiéndome a que aún no has cometido el error de jurar tu cargo, rasgándome las vestiduras en un gesto fidedigno hacia lo que en ti puede quedar de honesto… Voy a suponerte un ser humano digno y voy a darte un voto de confianza. Voy a aconsejarte que no jures el día 19 ante nada ni ante nadie tu cargo como monarca y que, haciendo gala de una dignidad que limpiará tu honor y, de paso, intentará limpiar también el de la históricamente deshonesta y traidora estirpe borbónica que representas, en vez de dejarte ceñir la corona de un rey indigno, fraudulento y antidemocrático, te armes de valor y comuniques que convocarás un referéndum para que el pueblo español elija libremente entre la república o tu régimen monárquico.

¿En serio crees que esos más de seis millones de parados que ha provocado la corrupta monarquía que representas van a quedarse callados cuando contemplen como tu reinado se desenvuelve en pomposas fiestas, lujosas recepciones y costosos viajes a lugares exóticos? ¿Puedes ser tan estúpido como para creer que los más de cuatro millones de jóvenes a los que este sistema ha convertido en esclavos del hambre, van a quedarse quietos mientras tú dilapidas su dinero y aplastas sus derechos? ¿Los crees tan sumisos que van a dejarte disfrutar en paz de tus fiestas con la aristocracia internacional, de tus ostentosos y decadentes palacios?

Vamos, Felipe… ¿De qué te han servido esos años que has pasado estudiando en universidades extranjeras? ¿He de creer que tu coeficiente mental es tan bajo -como el que atribuyen a tu hermanita, la infanta Cristina, para enmascarar sus saqueos-, que no llegas a entender lo que va a pasar en este país si te obstinas en convertirte en su tirano?

Aunque acepte que la estupidez se lleva en la sangre azul, no puedo creerme que tú realmente seas tan simple y alelado como te reflejan los medios. Supongo que serás consciente de que, como jefe supremo del Estado español, eres el máximo responsable de toda la crisis económica que padecemos, de todo el brutal desempleo a que nos ha llevado la codicia de los banqueros, de todas las torturas que se practican en la España del siglo XXI, de todos los encarcelamientos a sindicalistas, palizas y detenciones a manifestantes pacíficos, de toda la represión que ejerce este gobierno fascista, de todos los desahucios y suicidios por desesperación, de todos los muertos por una sanidad pública arruinada e inoperante, de todas las familias hambrientas que pueblan nuestras calles, de todos los hombres y mujeres reducidos a elegir entre sufrir la miseria o ser esclavos de un sistema económico corrupto e inadmisible…

En cuanto jures tu cargo, majestuoso Felipe VI, en eso te vas a convertir: en el máximo responsable de un país en manos de aves de rapiña. Eso, y no otra cosa, es lo que tu monarquía simboliza: la codicia, la represión, la corrupción y la injusticia. En cuanto jures tu cargo, serás tú mismo el símbolo de toda esa ambición tan reprobable.

¿Es posible que escuches mi consejo, Felipe?… Entiéndelo como el consejo que te da un conciliador súbdito. Hasta eso me rebajo, hasta reconocer tu inmerecida majestad, si así logro alcanzar la atención de tu regio entendimiento, el privilegio de ser escuchado por tu alta e ilustre audiencia.

El próximo día 19, ármate de valor, demuestra que realmente queda algo de dignidad en la estirpe de borbones que representas y somete tu inmerecido cargo a un referéndum. Si no lo haces así, si premeditada y alevosamente aceptas continuar el expolio del país que vienen haciendo todos tus antepasados, te aseguro que yo, en mi nombre propio y en el de un pueblo español que no quiere seguir siendo esclavo, abandonaré toda posición reconciliadora hacia ti, me armaré también de valor y pelearé contra el indigno trono que representas hasta derrocarlo.

En tus manos está la decisión… Medítala bien porque están en juego el futuro de un país cansado ya de tanto parásito, la dignidad y la vida de todos sus ciudadanos.

Tomas F. Ruiz es escritor y periodista

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.