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Fidel Castro: «No necesitamos ningún plan de asistencia yanqui porque hoy tenemos lo que la población de Estados Unidos no tiene»

Fuentes: Granma

Los que acusan a Cuba de violar derechos humanos hoy matan a cientos de miles de personas en Iraq, Afganistán, Palestina, y el Líbano, denunció el Comandante en Jefe Fidel Castro al inaugurar el mayor grupo electrógeno del país, ubicado en la oriental provincia de Holguín. El líder de la Revolución Cubana fustigó hoy la […]

Los que acusan a Cuba de violar derechos humanos hoy matan a cientos de miles de personas en Iraq, Afganistán, Palestina, y el Líbano, denunció el Comandante en Jefe Fidel Castro al inaugurar el mayor grupo electrógeno del país, ubicado en la oriental provincia de Holguín.

El líder de la Revolución Cubana fustigó hoy la prepotencia y el militarismo de Estados Unidos, cuyo gobierno se vale de su poderío militar para bombardear, invadir y amenazar a países soberanos en el Medio Oriente.

Encomió la resistencia de los pueblos frente a las pretensiones imperiales. «Nos alienta conocer la firmeza de los que defienden la justicia, la verdadera libertad, los que defienden los verdaderos derechos humanos y no aquellos que mientras andan acusando a los demás, matan a miles, decenas y cientos de miles», sentenció.

Deploró que «ahora mismo, en el Líbano, un país pacífico, que cuenta con la simpatía y respeto del mundo, aquel pueblo está siendo masacrado, bombardeado, intervenido».

Señaló que muy cerca está Iraq, donde han muerto decenas de miles de ciudadanos civiles luego de la invasión estadounidense en 2003, apoyado por varias potencias europeas, y algo similar ocurre con Afganistán.

Iraq invadido porqué, Palestina (la franja de Gaza) invadida porqué, Siria humillado porqué, Líbano agredido porqué, se preguntó, y apuntó que Washington recurre a la fuerza porque tiene decenas de miles de armas nucleares estratégicas y tácticas.

Denunció que el propio Israel posee más de 300 armas nucleares, mientras Estados Unidos habla de sancionar a Irán para impedirle que produzca combustible nuclear con fines pacíficos, para obligarlo a que gaste el gas y el petróleo, que son el combustible de hoy.

Subrayó que la administración del presidente norteamericano, George W. Bush, tiene poder porque tiene dinero y los medios para calumniar y mentir.

Sin embargo, dijo «este mundo de hoy no es el de ayer», y aludió a la reciente reunión cumbre del MERCOSUR (en Córdoba, Argentina) y los procesos revolucionarios como el bolivariano en Venezuela y el encabezado por el presidente Evo Morales en Bolivia.

A renglón seguido señaló que cada vez se siente más respeto por Cuba en la región latinoamericana y eso es una prueba de los cambios, advirtió.

Basta una chispa para que ardan las mentes y corazones de los latinoamericanos, dijo al recordar los rostros y la disciplina con que la ciudad argentina de Córdoba acogió recientemente a los principales líderes del MERCOSUR y sus invitados en un contexto de verdadera integración.

En ese sentido, Fidel destacó que Venezuela levantó las banderas de la unión de todo el continente, y ahora van surgiendo nuevas revoluciones en el hemisferio.

Alertó que pese al poderío militar, La Casa Blanca no puede aplastar las revoluciones, «llevan más de 45 años tratando de aplastar la cubana y no han podido, han tratado de aplastar la venezolana y no han podido», acotó.

Expresó que el imperialismo cree que matando líderes mata revoluciones, y ante esa lógica de pensamiento propuso actuar con inteligencia y apegado a las grandes mayorías.

«Si el imperialismo quiere eso, lo que debemos proponernos todos, absolutamente todos, es que el destino de los pueblos o la dirección acertada de los pueblos no dependa de hombres, ni de individuos por desinteresados que sean o consagrados a una causa», sugirió.

En ese sentido, explicó que los procesos revolucionarios no deben basarse en el destino de los hombres que los dirigen, sino en la conciencia creada en cada uno de los ciudadanos de un país.

Los pueblos latinoamericanos se asoman a las primeras luces de un amanecer que nada ni nadie podrá apagar.