La revista norteamericana Forbes ha vuelto a situar al presidente cubano Fidel Castro entre los gobernantes más ricos del planeta. Le adjudica un patrimonio personal de 550 millones de dólares y afirma que su fortuna procede de «una red de negocios estatales». Veamos cómo realizan la valoración del patrimonio. Comienzan considerando de su propiedad el […]
La revista norteamericana Forbes ha vuelto a situar al presidente cubano Fidel Castro entre los gobernantes más ricos del planeta. Le adjudica un patrimonio personal de 550 millones de dólares y afirma que su fortuna procede de «una red de negocios estatales». Veamos cómo realizan la valoración del patrimonio. Comienzan considerando de su propiedad el Palacio de Convenciones, un edificio que está censado en el patrimonio estatal del país como tantos otros y que tiene un uso público como en cualquier país. No solo no es propiedad de Fidel Castro sino que tampoco supondría ninguna riqueza tener un Palacio de Convenciones que, como su nombre indica, su uso es para ese fin. Sólo en los dos últimos meses ahí se han celebrado la conmemoración del Día de la Mujer, el Congreso de Economistas y Globalización y el Congreso Internacional de Pedagogía.
Forbes también afirma que entre las propiedades del presidente cubano está la empresa Medicuba. Esta última es una empresa pública que comercializa las vacunas y productos farmacéuticos producidos en la isla, en ningún registro o documento se refleja que sea propiedad del gobernante, todos los países tienen empresas públicas. Le acusan de viajar en un exclusivo Mercedes Benz, nada tiene de excepcional que un presidente viaje en un Mercedes, menos si el vehículo tiene más de veinte años. En la mayoría de los países lo hacen también los ministros y los altos cargos. Continúa la revista acusando a Fidel Castro de vender la empresa estatal Havana-Club al gigante licorero francés Pernod Ricard. Lo que tienen ambas empresas en una distribución del accionariado al cincuenta por cien por el cual la parte cubana produce el ron y la francesa lo comercializa y distribuye en todo el mundo, un acuerdo comercial como tantos otros que hay en el mundo.
El informe de Forbes acusa al presidente cubano de continuar «su furia contra Estados Unidos». Importante es recordar que quien establece la prohibición de comercializar con Cuba y sanciona a las empresas de todo el mundo que lo hacen es el gobierno norteamericano. Quien prohíbe a sus ciudadanos visitar Cuba es Estados Unidos y quien promueve todo tipo de sanciones y resoluciones contra la isla es el presidente Bush.
Y termina la revista poniendo como ejemplo de esa furia cubana que el gobierno de la isla «el pasado año prohibió el uso de dólares americanos en Cuba e impuso un 10 % de impuesto en el cambio de los turistas». Los dólares no están prohibidos en Cuba, simplemente no se puede pagar con ellos en los comercios porque no es la moneda del país. En Europa sucede lo mismo porque pagamos en euros. Se cambian por la moneda local y ya está. La aplicación de un impuesto gubernamental de un diez por ciento por un cambio de divisas forma parte de una decisión financiera legítima de un gobierno soberano. En cambio EEUU no reconoce los pesos cubanos ni permite cambiarlos.
Y es que la revista Forbes tiene por costumbre elucubrar cualquier excusa para incluir a Fidel Castro entre su lista de gobernantes millonarios como método para desautorizarlo. Sin ir más lejos, hace dos años afirmó que su patrimonio era de 110 millones de dólares. Si uno leía la letra pequeña de la página web de Forbes entonces descubría el método utilizado entonces. Admitían que «la estimación de estas fortunas es un asunto muy complicado», indicando que para calcular la riqueza personal del presidente cubano se ha incluido un porcentaje del producto interior bruto (PIB) del país, así de sencillo.
Por cierto, quienes sí tienen un patrimonio personal contante y sonante y a su nombre son los «democráticos» príncipe de Liechtenstein y su familia con 3.200 millones de dólares, la reina Isabel II de Inglaterra con 720 millones y el presidente italiano Silvio Berlusconi con 12.000 millones de dólares.
Sin olvidar a otros amigos de occidente como el rey Fahd de Arabia Saudí tan aclamado en la Costa del Sol por sus 22.000 millones, el sultán de Brunei con 20.000 millones o la familia del primer ministro tailandés con 1.900 millones. Eso sí, ninguno de ellos «continúa con su furia contra Estados Unidos». ¿Viajarán también en un Mercedes de veinte años y cederán su patrimonio para las convenciones internacionales?