Recomiendo:
2

Entrevista a Dolors Sabater, diputada de la CUP en el Parlament

“Garantizamos la investidura, pero si ERC no hace valer nuestro acuerdo no contribuiremos a la gobernabilidad”

Fuentes: Ctxt [Foto: Dolors Sabater [L. M.)]

Dolors Sabater (Badalona, 1960) fue una de esas mujeres que llegó a ser alcaldesa gracias a las candidaturas de unidad popular que tuvieron representación en muchos ayuntamientos después del 15M. Hace unos meses cambió Badalona por Barcelona para ser diputada en el Parlament por la CUP-Guayem, organización política que se ha convertido en el apoyo necesario para que el Govern sea independentista.

En esta entrevista valora el acuerdo de su formación con ERC como “la garantía del giro a la izquierda del Govern”; comenta su satisfacción por el acuerdo alcanzado entre ERC y Junts Per Catalunya y la reunión celebrada el miércoles 12 de mayo entre la CUP, ERC y Junts per Catalunya.

¿Qué le parece que Junts vaya a dirigir consejerías tan importantes como la de Economía y Sanidad?

A nosotros nos parece importante que la legislatura se inicie lo antes posible para poder comenzar un cambio de ciclo. Es habitual que el partido que no asume la presidencia dirija la consejería de Economía. Y aunque no podemos esconder que nos preocupa, desde la CUP-Guayem nunca nos hemos posicionado sobre quién tiene que ocupar cada una de las consejerías, porque lo prioritario para nosotros es que se cumpla el acuerdo al que llegamos con ERC hace ya algunas semanas, que es un acuerdo de mínimos y que no entenderíamos que Junts no compartiera. 

En ese sentido, los votos para la investidura de la CUP-Guayem no son un cheque en blanco, siempre hemos mantenido que nuestro acuerdo con ERC debe desplegarse desde el primer minuto, sobre todo en esos ámbitos donde se vulneran y se pisotean los derechos más elementales y básicos. Aragonès ha expresado que se han asumido íntegramente los puntos de nuestro acuerdo. Pese a que garantizamos su investidura, si ERC no hace valer el acuerdo no contribuiremos a la gobernabilidad. 

Si Junts per Catalunya va a dirigir consejerías tan decisivas, ¿cree que va a ser un Govern de izquierdas?

Deben haber cambios políticos desde el primer minuto. Nuestro acuerdo con ERC recoge los reclamos mayoritarios de la población, así que debe ser perfectamente asumido por el nuevo gobierno. Pero insisto: si ERC no hace valer el acuerdo por activa o porque permite un boicot a Junts, el nuevo gobierno no tendrá nuestro apoyo. Por ejemplo, si en las próximas semanas no se para la represión contra el movimiento por la defensa de la vivienda y no se busca la manera de retirar la policía militarizada de los desahucios, no contribuiremos a la mayoría parlamentaria del nuevo gobierno. En las próximas semanas, habrá retos y debates importantes en el Parlament como la ley de interinas, la posibilidad de internalizar el 061 y el transporte sanitario, o la moratoria de las incineradoras. Veremos cuál es la verdadera naturaleza de este gobierno. El objetivo de CUP-Guayem es que tenemos que virar esta legislatura hacia la izquierda.

¿Cuál fue el motivo por el que la CUP convocó el pasado miércoles a JuntsPerCat  y ERC? 

Intentar buscar una salida para calmar la tensión que había entre ambos partidos y así evitar una nueva convocatoria electoral. La propuesta que presentamos fue la de que, para formar gobierno, hay que dejar fuera la tarea de reconstrucción del espacio independentista tanto desde el exilio como desde el Consell de la República. Lo que había hecho encallar [la negociación] era cómo resolver el proceso independentista, así que, si lo separamos, resultará más efectivo. 

Es muy importante que haya un espacio para que el independentismo pueda hablar y que se acabe la pelea de patio. La población está cansada de esta situación. La esperanza está en salir de este bucle de criminalización mutua. Desde mi postura feminista y antimilitarista siempre he apostado por la resolución de los conflictos

Desde su punto de vista, ¿cuál fue la causa que provocó esta tensión entre ambos partidos?

El motivo más visible es la pugna de los dos espacios por liderar el independentismo. Aunque por parte Junts –en donde hay un sector muy neoliberal– se extiende a reticencias a algunos de los puntos del acuerdo que hicimos con ERC, como el de desprivatizar el sector público energético, porque estos apoyan a las mayorías en vez de a las élites.

¿Ha habido algún cambio en el acuerdo que firmaron con ERC?

No, pero ERC juega con cierta ambigüedad comunicativa. El acuerdo firmado es una muestra de acumulación de fuerzas y de confrontación y, a menudo, lanzan mensajes de calma y de tranquilidad.  Al mismo tiempo, hemos leído con preocupación el artículo de Oriol Junqueras en donde comenta las mejoras económicas que se reflejarán en Cataluña gracias a la gestión de los fondos europeos para los próximos veinte años pero ni siquiera nombra el proceso independentista. 

¿Cómo va a hacer la CUP el seguimiento de este pacto?

Observando con mecanismos de control, tomando decisiones en las comisiones de trabajo conjuntas y con la calendarización de las actuaciones. 

¿Cuáles son los plazos que han establecido en la CUP para el apoyo a este futuro gobierno

El acuerdo contempla que el plazo para seguir apoyando a este gobierno sería hasta el primer semestre del 2023. Si el gobierno no estuviera cumpliendo con lo acordado, no podríamos estar permitiendo una legislatura que repitiera los errores de la pasada, porque no daría respuesta a las necesidades del país.

¿Cómo está viviendo el paso de dejar el Ayuntamiento de Badalona a ser representante en el Parlament? 

Lo que más me ha costado ha sido renunciar a seguir trabajando para que Badalona no siga siendo gobernada por Albiol. El aspecto positivo e ilusionante es poder aportar en el Parlament. Lo mejor es que lo que he aprendido en Badalona a través de las redes municipalistas puedo aportarlo en esta etapa.  Es un reto interesante. 

Cuénteme cómo fue su experiencia municipalista en su ciudad.

En el 2015 comenzamos a gobernar junto con ERC e ICV y con el apoyo en la investidura del PSC. Esos cinco concejales fueron el fruto de las luchas de los últimos años en la ciudad y fue muy ilusionante. Tres años más tarde los socialistas cambiaron y se fueron al lado del partido del 155, con lo que consiguieron apuntalar a la derecha y volver a dar alas a Albiol que en esa época estaba acabado en Badalona porque la intención de voto que tenía había bajado muchísimo.

Pero ¿los vecinos no estaban contentos con la política que ustedes estaban haciendo? 

Creo que sí porque se hicieron políticas que jamás se habían hecho en Badalona. En ese gobierno deperroflautas e indepes comenzamos a hacer una política fiscal muy interesante, políticas de planificación ciudadana, de participación económica, estrategia feminista, etc., que generaron confianza. Lo que ocurrió es que el PSC comenzó a ver que temía perder su posición en la política local. En las elecciones de 2019, Guanyem y ERC creamos Badalona Valente y, a pesar de no contar con los Comuns, volvimos a ser la segunda fuerza del pleno. Intentamos reeditar la coalición de gobierno de 2015, pero el PSC se negó, vetándome personalmente a mí, por lo que decidimos dar un paso atrás y facilitar la investidura del candidato del PSC, Àlex Pastor. En 2020, tras la dimisión de Pastor, íbamos a permitir de nuevo que los socialistas desempeñasen la alcaldía, pero en el último momento Salvador Illa, como secretario general del PSC, bloqueó el acuerdo, permitiendo la investidura de García Albiol.

Y ahora, ya dado el salto, ¿cómo siente Barcelona?

Al ser de Badalona, Barcelona es un lugar cercano. Es una ciudad que ejerce, por un lado, como la Ciudad Princesa que reivindica Marina Garcés. Barcelona encarna la lucha por los derechos sociales y civiles, es una ciudad cosmopolita y a la vez muy arraigada al republicanismo, al feminismo y al ecologismo. Pero, por otro lado, ha marcado mucho la vida de las ciudades colindantes en su área metropolitana. Un doble efecto que tiene su perversidad. El polo positivo es que es capaz de transmitir esa riqueza que mencionaba arriba, pero para mantener su status, gentrifica su pobreza y expulsa de la ciudad los problemas sociales que no quiere ver. A veces, desde localidades que están a pocos kilómetros, como Sant Adriá, Santa Coloma o Badalona, nos hemos sentido como si fuéramos el patio trasero porque sus presupuestos y servicios públicos son muy inferiores a los que disfrutan quienes habitan en el área metropolitana. Es algo que se ha construido durante muchos años y cuya génesis está en el mismo modelo urbanístico del desarrollismo franquista que aún no se ha logrado corregir.

En la actualidad, ¿usted y Ada Colau conversan sobre esta cuestión? 

En su momento, conversamos sobre esto porque ambas compartíamos muchos puntos de vista para mejorar la vida de las personas en estas ciudades, pero ahora no estamos compartiendo este análisis. En esta etapa nueva, desde el 2019, el proyecto de Barcelona en Comú, que es faro para muchas políticas, ha perdido fuelle porque para mantenerse necesita los votos de Valls, los del PSC y tiene que hacer muchas concesiones. A pesar de eso, este debate sigue siendo pertinente y hay receptividad para hacerlo. 

Como candidata de la CUP-Guayem en estas últimas elecciones catalanas, ¿cuál es su análisis de la llegada de Illa? ¿Es un freno al procés o es un puente para el diálogo entre el gobierno central y el mundo independentista? 

La campaña que hizo el PSC fracasa estrepitosamente porque tenían un objetivo: el eslogan era pasar página, borrar estos años de historia, y no es que haya conseguido borrarlo, sino aumentarlo. 

Pero esa campaña ha convertido a Salvador Illa en el ganador en voto popular.

Illa es el ganador, pero no es un ganador por mucha distancia. Además, no ha tenido capacidad para formar gobierno. Lo único que ha obtenido el PSC en estas elecciones han sido los votos que en su día prestó a Ciudadanos. Creo que era el objetivo que tenía Salvador Illa, por eso Sánchez prescindió de uno de sus ministros más relevantes. Precisamente, creo que el PSC y el PSOE han cometido el error de haber pasado del espacio por el derecho a decidir a manifestarse públicamente con Vox y a estar comprometido con la represión y la persecución judicial. Lo que Illa no contemplaba era que lo que él venía a borrar ha aumentado.  

¿La represión de la que habla es la ejercida contra el procés?

Sí y, a pesar de que desde el Congreso de los Diputados han planteado una mesa de diálogo, en estos más de tres años el Gobierno no ha demostrado intención de dialogar. Es más, después de estas elecciones de febrero se han producido hechos como la revocación del tercer grado a los presos, la vía libre de Europa a la extradición o la apertura de la causa por desobediencia contra Roger Torrent. Todos estos hechos demuestran que la maquinaria represiva se ha vuelto a poner en marcha. El PSC se equivoca posicionándose contra un referendo en el que quien no quiera separarse del Estado español puede expresarse. Un 80% de los catalanes considera que ese referéndum tiene que celebrarse, y solo una mayoría independentista puede ofrecer la oportunidad de que la gente de Catalunya, quieran la independencia o no, pueda decidir libremente sobre ello.

¿De dónde sale ese porcentaje del 80%?

De las encuestas realizadas en donde se pregunta cómo debe resolverse el conflicto. Lo que estamos viendo es que, aunque la mayoría haya votado por partidos independentistas para que se pueda celebrar, la postura de la minoría que quiere unionismo es la que prevalece.  

Pero hay que contar con la baja participación en las elecciones del 14 de febrero.

Es normal, estamos en pandemia.

Lo que ocurre es que si hablo con otras personas, me comentan que la mayoría no es independentista

Independientemente de si hay mayoría o no, esta expresión debe permitirse tanto si lo quiere un 30% como un 80%.

No obstante, siempre van a encontrarse con un marco constitucional que frena esa posibilidad. 

Sí, pero cuando se quiere modificar, se hace ¿no recordamos la modificación del 135?  Las leyes tienen que adaptarse para dar respuesta a las necesidades y ha ganado el independentismo de izquierdas.

¿Deposita alguna expectativa en Miquel Iceta como nuevo ministro de política territorial?  

El ahora ministro sigue manteniendo el mismo estilo que lleva haciendo 30 años: el de equilibrista. Es capaz de ir con Vox a una manifestación contra el referéndum y a la vez dar a entender que es la persona del PSOE que intenta ser puente para resolver la cuestión catalán, pero aquí su crédito como puente ya lo ha gastado. Es un político que ni siquiera ha ido a visitar a ninguno de los presos y no ha empatizado con las personas represaliadas.  

¿Ustedes se sentarían con Iceta si convoca una mesa en la que no se hablara de autodeterminación pero sí de ensanchar las competencias para legislar en materias relacionadas con derechos sociales?

No. Nosotros no participaremos en una mesa si no se puede hablar de esta cuestión. El Estatut de Catalunya se aprobó en el Parlament, fue recortado y a pesar de ello, cuando se pasó por referéndum, fue aprobado por la ciudadanía. Un pueblo que ha vivido esto y al que se le ha sumado el desequilibrio en las balanzas fiscales, el parón del corredor del Mediterráneo o las deficiencias en las infraestructuras del transporte público que afecta de manera directa a los trenes de cercanías, hace un click y ya no puedes volver a engañarlo. Esto es muy es grave y hay que darle una salida urgente. Si hace unos años hubieran dejado que se celebrara un referéndum, el independentismo hubiera salido debilitado.

Pero la Generalitat puede ejecutar paquetes de políticas sociales y económicas que pueden beneficiar a la sociedad catalana sin depender del Estado Español.

El acuerdo que hemos aprobado con ERC trata algunas cuestiones que están limitadas por la injerencia del Estado español, pero sí que es cierto que otras lo están por las políticas neoliberales que ha ejercido la Generalitat. 

¿Por qué la CUP-Guayem se abstuvo en la elección de Laura Borrás como presidenta del Parlament? 

Nosotros nos ofrecimos para la presidencia, pero no se llegó a un acuerdo con Junts per Catalunya. Negociamos hasta el último minuto y favorecimos con nuestra abstención una presidencia independentista. Y tenemos una persona en la Mesa del Parlament que representa nuestro compromiso por la transparencia.

Si hubieran votado no, tal vez Junts podría haber presentado a otra persona.

Se intentó, pero Junts no quiso. La alternativa era un diputado del 155 y eso es imposible. 

Desde dentro y desde fuera del territorio catalán, personas más apartadas del independentismo consideran que el indulto es parte de la clave para desbloquear el conflicto…

El indulto solo se valora desde el punto de vista humano, para mejorar la vida de las personas presas. Pero para conseguir el indulto hay que arrepentirse, y eso no ensancha el camino hacia un futuro en el que pueda ejercerse el derecho de autodeterminación. La amnistía es, desde el punto de vista político, la única vía.  

¿Qué le parece el papel que están jugando Junqueras y Puigdemont? Aunque para el independentismo sean dos referentes importantes, ¿no le parece que sus declaraciones o acciones determinan demasiado lo que ocurre en Catalunya?

Junqueras y Puigdemont son símbolos importantes y es válido que sus opiniones marquen las directrices, pero debemos debatir cuál es el papel que deben tener las personas represaliadas e incluso la reforma del Consell porque pueden perjudicar la dinámica actual.

¿Qué le parece que Junts quiera ser tan veloz para conseguir la independencia en Cataluña?

Esa inmediatez de Junts es pura magia, no se puede llevar a cabo. Junts no es honesta poniendo en marcha la República al ritmo que quiere porque el proceso necesita un tiempo para prepararse. Haciendo un símil con mi convalecencia, si no entiendes que necesitas rehabilitación para superar la enfermedad, no consigues avanzar. Es lo mismo con Cataluña: si no se entiende lo que ocurrió, no podemos avanzar hacia el siguiente paso. Para alcanzar la independencia, debemos tener más apoyo internacional, estructuras más preparadas y hay que tener en cuenta cómo vamos a sostenernos. Desde la CUP apostamos por trabajar durante dos años para después hacer un referéndum.  

¿Percibe si Junts tiene una forma de gestionar el independentismo con aires trumpistas?  

No, no lo veo así. Puede que haya alguna voz, como en todas las organizaciones políticas, aunque sí que es cierto que Junts tiene un sector neoliberal muy importante. Realmente no sé identificarlo. Donde lo veo muy claro es en Ayuso.

Fuente: https://ctxt.es/es/20210501/Politica/36071/Dolors-Sabater-entrevista-CUP-Parlament-Catalunya.htm