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La “nueva política Obama”

Geopolítica Global

Fuentes: Rebelión

La geopolítica mundial está en su «pleno desarrollo». Interesante porque desde el siglo XIX no disfrutábamos de cambios tan profundos en el escenario internacional. Nos explicamos no por ustedes, sabios conocedores de las «arenas movedizas», actualmente, globales sino para que «el ungido» comprenda en cual berenjenal está metido (razón tendría Rafael Poleo con sus comentarios). […]

La geopolítica mundial está en su «pleno desarrollo». Interesante porque desde el siglo XIX no disfrutábamos de cambios tan profundos en el escenario internacional. Nos explicamos no por ustedes, sabios conocedores de las «arenas movedizas», actualmente, globales sino para que «el ungido» comprenda en cual berenjenal está metido (razón tendría Rafael Poleo con sus comentarios). Lo decimos y expresamos porque en los comentaristas del otro lado de la acera se estaría percibiendo un desasosiego por y en la campaña electoral del susodicho. Es decir, que esas vehemencias que se disfrutaban en pasadas campañas electorales, incluyendo aquellas de la 4ta República, nos, no nos las estamos regodeando: bandas armadas de AD, cabilleros copeyanos, parones en huelgas y represiones policiales, visitas a la DISIP, enfrentamientos en la UCV, promesas a lo «Walt Disney», paradigmas revolucionarios esperanzadores para los «juan bimba», en fin, casi todo un espectáculo sin entradas a pagar.

En ese contexto, son tan «sosas» las propuestas de «el ungido» que hasta mis amistades anti-chavistas están arrechas (disculpen!). Lo expresado, en propuestas, por «el ungido» sobre la «política interna» da, objetivamente, tristeza ajena (disculpen, de nuevo). Las críticas a las Misiones en vez de sumar no solo restan sino que tienen un impacto sicológico que me recuerda a aquel candidato católico que en su honestidad ofrecía lo que desconocía; es decir, ni idea de lo que significaba ser un «político de Estado». Lo expresamos porque viendo como «está el mundo» (como decía mi madre), conociendo nuestras objetivas realidades internas (geográficas en todos sus paradigmas: humano, físico, económico, etc.), el líder político y hombre de Estado venezolano que vaya a regir esas y nuestras realidades criollas debe de ser, en primera instancia, líder político (léase: Hugo Rafael Chávez Frías. A título de ejemplo, el twitt del Comandante alcanza los 3 millones; nos preguntamos ¿cuántos seguidores le siguen a «el ungido» ?) En segundo nivel, tiene que ser un «hombre de Estado» con todo y lo que significa ello porque, como bien lo ha expresado en propuesta para su discusión, José Vicente Rangel -JVR-, el mundo está cambiando a «marchas forzadas» de un mundo unipolar hacia un mundo pluri-polar (¿multi-polar?). Como lo ha expresado Barack Obama cuando decidió trasladar el «eje geopolítico» del Imperio desde la «quebrada» Comunidad Europea hacia la «pujante» región de Asia y el Pacífico (ni pendejos que fueran Barack Obama y el Poder washingtoniano para no hacerlo). Hasta donde hemos podido conocer pareciera que nadie de las derechas nacionales «le ha entrado al trapo» al concepto expresado por JVR sobre esa decisión de Obama. Pareciera que en la Revolución Bolivariana sí se la «agarraron al vuelo» cuando conocemos expresiones públicas de Diosdado Cabello, del «negro Aristóbulo», de los Izarra, de la «llanera», del Presidente del Parlatino y, fundamentalmente, por la Cancillería venezolana (léase: nombramientos recientes de los viceministros por área). Pareciera que quien está fungiendo como «canciller in pectore» de «el ungido» sería don Álvaro Uribe Vélez porque según Temir Porras en su twitt informó que a Ramón Guillermo Aveledo (léase: MUD) no le fue muy bien en las Europas.

En ese mismo orden de ideas, es decir, sobre la «geopolítica global» de la «nueva política Obama» (JVR dixit), conocemos de un otro paradigma (tesis en praxis si usted así lo desea) entre lo que se está desarrollando en Venezuela vis a vis con respecto al sistema capitalista. Nos explicamos. En nuestra Patria (ambas) se conoce que se están expresando dos variables que nos consideramos como de «alto voltaje» (comparándolas con los acontecimientos «en pleno desarrollo» en el sistema capitalista mundial); una de esas variables es la Revolución Bolivariana; la otra, es el liderazgo en la persona de Chávez Frías; por ello cuando ambas variables están condimentadas con el real poder del Poder Popular y la obediencia a sus orientaciones pragmáticas que, gracias a las políticas del Gobierno revolucionario bolivariano, se transforman en praxis (teoría y práctica), las políticas capitalistas quedan en evidencia popular. No hablamos en temas concretos como las Misiones sino en las contradicciones que se están desarrollando entre la Revolución Bolivariana y la reingeniería del sistema capitalista. Para expresarlo en términos marxistas (con los permisos requeridos de Rafael Lugo). Los cambios profundos propuestos por Chávez Frías en la «estructura económica» se van desarrollando, paulatinamente y en perfectibilidad, hacia la transformación de las realidades en conciencia del trabajador (cualesquiera sea sus responsabilidades laborales) en su entorno laboral sean fábricas, oficinas, gerencias, amas de casa, etc. Al tiempo, conocemos que la reingeniería del sistema capitalista va buscando «vericuetos» para poder salir del «cul de sac» en que sus propias contradicciones lo fueron llevando. Es decir, para el sistema capitalista es obligante la destrucción del empleo, disminuir, drásticamente, los gastos sociales, bajar los sueldos y los salarios, aumentar los impuestos y controlar las finanzas obligándose con ello a la no inversión en el «ser social», mucho menos, en la familia.

Con respecto a la super-estructura, la Revolución Bolivariana, en su propio desarrollo interno, cuando se dirige hacia el «socialismo a la venezolana» , ha logrado ir transformando al Estado burgués gracias a leyes sustentadas, obligadamente, en la Constitución Bolivariana; al tiempo, conocemos que los estados capitalistas en crisis van imponiendo leyes que van en coordinación con la misma esencia del capitalismo, es decir , la acumulación y la plusvalía .

Claro que hay dos inquietudes a preguntar y responder. ¿Cómo sale el capitalismo de esa brutal crisis global? La segunda sería ¿Cómo se deberá consolidar la Revolución Bolivariana en permanente perfectibilidad para defenderse de los ataques a la que está, permanentemente, sometida?

Nos consideramos que para que el capitalismo alcance sus objetivos de permanencia debe desarrollar los siguientes escenarios: trasladar los intereses del Imperio a la Región de Asia y el Pacífico tal como lo decidió Barack Obama; lograr controlar el desarrollo «aguas abajo» de la producción de materias primas, particularmente, la energía; tener un control cuasi absoluto de las rutas marítimas comerciales y militares; desarrollar tres (3) economías: la nanotecnología para ciertos mercados (dependencia y conciencia); economía de alto consumo, baja calidad y muy bajos costos; y la economía de guerra tanto en lo tradicional como en las nuevas tendencias tecnológico-militares (aviones no tripulados, ciberespacio, militares profesionales y la privatización militar en componentes altamente preparados militarmente: paramilitares).

Barack Obama al trasladar sus objetivos imperiales, de nuevo , a la Región de Asía y el Pacífico ha impactado la geopolítica internacional cuando, prácticamente, «rompe el Plan Marshal» (lo observamos con la invasión a Libia) enfocándose en tres escenarios fundamentales: Medio Oriente; Asia Central y toda la región geográfica que se expresa desde el estrecho de Bering hasta el estrecho de Ormuz. Algún vocero del Washington expresó que los EEUU de América «…nunca se habían ido de Asia…» , nos permitimos explicar sus palabras. Después de la 2da Guerra Mundial en el Pacífico, Washington impuso un gobierno socialista en Tokio. Los desarrollos en el norte del continente asiático, concretamente, la derrota de 1 millón de soldados japoneses en la Manchuria gracias al diseño estratégico-táctico de Joseph Stalin-tropas rusas y el avance de las tropas del Partido Comunista Chino hacia la derrota del gobierno nacionalista presidido por el aliado de Washington, Chiang Kaishek, obligó al país del norte (léase: «los estates») a imponer aquellos líderes políticos e industriales japoneses que se habían consolidado con y desde la Restauración Meiji, es decir, el «militarismo japonés». Ello le permitió consolidar su presencia militar tanto en Japón como en Taiwan (post-triunfo de Mao Zedong) y Filipinas. A pesar de las guerras en la península de Corea como en Indochina, la contradicción fundamental del Poder washingtoniano era la URSS que se consolidó (nos permitimos proponerlo) con la «Crisis de los misiles» en Cuba. Ello fue el punto de inflexión que obligó al Poder enfocar todas «sus baterías ideológicas» en la llamada Europa occidental sobre Moscú (léase: alta inversión en la industria militar, la Guerra de las Galaxias, la bomba solo-mata-gente, la colaboración Reagan-Juan Pablo II, etc.) .

Visto lo anterior, la decisión de Barack Obama y el Poder es la correcta desde los paradigmas del sistema capitalista en su actual reingeniería porque la actual contradicción del capitalismo del Imperio es China. A esta realidad geoestratégica se le deberá adicionar el desarrollo que se viene expresando en Rusia tanto político (acercamiento a Bielorrusia) como económico (léase, además: la negativa de Vladimir Putin de asistir a la reunión de la OTAN en Chicago). Nos explicamos en profundidad (pareciera que «el ungido» no percibe los cambios internacionales sino solamente los cambios de Rajoy). El desarrollo de los proyectos de transporte de energía desde Rusia a China con objetivos beneficios geoestratégicos para Corea del Sur, Japón, Taiwan y, of course , la propia China tendrían un impacto en los costos energéticos vis a vis los costos de transporte de crudo y gas hacia los EEUU de América. Es decir, para que los EEUU de América pueda «competir en el marco del sistema capitalista» con China y Rusia, necesariamente, necesita alcanzar acuerdos importantes con los países productores de crudo y gas al sur del río Bravo (léase, fundamentalmente y a mediano y largo plazo: Venezuela). Pero no solo alcanzar acuerdos sustanciosos y beneficiosos (¿para ambas partes?) sino es obligante para el Imperio controlar las rutas marítimas, comerciales y militares de y en El Caribe (como ya se conoció durante la 2da Guerra Mundial).

¿Qué hacer? Nos preguntaría Vladimir Lenin.