Queridos amigos: Comienzo una breve gira por 20 estados y 60 ciudades para intentar convencer a los hartos, los extenuados y los deteriorados en favor de Ralph Nader, de que salgan de su casa por media hora el 2 de noviembre y marquen una X en un cuadrito (o perforen una tarjeta o toquen una […]
Queridos amigos:
Comienzo una breve gira por 20 estados y 60 ciudades para intentar convencer a los hartos, los extenuados y los deteriorados en favor de Ralph Nader, de que salgan de su casa por media hora el 2 de noviembre y marquen una X en un cuadrito (o perforen una tarjeta o toquen una pantalla) con tal de que Estados Unidos y el mundo puedan salvarse. (No estoy diciendo «salvarse» en el sentido de que, de ahí en adelante, todos los trabajadores logren el control de los medios de producción. Eso, mmh, va a requerir algunos años más.)
Lo que pido es que mis compatriotas, ese terrateniente colectivo de un conjunto habitacional público ubicado en avenida Pennsylvania 1600, se tomen unos minutos para lanzar al inquilino que actualmente está destrozando el sitio (por no mencionar lo que está haciendo con todo el vecindario). Después de todo, ¿a poco no, una de las cosas más padres de la democracia es poder cobrársela a quien está en el poder? «¡Estás despedido!» Uuuh, se siente requetebién (especialmente si el que recibe la notificación quiere mandar a tu hijo a la guerra).
Así que como no tengo nada mejor que hacer en octubre (y ansioso de visitar los vibrantes estados de ¡Iowa!, ¡Ohio! y ¡Arkansas!) he decidido presentarme en todos los estados del país que serán frente de batalla y hacer todo lo necesario para que la gente vote. Les lavaré la ropa, limpiaré su casa, les daré una provisión de cacahuates para que puedan beber cerveza un año, si se comprometen a ir a las casillas el martes 2 de noviembre.
Yo le llamo «la gira del levantamiento de los haraganes», un esfuerzo costa a costa para que la mayoría abstencionista salga de su hibernación y propine algunas patadas en el trasero político. Mi meta es lograr que los 100 millones de abstencionistas en Estados Unidos le den una probada a eso de votar, por lo menos una vez. Quisiera que por lo menos 56 por ciento de todos los votantes voten y alcancemos un récord de los tiempos modernos.
Así que pongo en alerta roja a los haraganes de todas partes para que se unan a esta revuelta. Quiero que todos los adolescentes y los veinteañeros que existen saquen todo ese pleno cinismo justificado que cargan -en el paquete de sopas Ramen o en la siguiente bolsa de Tostitos– y lo arrojen como Molotov en plena elección. Como son «abstencionistas» ya los borraron de los padrones. Pero si unos cuantos miles de ustedes votan, pueden hacer la diferencia. Literalmente, tienen ustedes el poder en sus manos. De veras se siente más padre que tener el control remoto de la tele.
Yo, el primer haragán -yo que he sufrido ataques sin fin por mi holgazanería-, sí, yo, voy a ir a algún estadio o arena justo al lado de su dormitorio (o de ese espacio fuera de la caldera donde sus papás los dejan estar, gratis). ¿Por qué estadios y arenas? Porque vamos a ser muchos. Y porque hay papas fritas y cerveza. Del Sun Dome al Key Arena, del Patriot Center a la Del Mar Race Track. Ahí voy a estar y les llevaré premios y regalos y calzones limpios para quien los necesite.
Antes de mi llegada, ya arreglé que se presente Fahrenheit 9/11, gratis, en todas las ciudades de la gira. Cuando llegue estarán conmigo docenas de encargados de empadronamiento que registrarán a todos los nuevos (o recién transplantados) votantes (por favor, anoten la fecha límite de empadronamiento, que está muy próxima, ¡a tan sólo 10 días!, en la mayoría de los estados). Solicitudes de boletas para quienes vayan a estar ausentes también estarán disponibles. Y la gente de Move-On, ACT y otros grupos estarán ahí en cada una de mis apariciones para enrolar voluntarios para el día de las elecciones.
Los detalles de dónde habrá presentaciones los pueden consultar en los medios locales. Debido a que se ha corrido la voz, en muchas plazas las localidades ya se agotaron (en la mayoría de ellas los estudiantes tienen la entrada libre y la gente de la comunidad paga una cuota nominal -unos cinco dólares- para cubrir los costos). De nuevo, revisen los medios locales para ubicar horarios y fechas y la forma de comprar boletos por adelantado.
Una lista parcial de las ciudades que visitaré incluye: Seattle, Big Rapids (mi), Mount Pleasant (mi), Tucson, Dearborn, Phoenix, East Lansing, Detroit, Ann Arbor, Albuquerque, Toledo, Columbus (oh), Ames (ia), Cleveland, Fairmont (vo), Pittsburg, Philadelphia, Bethlehem (pa), Fairfax (va), Carlyle (pa), State College (pa), Minneapolis, Gainesvilles, Nashville, Miami, Memphis, Orlando, Salem (or), Jacksonville, Tampa, Kansas City, Milwaukee, Saint Louis, Madison, Green Bay, Las Vegas, Reno, Denver y por supuesto, Tallahassee, Florida. Otras plazas se anunciarán más adelante.
Durante el recorrido trataré de mantener al día mi cuota y exhibiremos algunas fotos que tomemos en cada ciudad. Las tres escuelas que registren el mayor número de estudiantes (o que junten el mayor número de abstencionistas comprometidos conmigo para votar) recibirán una beca especial al final de la gira.
Por adelantado, gracias a todos los que están trabajando por estas elecciones. Estoy seguro de que eso hará la diferencia. No olvidemos a ni un solo abstencionista.
Suyo,
Michael Moore
[email protected], www.michaelmoore.com, www.michaelmoore.com/vote
Posdata. ¡Buenas noticias! Este último fin de semana mi distribuidor añadió la asombrosa cantidad de 600 nuevas salas a la lista de los que todavía exhiben Fahrenheit 9/11. Esto es muy fuera de lo común para una película que entra en su cuarto mes en cartelera, pero la demanda es tan fuerte que nuestros maravillosos distribuidores respondieron, y la vuelven a exhibir en muchas áreas. Es un momento perfecto para volverla a ver en pantalla grande o para llevar a algún amigo que no la haya visto, pues no estará mucho tiempo más en exhibición. El 5 de octubre saldrán a la venta el dvd y el video.
Traducción: Ramón Vera Herrera