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Iowa, Estados Unidos

Grilletes electrónicos para migrantes

Fuentes: Ojarasca

El 12 de mayo de este año, los agentes que imponen el cumplimiento de las normas de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) en Estados Unidos, cayeron sobre unos obreros de la planta empacadora de carne Agriprocessors en Postville, Iowa. Veinte minutos después de comenzado el turno, María Rosalía Mejía Marroquín vio […]

El 12 de mayo de este año, los agentes que imponen el cumplimiento de las normas de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) en Estados Unidos, cayeron sobre unos obreros de la planta empacadora de carne Agriprocessors en Postville, Iowa. Veinte minutos después de comenzado el turno, María Rosalía Mejía Marroquín vio gente corriendo más allá de la línea donde se encontraba cortando pechugas de pollo, y gritaban que la migra estaba en las instalaciones. Ella también corrió, y trató de escurrirse entre dos enormes cajas en una de las oscuras bodegas. «Llegaron hombres con linternas. Uno me apuntó con su pistola en la cara mientras me gritaba, ¡nadie se va escapar!, recuerda. Cuando la interrogaron, le dijo a los agentes que tenía una hija que alguien estaba cuidando, pero les mintió y no les dijo dónde vivía la niñera, por temor a que se la llevaran a ella también. Finalmente los agentes le ajustaron un dispositivo electrónico de monitoreo en el tobillo, y le dijeron que tendría que esperar la audiencia.

A Anacleta Tajtaj también le pusieron un grillete, deportaron a su marido y a tres hermanos los metieron en prisión. «Nuestra familia en Guatemala comía gracias a nosotros. Ahora van a pasar hambre», lamentó. Le costó a cada uno 33 mil quetzales (unos 4 mil dólares) llegar a estados Unidos, una suma enorme en San Miguel Dueñas. «Ahora sólo queremos regresar. Todo aquí es un crimen -todas las cosas normales, como trabajar». Sin embargo, Tajtaj y la otra mujer no pueden ir a casa todavía.

Tres meses después de la redada no tienen siquiera las fechas de sus audiencias. «No pueden trabajar, no tienen forma de pagar la renta o comprar comida, sus maridos y hermanos están en prisión o fueron deportados, y las mantienen en aislamiento en este pueblito», dice Luz María Hernández, quien encabeza una red de apoyo en la iglesia católica de St. Bridget, en Postville, para 48 mujeres engrilladas. «Ésta es una forma de castigo sicológico».

David Bacon documenta el trabajo, la migración y el impacto de la globalización sobre la gente que labora. Sus fotografías de comunidades transnacionales aparecieron en Ojarasca 135