Nowak, quien denunció la ilegalidad del penal en un informe de la ONU, afirma que Obama no tuvo voluntad de juzgar a los responsables de las torturas. Y que si Trump llega a la Casa Blanca, «será un desastre» para EE.UU. y para el mundo. Guantánamo, la prisión que se convirtió en un símbolo de […]
Nowak, quien denunció la ilegalidad del penal en un informe de la ONU, afirma que Obama no tuvo voluntad de juzgar a los responsables de las torturas. Y que si Trump llega a la Casa Blanca, «será un desastre» para EE.UU. y para el mundo.
Guantánamo, la prisión que se convirtió en un símbolo de impunidad y violaciones a los derechos humanos, sigue abierta. La cárcel de máxima seguridad de Estados Unidos en suelo cubano fue instalada en 2002, albergó a 780 detenidos en sus momentos de mayor ocupación y hoy cuenta con unos 80 presos. «Guantánamo creó y promovió terroristas, más de los que previno» sostiene categórico Manfred Nowak, quien fue relator de Naciones Unidas contra la Tortura entre 2004 y 2010 y participó del informe sobre la situación de ese penal. El abogado especialista en derechos humanos estuvo recientemente en Buenos Aires como expositor en la conferencia «Las libertades individuales y los desafios colectivos del siglo XXI» organizada por el Centro Internacional de Estudios Políticos de la UNSAM, oportunidad en que dialogó con Página12. Nowak considera que si un precandidato como Donald Trump que propone reincorporar la práctica de tortura «submarino» llega a la presidencia, sería un «desastre para Estados Unidos y para el mundo».
Guantánamo es una anomalía que viola el derecho internacional, además de la constitución de EE.UU.: a esa conclusión llegó el informe de los cinco expertos de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU difundido en 2006. El documento acusa a Washington de denegar a los detenidos a tener un juicio y denuncia técnicas de interrogatorio demasiado violentas y actos condenables como la alimentación forzada de los detenidos en huelga de hambre. Así, quedó evidenciado que la cárcel era ilegal y que debía ser cerrada inmediatamente.
Nowak cree que la reacción de la administración de George W. Bush fue peor que la de dictaduras del mundo ante reportes similares. «En Guinea Ecuatorial presentamos un informe y tuvimos un primer feedback, que por supuesto, no les gustaba lo que decíamos pero aceptaban algunos aspectos. El gobierno de Bush dijo que era un sinsentido, que nosotros no entendíamos las leyes internacionales, que hicimos todo mal». Al defensor austríaco de los derechos humanos le asalta un recuerdo. «Cuando Bush vino a Viena, Austria tenía la presidencia de la UE en ese momento y él quiso confrontar nuestro informe. Dijo ‘no tengo problema en cerrarla si ustedes europeos reciben a los detenidos'».
Para muchos de los detenidos que entrevistó Nowak en Guantánamo lo peor es la inseguridad o desprotección total. «No saben cuánto seguirán presos, creen que hasta que termine la guerra contra el terrorismo: es una detención preventiva. No hay juicios. Nadie los puede visitar, están totalmente aislados. Muchos están teniendo problemas psicológicos. Hubo una huelga de hambre, y fueron forzados a alimentarse por la nariz, con el propósito de generar dolor». Y agrega: «la cárcel se volvió un símbolo del horror que generó odio hacia Occidente. Por ejemplo, vemos en los videos los overoles naranjas que ahora usa el Estado Islámico similares a los detenidos de Guantánamo».
Nowak afirma que Bush hijo debiera ser llevado a un tribunal. «En su memorias describió cómo había autorizado el uso del submarino (simulacro de ahogo), esa práctica de la Edad Media, buscando algún tipo de comprensión. Ahí tenemos una confesión del presidente de EE.UU.»
¿Podría ser la Corte Penal Internacional?. «No, contesta Nowak , porque Estados Unidos no ratificó el estatuto de esa corte. EE.UU. es parte de la Comisión de Naciones Unidas contra la tortura. Significa que tiene una obligación en esa materia. Barack Obama nunca actuó contra los funcionarios que cometieron crímenes como tortura, desapariciones y traslados a sitios secretos. Hubo una investigación de la Comisión de Inteligencia del Senado estadounidense y en 2014 se conoció, al menos parcialmente, el informe final. Hay evidencias, pruebas, se sabe quiénes eran los responsables en la CIA, quien torturó a los presos y quien desapareció gente», agrega el experto. «Con todo ese material Obama hubiese podido designar a un fiscal especial con poderes para investigar lo que sucedió y procesar a los responsables».
Obama no logró cerrar la cárcel de Guantánamo, una promesa de campaña que data de 2008. Nowak cree que el actual mandatario no hizo lo suficiente, pero admite que el Congreso y los gobernadores se lo hicieron difícil. Y que la práctica de tortura sistemática ya no continúa. «La prácticas sistemáticas tuvieron que ver con la administración Bush, la CIA, los militares, y los contratistas privados. Eso cambió. Investigué el escándalo de Abu Ghraib en Irak y entrevisté a las víctimas de la tortura en 2005. Al principio era una cárcel controlada por EE.UU. con métodos brutales. Después fue entregada a las autoridades iraquíes y ahora está cerrada».
El Congreso en Estados Unidos traba la clausura del penal en parte porque impone muy elevados requerimientos para que otros países reciban presos. Por ejemplo, que se debe estar ciento por ciento seguro de que esa persona en el futuro no va a representar una amenaza para EE.UU. «¿Qué psiquiatra o abogado puede asegurarlo?, se pregunta Nowak. «La CIA y los contratados de la seguridad privada ofrecían recompensas (hasta 500 dólares) a cambio de información o de entregar a un presunto terrorista en Pakistán y así se entregó a gente inocente. Si una persona está en Guantánamo una década o más, siendo torturada, aislada, sin un juicio, después de salir probablemente tiene motivos para convertirse en terrorista. Guantánamo en vez de prevenir el terrorismo, lo promovió, creó más terroristas».
Los detenidos de alto perfil son 16, los que fueron a un tribunal militar, asociados con los atentados del 11 de septiembre de 2001. Probablemente sea cierto, admite Nowak. Enseguida señala que la información obtenida bajo tortura carece de valor. «Khalid Shaikh Mohammed (señalado como uno de los cerebros de los ataques) se mantuvo en silencio hasta que capturaron a su familia y amenazaron con torturar a sus hijos. Las confesiones obtenidas por medio de la tortura no son admitidas, ellos necesitan evidencia adicional, por eso lo hace difícil. La pregunta es por qué esa justicia militar demora tanto en dar una sentencia».
A seis meses de los comicios presidenciales, la candidata favorita de los demócratas Hillary Clinton y ex secretaria de Estado respalda a Obama en sus votos renovados por cerrar Guantánamo. Y el siempre extremista republicano Donald Trump dijo que mantendrá la cárcel abierta: «vamos a llenarla de gente mala», además de prometer que será a un costo económico menor. Nada hace suponer ahora que habrá respuestas a la preguntas de a dónde transferir a los presos que queden detenidos y si el próximo Congreso estará dispuesto a dar ese debate.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-299996-2016-05-23.html