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Guerra irregular

Fuentes: Rebelión

El Pentágono acaba de aprobar una nueva directiva política que eleva el concepto de «Guerra Irregular» al mismo nivel que la Guerra Tradicional. Guerra Irregular, según el Pentágono, se trata de la batalla contra insurgentes y terroristas, muchas veces clandestina. Esta directiva, firmada por el sub-Secretario de Defensa, Gordon England, y aprobada por el Secretario […]

El Pentágono acaba de aprobar una nueva directiva política que eleva el concepto de «Guerra Irregular» al mismo nivel que la Guerra Tradicional. Guerra Irregular, según el Pentágono, se trata de la batalla contra insurgentes y terroristas, muchas veces clandestina. Esta directiva, firmada por el sub-Secretario de Defensa, Gordon England, y aprobada por el Secretario de Defensa Robert Gates, obliga al Pentágono aumentar sus capacidades generales para luchar de manera no convencional, utilizando y promoviendo movimientos de «resistencia» en países considerados «frágiles» por Estados Unidos para imponer gobernantes subordinados a los intereses de Washington. Tácticas de Guerra Irregular también incluyen infiltración en las fuerzas de seguridad de diferentes países de interés estrategico, el combate contra regímenes considerados «hostíles» pero no «enemigos» en si, como sería el caso de Venezuela, por ejemplo, el uso de las operaciones psicológicas contra las poblaciones y la subversión como mecanismo para lograr divisiones y conflictos en la sociedad civil.

Esta nueva política fue el resultado de más de un año de debate dentro del sistema de defensa estadounidense, que además de las agencias de defensa e inteligencia incluye a las empresas del complejo militar industrial. Forma parte de una reestructuración mayor del papel de las fuerzas armadas estadounidenses frente a la creciente amenaza de actores no-estatales y grupos considerados «terroristas» por Washington que atentan contra las poblaciones civiles. También, el Pentágono ha determinado que aunque su capacidad de Guerra Tradicional es superior a sus adversarios principales ellos entonces han asumido la lucha asimétrica como forma de batalla más efectiva contra la super potencia militar de Estados Unidos. Según Michael G. Vickers, Asistente Secretario de Defensa para Operaciones Especiales/Conflictos de Bajo Intensidad y Capabilidades Inter-dependientes y el arquitecto principal de ésta nueva política, «los Estados Unidos es considerablemente superior en todas las capacidades tradicionales…y más y más adversarios nuestros se han dado cuenta que les conviene mejor combatirnos de manera asimétrica.»

Esta política busca preparar las fuerzas armadas estadounidenses para los conflictos del futuro e impedir las errores hechos en Irak, Afganistán, Vietnam y otros lugares donde los adversarios han empleado existosamente tácticas de contrainsurgencia contra las fuerzas armadas de EEUU y su poder militar.

El propio Secretario de Defensa Robert Gates, quien ha ocupado este cargo durante los últimos dos años del gobierno de George W. Bush y ahora se quedará como el jefe máximo militar bajo la presidencia de Barack Obama, alertó que para el futuro próximo, Estados Unidos enfrentará sus principales amenazas de insurgentes y grupos extremistas que operan en países débiles o estados fallidos. Según Gates, Estados Unidos «no tiene el lujo de no combatirlos simplemente porque no están conformes con las nociones de Guerra preferidas por Washington.»

La nueva directiva del Pentágono de 12 páginas, afirma que la Guerra Irregular «es estratégicamente tan importante que la Guerra Tradicional.» Definda como «una lucha violenta entre actores estatales y no estatales para la legitimidad e influencia sobre una población relevante,» la Guerra Irregular favorece las tácticas «indirectas y asimétricas…para debilitar y destruir el poder, la influencia y la voluntad del adversario,» según lo articulado en la directiva.

Incluido en esta nueva iniciativa es un plan para la construcción de una red global liderada y coordinada por el Pentágono, compuesta por diferentes fuerzas militares, mercenarios y operadores políticos de diferentes países con los cuales Estados Unidos no se encuentra en un conflicto actual. La red será diseñada para realizar operaciones «contra-terroristas» constantes y para apoyar las capabilidades de conducir campañas de Guerra Irregular más amplias. Según Vickers, la red «creará una presencia persistente contra nuestros adversarios…esencialmente para asfixiarlos durante un tiempo…»

El cambio que representa esta política también se traduce a las prioridades presupuestarias. Por ejemplo, la Guerra Irregular es más intensiva en cuanto al uso de la fuerza humana en lugar de la fuerza de los equipos militares. Más recursos ahora serán invertidos en entrenamiento del Ejército y las Fuerzas Especiales de la Marina en áreas como idiomas (para poder ejecutar operaciones psicológicas en diferentes países) y subversión.

La nueva directiva también llama para reforzar el Comando de Operaciones Especiales del Pentágono para «desarrollar capacidades para extender el alcance de Estados Unidos a lugares difíciles y no predicibles a través de las operaciones conjuntas con fuerzas extranjeras, mercenarios y la conducción de operaciones clandestinas.» El presupuesto también será ampliada para las actividades y los operadores de inteligencia, reconocimiento y espionaje, tanto como las necesidades de aviación para Guerra Irregular.

El hecho de que esta directiva ha sido aprobada en este momento significa que la Guerra Irregular será la principal política bélica empleada por el Presidente Barack Obama. La forma en que se ejecuta la Guerra Irregular, de manera clandestina, enfocada más en subversión, operaciones psicológicas y el uso de fuerzas especiales conjuntas para lograr el control y la subordinación de poblaciones civiles en países estratégicamente importantes para Washington, representa más las estrategias tradicionalmente empleadas por los gobernantes demócratas en Estados Unidos. A diferencia de los republicanos, como Bush, que son más agresivos y bélicos de forma abierta, los demócratas preserven y prefieren las tácticas menos visibles para lograr los mismos objetivos. De cierta manera, ésta realidad hace más peligroso un gobernante demócrata en Washington que un republicano, porque su mensaje visible decepciona y engaña con su diplomacia y suavedad, mientras que clandestinamente ejecuta guerras e invade países con mecanismos de subversión y capacidades irregulares.