Armas y mantequilla -la metáfora para los temas básicos de guerra y la economía- definen la cada vez más intensa contienda electoral tanto para demócratas como republicanos. Al atravesar sin descanso el país en busca de apoyo en vísperas del supermartes -este 5 de febrero más de 20 estados celebran elecciones intrapartido en lo que […]
Armas y mantequilla -la metáfora para los temas básicos de guerra y la economía- definen la cada vez más intensa contienda electoral tanto para demócratas como republicanos.
Al atravesar sin descanso el país en busca de apoyo en vísperas del supermartes -este 5 de febrero más de 20 estados celebran elecciones intrapartido en lo que casi parece más a una elección nacional- la economía y la guerra son el trasfondo de casi todos los mensajes, intercambios, debates y publicidad ya que las encuestas confirman que éstos son los dos temas de mayor prioridad para el electorado.
Barack Obama recuerda a sus simpatizantes que él, en contraste con su contrincante Hillary Clinton, se opuso desde un inicio a la invasión de Irak, mientras que Clinton se defiende al cambiar el tema a sobre quién podría llevarla a su fin más rápido, aunque ninguno de los dos se atreve a ponerle fecha a una conclusión de la aventura bélica.
Mientras, el veterano de guerra de Vietnam y precandidato republicano John McCain acusa a los demócratas de izar «la bandera blanca de la rendición», al insistir en que esa guerra es el «desafío trascendental» del siglo: el «terrorismo». Reitera que «estamos teniendo éxito» en Irak. En tanto, su contrincante Mitt Romney insiste que él puede ser tanto un mejor comandante en jefe y un ejecutivo en jefe, al buscar atacar a McCain sobre el flanco más vulnerable: el del manejo de la economía.
Y es que el asunto económico ahora es el de mayor preocupación entre el electorado de ambos partidos. Todos los precandidatos han ofrecido recetas para resolver el desplome de la economía. Tanto Obama como Clinton rescatan parte del mensaje del recién retirado precandidato John Edwards sobre la «lucha contra la pobreza» y el tema de la «justicia económica». Pero por el lado republicano ese tema es aún más preocupante por el simple hecho de que el partido en el poder es castigado por el electorado durante una crisis económica.
«No hay un solo caso en la historia en el que hayamos tenido una recesión severa, en el que el partido en el poder haya ganado (la elección). Nunca», comentó el economista Ray Fair, de la Universidad de Yale, en entrevista con el Washington Post.
Indicadores de una recesión
Y es que casi todos los días hay más indicadores de que la economía está entrando en una recesión. La semana pasada el gobierno federal anunció que la economía perdió 17 mil empleos en enero, la primera vez en 52 meses que se reporta una pérdida neta de empleos. Los economistas habían pronosticado un incremento neto de 70 mil empleos, pero al parecer el deterioro en el sector de construcción de vivienda, junto con mayores pérdidas de lo esperado en el sector manufacturero, es más serio de lo anticipado. Casi todos los economistas señalan que todo muestra una tendencia cada vez más clara hacia una recesión.
Por otro l ado, a pesar de la insistencia del presidente George W. Bush y los precandidatos republicanos de que las cosas están mejorando en Irak, y el anuncio del comienzo del retiro de hasta 30 mil tropas como muestra de eso, durante los últimos días se ha filtrado que el alto mando militar estadunidense considera mantener por lo menos unas 130 mil tropas en ese país, o sea, el mismo nivel que había el año pasado antes de la llamada «oleada», con la que se enviaron refuerzos. Eso implica que el próximo presidente heredará casi la misma situación militar que ha existido los últimos años.
A la vez, los costos humanos y económicos de esa guerra continúan generando mayor oposición al conflicto entre el electorado, con una mayoría que reprueba a Bush, pero también al Congreso demócrata por su manejo de esa aventura bélica. Hasta la fecha un total de 3 mil 942 soldados estadunidenses han muerto en Irak, y más 29 mil han resultado heridos. Pero también se asoman nuevos costos humanos de ese conflicto. El Washington Post reporta que el índice de suicidios entre soldados ha alcanzado cifras récord. Los suicidios entre soldados en activo llegaron a su nivel más alto desde que el ejército ha mantenido datos sobre el fenómeno en 1980, con 121 soldados que se quitaron la vida en 2007, lo que representa 20 por ciento más que durante 2006.
El número de intentos de suicidio o de auto-heridas llegó a 2 mil 100 soldados durante 2007 (comparado con unos 350 en 2002). También es notable que muchos de estos intentos fueron una vez que regresaron a Estados Unidos, manifestando los daños sicológicos de esta guerra.
El gasto de entre 8 mil millones y 10 mil millones de dólares mensuales para sostener esa invasión también continúa nutriendo la abrumadora oposición a esa guerra -la cual está por celebrar su quinto aniversario- justo en momentos en que la economía se desploma y hay noticias de desempleo y de falta de recursos para educación, salud y otros servicios públicos aquí en casa.
Así, la pugna electoral -más allá de talentos retóricos y personalidades- se centra sobre las opciones entre las armas y la mantequilla (guns and butter).