«En política, todo es local». Thomas, alias Tip O’Neill, convirtió ese lema en el eje de su carrera política, lo que le permitió convertirse en el presidente de la Cámara de Representantes durante 10 años, de 1977 a 1987, y, de paso, en uno de los mayores rivales políticos de Ronald Reagan. Y esa frase […]
«En política, todo es local». Thomas, alias Tip O’Neill, convirtió ese lema en el eje de su carrera política, lo que le permitió convertirse en el presidente de la Cámara de Representantes durante 10 años, de 1977 a 1987, y, de paso, en uno de los mayores rivales políticos de Ronald Reagan. Y esa frase planea hoy sobre EEUU, un país que acude a las urnas en unas elecciones marcadas por la apatía y el descrédito de la clase política en general y de George W. Bush en particular. Eso hace que estos comicios sean contradictorios. Son unas elecciones locales, pero el principal tema en las campañas ha sido la política exterior, hasta el punto de que hoy se celebra un virtual referéndum a nivel nacional sobre la Guerra de Irak cuyos resultados van a marcar la vida política de la primera potencia mundial en los próximos dos años.
Ésta es una breve guía para entender qué votan -y, lo que a veces es más importante, cómo votan- los estadounidenses hoy.
¿Qué se vota hoy?
Los estadounidenses eligen a los 435 miembros de la Cámara de Representantes y a 33 de los 100 senadores. La Cámara de Representantes y el Senado forman lo que se llama el Congreso federal, es decir, el Poder Legislativo. Además, hoy se eligen a 36 de los 50 gobernadores de estados. Como EEUU es un país federal, en el que cada estado tiene su propio Congreso con dos cámaras (con la excepción de Nebraska, que sólo tiene una), hoy se eligen los miembros de esos legislativos estatales en 47 estados del país. También hay cientos de consultas populares sobre cuestiones que van desde impuestos locales hasta el matrimonio homosexual o el aborto. Y, finalmente, los votantes también deberán decidir a quiénes prefieren para ocupar miles de cargos públicos, como sheriff o juez.
¿Son importantes estas elecciones?
Mucho. Si no lo fueran, los partidos políticos y otros grupos vinculados a ellos no se habrían gastado 2.600 millones de dólares (2.000 millones de euros) en campañas electorales. Hay cuatro razones que justifican esa inversión:
– Hoy se elige a los líderes políticos locales, que van a ser quienes luego influyan en la política de Washington. Por poner un ejemplo, si los demócratas, en lugar de los republicanos, hubieran tenido bajo su control la política local en Florida en 2000, durante el caos electoral que se produjo tras las elecciones presidenciales en ese estado, Al Gore, y no Bush, habría sido presidente.
– Es el inicio de la carrera presidencial para 2008. En los próximos seis meses, los candidatos a suceder a Bush lanzarán sus campañas.
– El Congreso tiene una enorme influencia política en EEUU, ya que, al contrario que en los regímenes parlamentarios -como España-, no funciona en coordinación con el Gobierno. De hecho, según la Constitución, el Congreso es tan importante como la Casa Blanca.
– Desde 1994, el Partido Republicano controla las dos cámaras del Congreso, y su dominio se ha reforzado desde 2002. Ahora, la oposición demócrata va a recuperar terreno, y puede incluso tomar el control de la Cámara de Representantes.
¿Qué participación se espera?
Bajísima, como siempre. No se prevé que voten más del 40% de los estadounidenses, es decir, 10 puntos menos de lo habitual en las elecciones presidenciales. Hay explicaciones para todos los gustos. Las elecciones son en un día laborable, lo que dificulta que muchos trabajadores -especialmente, los poco cualificados, que no suelen disfrutar de flexibilidad de horarios- voten. Además, está la escasa movilización electoral de EEUU, un país en el que hay una cultura basada en que la política no importa. A ello se suma la desconfianza de ciertos grupos sociales, en particular los afroamericanos, que afirman que el sistema electoral les margina. Finalmente, está la impopularidad de la clase política, con el Congreso y el presidente George W. Bush en niveles mínimos de popularidad.
¿Podemos esperar controversias sobre el resultado electoral?
Sí. Los vencedores van a ganar por un margen mínimo, lo que dará esperanzas a sus rivales para recurrir a los tribunales. Además, una gran cantidad de electores votan con absentee ballots, es decir, papeletas ausentes. Son personas que no votan en sus distritos, o no presentan documentos que les identifiquen adecuadamente. Esos votos son aceptados, pero sólo después de las elecciones se decide si son válidos o no. Y cada estado tiene normas diferentes en esa materia. Además, se producirán las habituales controversias sobre exclusión de votantes del censo y máquinas para votar que no funcionan. Los defensores del matrimonio homosexual y del aborto en Dakota del Sur, por ejemplo, ya están preparando acciones legales contra sus adversarios.
¿Qué puede pasar en la política de EEUU tras estas elecciones?
Todo y nada. Si los demócratas toman la Cámara de Representantes, tratarán de freír a la Casa Blanca con investigaciones. Podemos esperar grandes polémicas sobre cuestiones como las armas de destrucción masiva de Irak, los contratos con empresas privadas en ese país o la reacción al huracán Katrina. Pero todo indica que los republicanos mantendrán el control del Senado, con lo que esas investigaciones no irán a ningún sitio, aunque pueden suponer una fuente de desgaste para George W. Bush. Pero, a su vez, el partido del presidente contraatacará acusando a la oposición de obstruccionismo.
¿Es posible un ‘impeachment’ de Bush si los demócratas ganan?
La posibilidad con la que muchos sueñan en Europa y América Latina de un impeachment de Bush -es decir, un juicio político del presidente por el Congreso, que puede acabar con su destitución- es eso, un sueño, y además en el sentido freudiano del término, es decir, un anhelo frustrado sin posibilidades de realización, posiblemente derivado de frustraciones pasadas, en este caso una serie interminable de derrotas electorales de los demócratas.