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Como destruir el sistema educativo

Hacerse con sus fondos, aterrorizar a los profesores y enviar a los niños a otra parte

Fuentes: Sin Permiso

Traducción para www.sinpermiso.info: Anna Maria Garriga

Las respuestas a esta pregunta – y las perspectivas respecto a la calidad actual de la educación pública en Estados Unidos- son tan variadas e individualizadas como los 55 millones de estudiantes de la escuela pública de este país. Recientemente los legisladores de Luisiana, así como los de muchos otros estados, han intentado mejorar el clima educativo de su estado. Tienen buenas razones para hacerlo – la Fundación Annie E. Casey sitúa sistemáticamente a Luisiana en 49º lugar (gracias Mississippi) en su evaluación del proyecto Kids COUNT [los niños cuentan] que sirven para evaluar la calidad de vida de los niños en cada estado y que se basan en medidas que comprenden índices de educación.

Como profesora de una escuela pública de Luisiana pienso que hay muchas formas de mejorar las escuelas públicas aquí y he oído expresar los mimos sentimientos a mis colegas durante un rally en el exterior del Capitolio en Baton Rouge durante el debate legislativo la semana pasada (4 Abril). Es obvio que una de las mejores maneras de mejorar la educación pública sería asignar más recursos a las escuelas públicas – para mejorar la tecnología, para expandir las oportunidades profesionales y de desarrollo de los profesores, para comprar libros de texto modernos y todo tipo de material asociado a una buena educación. Quizá una de las mejore maneras de mejorar la educación pública sería flexibilizar la relación que ciñe la evaluación escolar del estudiante a la preparación de test y en su lugar permitir a los profesores instruir a los estudiantes en el tipo de unidades basadas en proyectos, tal como preconiza la investigación pedagógica, así como en la habilidad para el pensamiento crítico que no puede medirse rellenando cuadros – el tipo de libertad académica que se ensalza en las «charter schools» (escuelas subvencionadas) pero que se restringe en las escuelas públicas tradicionales.

Quizás lo más importante y una de las mejores formas de mejorar la educación pública sería poner remedio a los factores que están más allá del control de los profesores y que afectan a las aptitudes de los estudiantes para aprender. Son algunos de los mismos factores que llevan al angustioso ranking del Kids COUNT – desempleo, pobreza, violencia, tasas de criminalidad, inestabilidad familiar, hambre infantil, acceso al sistema sanitario.

No, no y no, según los políticos. Al fin y al cabo ¿qué saben de educación los profesores? Los profesores de la escuela pública son, según la mayoría de los miembros del Senado que testificaron, parte del problema, no la solución, por la tanto es mejor seguir las recomendaciones de los no-educadores para mejorar las escuelas. La filosofía de la legislación aprobada la semana pasada es un eco de las filosofías pro escuela privada o subvencionada de figuras distintivamente no locales, tan diversas como la de la ex responsable, y anti-sindicatos, del Departamento de Educación de Washington D.C. Michelle Rhee (cuyo antiguo distrito está actualmente metido en un escándalo de estafa), los megaricos y todopoderosos republicanos los Hermanos Koch, y más significativamente, El American Legislative Exchange Council. (ALEC, un centro de pensamiento conservador que ensalza la ausencia de gobierno y el libre mercado, organiza grandes mítines en los que distribuye a los políticos leyes ficticias que pueden personalizar y adaptar en sus respectivos Estados; su influencia es clara en algunas de las leyes de enseñanza de Luisiana). Se ha propuesto una legislación parecida en otros Estados a través del país, en especial en legislaturas que, como Luisiana, son ampliamente republicanas, por lo que profesores y demás interesados en la educación pública harían bien en prestar atención a lo que está sucediendo aquí. Según los expertos de Baton Rouge nuestras mejores esperanzas de mejora se basan en los siguientes principios:

– Las escuelas subvencionadas son siempre mejores que las escuelas públicas tradicionales, digan lo que digan los datos.

– Las escuelas subvencionadas, que reciben fondos públicos pero que generalmente gozan de libertad académica, son alabadas como un medio de soslayar las sofocantes regulaciones burocráticas que pueden obstaculizar a las escuelas públicas tradicionales. El por qué a otras escuelas públicas no se les permite escapar del laberinto reglamentario nunca ha estado claro y la nueva legislación no hace nada para aclarar la situación mientras que otorga a las subvencionadas algunos de los fondos que se habían reservado para las escuelas públicas.

En realidad, el éxito de las subvencionadas no está ni mucho menos demostrado. Según un estudio de la Universidad de Stanford estudiar en una escuela subvencionada es un indicador «negativo y significativo» de los pobres resultados en lectura y matemáticas de los estudiantes pobres de Luisiana. Las escuelas subvencionadas de Nueva Orleans, una ciudad que se ha convertido en modelo de incubadora de subvencionadas a partir de los años del huracán Katrina, están en el punto de mira por no aceptar y no prestar la debida atención a los estudiantes con necesidades especiales. Hace cuatro años una de las nuevas subvencionadas más alabadas de New Orleans era la Sojourner Truth Academy, una escuela basada en los ideales hermanos de justicia social y éxito académico, que fue fundada por Channa Cook, una joven y optimista educadora de California que fue alabada, entre otros, por NPR y The Christian Science Monitor . Por lo que se ve la alabanza fue algo prematura. En Noviembre, el consejo de administración de la escuela anunció que, debido a los bajos resultados de los test cerraría al final de este año y, la semana pasada, el Times-Picayune informó de que se estaban cuestionando las prácticas contables de la escuela. Cook se marchó el pasado verano, no permaneciendo ni siquiera lo suficiente para ver a los primeros (y únicos) graduados de su escuela terminar sus estudios secundarios.

Algunos de los más cínicos de las escuelas subvencionadas, en el rally del Capitolio eran un grupo de estudiantes de escuelas públicas de Nueva Orleans. Su escuela, la John McDonogh High School pasa a ser una subvencionada el año que viene.

«Nos prometieron que la mitad de nuestros profesores regresarían el año que viene, pero solo tomaron a tres de ellos», dice Erick Dillard, el presidente del órgano estudiantil. «Estamos tratando de luchar por nuestros profesores».

Los estudiantes organizaron un encuentro, después del cual los directores de la subvencionada se reunieron con ellos solos, cerrando la sala a la facultad, dijo Dillard. Los estudiantes dijeron en el mitin que los directores les habían dicho que la escuela tendría muchos más recursos como subvencionada, incluyendo iPads para los estudiantes.

«Parecía un soborno», dijo Dillard.

«Tecnología de fantasía», dijo Qwame Robertson, un estudiante de un curso superior.

Steve Barr, el nuevo director de la escuela, que rompió recientemente con la red nacional de subvencionadas, fundada por él, dijo a un periodista de Times-Picayune que para el próximo año está fichando profesores de New York y Washington, no profesores locales. También opinó que e el principal problema de la John McDonogh es que los estudiantes están aburridos – a pesar del hecho de que la reputación de la escuela todavía sufre por haber sido el escenario de un tiroteo en 2003, o de que en Enero fue arrestado en la escuela un adolescente acusado de asesinar a un buen samaritano que trataba de detener a un ladrón de coches.

Dillard no estuvo de acuerdo en que él o sus compañeros de clase estén aburridos o en que los profesores no sean suficientemente buenos.

«Creo que la razón por la que las subvencionadas van tan bien es que las subvencionadas finalmente dan a las mal financiadas escuelas públicas las cosas que necesitaban, como nueva tecnología y libros de texto nuevos», dijo.

– De hecho, las escuelas subvencionadas son tan buenas que no necesitan la supervisión del Estado – de nuevo, a pesar de lo que dicen los datos- y pueden recaudar dinero de sus organizaciones patronas.

A pesar de una auditoría estatal que encontró hace menos de un año que la supervisión de las escuelas subvencionadas era muy laxa, los legisladores han decidido que en vez de requerir a las subvencionadas que sean aprobadas directamente por el Estado o por consejos de administración locales, el Estado debe nominar a agencias locales y grupos sin fines de lucro como «autorizadores locales de subvencionadas». Los autorizadores locales deben comprometerse a aprobar y supervisar (aunque no pueden gestionarlas directamente) por lo menos cinco escuelas subvencionadas. Desgraciadamente para ellos, los consejos de administración de las subvencionadas pueden cargar a sus escuelas hasta un 2% de los 5.053 $ de asignación estatal por alumno anual- alrededor de 100 $ por niño por año, lo que, para un consejo de cinco escuelas subvencionadas con 500 estudiantes cada una, significa un cuarto de millón de dólares.

– Las escuelas privadas son siempre mejores que las públicas – no se necesita prueba.

Simplemente, es así ¿vale? Técnicamente no hay ninguna evidencia para esta afirmación, si por «evidencia» entendemos la incontrovertible «evidencia» de los resultados de los test estandarizados de los Estados que los políticos afirman que son esenciales para evaluar a las escuelas públicas y a los profesores de las escuelas públicas -siendo naturalmente los test de elección múltiple la mejor forma de evaluar los resultados de todos los estudiantes. Si las escuelas privadas aceptan estudiantes subvencionados (más información más abajo) deberán estar sujetas a algún tipo de responsabilidad estándar, pero la legislación es oscura en cuanto a los detalles. Por cierto, los profesores de las escuelas privadas no necesitan estar titulados. Pero ¡llevan unos uniformes tan bonitos! Además rezan todos los días. Simplemente debemos confiar en ellos ¿no?

– La forma de mejorar las escuelas públicas es darles menos dinero y dar más dinero a las escuelas subvencionadas y privadas.

Bajo la ley actual las subvencionadas están financiadas por el Departamento de Estado de Educación con fondos creados para este fin. De forma similar un programa piloto de subvención para niños en escuelas privadas en Nueva Orleans fue financiado con el fondo general del Estado. Retomando algunas partes de una ley ficticia de ALEC, la nueva legislación extiende el programa de subvenciones a todo el Estado para niños cuyas escuelas tienen la marca «F», «D» o «C» bajo el nuevo sistema estatal de clasificación por letras y declara que los estudiantes subvencionados o los que asisten a una escuela subvencionada, la asignación por alumno que normalmente corresponde a un/a alumno/a en su escuela pública local se retirará ahora de esta escuela y se dará directamente a la escuela a la que asiste el niño. Si tan solo ocho estudiantes dejan la escuela, llevándose consigo su asignación estatal por estudiante de 5.053 $, esta escuela pierde el equivalente del salario de un profesor de primer curso – un profesor que podría haber sido empleado para enseñar a otros 20 niños.

– Las escuelas privadas se merecen nuestros impuestos.

El nuevo programa de subvenciones utiliza los impuestos para pagar la enseñanza en escuelas privadas – escuelas que en Luisiana son generalmente religiosas. Las contribuciones serán seguramente bienvenidas en algunas escuelas parroquiales de Nueva Orleans, dado que la archidiócesis está alertando a los parroquianos sobre el alza en la enseñanza porque se está quedando corta de dinero. ¡Es un «todos ganan»!

– La mejor manera de hacer que los profesores mejoren es mantenerles constantemente con miedo a perder su trabajo.

Una de las cosas que hace la legislación es eliminar la posibilidad de que los profesores puedan llegar a considerarse trabajadores permanentes. Los profesores deben conseguir la calificación de «muy eficientes» durante cinco de cada seis años. Si un profesor es alguna vez calificado de «ineficiente», el año siguiente debe mejorar y si no vuelve a obtener la calificación de «muy eficiente» está acabado/a. Los criterios para obtener la calificación de «muy eficiente» por el estado no se han dado a conocer aunque entrarán en vigor en Agosto; sabemos que estarán ligados a los resultados de los test normalizados de los estudiantes.

Puede que esta filosofía tenga mucho sentido para gente que nunca ha dado clases en una escuela pública, pero los profesores saben que hay tantos factores que afectan al éxito de los estudiantes que, a pesar de que obviamente todos los profesores se esfuerzan para ayudar a sus estudiantes a aprender, a veces sus resultados no llegan a los objetivos. Hace pocos años un estudiante de últimos curso con el que había estado trabajando durante dos años suspendió su examen final de graduación. Le pregunté que es lo que había fallado. Dijo: «Bien, me imaginé que no me saldría bien, por lo tanto decidí ni siquiera intentarlo». En teoría si este estudiante – que pasó el mismo examen en su siguiente intento y se graduó con un buen resultado académico hace un año, a pesar de sus intentos de abandono – hubiera fallado su test dentro de dos años , su mal día me habría costado el puesto.

– Todos los profesores han sido creados iguales, pero algunos son más iguales que otros.

Los sueldos de los profesores se calcularán a partir de ahora en base a una fórmula calculada localmente basada en los resultados de los test a estudiantes, la experiencia y la demanda existente del tema del profesor. Esto significa que, en teoría, los profesores en temas que tienden a atraer a gran número de aspirantes a educadores, como el mío, el inglés, pueden suponerse menos valiosos que otros más raros, como, por ejemplo, profesores de ciencias – y, en consecuencia se les puede pagar menos. Esto tiene sentido; los estudiantes tienen que poder realizar experimentos científicos, no leer teorías científicas o escribir informes de laboratorio ¿cierto?

– Cualquiera puede aterrizar en una clase y ser un buen profesor; no se necesita una formación especial.

Bajo la actual legislación estatal, todos los profesores de las escuelas públicas deben ser titulados o estar inscritos en un programa de postgrado y el 75% de los profesores de las escuelas subvencionadas deben ser titulados. La legislación aprobada la semana pasada elimina esta cuota para las escuelas subvencionadas; ahora los profesores potenciales de las escuelas subvencionadas únicamente necesitan tener un diploma para ser empleados. El clima general pro-subvencionadas reinante en el estado y la nueva «flexibilidad» en la titulación del personal de las subvencionadas parece implicar que los funcionarios del Estado piensan que la titulación en educación tiene poco valor, a pesar de no haberlo manifestado- por lo menos, de momento. Este giro de los acontecimientos no es del todo sorprendente en un Estado en que su principal autoridad educativa, el Superintendente John White, pasó no más de dos años como profesor de escuela y no tiene ningún título de profesor . (Lo mismo que Channa Cook, White cambia de trabajo rápidamente. Antes de ser nombrado superintendente estatal, fue el superintendente de la Recovery School District [1] de Nueva Orleans – durante siete meses)

Algunos profesores de escuelas públicas han propuesto que si los legisladores creen que la formación para educar es innecesaria pueden venir un día a substituirnos y experimentar la alegría de convertirse al instante en excelentes educadores. Extrañamente, que yo sepa ninguno de ellos ha aceptado nuestra oferta.

– En realidad los estudiantes no necesitan profesores en persona, los necesitan virtuales y éstos necesitan nuestros impuestos.

En una acción que seguramente será aplaudida por la ALEC, la legislación solo se refiere a «dispensadores de cursos», instructores para cursos on-line y virtuales. Estos dispensadores de cursos pueden ser profesores; también pueden comprender institutos y entidades de negocios. Utilizando las asignaciones con la fórmula de financiación que calcula la asignación por alumno a la escuela local de distrito, el Estado pagará a los dispensadores de cursos para educar no solamente a los estudiantes de las escuelas públicas sino también a los alumnos de las escuelas privadas y particulares (à la Rick Santorum). El Estado planea crear un catálogo de cursos de todas las clases ofrecidas por los dispensadores de cursos aprobados y todas las escuelas públicas deberán incluir estas listas de clases en sus propios catálogos de cursos. Los dispensadores de cursos recibirán 1/6 del 90% de la asignación por alumno del distrito, aproximadamente 758$, por estudiante y curso. A esta tasa, un dispensador de curso que llegara a tener 90 estudiantes a su cargo, que es casi el límite máximo para los profesores en escuelas con » block schedules» [2], podría llegar a ganar 68.000 $ por semestre, casi 30.000 $ más que el salario anual de un profesor principiante. Un dispensador de cursos que llegara a los 150 estudiantes, el equivalente del máximo en un instituto con un esquema tradicional, podría ganar casi 114.000 $.

– Sin embargo, los profesores presenciales deben ser responsables de los resultados de sus estudiantes en las clase on-line.

La legislación establece que, vía sus resultados escolares, las escuelas públicas de ladrillo y cemento se valorarán en base a los resultados de sus estudiantes en las clases virtuales – a pesar de que estas clases no las darán los educadores de la escuela y a pesar de que estos educadores pueden no ser ni siquiera titulados. Estas son malas noticias para las escuelas anfitrionas si consideramos que según un estudio de la Standford University los estudiantes de escuelas virtuales en Pennsylvania, uno de los primeros Estados que permitió la inscripción generalizada en ciberescuelas, obtuvieron resultados muy por debajo de los estudiantes de la escuela pública. Una escuela pública podría acabar siendo calificada como fracasada y ser sancionada si sus estudiantes no obtienen buenos resultados en clase administrada de forma privada dadas por gente sin credenciales educativas que ni siquiera se ha reunido jamás con sus alumnos.

– En las escuelas privadas se acepta a todos los niños – a menos que tengan necesidades educativas especiales.

La educación especial requiere dinero extra para personal extra, desarrollo profesional extra para el mismo, software extra y materiales extra. Los costes de la educación especial, junto al hecho de que los estudiantes que reciben servicios de educación especial suelen presentar diferencias en el aprendizaje solamente después de una lucha académica, son las principales razones por la que muchas escuelas privadas ofrecen servicios limitados de educación especial. Bajo la nueva legislación, el padre o el tutor de un niño con necesidades especiales que se inscribe en una escuela privada utilizando una beca tendrá que firmar un formulario de conformidad en que el niño recibirá solamente los servicios de educación especial ofrecidos por la escuela privada – que probablemente serán mucho menos comprehensivos que los servicios de educación especial en las escuelas públicas.

Puesto que las escuelas privadas que participan en el programa de ayudas están obligadas a aceptar a todos los candidatos con subvención, el rechazo de los servicios de educación especial podría convertirse en una estrategia de las escuelas privadas para excluir a los estudiantes con necesidades especiales sin quebrantar técnicamente la ley.

Algunas escuelas privadas ya utilizan el estatuto de educación especial como una razón para la exclusión de niños. El semestre pasado una estudiante de mi clase de postgrado de inglés, que era disléxica, escribió sobre su desencanto como alumna de octavo al no poder acceder a una de las escuelas católicas de Nueva Orleans. «No me quisieron debido a mis problemas de aprendizaje», dijo. Esta estudiante, una de las personas más decididas que jamás haya encontrado, se graduará con honores el próximo mes. Le dije que la escuela privada ciertamente había salido perdiendo al no admitirla – Pero que yo me sentía honrada de tenerla en mi clase.

– Todos los niños son admitidos en las escuelas subvencionadas – a menos que sean gays (o estudiantes del idioma inglés, o malos en deporte).

En 2011 Luisiana aprobó una ley que permitía a las corporaciones con ánimo de lucro ofrecer y gestionar escuelas subvencionadas; las corporaciones pueden controlar la mitad de los puestos de los consejos de administración de sus escuelas y la mitad de las inscripciones. Ahora los legisladores están utilizando las conexiones entre las empresas y las escuelas subvencionadas para intentar permitir la legalización de la discriminación. Las normas del Departamento de Educación establecen que «las escuelas subvencionadas no pueden discriminar en base a raza, color, nación de origen, religión, sexo, etnia, orientación sexual, discapacidad mental o física, edad, ascendencia, capacidad deportiva, necesidades especiales de suficiencia en lengua inglesa o en una lengua extranjera, o resultados académicos, en la admisión de estudiantes». La ley del Senado 217, que está en trámite, intenta restringir la cláusula antidiscriminación solamente a la raza, religión, ascendencia nacional, edad, sexo o discapacidad, las únicas categorías protegidas contra la discriminación por lo que respecta a los negocios en el Estado. En una audiencia del comité, que fue cubierta por un periodista del periódico El Abogado, de Baton Rouge, una mujer de Nueva Orleans dijo que no quería hacerse cargo de una escuela subvencionada porqué no podría rechazar a estudiantes por su orientación sexual.

Dado que se han publicado tasas de acoso para los estudiantes GLBTQ [3] de casi 9 de cada 10 y dado que hay estudios que han indicado que los adolescentes GLBTQ pueden ser cuatro veces más propensos a cometer suicidio que sus otros compañeros, utilizar un tipo de legislación como la ley 217 para excluirlos es no solo cruel – equivale a poner en peligro a los niños. El artículo de El Abogado también cita al líder del Forum de la Familia de Luisiana, un grupo que declara como misión promover «la fe, la libertad y la familia tradicional en el gran estado de Luisiana», diciendo que la legislación fue pensada para enviar un mensaje al Governador Bobby Jindal, un republicano conservador que aparece en un video de apoyo en el website del grupo. El secretario de prensa de Jindal , dice en un email al periodista autor del artículo, Mark Ballard: «no creemos en derechos o protecciones especiales».

La ley pasó por 5-1 votos y se espera que sea aprobada por ambas cámaras.

(Por cierto, todo esto es absolutamente legal- a menos que no lo sea)

Los autores de la House Bill 976 – la ley que trata de las subvenciones y escuelas subvencionadas – parecen estar preocupados por si estuvieran infringiendo la ley. Estaban lo suficientemente preocupados acerca de la constitucionalidad de ciertas disposiciones de la ley (quizás de todas ellas) como para incluir una cláusula al final de la ley estableciendo que si algún aspecto de la legislación resultara inconstitucional ello no significaba que toda la legislación lo fuera. Hummmm.

O sea que así es como se arreglan las escuelas públicas, por lo menos según los legisladores de Luisiana. Evidentemente, en tanto que profesora de la escuela pública yo soy parte del problema. Quizás no tendría más que irme a enseñar a una escuela privada o subvencionada. Entonces formaría parte instantáneamente de la solución ¿cierto? Seria automáticamente más inteligente, más dinámica, más entusiasta. Mis estudiantes aprenderían más automáticamente. Incluso podría tener un iPad. Quizás debería ser una «dispensadora de cursos» y así podría pasar todo el día sentada en mi sofá enseñando online. Podría doblar mi sueldo y nunca más tendría que escribir un informe disciplinario.

Excepto que no estoy dispuesta a abandonar y creo que mis colegas tampoco. Estoy orgullosa de ser una graduada de la escuela pública y de haber continuado triunfando en una prestigiosa universidad. Creo que la educación que puede recibirse en las escuelas públicas es el corazón del sueño americano. Creo que en vez de asfixiar a estas escuelas deberíamos trabajar para mejorarlas. Creo en las escuelas que abren sus puertas a todos los niños sin excepción. Creo que las escuelas que restringen la admisión a ciertos estudiantes, abiertamente o de forma encubierta, transmiten el mensaje de que algunas personas no son bienvenidas al mundo. No quiero vivir en un mundo como éste.

Además, honestamente, no creo que esté haciendo un trabajo tan malo. En conjunto mis estudiantes se están saliendo bien de mis cursos. Los que se han graduado están teniendo éxito en la universidad. Alan Rocha, un graduado del 2011 de la escuela donde enseño y actualmente estudiante de la Universidad de Nueva Orleans, asistió al rally. Después de un rato de observación se acercó al micrófono y pidió la palabra. Su mensaje fue el siguiente:

«Estoy aquí por mis profesores, que me dieron una educación que no cambio por ninguna escuela privada o subvencionada. Valoro la educación que me dieron. Estoy aquí por mi hermana que actualmente está en la escuela y no quiero ver arruinada su educación, ya que soy un orgulloso graduado de la escuela pública. No soy un fracasado. Mi hermana no es una fracasada. Mis profesores no son unos fracasados. No penséis en vuestra juventud como unos fracasos, porque no lo son.»

«Es todo lo que tengo que decir».

Notas: [1] RSD: para la recuperación de escuelas poco eficientes. [2] Menos clases por día pero de mayor duración. [3] Gay, lesbian, bisexual, transgender, and questioning ( GLBTQ )

Elizabeth Walters , graduada de la Central Columbia High School de Bloomsburg, PA, Smith College, y del programa de capacitación de profesores de la Universidad de Nueva Orleans, es periodista y profesora del Chalmette High School de St. Bernard Parish, LA.

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4881