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Halcones de la guerra fría anidados con Obama

Fuentes: Truthdig/Znet

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Vladimir Putin tenía razón: Fue Georgia la que comenzó la guerra con Rusia, y una vez más pescaron al presidente Bush en una mentira. Como informó el New York Times la semana pasada: «Informes recientemente disponibles de observadores militares independientes del comienzo de la guerra entre Georgia y Rusia de este verano cuestionan la antigua afirmación georgiana de que actuó defensivamente contra agresión separatista y rusa.»

La Casa Blanca de Bush conocía – pero lo ocultó al público estadounidense – hechos respecto a la provocación por fuerzas georgianas entrenadas por EE.UU., que mataron a civiles en la capital de Osetia del Sur antes de que tropas rusas cruzaran la frontera. La provocación también ha sido documentada en un informe investigativo de la BBC y por un creciente consenso de otras fuentes fiables.

No es una sorpresa, pero recuerda lo ansiosos que están algunos por que haya una nueva Guerra Fría y cuán indiferentes se muestran ante la realidad de la situación. Los halcones belicistas profesionales son influyentes en ambos políticos, lo que fue evidenciado por la reacción visceral de ambos candidatos, que afirmaron que los rusos habían lanzado un ataque totalmente no-provocado.

El senador John McCain, cuyo máximo asesor de política exterior fue un cabildero pagado por Georgia, se mostró extremadamente ansioso de enfrentar a los rusos, mientras que el senador Barack Obama fue algo más cauteloso. Pero tan recientemente como en su infomercial del 29 de octubre, Obama prometió «poner fin a la agresión rusa,» lo que difícilmente sugiere el cambio que necesitamos respecto a la beligerancia unilateral de la política exterior de Bush.

El resultado de esa política ha sido el aumento del alejamiento del principal país cuya cooperación es totalmente indispensable en el esfuerzo por controlar la propagación de armas nucleares, ya que Rusia posee aproximadamente la mitad del arsenal nuclear del mundo y los medios expeditivos para construir más armas nucleares. Pero, en lugar de presentar un frente común contra la proliferación nuclear, e incluso antes del alboroto georgiano, el gobierno de Bush insistió en colocar misiles en las fronteras de Rusia rompiendo un acuerdo con Putin, que el presidente George W. Bush había aceptado previamente.

La mejora de las relaciones con Rusia es crítica para el cambio hacia un mundo más pacífico que Obama ha prometido, pero es extremadamente inquietante que algunos de sus asesores más cercanos sean halcones inveterados con un historial de innecesaria provocación de tensión con los rusos en los días de la Guerra Fría. De importancia crucial entre ellos es Zbigniew Brzezinski, quien, como consejero de seguridad nacional del presidente Jimmy Carter, organizó la participación de EE.UU. al lado de fanáticos islámicos en Afganistán.

Desde luego, la historia oficial en esos días fue que los soviéticos habían invadido Afganistán para apoyar a su aliado, que daba la casualidad era el poder gobernante en Kabul, contra fanáticos rebeldes muyahidín, a quienes el presidente Ronald Reagan adoptó luego oficialmente como «combatientes por la libertad.» Esos combatientes por la libertad fueron unidos por nuestra CIA con gente como Osama bin Laden y Khalid Sheikh Mohammed, arquitecto de los ataques del 11-S.

Décadas después salió a la luz la verdad de que los soviéticos invadieron sólo después de haber sido deliberadamente provocados por los halcones estadounidenses. Uno de ellos fue Robert Gates, quien trabajó para Brzezinski en el gobierno Carter y quien es actualmente Secretario de Defensa; se dice que el presidente electo Obama considera mantener a Gates en ese puesto. Un comunicado de prensa de 1996 promoviendo las memorias de Gates prometía la revelación del «apoyo clandestino, nunca antes revelado, de Carter para los muyahidín afganos – seis meses antes de la invasión de los soviéticos.»

La revelación de Gates llevó a un entrevistador de la publicación francesa Le Nouvel Observateur, a preguntar a Brzezinski en una entrevista en 1998 si lamentaba «haber dado armas y asesoría a futuros terroristas,» y

Brzezinski respondió: «¿Lamentar qué? La operación secreta fue una excelente idea. Tuvo el efecto de atraer a los rusos a la trampa afgana ¿y quiere que lo lamente?… ¿Qué es más importante para la historia del mundo?… ¿Unos musulmanes agitados o la liberación de Europa Central y el fin de la Guerra Fría?»

Eso fue tres años antes de que esos «musulmanes agitados» nos atacaran el 11-S, pero Brzezinski no ha perdido el valor para escalar guerras. Mientras asesoraba a Obama, dio entrevistas exagerando la «invasión» rusa de Georgia como ocasión para un nuevo conflicto global, al decir al periodista Nathan Gardels que la acción de Putin «era ominosamente similar a las de Stalin y Hitler a fines de los años treinta.»

Ya lo sé, Obama todavía no ha asumido el mando. Voté por él con entusiasmo en parte porque no parece haber ido más allá de las preocupaciones de la Guerra Fría. Pero, como cliente, tengo que recelar de esos halcones belicistas demócratas que andan revoloteando por ahí.

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Robert Scheer es autor de un nuevo libro: «The Pornography of Power: How Defense Hawks Hijacked 9/11 and Weakened America.» [La pornografía del poder: Cómo los halcones secuestraron el 11-S y debilitaron a EE.UU.]

http://www.zcommunications.org/znet/viewArticle/19653