En Mississippi, dos hermanas afroestadounidenses que estaban condenadas a cadena perpetua por el robo a mano armada de once dólares fueron liberadas el viernes. Las hermanas, Gladys y Jamie Scott, habían pasado dieciséis años en la cárcel. La Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP, por su sigla en inglés) y […]
En Mississippi, dos hermanas afroestadounidenses que estaban condenadas a cadena perpetua por el robo a mano armada de once dólares fueron liberadas el viernes. Las hermanas, Gladys y Jamie Scott, habían pasado dieciséis años en la cárcel. La Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP, por su sigla en inglés) y otros grupos de defensa de los derechos civiles hicieron campaña durante años en favor de su liberación. El gobernador de Mississippi Haley Barbour suspendió sus sentencias a condición de que Gladys donara un riñón a su hermana, que está en tratamiento de diálisis.
Gladys Scott declaró: «Rezo para que mi riñón sea compatible, porque no quiero que reciba el riñón de nadie que no sea yo. Quiero que tenga el mío. Ustedes saben que fui liberada porque tenía que darle un riñón. Igual se lo iba a dar, aunque tuviera que dárselo en prisión. Nadie tenía que liberarme. Porque si me hubieran dejado donárselo la primera vez que su riñón tuvo problemas, se lo habría dado sin sombra de duda. Amo a mi hermana».
Jamie Scott, de 36 años, reflexionó el viernes sobre cuánto había cambiado el mundo desde que la encarcelaran en 1994.
Jamie Scott expresó: «Anoche no pude dormir. Veo fotos de distintas cosas en las revistas, cosas diferentes a medida que el mundo va cambiando. Celulares, celulares modernos y todas esas cosas. Y hoy he usado los celulares de casi todos los que están conmigo. Simplemente quería tocarlos y he estado jugando con ellos. Es tan asombrosa la forma en que ha cambiado el mundo desde 1994 y hasta hoy, es tan sorprendente, que todavía estoy tratando de empaparme de todo».
Fuente: http://www.democracynow.org/es/2011/1/10/titulares#7