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Bryan Stevenson y su iniciativa contra el racismo de la justicia norteamericana

Historia USA: del esclavismo a los corredores de la muerte

Fuentes: Rebelión

Cuando Bryan Stevenson (Delaware, 1959) finalizó sus estudios de Derecho en Harvard, podía haber optado por una lucrativa carrera al servicio de clientes adinerados, pero decidió viajar al sur —de donde procedían sus antepasados, desplazados durante la Gran Migración de comienzos del siglo XX— y comenzó a trabajar en Alabama proporcionando ayuda legal a los presos en el corredor de la muerte de la Penitenciaría de Montgomery. Es importante recordar que este estado era el único que no facilitaba tal asistencia y ostentaba además un penoso récord en el número de ejecuciones per cápita. Para tratar de mejorar esta situación, en 1989 Stevenson fundó, junto a la activista Eva Ansley, la Equal Justice Initiative (EJI), una asociación sin ánimo de lucro para la que en 1995 lograron la financiación de una beca McArthur.

La labor de la EJI, difícil en extremo en el ambiente racista de aquella parte del país, obtuvo sin embargo pronto éxitos notables. Uno de los primeros fue con Walter McMillian, un afroamericano que en 1986 había sido condenado a muerte por asesinato en un juicio en el que Stevenson pudo demostrar que la fiscalía despreció declaraciones relevantes, de personas de color casualmente, y compró el falso testimonio de un convicto blanco. El proceso fue largo y tortuoso, y permitió poner de manifiesto el racismo del sistema judicial de Alabama, pero al fin se consiguió la liberación de McMillian en 1993.

Un caballo de batalla de Stevenson han sido siempre los numerosos casos de condenados a muerte o cadena perpetua por delitos cometidos cuando eran menores. Sus esfuerzos en esta línea contribuyeron a los avances que se fueron logrando a partir de 2010, por los cuales estas sentencias pasaron a ser consideradas inconstitucionales, incluso con efecto retroactivo. Como muestra de la labor de la EJI puede decirse que en 2022 ya había librado a más de 130 personas de la pena capital.

Otra iniciativa a destacar son los museos y centros de memoria que la EJI ha promovido en Montgomery, una ciudad cuajada de inscripciones sobre su papel en la historia de la Confederación, y en la que sin embargo nada recordaba que fue uno de los principales núcleos esclavistas del país. Aunque hubo fuerte oposición por parte de los poderes públicos, al fin se consiguió permiso para instalar tres marcadores de memoria en la ciudad sobre la época de la trata. Además, en 2018 se inauguró el National Memorial for Peace and Justice, que recuerda con sus nombres a las casi 4000 personas que fueron linchadas en el Sur entre 1877 y 1950. El mismo año que el Memorial, abrió sus puertas el Legacy Museum: From Enslavement to Mass Incarceration, que reconstruye la historia de la esclavitud y el racismo en América.

Bryan Stevenson

Stevenson publicó en 2014 Just Mercy: A Story of Justice and Redemption, del que hay version castellana (Cuestión de Justicia, Península 2020). Este libro, aclamado por crítica y público, describe las primeras experiencias de su autor con los presos del corredor de la muerte de Montgomery, y aunque está centrado en la odisea de Walter McMillian nos acerca también a otras historias con finales no tan halagüeños. El principal protagonista es en cualquier caso el racista y corrupto poder judicial de Alabama, contra el que vemos debatirse la voluntad épica de un gran profesional del derecho, inteligente, sabio e inmune al desaliento, aunque a veces afloren lágrimas a sus ojos, dispuesto siempre a buscar mecanismos legales para arrancar esperanza al sistema monstruoso. La trama del libro ha sido llevada al cine en una película homónima de Destin Daniel Cretton, estrenada en 2019 en el Festival de Toronto. En ella Stevenson, Ansley y McMillian son magistralmente interpretados por Michael B. Jordan, Brie Larson y Jamie Foxx, respectivamente.

Cuestión de Justicia ofrece un retrato estremecedor del racismo en Norteamérica. El libro y la película nos hablan de un mundo en el que tener el color de la piel equivocado es suficiente para que una perversa máquina judicial nos declare culpables de lo que considere conveniente. La sociedad que se enriqueció con la explotación esclavista prosigue su andadura hoy sin ser capaz de reconocer sus crímenes, y lo que es más grave, condena a los descendientes de los esclavos de antes a una existencia en la que sus derechos más elementales son continuamente vulnerados.

Luchar contra esta ignominia es cualquier cosa menos fácil, y los esfuerzos de todos los que alcanzan a ser conscientes de ella son necesarios y valiosos. Bryan Stevenson nos enseña con su admirable trayectoria que los entresijos del ordenamiento legal pueden ser utilizados para mejorar la situación, y ésta es una vía de progreso posible, que puede hacerse compatible con movilizaciones más ambiciosas y radicales contra el sistema económico que alimenta el desastre. El problema es tan grave como para requerir que el talento de cada uno se use de la forma más apropiada.

Blog del autor: http://www.jesusaller.com/. En él puede descargarse ya su último poemario: Los libros muertos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.