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La negativa de los pasajeros del vuelo Málaga-Manchester a despegar con dos árabes molesta a laicos y musulmanes

‘Islamofobia’ de altos vuelos

Fuentes: El Pais

» La psicosis creada tras el atentado frustrado contra 10 aviones con salida en Londres, abortado el pasado día 11 por la policía británica, se dejó sentir la madrugada del miércoles 16 en el aeropuerto de Málaga. Esa noche, sobre las tres de la madrugada, tenía previsto despegar del aeródromo malagueño un Airbus 320 de […]

» La psicosis creada tras el atentado frustrado contra 10 aviones con salida en Londres, abortado el pasado día 11 por la policía británica, se dejó sentir la madrugada del miércoles 16 en el aeropuerto de Málaga. Esa noche, sobre las tres de la madrugada, tenía previsto despegar del aeródromo malagueño un Airbus 320 de la compañía Monarch con destino a Manchester (Reino Unido). Cuando la mayoría de los pasajeros estaban embarcados en la aeronave y se ajustaban los cinturones de seguridad, varias familias se negaron a acceder al aparato si antes no eran desalojados dos viajeros. Su delito: tener rasgos paquistaníes, hablar árabe, ser jóvenes y no vestir sandalias y ropa veraniega como el resto del pasaje, sino gruesos jerséis y cazadoras de cuero.

Dentro del aparato se corrió pronto la voz de la actitud de las seis personas que permanecían amotinadas en el pasillo de la terminal. Para sorpresa de la tripulación, una familia se levantó de su asiento y salió del aparato, al igual que hicieron luego otras dos. El comandante -autoridad suprema en un avión- decidió que no despegaba con los dos viajeros que algunos calificaban de indeseables, y así se lo notificó al suboficial de la Guardia Civil que se desplazó a la terminal.

El piloto, acompañado por agentes armados y personal de seguridad del aeropuerto malagueño, se dirigió a los dos hombres para comunicarles su decisión y retirarles el pasaporte. Una hora más tarde, los dos hombres, que en ningún momento opusieron resistencia al desalojo, salieron del aparato con la cabeza baja y escoltados por dos agentes. El vuelo ZB 613 abandonó Málaga con más de tres horas de retraso y dos pasajeros menos.

La compañía Monarch aseguró que los dos sospechosos fueron interrogados por la Guardia Civil durante varias horas, informa Efe. Sin embargo, un portavoz del instituto armado negó ayer que los pasajeros expulsados del avión -de nacionalidad británica y origen paquistaní y árabe- fueran retenidos. «No teníamos nada contra ellos, se revisó su equipaje y ya está, ni siquiera tenemos sus nombres», asegura el portavoz. Los dos desalojados pasaron la noche en un hotel y salieron al día siguiente hacia Manchester en un vuelo «de otra compañía», según informó la Guardia Civil.

Heath Schofield es uno de los 150 pasajeros del vuelo de Monarch. Este representante de productos químicos, que viajaba con su esposa, Jo, y sus dos hijas, de 15 y 12 años, se declaró ayer «harto de hablar con periodistas», y no quiso ayer responder a las preguntas de este periódico desde su casa de Cheshire. Sin embargo, su mujer sí había hablado con varios medios británicos. Jo Schofield, profesora universitaria, aseguró al Daily Mail que cuando los dos sospechosos entraron en el Airbus se hizo un silencio «en el que se podía escuchar caer un alfiler». Según esta testigo, las suspicacias se iniciaron después de que un pasajero asegurara que había escuchado a los dos desalojados decir «algo alarmante en árabe» y «miraban mucho sus relojes».

Tanto la comunidad musulmana del Reino Unido como representantes de la sociedad civil han condenado la expulsión de los dos viajeros. El miembro del Parlamento británico Jaled Mahmood, laborista y musulmán, calificó de «enormemente irracional» el incidente de Málaga. «La gente tiene que recuperar la cordura. No se puede acusar y tratar como si fueran terroristas a una persona sólo porque tiene aspecto asiático», dijo este diputado por Birmingham. Por parte del Partido Conservador, el portavoz de Seguridad Nacional, Patrick Mercer, fue algo más lejos y calificó la reacción de los viajeros del vuelo ZB 613 como «una victoria para los terroristas».

El secretario general del Consejo Musulmán del Reino Unido, Mohamed Abdul Bari, aseguró que los sucesos del aeropuerto malagueño son una muestra del «alto nivel de sospecha que a menudo soportan injustamente los musulmanes», y dijo que muchas personas de origen árabe «son culpables hasta que se demuestra que son inocentes».

El incidente del pasado día 15 en Málaga se une a la lista de anomalías que ha provocado el pánico tras los atentados fallidos del 11 de agosto en aeropuertos de todo el mundo. La semana pasada un vuelo desde Londres a Washington fue desviado a Boston porque una pasajera llevaba en su equipaje de mano un destornillador, cerillas y crema de manos. El pasado jueves por la mañana las autoridades aeroportuarias de Estados Unidos evacuaron un aeropuerto en Virginia Occidental después de que se informara de que un viajero llevaba dos recipientes con restos de explosivo. Posteriormente se supo que el líquido era totalmente inocuo.

El propio aeropuerto de Málaga, el cuarto aeródromo de España con 12,6 millones de viajeros en 2005, ya sido escenario de otros incidentes relacionados con supuestos terroristas islámicos. El pasado 26 de noviembre, una falsa amenaza de bomba en Boeing 737 de la compañía danesa Sterling, procedente de Estocolmo (Suecia), obligó a activar el protocolo de seguridad del aeropuerto y provocó el despliegue de numerosos miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Al parecer tres jóvenes, uno de ellos de rasgos magrebíes, dijeron en tono de broma delante de una azafata que llevaban un artefacto explosivo. Aquella vez, los viajeros supieron mantener la calma.»

Claro está, nuestra democrática Guardia Civil en ningún momento «detuvo» a los «sospechosos». Simplemente, les hizo abandonar el avión, perder el vuelo y pasar por el bochorno consiguiente. Y el comandante de la aeronave, muy en su papel señoritil, en lugar de dejar en tierra a los racistas que promovieron el incidente, como mandan las normas habituales de embarque, optó por violar los derechos democráticos de dos ciudadanos cuyo único delito era, supuestamente, hablar «árabe». Habría sido mucho pedir a unos racistas ignorantes de piel blanca y cerebro en blanco que supieran que la lengua que se habla en el Pakistán no es árabe, sino urdu…