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El silencio de Bush acerca de la venta de armas de asaltos

«Jihad para Idiotas»

Fuentes: Progreso Semanal

Atención, células secretas de Al-Qaeda, terroristas nacionales, pistoleros en escuelas, imitadores de David Koreshy, lunáticos sedientos de sangre de todas partes: asegúrense de marcar el 13 de septiembre en sus agendas porque -gracias al Presidente Bush y a sus amigos republicanos en el Congreso- sus misiones asesinas están a punto de ser mucho más fáciles. […]

Atención, células secretas de Al-Qaeda, terroristas nacionales, pistoleros en escuelas, imitadores de David Koreshy, lunáticos sedientos de sangre de todas partes: asegúrense de marcar el 13 de septiembre en sus agendas porque -gracias al Presidente Bush y a sus amigos republicanos en el Congreso- sus misiones asesinas están a punto de ser mucho más fáciles.

Resulta que ese es el día que se ha señalado para que expire la prohibición federal de 10 años a los armas de asalto, lo cual hace que sea perfectamente legal vender y tener toda una nueva línea de máquinas de matar de tiro rápido producidas nacionalmente.

Así mismo es. A no ser que algo cambie dentro de poco, armas listas para el combate, como el AK-47, la UZI y la pistola de asalto TEC-9 -armamento diseñado para eliminar a un gran número de personas de la manera más eficiente posible- podrían estar inundando de nuevo el mercado norteamericano. Y gracias a las enormes deficiencias de nuestras leyes acerca de armas, todos, desde adolescentes contrariados hasta seguidores de Osama bin Laden, podrán obtener legalmente este tipo de feroz poder de fuego en las exhibiciones de armas sin ni siquiera tener que pasar una verificación de antecedentes. Podría ser un caos inmediato.

Después que el ejército de EEUU derrocó a los talibanes, nuestros soldados encontraron un manual de entrenamiento de Al-Qaeda que incluía una sección completa elogiando la facilidad con que los terroristas potenciales en Estados Unidos podían amasar armas de asalto, «preferiblemente un AK-47 o sus versiones».

Era un «Jihad para Idiotas» -pero son nuestros líderes los que están actuando como idotas.

Al plegarse a las demenciales exigencias de la pandilla de la Asociación Nacional del Rifle (NRA) que piensa que la única buena ley sobre armas es la ley que no habla de armas, los líderes republicanos en el Congreso se han negado firmemente a discutir una legislación que extendería la prohibición a las armas de asalto. Y el presidente no ha presionado al Congreso para que la discuta. Eso a pesar del hecho de que, durante la campaña del 2000, él dijo: «No tiene sentido que en nuestra sociedad anden por ahí las armas de asalto», y justamente el año pasado el vocero de la Casa Blanca Scott McClellan afirmó inequívocamente que el presidente «apoya la reautorización de la ley actual».

Dado su muy pregonado compromiso con mantener nuestra seguridad, uno pensaría que la renovación de la prohibición de las armas de asalto tendría una alta prioridad para el presidente. Especialmente en año de elecciones.

Después de todo, recientes encuestas muestran que más del 70 porciento de los norteamericanos apoyan la prórroga de la prohibición. Igualmente todas las organizaciones policíacas principales del país. Hasta el 64 por ciento de los propietarios de armas de fuego apoyan la prohibición, porque comprenden que hacer ilegal las armas que tienen supresor de destello, silenciador, culata plegable, tetón de bayoneta y depósito de municiones de gran capacidad no es un ataque a la Segunda Enmienda -es auto preservación.

Pero en vez de utilizar su posición de fuerza para presionar a favor de la renovación de la prohibición, Bush finge apoyar la medida mientras garantiza su desaparición. La razón es tan sencilla como cobarde: todo es para aplacar a la NRA, la cual ha prometido esperar a declarar su apoyo a un candidato presidencial hasta que haya expirado la prohibición de las armas de asalto.

Qué gran fracaso de liderazgo.

Al jugar a la política con nuestra sociedad, el presidente ha demostrado su verdadera posición en su tema principal de la seguridad nacional. Si su más alta prioridad fuera realmente mantener a los norteamericanos fuera de peligro, se enfrentaría al lobby de las armas y exigiría al Congreso que hiciera todo lo posible para mantener las armas de asalto fuera del alcance de los criminales, narcotraficantes y terroristas.

Al menos debiera presionar al presidente de la Cámara de Representantes, Dennos Hastert, y al Líder de la Mayoría en el Senado, Bill Frist, para que se votara la prohibición y se forzara a nuestros representantes electos a escoger públicamente entre aplacar a ese interés especial tan especial, la NRA, o actuar a favor del interés público.

Los partidarios del control de armas, incluyendo los de la campaña de Brady, están uniéndose a los funcionarios policiales para hacer un intento de última hora de avergonzar a Bush para que haga lo correcto. Pero el tiempo se acaba: debido al receso del verano en el Congreso, quedan menos de veinticinco días para que los legisladores extiendan la prohibición.

La forma en que el presidente responda pudiera ser un factor decisivo en noviembre.

Los electores a los que se les han confiscado sus cortaúñas en las revisiones de seguridad en un aeropuerto, antes de permitirles salir de vacaciones, pueden que no miren favorablemente a un líder que, por razones de conveniencia política, permite a los chicos verdaderamente malos armarse con armas de destrucción masiva.

La NRA ha prometido que negará su ambicionada calificación de «A» -y los millones con que contribuye a los que la reciben- a cualquier candidato que vote a favor de prorrogar la prohibición de las armas de asalto.

Debemos dejar bien en claro a los que aspiran a un cargo electivo que si no actúan para mantener nuestras calles libres de estas máquinas de matar, no les daremos algo aún más poderoso. Nuestros votos.

El correo electrónico de Arianna Huffington es [email protected].

© 2004 Arianna Huffington.

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