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Joaquim Torra, persona non grata

Fuentes: Rebelión

Mi compañera está de los nervios. ¡Cuando le hablo de ERC y de la CUP, arroja chispas por su boca, su cara y su alma! Está desesperada, no logra entenderlo. Si le hablo del PDCat o del núcleo servil de Puigdemont, ni les cuento. Padres andaluces y extremeños, hermanas aragonesas, primos gallegos y murcianos, antiguas […]

Mi compañera está de los nervios. ¡Cuando le hablo de ERC y de la CUP, arroja chispas por su boca, su cara y su alma! Está desesperada, no logra entenderlo. Si le hablo del PDCat o del núcleo servil de Puigdemont, ni les cuento. Padres andaluces y extremeños, hermanas aragonesas, primos gallegos y murcianos, antiguas novias (¡no me lo ha dicho nunca… pero lo sé!) valencianas, vascas y madrileñas, ella misma es palentina… Ha leído no diré que todos pero sí unos cuantos artículos del presidente (demediado) Joaquim Torra, el dirigido desde Berlín por el ex presidente sionista. Dice que no puede ser, que no puede más.

Uno de los fragmentos que más le ha dolido: «Ahora miras a tu país [Cataluña o Países Catalanes para JT] y vuelves a ver hablar a las bestias. Pero son de otro tipo. Carroñeras, víboras, hienas. Bestias con forma humana que destilan odio. Todos conocemos alguna. Abundan las bestias. Viven, mueren se multiplican» (de un artículo de 2012 publicado en El Món que lleva por título: «La lengua y las bestias»).

¿Quién destila odio, grita enfurecida y muy dolida? ¿Quién piensa y escribe realmente como una bestia, como una víbora, como un político carroñero, como una hiena insaciable, como un etnicista vomitivo? ¿Dónde viven, mueren y se multiplican verdaderamente las bestias, las bestias más peligrosas? Qué hacer, ella siempre tan leninista, me ha preguntado finalmente.

Pues no lo sé, le he comentado. Entiendo su indignación pero el presidente demediado y nacional-católico, el que ha jurado con la imagen de la Virgen de Montserrat muy cerca suyo (comentario de TV3: «Entre les imatges (imágenes) de la Moreneta i Sant Jordi, Joaquim Torra ha jurat el seu càrreg (cargo) de President de la Generalitat de Catalunya»), ha sido elegido con los votos del PdCat y ERC y el apoyo explícito de la CUP. Hay que esperar, no queda otra. Hay que resistir, hay que organizarse, hay que generar cultura federalista… Así iba diciendo cuando sin más, de golpe, se me ha encendido una lucecita.

¿Qué lucecita? Esta: ¿por qué vamos a callarnos? ¿Por qué vamos a paralizarnos y permanecer mudos? ¿Qué haríamos si nos enfrentáramos a un presidente de extrema derecha de otro país cualquiera? Cabe, desde luego que cabe, un recurso mínimo, de dignidad, de rechazo de lo que debe ser rechazado: ¿por qué no organizamos una campaña para que el presidente (demadiado) Torra sea nombrado persona non grata en ciudades y pueblos? ¿Que no se merece ese tratamiento? ¿Cómo que no se merece ese tratamiento? ¿Una persona como él, de esas características político-culturales, de esa concepción racista, supremacista e hispanofóbica del mundo, es alguien que pueda ser bienvenido? ¿Dónde puede ser bienvenido?

¿No obraríamos del mismo modo si Rajoy, Rivera, Aguirre, Sánchez o quien fuera hubieran dicho cosas como las que ha afirmado una y cien veces, por activa y pasiva, el presidente etninista de .Cat, de la Cataluña que en él se reconoce? ¿A qué esperamos?

¿Que necesita un margen de confianza? Por favor, por favor,… Debemos ser pacientes, prudentes y temperadas pero no idiotas. No en nuestro nombre. No queremos un presidente que nos insulte, con toda la zafiedad del mundo, hasta lo más hondo.

No es nuestro presidente. Es una deshonra al país real y a sus instituciones. Un horror, un verdadero horror, para las mujeres que amamos la fraternidad y las relaciones de cercanía entre ciudadanas y pueblos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.