El Comité de Relaciones Exteriores del Senado inició hoy audiencias para confirmar a John Dimitri Negroponte, conocido embajador de los Escuadrones de la Muerte en Honduras, como número dos de la diplomacia estadounidense.La sombra del apoyo estadounidense a la contrarrevolución nicaragüense de los años 80 debe reaparecer esta semana en las audiencias de confirmación del […]
El Comité de Relaciones Exteriores del Senado inició hoy audiencias para confirmar a John Dimitri Negroponte, conocido embajador de los Escuadrones de la Muerte en Honduras, como número dos de la diplomacia estadounidense.
La sombra del apoyo estadounidense a la contrarrevolución nicaragüense de los años 80 debe reaparecer esta semana en las audiencias de confirmación del hasta hace poco «zar» de la inteligencia estadounidense.
Negroponte alegará de nuevo que aquella época de su carrera fue «absolutamente legal y totalmente profesional», como dijo cuando pasó la prueba ante el Comité de Inteligencia del Senado.
Se esperan las mismas evasivas del ex embajador ante las Naciones Unidas e Iraq, que ahora se apresta a trabajar a la sombra de Condoleezza Rice, la Secretaria de Estado norteamericana.
Sin embargo, ahora, los demócratas son mayoría en el Senado y la confirmación del funcionario pudiera ser más cuestionada.
Cuando era analizado en 2006 para su cargo de jefe del espionaje, el diario The Washington Post apuntó que las convicciones anticomunistas de Negroponte lo llevaron a minimizar las violaciones a los derechos humanos en Honduras.
El rotativo sostuvo entonces que el candidato usó un «canal trasero» con el gobierno de Ronald Reagan para apoyar la continuación de la ayuda a los «contras», pese a que en 1983 el Congreso había votado por cortarla.
Tras su ingreso a la CIA, Negroponte fue destinado a Vietnam, donde se coloca a cargo de la Operación Phoenix. Fue consejero político en Saigón en 1964.
A fines de los años 80 se convierte en embajador en México, período de la rebelión zapatista en Chiapas.
Durante los años 1970 y 1980 su nombre causaba controversia, debido a sus actividades en Latinoamérica, y por su implicación en Nicaragua con la Operación Cóndor.
Su salida de la jefatura del Consejo de Inteligencia Nacional de Estados Unidos (DNI), donde tenía la misión de evitar errores de análisis como el de Iraq, hace que surjan dudas sobre los resultados de la labor que se le encomendó.
Pese a su oscuro pasado, fue desde su cargo uno de los más acérrimos atacantes de la Revolución Bolivariana y del presidente Hugo Chávez, de Venezuela.
El prontuario del aspirante a número dos de la diplomacia estadounidense ha sido bien documentado por la propia prensa local con informes que, incluso, lo unen al tráfico de armas y el tráfico de drogas de 1981 a 1985.
Durante su etapa como embajador en Iraq se le vincula con un grupo paramilitar denominado la Brigada Badr, que realizó tareas de secuestro, tortura y asesinato muy parecidas por su estilo a los escuadrones de la muerte.
Según medios de prensa en enero del 2005, Washington inició lo que se denominó «la Opción Salvador», consistente en el entrenamiento de escuadrones iraquíes favorables a Estados Unidos.
Se espera que el Senado apruebe a Negroponte para el cargo, máxime cuando muchos sectores piden la inclusión de soluciones diplomáticas para Iraq.