Recomiendo:
0

Cronopiando

¿Katrina culpable?

Fuentes: Rebelión

Me pregunto si no estaremos siendo excesivamente severos con la pobre Katrina que, al fin y al cabo, ni del nombre tendría por qué responder. Katrina fue anotada en el registro civil con más que prudente antelación. Vivió su tormentosa adolescencia con rigurosa pulcritud y se hizo adulta tras anunciar a todos su nueva y […]

Me pregunto si no estaremos siendo excesivamente severos con la pobre Katrina que, al fin y al cabo, ni del nombre tendría por qué responder.

Katrina fue anotada en el registro civil con más que prudente antelación. Vivió su tormentosa adolescencia con rigurosa pulcritud y se hizo adulta tras anunciar a todos su nueva y huracanada condición, siete días antes de que hiciera valer su naturaleza sobre Nueva Orleans.

En ningún momento varió su trayectoria como otros pérfidos huracanes que amagan por la izquierda y se van por la derecha, y hasta tuvo el detalle, que bien pudo haberse ahorrado, de demostrar su poderío a su paso por la Florida, como para que nadie desconociera su advertencia.

Si Katrina tuviera la oportunidad de un juicio justo y la asistencia de un abogado, bien podría alegar en su defensa que no hubo alevosía ni nocturnidad y que, en todo caso, la premeditación de su fechoría, había sido hecha pública con suficiente prontitud por miles de periódicos, canales y emisoras de todo el mundo, y que «guerra avisada no mata soldado».

En su descargo habría que apuntar la confesión de sus intenciones, y si semejantes alegatos no sirvieran para exonerarla de culpa, al menos sí deberían servir para que no la sienten sola en el banquillo, porque Katrina tuvo un cómplice que hoy trata de eludir la acción de la justicia.

Imposible sería saber cuántos muertos son responsabilidad exclusiva de Katrina y cuántos deben anotarse en la cuenta de ese cómplice cuyas señas conocidas responden al nombre de George W.Bush.

La indolencia, la ineptitud, el desprecio por la vida de ese presidente que persistió en sus vacaciones hasta, incluso, tres días después de la tragedia, mucho tuvieron que ver con que hoy los muertos se cuenten por miles.

Recursos humanos, entre ellos miles de guardias nacionales de la zona, desviados de su destino para mandarlos a Iraq; fondos económicos negados a las labores de prevención de desastres, incluyendo el reforzamiento de los diques de Nueva Orleans, para subvencionar la canallada imperialista en Iraq; recursos materiales, como vehículos anfibios o jeeps, que en lugar de asistir a las víctimas de este desastre, estaban en Iraq, todavía están; carencia de refugios; falta de reacción tras la tragedia y horas y días vitales que se perdieron multiplicando el número de muertos; carencia de planes previos a la llegada del huracán; arrogante silencio y desprecio frente a la generosa oferta de solidaridad cubana, primer país que ofreció ayuda, primer país que, en su propio parlamento, llamó a la solidaridad con Estados Unidos y primer país en expresar su dolor a las víctimas.

Esta criminal complicidad es la que ha provocado el insólito caso de alrededor de diez policías y bomberos muertos, entre ellos el vocero de la policía de Nueva Orleans, suicidados ante la impotencia de no poder socorrer a gente desesperada, clamando por ayuda, hundidos ante un complejo de culpa que acabó por suicidarlos. No, Katrina tiene su culpa, su huracanada culpa, pero no es ella la que debe responder por los miles de muertos.