El candidato demócrata supera por una mínima ventaja (casi un empate técnico) a Bush en las encuestas, menos en el rubro de la «lucha contra el terrorismo» donde los estadounidenses eligen al actual presidente en todos los sondeos realizados hasta ahora
El guión farsesco de la Convención Demócrata en Boston se centra en presentar a un apático y deslucido John F. Kerry como un gallardo héroe de Vietnam y un líder capaz de conquistar las preferencias del endurecido electorado de EEUU.
Los organizadores tienen fijado en la retina un dato que no es menor: El candidato demócrata supera por una mínima ventaja (casi un empate técnico) a Bush en las encuestas, menos en el rubro de la «lucha contra el terrorismo» donde los estadounidenses eligen al actual presidente en todos los sondeos realizados hasta ahora.
Este (junto a su habitual apatía y falta de carisma) es el punto más vulnerable de Kerry frente a Bush, por eso no sorprende que en la puesta en escena electoral en Boston hayan echado mano de las medallas que Kerry recibió en Vietnam y a la carismática presencia de Bill Clinton para realzar la imagen de Kerry.
Con ese objetivo se ha invitado a veteranos como David Alston que sirvieron junto a Kerry en el sureste asiático. Siguiendo la tesis del «halcón gallina» inventada por Michael Moore para denostar al actual presidente, se quiere mostrar que uno (Kerry) fue a la guerra, mientras que el otro (Bush) hizo su servicio militar en la Guardia Aérea Nacional de Texas.
En el mes de febrero pasado, la campaña presidencial en EEUU sufrió un recalentamiento con la irrupción del cineasta Michael Moore tildándolo a Bush de «desertor» por haber eludido sus obligaciones de combatir en la guerra de Vietnam.
Tres semanas después de que el cineasta comentara que una elección entre Clark y George W. Bush enfrentaría a «un general contra un desertor», el militar se retiró de las primarias demócratas y se incorporó a la campaña del veterano de Vietnam John Kerry.
Desde entonces los demócratas decidieron utilizar la figura y la popularidad de Moore, cuya página Web ha llegado a recibir 5 millones de visitas diarias, quien ha calificado a Bush como «Un desertor, un ladrón de elecciones, un conductor borracho, un mentiroso sobre las armas de destrucción masiva y un analfabeto funcional.«
La supuesta deserción de Bush de la guerra de Vietnam, azuzada por Moore, ya le valió el mote de «halcón gallina» que sus adversarios del Congreso y de los medios de comunicación ya han hecho circular por todo el territorio estadounidense.
Los dichos de Michael Moore desencadenaron campañas mediáticas que obligaron a la Casa Blanca, en la tarde del viernes, a difundir documentos sobre el historial militar de Bush.
El presidente y sus colaboradores, presionados por el oportunismo político de los demócratas, hicieron público el expediente militar de Bush para demostrar que es un digno «presidente de la guerra», y neutralizar en parte el mote de «halcón gallina» lanzado por el oportunista lenguaraz de Hollywood.
El contagioso síndrome del «halcón gallina» -que se propagó como un virus entre los sectores pacifistas estadounidenses- no hizo mella en el grueso del electorado estadounidense que sigue prefiriendo a Bush para la conducción de la «guerra contra el terrorismo»
La mediocridad de la campaña (a tono con el cerebro del estadounidense promedio estadístico) hacen de las medallas de ex combatiente Kerry su principal arma en contra de Bush.»¿Estaba Bush presente y activo en Alabama en los momentos en que se requería?», se preguntó el senador en un acto de campaña en el cual cuestionó la imagen del «presidente de la guerra» que los republicanos dan a Bush.
No es la primera vez que los demócratas arrojan y tejen especulaciones sobre el servicio militar del mandatario. Los demócratas lo acusan, no sólo de evitar ir a la guerra inscribiéndose en la Guardia Nacional, sino también de no haber cumplido con su obligación.
Kerry al graduarse en 1966 se enlistó en la marina y participó durante cuatro meses en la guerra entre 1968 y 1969.
Fue comandante de una patrulla fluvial en el río Mekong, abordo del Swift Boat Nº 94 y fue condecorado en dos ocasiones con las estrellas de plata y de bronce al valor.
Pero de regreso de la guerra se unió al movimiento antibelicista y siendo el portavoz de la Asociación de Veteranos, dijo la frase que le abrió las puertas a la política: «¿Cómo le piden a un hombre ser el último en morir en Vietnam?», le dijo a la comisión de Relaciones Exteriores del Senado en 1971.
Desde que fue elegido para el Senado en 1984, los votos y las opiniones de Kerry han sido incoherentes y duales.
Criticó la política estadounidense en Irak, pero votó a favor de la intervención militar en 2002. Se opuso a la intervención en América Central, y luego elogió el papel desempeñado por los EEUU con los contras nicaragüenses.
Sus rivales republicanos ya comenzaron a enfatizar que Kerry se opuso a la primera Guerra del Golfo, en 1991, pero votó a favor de la invasión de 2003.
Una anécdota lo pinta de cuerpo entero. El pasado mes de abril el candidato presidencial demócrata sorprendió a la prensa norteamericana cuando señaló que él, como católico, seguía la doctrina del Papa «Pío XXIII», es decir, un pontífice que nunca existió.
Durante un encuentro con la prensa reproducido por el New York Times, Kerry se proclamó «católico practicante» pero que está a favor del aborto, la clonación y las uniones civiles de homosexuales, y luego reaccionó molesto cuando se le señaló que algunos católicos lo criticaban por la contradicción de su confesión religiosa y sus ideas.
El New York Times se vio obligado a aclarar que «el Sr. Kerry aparentemente quiso decir Juan XXIII, ya que no existe ningún Pío XXIII».