Recomiendo:
0

Convención demócrata

La apuesta por Kerry

Fuentes: Rebelión

La convención del partido Demócrata estadounidense abrió en Boston en medio de excepcionales medidas de seguridad. Miles de policías, interrupciones del tránsito, cierre de estaciones de metro, registros discrecionales, detectores de metales, patrullaje aéreo de escuadrones de aviones caza, toda la parafernalia de la coerción está siendo utilizada con una muralla de hierro y fuego […]

La convención del partido Demócrata estadounidense abrió en Boston en medio de excepcionales medidas de seguridad. Miles de policías, interrupciones del tránsito, cierre de estaciones de metro, registros discrecionales, detectores de metales, patrullaje aéreo de escuadrones de aviones caza, toda la parafernalia de la coerción está siendo utilizada con una muralla de hierro y fuego potencial. Están asustados, o fingen estarlo, para infundir miedo al electorado, política sistemática seguida por Bush para presentarse como el salvador de la seguridad de la «gran nación americana.»

Todos los valores convencionales de esa organización política están siendo puestos en juego con la presencia de los ex presidentes Clinton y Carter y del ex vicepresidente Gore. De este evento se espera que altere el virtual empate existente en la preferencia del ciudadano estadounidense. Es usual que las convenciones fortalezcan la imagen del candidato seleccionado, para eso son en definitiva, para la promoción de quien ya se sabe que será el aspirante.

El inconveniente de Kerry es que no acaba de convencer a los votantes. Muchos declaran que ignoran quién es, desconocen cuál es su plataforma de gobierno. Los republicanos lo acusan de ser el más liberal de los senadores, sin embargo tiene estrechas relaciones con el grupo conocido como Leadership Council, que congrega a los hombres de negocios afectos al partido demócrata. Kerry es un aristócrata de Boston, relacionado a dos de las familias más antiguas de Nueva Inglaterra, los Winthrops y los Forbes, quizás por ello no acaba de aterrizar en la simpatía de las grandes masas.

Pese a ser un veterano de la guerra en Vietnam cargado de medallas, lo cual suele atraer a los votantes patrioteros, devotos del águila imperial, tampoco cuenta con el total entusiasmo de esos sectores. Sus detractores le acusan de aburrir a sus audiencias con discursos mediocres y grises. Su elección como candidato a vicepresidente del carismático Edwards, conocido por la fluidez de su oratoria, puede ayudarle mucho.

Kerry a veces se muestra audaz y radical y en otras ocasiones aparenta ser cauteloso y moderado. En su último número la influyente revista británica, The Economist, lo calificó de «difícil de definir porque carece de un centro de gravedad y doctrinas suficientemente asimiladas. Ha demostrado tener valor personal pero no coraje político. Quiere compartir ambos lados de cualquier proposición.» Como un ejemplo de esa actitud, Kerry se opone al matrimonio gay pero favorece su legalización en los estados

Se le conoce como un adepto de la discreción y es reservado por naturaleza. Es demasiado apegado a las tonalidades cambiantes de cada argumento y al análisis exhaustivo, en tanto que el iletrado y tosco Bush presenta sus argumentos en blanco y negro, despojados de todo matiz, y por tanto más comprensibles para las vastas mayorías.

Si triunfara en las elecciones Kerry disminuiría las tensiones con la Unión Europea, relaciones que han sido torpemente manejadas por Bush, pero no disminuiría el gasto militar. También mermaría la presión sobre el Oriente Medio y buscaría líneas de entendimiento con el Islam. Trabajaría menos aisladamente que Bush buscando la participación internacional y la cooperación de Naciones Unidas en política exterior, especialmente en Irak. En materia doméstica mejoraría la asistencia a la salud pública y aboliría las regulaciones fiscales de Bush que merman las obligaciones de quienes cuentan con ingresos superiores.

Las últimas encuestas, del 21 de julio, muestran a Kerry con dos puntos por encima de Bush, en un virtual empate de 49 a 47% de intención de voto, lo cual no significa gran cosa. La mitad del país está de acuerdo en que Bush ha conducido al país a un desastre, pero existe la otra mitad que piensa que ha mejorado la situación económica. La mayoría estima ahora que la guerra en Irak era innecesaria.

La convención demócrata marca el inicio del fin de la campaña electoral que decidirá si Estados Unidos se empantana aún más en la operaciones bélicas en el Oriente Medio, más la prepotencia y autoritarismo domésticos con la mutilación de las libertades públicas, eligiendo al psicópata Bush, o si se aventura, opuestamente, con Kerry, por un camino de revisión de fracasos y búsqueda de nuevas opciones.

[email protected]