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Perdieron la pista

La cacería contra Bin Laden

Fuentes: The Independent

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Peshawar, Pakistán. En algún sitio, hay un hombre acurrucado en las sombras, habla en una grabadora, presenta su más reciente mensaje al mundo exterior. Su cara es instantáneamente reconocible. Su cabeza ha sido puesta a precio y sólo una brizna de información sobre su paradero podría hacer rico a alguien para todo el resto de su vida. Es el hombre más buscado del mundo, pero durante más de tres años, nadie ha podido encontrar la menor traza del paradero de Osama bin Laden.

Ahora que Washington y Nueva York están esta semana en alerta naranja y EE.UU. publica lo que afirma que es la evidencia más detallada obtenida hasta ahora de un complot de Al-Qaeda para atacar dentro de sus fronteras, el enfoque repentinamente vuelve a la caza de Bin Laden. Acusan a aliados de Al-Qaeda de haber cometido algunas repugnantes decapitaciones de extranjeros que se han convertido prácticamente en una atroz rutina en Irak. Y ahora, cuando viene una elección nacional y cuando al presidente George Bush le va mal en los sondeos, dicen que la Casa Blanca se desespera por capturar a su hombre a tiempo para noviembre.

Pero parece que han perdido totalmente la pista. A menos que oculten algo al público – y tendría que haber sido muy bien escondido; no han confirmado ni una sola vez alguna aparición de Bin Laden desde que huyó de los bombardeos de Tora Bora en Afganistán por EE.UU. a fines de 2001. Tampoco, según fuentes paquistaníes, ha habido alguna intercepción de llamados telefónicos satelitales hechos por él, ni de algún correo electrónico. Aviones teledirigidos vuelan constantemente sobre la frontera afgano-paquistaní vigilando todos los movimientos. No han logrado detectar cosa alguna. Ha desaparecido de la red de vigilancia electrónica de EE.UU., la más avanzada que el mundo haya jamás visto. Lo último que se oyó de su parte fue una cinta grabada en abril en la que ofreció un cese el fuego a Europa si dejaba de cooperar con EE.UU.

La organización central de Al-Qaeda ha sido diezmada desde 2001. Los cálculos varían, pero se dice que hasta 3.400 de 4.000 miembros han sido capturados o muertos, según los expertos. Algunos estiman que el número de los que siguen en libertad es de sólo 200; se cree que los continuos ataques con bombas y por otros medios provienen de grupos relacionados, muchos de cuyos militantes fueron entrenados por la organización de Bin Laden en Afganistán, pero no de la central de Al-Qaeda en sí.

Pero si la organización ha sido fuertemente golpeada, sus comandantes superiores – Osama y su mentor, el doctor Ayman al-Zawahiri – siguen difíciles de aprehender. Bin Laden, parece, ha logrado uno de los actos de desaparición más extraordinarios de la historia.

¿Será cierto? Hay multitud de rumores de que ya ha sido capturado por EE.UU., o tal vez Pakistán, y que sus captores esperan el momento perfecto para anunciar su captura: a tiempo para el intento del presidente Bush de ser reelegido, por ejemplo, o para que el presidente de Pakistán, Musharraf extraiga las más fastuosas recompensas de EE.UU. Internet estalla con ruidos y especulación sobre esa posibilidad, pero fuentes respetables insisten en que no pueden ser tomados en serio.

Si Bin Laden ha sido capturado, sus captores han logrado un acto de desaparición tan extraordinario como el de Osama. Ni un solo funcionario ha dado el menor indicio. Ni una sonrisa sardónica. Más que eso, no ha habido ruido alguno de parte de los partidarios de Bin Laden que pueda sugerir que ha sido localizado y capturado o muerto.

La versión oficial sigue siendo que está en la región fronteriza entre Afganistán y Pakistán; el lado en el que se encuentra depende en realidad del lado en el que formulas la pregunta. Si preguntas a los estadounidenses o al gobierno interino del presidente Hamid Karzai en Afganistán te dirán que Osama está en Pakistán. Pregunta en Pakistán, y las autoridades te dirán que está en Afganistán.

Todos se pasan la pelota a través de la frontera.

El área es por cierto un sitio de primera para esconderse. La frontera tiene unos 2.430 kilómetros de largo y pasa por algunos de los terrenos más salvajes e inaccesibles del mundo. «Incluso si Pakistán y Afganistán llevaran a sus ejércitos completos, no podrían sellar la frontera», dice el doctor Rohan Gunaratna, autor de «Inside al-Qa’ida». Gran parte de la zona a ambos lados de la frontera está poblada por miembros de la tribu pastún, cuya lealtad de Bin Laden y Al-Qaeda data de la guerra de los muyahidín contra los soviéticos y que sienten poca simpatía por EE.UU., el nuevo gobierno afgano o las autoridades paquistaníes.

Los estadounidenses afirman que han peinado exhaustivamente el lado afgano de la frontera. Pero el gobierno afgano ha acusado repetidamente a Pakistán de no hacer lo suficiente. En un viaje a Islamabad el mes pasado, el Ministro de Exteriores, Abdullah Abdullah, famoso por la Alianza del Norte, hizo algunos ataques bastante malignos hacia las autoridades paquistaníes en una conferencia de prensa.

En realidad, casi todos los principales éxitos en la caza de Al-Qaeda han sido obtenidos en Pakistán. El país ha presenciado la mayoría de los arrestos hechos hasta la fecha de objetivos destacados:: Khaled Sheikh Mohammed, el presunto planificador del 11 de septiembre; Ramzi bin al-Shibh, de quien se cree que fue el número veinte de los secuestradores que no logró llegar porque no pudo conseguir una visa; y sólo la semana pasada, Ahmad Khalfan Ghailani, un tanzaniano que es uno de los principales sospechosos de los atentados de 1998 contra las embajadas de EE.UU. en Tanzania y Kenia. Y 470 miembros de Al-Qaeda han sido capturados en Pakistán, según el doctor Gunaratna.

En los últimos meses ha habido más acción del lado paquistaní de la frontera que nunca antes en su historia. En marzo, el ejército envió 70.000 soldados a Waziristán del sur, un área tribal donde nunca antes había ido el ejército por un antiguo acuerdo con las tribus que data de los tiempos coloniales británicos. Una ola de excitación se produjo cuando el presidente Musharaff dijo que un objetivo de alto valor había sido inmovilizado. La especulación, alimentada por fuentes oficiales, era que se trataba del doctor Zawahiri, el mentor de Bin Laden y camarada en armas en Al-Qaeda; pero el doctor Zawahiri nunca apareció.

Las autoridades paquistaníes han bloqueado, desde hace meses, el acceso a Waziristán del sur para todos los periodistas, extranjeros y locales. Incluso se ha negado todo acceso a la Cruz Roja y a otras organizaciones humanitarias. Pero un llamado telefónico a Wana pasando por los cordones policiales es todo lo que se requiere para obtener detalles de lo que está ocurriendo. Los periodistas pastunes locales no aprecian que se les diga que se mantengan alejados de la acción, y los teléfonos interceptados no los preocupan.

Parece que los soldados paquistaníes llegaron y rodearon una posición defendida por algunos militantes extranjeros. Pero fueron rodeados por su parte por una inmensa fuerza de miembros de la tribu local, simpatizantes de los militantes, y hubo una batalla. Según la gente local, más de 100 soldados paquistaníes fueron muertos y hasta 200 militantes extranjeros y miembros locales de la tribu.

El ejército paquistaní afirma que las cifras son mucho más bajas en lo que se refiere a sus propias tropas, pero aceptó que sufrió considerables bajas. Había militantes extranjeros en el área, pero sólo 600, menos de lo que afirmaron las autoridades paquistaníes. La mayoría eran uzbecos, pero también había afganos, chechenios, uighur de China y un pequeño número de árabes. Muchos pueden haber sido combatientes de Al-Qaeda y sus aliados que huyeron de los bombardeos de Tora Bora en 2001.

Periodistas paquistaníes bien relacionados dicen que la ofensiva se basó en información real de que el doctor Zawahiri había estado en el área, aunque no Bin Laden. Pero fuentes locales insisten que el único «objetivo de alto valor» en el área era Tahir Yildashev, el líder del Movimiento Islámico de Uzbekistán, aliado de Al-Qaeda, que escapó vivo cuando su jeep irrumpió a alta velocidad a través de un cordón del ejército paquistaní. No se ha sabido nada de él desde entonces.

Los waziristán convirtieron brevemente en héroe a Nek Mohammed, un miembro local de la tribu que dirigió la resistencia contra el ejército y que después fue muerto después de que amenazó con extender el combate a las ciudades de Pakistán. Parece que fue muerto por los estadounidenses – fue alcanzado por un ataque con misiles poco después de hacer un llamado telefónico satelital y los militares paquistaníes no tienen la tecnología para rastrear llamados telefónicos satelitales.

Consejeros de las fuerzas especiales y de la inteligencia de EE.UU. parecen haber estado fuertemente involucrados en la operación de Waziristan del Sur, a pesar de la repetida insistencia de Pakistán en que no hay tropas de EE.UU. operando en su territorio. Se dice en Islamabad que el FBI tiene una oficina en la ciudad, desde la que dirige la busca de Bin Laden y de otros altos personajes de Al-Qaeda. Pero, como muchas cosas en este asunto, es imposible confirmar la afirmación.

Una operación de semejante importancia sugiere que puede haber habido un objetivo de alto valor en el área, pero, por dramática que haya sido, la operación en Waziristán no logró alcanzar a alguno – y el nombre de Bin Laden ni siquiera ha sido mencionado al respecto. Su logro más importante parece haber sido que el ejército paquistaní logró establecer puestos en la frontera afgana dentro del territorio tribal, «en sitios que antes no se podían imaginar», según una fuente local.

Pero la operación también ha sido fuertemente criticada porque las autoridades paquistaníes la anunciaron por anticipado y porque no ha habido operaciones coincidentes en las áreas vecinas, lo que permitió que los militantes huyeran hacia el sur, a Baluchistán, o al norte, al territorio de Waziristán del norte.

Sin embargo, son numerosos los que en Pakistán ponen en duda si Bin Laden se encuentra en la región fronteriza. «Es una suposición», dice el periodista paquistaní, Rahimullah Yusufzai: «La mayoría de los arrestos en Pakistán ha tenido lugar en las áreas urbanas. ¿Qué quiere decir esto? Que esos tipos estaban todos ocultos en las grandes ciudades». Khaled Sheikh Mohammed fue capturado en Rawalpindi, a sólo unos pasos de los cuarteles del ejército, según las autoridades paquistaníes, aunque han aparecido informes de que en realidad lo capturaron tres meses antes en Karachi. Ramzi bin al-Shiibh fue capturado en Karachi. Y Ahmad Khalfan Ghailani, la gran captura de la semana pasada, estaba en la ciudad de Gujrat en Penjab.

Hay muchos que dicen que el mundo está mirando hacia el sitio equivocado, que en lugar de mirar hacia los valles montañosos de la frontera tiene que mirar hacia los vastos suburbios indocumentados de las ciudades de Pakistán. Es tan fácil desaparecer en una multitud como en un sitio remoto, vacío. Después de todo, la policía paquistaní no pudo encontrar al periodista estadounidense Daniel Pearl, al que mantuvieron en una casa en Karachi antes de asesinarlo.

Contra esa teoría, los funcionarios argumentan que Bin Laden es demasiado inconfundible para poder ocultarlo en una ciudad. Con una recompensa tan grande, alguien lo ubicaría.

Y luego están los que arguyen que Bin Laden puede estar siendo protegido por algunos elementos deshonestos dentro de las propias fuerzas de seguridad de Pakistán. Recientes informes de prensa en Pakistán subrayaban la alarmante cantidad de ataques militantes en los que han estado implicados miembros de las fuerzas de seguridad. El establishment paquistaní militar y de la inteligencia trabajó durante años junto a la organización de Bin Laden en la guerra contra la ocupación soviética de Afganistán, y si se piensa que la actual dirección es sincera en la caza de Bin Laden, se cree por otro lado que algunos a niveles más bajos siguen simpatizando considerablemente con su causa.

Bin Laden sigue siendo una figura popular en Pakistán – camisetas con su imagen siguen en venta. El segundo periódico en ventas en lenguaje urdu Daily Ummat, imprime su fotografía en su cabecera todos los días, junto con un extracto de uno de sus discursos. «Si Bin Laden es capturado o muerto en Pakistán, será llevado a Afganistán y dirán que lo hicieron las fuerzas estadounidenses», dice Yusufzai, y agrega que el presidente Musharraf podría enfrentar serios disturbios si se supiera que Bin Laden fue capturado en Pakistán.

Pero hay quienes sugieren en Pakistán que la captura de Bin Laden – si está en el país – ni siquiera es de interés para Musharraf. «Existe un punto de vista entre algunos de que no quieren realmente capturar a OBL; porque si lo hacen, Musharraf perdería su utilidad para EE.UU.,» dice Sherry Rehman, miembro opositor del parlamento.

Fondos estadounidenses fluyen a Pakistán. El país ha sido nombrado un importante aliado no-OTAN. Si encuentran a Bin Laden, dice el argumento, todo eso podría terminar. Pero Pakistán confronta problemas. La presión de EE.UU. aumenta. Pakistán recibió unas 200 menciones en el informe de la comisión del 11 de septiembre – más que Irán e Irak juntos. El Congreso está examinando cuidadosamente los esfuerzos de Pakistán en la «guerra contra el terror».

Y ahora parece que Al-Qaeda está declarando la guerra a Pakistán, con el intento de asesinato de la semana pasada del primer ministro nombrado, Shaukat Aziz, en un atentado suicida que dice que realizó un grupo que afirma estar afiliado a Al-Qaeda. ¿Está el cazado convirtiéndose en cazador? Poco antes de su muerte, Nek Mohammed, amenazó con ataques dentro de ciudades paquistaníes. El presidente Musharraf acusó a Al-Qaeda de ser responsable de dos de los recientes intentos de asesinato en su contra y el doctor Zawahiri llamó a matarlo en su reciente grabación.

Y todo esto ocurre mientras el hombre más buscado sigue silencioso, oculto. Lo único seguro es que si ha sido muerto o capturado, lo sabremos a tiempo para las elecciones de noviembre. Pero no apuestes todavía a que vaya a ser así.

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Información adicional de Nick Meo en Kabul