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Entrevista con David MacMichael, ex analista de la CIA, marine usamericano e historiador

La CIA: vaqueros, indios y denunciadores

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés al castellano por Germán Leyens, miembro del colectivo de traductores de Rebelión y asimismo de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística ([email protected]). Esta traducción es copyleft

David MacMichael es un ex analista de la CIA, marine usamericano e historiador. Fue alto oficial de valoración con responsabilidad especial de Asuntos del Hemisferio Occidental de 1981 a 1988. Renunció a la CIA para no tener que falsificar informes por razones políticas y testimonió ante el Tribunal Mundial sobre la Ilegalidad de Irán-Contra.

MacMichael fundó The Association of National Security Alumni [la Asociación de Graduados de la Seguridad Nacional], una organización para denunciar y restringir las acciones clandestinas, y es miembro del comité director de Veteran Intelligence Professionals for Sanity (VIPS) [Profesionales Veteranos de la Inteligencia por la Cordura].

Nos encontramos en una Conferencia de Ética de la Inteligencia que reunió a casi doscientos profesionales de un amplio espectro de perspectivas para discutir el impacto de una carrera en la inteligencia sobre la vida moral y ética del profesional de la inteligencia.

MacMichael discute su carrera, temas éticas en la inteligencia, y la relevancia de Irán-Contra para los temas actuales de la seguridad nacional.

RT: David, discutamos de tecnología y de la comunidad de la inteligencia

DM: ¡Es una expresión que odio! Suena tan tibia y confusa.

RT: ¿Cuál prefiere?

DM: Sistema de inteligencia

RT: OK. Tecnología y el sistema de inteligencia.

DM: Durante años trabajé en SRI (Stanford Research Institute) y Uri Geller y gente como él flotaban todo el tiempo por ahí. Se suponía que yo fuera la voz de la cordura, pero me llevaron a pensar en ciertas cosas que aparecen en su ensayo sobre tecnología. (MacMichael hizo una reseña sobre mi ensayo «The Changing Context of Intelligence and Ethics: Enabling Technologies as Transformational Engines, and what is happening there in the intelligence community.) [El contexto cambiante de la Inteligencia y la Ética: Tecnologías Posibilitantes como Instrumentos Transformacionales y lo que sucede en la comunidad de la inteligencia]. Jacques Ellul escribió sobre cómo la tecnología define la forma como opera el mundo y que será utilizada incluso si tiene un propósito maléfico o que sea incorrecto según los estándares existentes.

Fui profesor de historia, y pienso en Diderot en la Francia del Siglo XVIII. La Enciclopedia fue realmente un manual técnico que sacó a la luz lo que anteriormente había sido calificado de «misterios» de las corporaciones artesanales. La transformación del misterio en conocimiento se convirtió en una base de la revolución industrial. Ese tipo de cambio es importante e impacta en los temas que se presentan respecto al lado ético del sistema de inteligencia.

Esto provoca una pregunta importante: ¿Qué tiene todo esto que ver con la «inteligencia»? Pienso en toda la ciencia demencial que hicieron en MKULTRA y en MKSEARCH y programas semejantes. ¿Cómo se relacionaban con la recolección de inteligencia para informar políticas?

Otro punto que se menciona es que la transformación impuesta por las corporaciones multinacionales globales que transcienden todas las fronteras nacionales hace que el concepto de estados-naciones en conflicto sea extremadamente cuestionable. En los siglos XIX y XX, los conflictos fueron entre estados-naciones. Pero incluso en ese caso, se puede estudiar cualquier atlas histórico y considerar el imperio post-romano y es como un calidoscopio a medida que se hojean los mapas, ya que cambian las fronteras y las formas de las estructuras geográficas.

RT: Los mapas en las mentes de la gente son más permanentes que los territorios representados por los mapas. Ahora la neurociencia traza mapas de las regiones del cerebro –

DM: Sí, y desde la perspectiva de Ellul, eso se convierte en control. Programas como

MKULTRA tenían que ver con control y eso provoca problemas éticos críticos.

Trabajé en Stanford con Harvey Weinstein, un psiquiatra que dirigía servicios psiquiátricos estudiantiles para la universidad. Harvey llegó a ser psiquiatra porque su padre fue víctima de la experimentación MKULTRA. Su padre se deterioró hasta llegar a la depresión y peor todavía como consecuencia de la ciencia demencial de Ewen Cameron pero a su familia le dijeron que su padre pasaba por todo eso porque no cooperó suficientemente con su tratamiento. Eso impulsó a Harvey hacia la psiquiatría. A fines de los años setenta, conoció las verdaderas causas después de las revelaciones de las audiencias del Comité Church y Pike.

¿Por qué asocian esas devastadoras técnicas con la inteligencia? Eso nos lleva a la pregunta más elemental de: ¿por qué asocian la inteligencia con las operaciones clandestinas? La inteligencia tiene que ver con información. La regla general para las operaciones clandestinas es que contienen un 75% de desinformación. Los problemas éticos son difíciles de reconciliar. Una se basa en la verdad, y la otra en lo contrario.

RT: Amigos míos en una de las agencias se quejan de la arrogancia que ciega a la gente en ellas ante su sentido de responsabilidad hacia el público, es decir hacia ciudadanos como nosotros, que pagan sus salarios. No se puede distinguir la desinformación que sale de las agencias dirigida hacia el enemigo, de la desinformación dirigida a la población. Además, es imposible impedir la propaganda vuelva como un bumerang hacia su origen debido a la red de sistemas de información en el que todos vivimos. ¿Cómo buscamos la verdad mayor y la articulamos a fin de informar discusiones políticas responsables? ¿Llega a ser posible?

DM: Quisiera volver a los neoconservadores con su base intelectual maquiavélica y citar a Walter Lippman que planteaba el mismo argumento. Los asuntos de política exterior e internacional se hallan demasiado lejos de la capacidad de comprensión de la masa, dijo, así que tienen que ser conducidos en secreto y no debe haber transparencia.

RT: Cuénteme más sobre sus antecedentes.

DM: Yo no fui un oficial profesional de la inteligencia. Pasé diez años en el Cuerpo de Marines de USA, renuncié en 1959, y volví a estudiar. Fui miembro de NDEA en la Universidad de Oregon y recibí grados A en historia. Enseñé durante varios años y por mis antecedentes militares y porque me especialicé en historia militar centrada en Latinoamérica me contactó el SRI que tenía numerosos contratos del departamento de defensa. La contrainsurgencia estaba de moda. En el Cuerpo de Marines, fui a la Escuela de las Fuerzas Especiales. Siempre nos preparamos para la última guerra y todo el enfoque era repetir la experiencia del OSS en caso de una guerra con la Unión Soviética. Las Fuerzas Especiales fueron creadas porque los militares no querían volver jamás a ver algo como el OSS. El plan era que equipos entrarían en Europa Oriental para crear insurgencias, pero dentro de unos pocos años se hizo evidente que las insurgencias en las colonias de los aliados de posguerra tenían que ser «contrarrestadas» – así que se desarrolló la contrainsurgencia. El departamento de defensa otorgaba contratos como si hubieran perdido la razón. SRI me contrató para que fuera a Centroamérica y realizara trabajo confidencial. Habían obtenido un gran contrato de ARPA (más tarde DARPA) para un centro de contrainsurgencia en Tailandia y trabajé en eso.

Existía una batalla en Tailandia entre el embajador Graham Martin y consejeros militares dirigidos por Richard Stillwell. Se batían por el control de nuestros principales programas de ayuda que tenían que ser justificados en términos de seguridad. Martin y Stillwell se odiaban así que, por cierto, la Casa Blanca escogió a alguien que odiara a ambos y fuera odiado por ellos, Peer De Silva, que escribió sus memorias («Sub Rosa: The CIA and the Uses of Intelligence». New York: New York Times Books, 1978). Fue oficial de seguridad en el Proyecto Manhattan y transferido a la nueva CIA.

La cantidad de personas que podía llevar a Tailandia había sido limitada, así que tuvo que usar lo que encontró allí. Mi colega, John Huxley, había sido jefe de estación en Pakistán, y le dijo que me consiguiera y trabajé para él durante cuatro años en la embajada de USA. Allí establecí mis contactos con la agencia y la oficina local de la estación y cuando volví a USA realicé trabajo contractual para ellos. Luego, como consultor, trabajé con John Nesbitt, el tecnólogo, durante los últimos años de control de la agencia por Stan Turner, cuando trataban de reconstruir el tipo de operación del antiguo Consejo de Valoraciones Nacionales.

Querían que gente externa con antecedentes y reputación dirigiera el Grupo Analítico en el Consejo Nacional de Inteligencia y tuviera la responsabilidad de redactar las valoraciones nacionales de inteligencia. Comencé a trabajar para Harold Ford. Fui responsable de las valoraciones junto con otras cosas y el trabajo llegó a concentrarse en la guerra de la Contra.

Yo era diligente. No importa con quién hablara, a quién sonsacaba información, no pude encontrar nada que apoyara la justificación principal para la operación Contra. Tuve serios problemas con la caracterización del gobierno sandinista.

Esto resume cómo funciona realmente el sistema. Es relevante a lo que ocurre en la actualidad. Me pidieron que hiciera una valoración del gobierno sandinista e hice una evaluación y una proyección que resultaron ser realistas, pero que no se ajustaban a los deseos de los que decidían la política. Por eso me recuerda la controversia sobre las ADM. Ford me respaldó pero William Casey (Director de la CIA) dijo que no, que algo semejante no puede aparecer como una valoración especial. Fue publicado como un memorando de investigación de inteligencia, fue archivado y se acabó.

Después de dos años con el grupo analítico, ya no pude continuar. No deseaba nada más en la agencia. En su lugar, viajé con dinero de mi propio bolsillo a Centroamérica y mientras más averiguaba, más claro veía que la operación era demencial. Si iba a pronunciarme, más valía que lo hiciera porque conocía planes usamericanos bien avanzados para una invasión de Nicaragua. Sabía lo que habían hecho en otros sitios y si iba a decir algo, tenía que ser antes de que ocurriera, no después.

Fui observador en la elección en Nicaragua de 1985; iba a ser verificada como una elección limpia y abierta pero justo antes de la elección se demostró cómo se suministra desinformación a la prensa: Difundieron noticias de que Nicaragua iba a recibir un gran embarque de aviones MIG.

RT: ¿La relación entre la CIA y los medios era tan sutil como en la actualidad?

DM: Fue muy sutil durante todo ese prolongado período. El papel operativo del control de la opinión se originó directamente en la Segunda Guerra Mundial. Se aplica a cualquier situación en tiempos de guerra: la guerra exige que alistes a los medios para lanzar en el mejor sentido de la palabra la propaganda de guerra. Es lo que quieres que publiquen, y formas parte del esfuerzo de guerra, estás apoyando a tu país, y en la Guerra Fría, se invocó la misma justificación. Hay que comprender que hubo muchas personas involucradas que fueron atraídas intelectualmente a una alternativa a lo que era considerado como el destructivo y fracasado capitalismo, que trabajaban con el Partido Comunista y que luego se desilusionaron por los eventos en Europa oriental. Se integraron y lo hicieron con el ímpetu de la Segunda Guerra Mundial. Creían que apoyaban a su país y que había que ocultar su actividad – ahora bien, es muy poderosa, esa idea de estar dentro de ese esfuerzo, es tan atractiva, tan poderosa. Una gran amenaza para cualquiera que quería decir lo que pensaba era que se podía perder acceso, y se deseaba tanto estar dentro. Algo semejante mantiene a mucha gente en el sistema de inteligencia, aparte de las razones usuales como el salario, la jubilación, etc. Temen que si dicen lo que piensan, perderán su acceso.

RT: El rechazo por los demás es un refuerzo primitivo y poderoso.

DM: Lo verás en las audiencias cuando se aplica a los denunciadores. Conozco a muchos de estos y lo que destroza a muchos de ellos y los altera tanto es que cuando expresan preocupaciones, no tanto sobre la política sino sobre la manera como es realizada, pierden su aprobación de seguridad. Hay que comprender lo crítico que es algo así. Es todo para una persona. Todo.

RT: Las consecuencias son tan serias.

DM: Así es, lo son. Conozco a denunciadores destacados que siguen sufriendo del efecto después de muchos años. «Eran mis colegas,» dicen. «Eran mis amigos. Pero repentinamente no soy ni colega ni amigo,» dicen. Es como el sentimiento de pertenecer al mismo club del Foreign Office, cuando ya no eres bienvenido en ciertas fiestas o en ciertas casas, es un golpe serio.

Ahora bien, había gozado de bastante buena aceptación por parte de la prensa, y contraté a un abogado, Melvin Wolfe, que era el principal asesor jurídico de la ACLU [Unión Usamericana de Libertades Cívicas] y había trabajado con Victor Marchetti en la publicación de sus memorias de la CIA. No quería ser procesado ni quería ir a la cárcel. Mel dijo que podría defenderme. Estudié el formulario que había firmado con la agencia. La historia iba a salir a la luz y di a Wolfe un artículo para una revista que estaba seguro que iban a bloquear. Le dije, Mel, lleva esto al consejo de revisión de publicaciones en la agencia – y resultó exactamente tal como lo había previsto. Dejaron pasar lo que yo creía que era necesario que dijera, quién era, la evidencia crítica, y bloquearon las otras cosas de las que esta seguro que no permitirían que aparecieran. Ahora tenía la orientación necesaria para el resto de los años ochenta, para hablar y ayudar a organizar la Asociación de Graduados de la Seguridad Nacional. Utilicé esa acción como orientación. Wolfe controlaba ocasionalmente – también me vigilaban mucho – y lo que le dijeron fue que ese hijo de puta llega todo tiempo hasta el límite, pero nunca va más allá.

No fui un héroe en busca del martirio y parecía dar resultado. Testimonié en el Tribunal Mundial, lo que me fue muy importante – fue un evento importante y tuvo un impacto en la política exterior. Desarrollamos incluso en aquel entonces una creciente comunidad de antiguos oficiales de la inteligencia, con John Stockwell y otros que organizaron la asociación, y yo me convertí en su representante en Washington. Publicamos bimensualmente nuestra revista «Unclassified» durante 5 o 6 años. Era una buena revista, atacó una serie de esos temas y tuvo una circulación razonable. Mucha gente en los medios la utilizó.

RT: ¿Puede valorar el impacto de lo que hizo?

DM: En términos de impacto, la oportunidad es importante. Ampliamos la conversación sobre el uso de la inteligencia. La consigna que concebí fue: no nos oponemos a la inteligencia, pero nos oponemos a operaciones paramilitares clandestinas, que constituyen por definición violaciones del derecho internacional. La oportunidad fue importante por las audiencias de Irán-Contra – pero en realidad, en términos de impacto, fue desalentador ver cómo el Congreso trataba el tema. Fue el escándalo constitucional más significativo que hayamos tenido y lo ocultaron bajo la alfombra. Los hechos exigían un juicio político. La cualidad emocional de las palabras es importante cuando se llega a ese nivel y el juicio político son algunas de esas palabras. El uso de esas palabras llegó a su clímax o debería decir a su anti-clímax con los perdones a la hora once de George Bush, el primero. Dejó un sentimiento negativo, para decir lo menos.

¿Para qué sirvió? ¿Qué importó, todo lo que hicimos?

RT: Provoca cinismo.

DM: Así es, por cierto.

Es una vieja historia. En el Libro de Samuel, el pueblo dijo que quería un Rey. Samuel dijo: Os diré lo que sucederá si tenéis un Rey: tomará a vuestros jóvenes y los enviará a la guerra; tomará vuestro dinero para construirse casas; tomará a vuestras mujeres para sus propios proyectos, y os impondrá increíbles impuestos.

Y el pueblo de Israel dijo: ¡Queremos un Rey! y eso fue todo.

¿Qué ha cambiado?

RT: La conferencia sobre Inteligencia y Ética es un intento de crear un contexto para el examen de estos temas y lo que causa a los profesionales de la inteligencia durante su vida hacer, saber, escuchar, lo que usted describe. ¿Cree que es un proyecto viable?

DM: En las organizaciones más brutales – en la Gestapo, por ejemplo – una proporción minúscula de las personas en la organización participa en las peores barbaridades. La mayoría vuelve a casa, juegan con sus chicos, son simpáticos hacia los vecinos, y pueden soportarlo. Mientras más se distancia uno de lo que hace en realidad, menos problemas tiene. El disparo de un misil Tomahawk no es lo mismo que un combate mano a mano.

Pero podemos hablar de esto en términos de crímenes de guerra. Los ataques contra centros de población civil están prohibidos, pero en la Primera Guerra Mundial estuvimos dispuestos a hacerlo y luego, en la Segunda Guerra Mundial, ninguno de los ataques aéreos en violación de esas normas, como ser los bombardeos incendiarios en Japón fue jamás mencionado. ¿Es la manera usamericana de librar una guerra, o simplemente el modo industrial de hacerlo? No lo sé.

Mis antecedentes me dieron cierta credibilidad cuando expresé mi opinión y espero que haya tenido algún impacto sobre miembros del Congreso. ¿Afectó en algo a la política? No lo sé. Mi mayor desilusión fue en 1988 cuando la campaña de Dukakis y la Convención Nacional Demócrata me pidieron que hiciera presentaciones sobre cómo utilizar este tema y me sentí tan defraudado por su reacción. Había estado hablando por todo el país y dije, si usted encara este tema en 1988 y dice, si me eligen, se acaba el programa Contra, existen grupos en todo el país que reaccionarán, pero ¡Dios mío, la palabrería! Oh, bueno, dijeron, bien, sí, pero ya sabe, y todo eso. La incapacidad de la gente de coger esos toros en particular por los cuernos es un motivo por el que se desinflan sus campañas. Hablando de impacto, se pueden generar diez mil cartas al editor, pero no tienen ningún impacto político. En esas horribles audiencias, la denuncia fue interminable, ¿y para qué?

RT: ¿Bueno? ¿Valió la pena?

DM: Uno se encuentra en una situación parecida tal vez una vez en toda una vida. Sólo se tiene una ocasión y más vale intentar dar en el blanco. Yo lo hice. Fue mi mejor acto ético en una vida de conducta poco ética.

RT: Usted distingue las operaciones encubiertas de la recolección de inteligencia. ¿No nos remonta eso a cómo fue interpretada la ley que creó la CIA?

DM: La ley específica que estableció la CIA, la Ley de Seguridad Nacional de 1947, prescribió que la CIA realizara otras actividades de naturaleza de inteligencia que podrían ser determinadas de tiempo en tiempo por el Consejo de Seguridad Nacional. ¿Qué demonios quería decir eso? El primer Asesor Jurídico General de la CIA, preguntó si se refería al tipo de operaciones tras las líneas que habían sido realizadas por la OSS. En ningún caso. Pero Frank Wisner y otros se agarraron del lenguaje. Wisner, con su poderoso Wurlitzer difundiendo propaganda, salió a buscar aventuras. Pero ya se sabe que la mayoría de esas tempranas aventuras fueron desastres totales.

RT: Una gran parte fue mal concebida.

DM: Sí, pero vaya, la fascinación de vivirlas…

RT: El síndrome de Oliver North.

DM: La atracción de jugar a vaqueros e indios es tan inmensa. Así que hay que preguntar si podemos llegar a discutir ética e inteligencia a renglón seguido. El New York Times escribió un artículo sobre nuestra conferencia y citó «Ethics» de Dewey Claridge. «Ethics? ¿Están locos? Si uno se mete en este negocio, se espera que lo haga.»

Recuerdo cuando la Asesora Jurídica de la CIA bajó la guardia en una entrevista con AP y dijo: «¡sí, mentimos, engañamos, robamos y ocasionalmente matamos, pero en general, la gente de la CIA son de lo mejorcito que se pueda encontrar en parte alguna!»

RT: Me dicen que EO 12333 (Orden Ejecutiva 1233 que prohíbe asesinatos y otras actividades específicas) está siendo re-escrita. «Esperen,» fueron las últimas palabras del general Hayden en cuanto a que las actuales actividades de la Agencia Nacional de Seguridad quedaban cubiertas. Pero mi sentido es que eso siempre ha sido re-escrita.

DM: Por cierto fue así. Creo que fue el profesor de derecho de la Universidad de Virginia que dirigió un panel de la asociación de derecho sobre ética e inteligencia a inicios de los años noventa quien dijo, hablando de asesinatos, bueno, ese término no es realmente utilizado correctamente, no debería incluir todo intento de matar a alguien.

RT: ¿Qué impulsó todo esto, David? ¿Qué llevó a gente inteligente a volverse tan salvaje?

DM: Como tantas cosas en el sistema de inteligencia, parecía sexy a algunos y sobre todo ESTABA EL DINERO. Eso lo impulsa todo. La gente hará lo que se pueda financiar. Las líneas entre organizaciones y especialistas y contratistas y agencias están muy desdibujadas y el dinero es más una correa de transmisión que una puerta giratoria.

Cuando hice trabajo contractual, realicé algunos proyectos de los que no me sentía orgulloso, parte del trabajo era cuestionable como ser varias tecnologías de interrogatorio que han sido utilizadas durante treinta años, midiendo cambios en el tamaño de la pupila del ojo para ver si alguien está mintiendo – tiendo a desdeñar esos esfuerzos, pero cuando buscas «capacidades e intenciones», hay mucho trecho que considerar y poca goma. Las más débiles huellas de un patinazo supuestamente revelan cosas importantes, pero su interpretación no es fácil. La inteligencia se divide en dos partes: una es la Inteligencia Táctica y las Actividades Relacionadas (TIARA, por sus siglas en inglés). TIARA es usualmente bastante buena y tienes la capacidad de saber mediante la vigilancia o intercepciones dónde se hallan varias unidades enemigas, es lo que yo utilizaba y consideraba en el Cuerpo de Marines. Es bastante difícil en la conocida neblina de la guerra. Pero cuando lo llevas a este otro nivel en el que buscas a tientas y a ciegas intenciones, capacidades industriales, etc., es útil para la discusión pero ¿es realmente útil para la acción y la toma de decisiones inmediatas? Lo dudo. La inteligencia está a varios pasos de la realidad. ¿Hasta que punto sirve? Tienes que comprender que una vez que el lado analítico, no el lado operativo, está ligado al uso de estas técnicas, eres como un profesor titular que trabaja en su área de especialización: obtienes una enorme satisfacción al hacerlo, y te financian. ¿Pero hasta que punto es útil?

La única vez que oí hablar de temas éticos presentados en relación con nuestro trabajo fue cuando alguien se detuvo y consideró lo que estábamos haciendo y dijo: ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué estoy haciendo realmente?

RT: ¿Existe realmente responsabilidad ante los ciudadanos del país y su Constitución? ¿Es posible una transparencia que tenga sentido?

DM: Conozco a alguien que demandó a la CIA porque dijo que no cumplían con los términos de su contrato. Operaba una organización especializada o de pantalla para ellos y transportaba diferentes cosas por todo el mundo. Cuando les dijo que quería dejar de hacerlo, dijeron que no podía. Demandó a la agencia bajo una ley que tenía que ver con el mantenimiento del orden y la agencia efectivamente informó al tribunal que el individuo al que nombró en su demanda era un oficial de la CIA y que por lo tanto había que desestimar el caso ya que no tenía que ver con el mantenimiento del orden.

Oirá decir que los profesionales de la inteligencia no pueden operar fuera de la ley. Pero Lawrence Welch dijo, que EXISTE una clase de gente que no puede ser responsable ante la ley.

El tema de la transparencia presenta otro aspecto: ¿cuándo es ético salir a hablar? Ahora usan la «seguridad nacional» para tapar cualquier cosa. El tema del secreto de Estado se ha ido por completo de las manos. Si se acepta que el ciudadano tiene derecho a conocer información que lo concierne directamente, ¿existe el requerimiento de que la persona que tiene ese conocimiento debe informarlo? Lo mismo se aplica a la confidencialidad y a la compartimentación.

Recuerde cómo operan todos los sistemas de inteligencia. El oficial de operaciones en la estación de la CIA tiene una responsabilidad primordial: reclutar agentes. Los agentes son, por definición, ciudadanos del gobierno del país en el que opera el jefe de estación. Un agente es alguien que suministra información o servicios POR UNA CONSIDERACIÓN – esto es importante, no dejamos que la gente se ofrezca a trabajar voluntariamente para nosotros – y por lo tanto traicione a su propio país. Nuestro negocio es solicitar a la gente que traicione sus lealtades. Es la naturaleza del negocio.

¿Así que cómo podemos discutir esos temas éticos críticos en ese contexto? Esos fiascos iniciales terminaron con el esfuerzo coreano. Teníamos una red intrincada desde Seúl que suministraba información exacta y precisa sobre Corea del Norte, pero al ser revisada, comprobamos que un 90% de los agentes que trabajaban para Seúl eran doblados por los norcoreanos. Un fiasco inmenso. Beetle Smith, director de la CIA en la época, dijo que no íbamos a escribir un informe al respecto porque si llega a salir a la luz, sería el fin de la CIA.

La pregunta es: ¿considerando que la misión de la estación de la CIA es reclutar agentes, qué país permitiría a sabiendas que se estableciera una estación de la CIA? Como dijimos, el historial de la agencia en los primeros años fue un fiasco – olviden la elección italiana, no fue más que una elección al estilo del Bronx, que compramos.

RT: Después de la elección italiana y el derrocamiento de Arbenz en Guatemala, dijeron, la cosa es fácil. Y se les subió a la cabeza.

DM: La penetración en objetivos duros, la Unión Soviética, Europa oriental, y después de 1949, China – no ocurrió. En los años cincuenta y sesenta, en el clímax del período poscolonial, la CIA volcó su atención a Latinoamérica y allí tuvo éxito porque esos objetivos son tan blandos, las sociedades tan corruptas, y los individuos en las agencias de seguridad hacían cola – créamelo – pidiendo que los contrataran. Es un buen día de pago. Así se hicieron tantas carreras. Vi muchas de esas operaciones en África, Latinoamérica, y en Bangkok, donde trabajé – esto en sí es un «tema ético». Persuaden a la gente para que haga cosas semejantes.

RT: En sí y por sí, usted dice, que la naturaleza del trabajo quebranta normas éticas tal como las vemos en otros contextos. Se trata de control por casi cualquier medio.

DM: Sí. Mi difunta colega Diane Kuntz, sirvió en la estación en Lima, Perú. Un joven funcionario en la embajada china solicitó una prostituta en particular. Así que colocaron cámaras y filmaron. Eso era siempre divertido, pero lo que fastidió a Diane es que todos los demás agentes en la estación miraban semanalmente las películas, y no la dejaban verlas.

Una vez que tuvieron bastante sobre el individuo, organizaron que un oficial de la agencia irrumpiera y lo viera, gritando que esa mujer era su hija y que le pasarían cosas horrendas, que tenían esas cintas, y luego llegaron al punto. Hizo lo que haría toda persona sensata. Fue donde sus superiores y les dijo lo que había ocurrido, es lo que le pidieron, lo pusieron en el próximo avión a Beijing, y continuó su carrera.

El punto es que siempre buscan esas cosas para atrapar a las personas, y lo racionalizas, lo justificas, dices: es mi trabajo y estamos obteniendo información que necesitamos, y si no eres bastante insensible para hacerlo – búscate otro trabajo.

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Richard Thieme es autor y orador y se especializa en las implicaciones más profundas de la tecnología, la religión y la ciencia. También escribe ficción y su cuento «Gibby the Sit-down King», fue recientemente nominada para un Premio Pushcart. Para contactos: [email protected]

http://www.counterpunch.org/thieme04032006.html