Han concluido las elecciones estadunidenses. Se inicia ahora un periodo de reflexión sobre uno de los más largos procesos electorales en la historia del país y, sin lugar a dudas, el más costoso. Por lo pronto estos son algunos datos. Un total de 119 millones 550 mil ciudadanos sufragaron, 61 millones por Obama y 58 […]
Un total de 119 millones 550 mil ciudadanos sufragaron, 61 millones por Obama y 58 millones por Romney. El voto electoral, que para fines prácticos es el que cuenta, lo ganó Obama con 332 por 206 de Romney. En 27 estados se impuso Obama y Romney en 24. El amplio margen de la victoria fue resultado de diversos factores, dos de ellos los monumentales errores del republicano y destacadamente el voto de las minorías. El 69 por ciento de los hispanos, 70 por ciento de los asiáticos, 65 por ciento de las mujeres y 90 por ciento de los negros votaron por Obama. Esa coalición de facto fue, sin lugar a duda, una de las claves en su triunfo. Los hombres blancos confirmaron su preferencia por el Partido Republicano; 60 por ciento votaron por Romney.
Debido a la complejidad del sistema de financiamiento electoral, es difícil calcular con precisión el costo de las elecciones. En la página electrónica de la organización Político y en The New York Times, se estima que el costo total de las elecciones ascenderá a 6 mil millones de dólares. De esa cantidad, 2 mil 500 millones corresponden a la campaña presidencial y el resto a las de senadores y diputados. El crecimiento exponencial del gasto en las elecciones se debe a la decisión de la Suprema Corte de autorizar que las corporaciones aporten recursos sin límite al proceso electoral. Es la razón por la que en diferentes ámbitos de la vida pública del país crece el sentimiento de que, como nunca antes, la democracia estadunidense se ha corrompido y está dominada por el poder corporativo y que éste es el que decide quién y cómo se gobierna en el país.
De entre los resultados más alentadores de la elección destacan, en primer lugar, que los hispanos han empezado a dar cuenta de su importancia en EU. Su crecimiento se refleja ya no sólo en el censo, sino también en el poder político que cobran día a día y del que tienen cada vez mayor conciencia. En segundo lugar, está la forma en que se ha incrementado la participación de las mujeres en la vida política del país. El mejor ejemplo es que en el Senado, por tradición un club exclusivo de hombres, de los 100 integrantes, 20 son mujeres, 16 en la bancada demócrata y 4 en la republicana. Y por último, el que los jóvenes nuevamente hayan salido masivamente a votar. La actitud política de estos tres grupos, junto con los negros y otras minorías étnicas, demostró que, no obstante la cooptación del sistema democrático por las corporaciones, el 99 por ciento fue capaz de sobreponerse a la voluntad del 1 por ciento.
De entrada, en vísperas de las negociaciones para evitar la anunciada crisis fiscal, Barack Obama ya advirtió que pondrá por delante los intereses de esa coalición. Ya se verá si puede cumplir con esa promesa.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2012/11/12/opinion/018o1pol