Recomiendo:
0

La compasión de Israel en Haití no puede ocultar nuestra fea cara en Gaza

Fuentes: Haaretz

Traducido del inglés por Carlos Sanchis y revisado por Caty R.

¿Quién dijo que estábamos encerrados dentro de nuestra burbuja en Tel Aviv? ¿Cuántas pequeñas naciones rodeadas de enemigos han establecido hospitales de campaña al otro lado del mundo? Dennos un terremoto en Haití, un tsunami en Tailandia o un ataque terrorista en Kenia y la oficina del portavoz de las Fuerzas Armadas triunfará. Siempre puede hallarse un avión de carga para volar con periodistas militares para que informen sobre nuestros buenos jóvenes desde el comando de la línea segura.

Realmente todos están hacienda un trabajo maravilloso: los rescatadores buscando supervivientes, los médicos salvando vidas, y también los reporteros, quienes están legítimamente dándoles palmaditas en la espalda. Después de que el viceministro de Asuntos Exteriores Danny Ayalon se ha convertido en la cara que mostramos al mundo, toda la comunidad internacional puede ver ahora el lado bueno de Israel.

Pero la asombrosa identificación con las víctimas de la horrible tragedia en el lejano Haití solamente subraya la indiferencia por el sufrimiento continuo del pueblo de Gaza. A poco más de una hora por carretera de las oficinas de los principales periódicos de Israel, un millón y medio de personas siguen sitiadas en una isla desierta desde hace dos años y medio. ¿A quién le importa que el 80% de los hombres, mujeres y niños que viven tan cerca de nosotros hayan caído por debajo del umbral de la pobreza? ¿Cuántos israelíes saben que la mitad de los gazatíes dependen de la caridad, que la Operación Plomo Fundido causó cientos de amputaciones, que las aguas fecales de los alcantarillados fluyen por las calles hacia el mar?

El lector de periódicos israelíes tiene noticias del bebé rescatado de los escombros en Puerto Príncipe. Pero pocos han oído hablar de los niños que duermen en las ruinas de las casas de sus familias en Gaza. La prohibición de entrada del ejército israelí a los reporteros a la Franja de Gaza es una excelente excusa para enterrar nuestras cabezas en la arena de las playas de Tel Aviv; un buen día, los preocupantes informes recopilados por organizaciones de derechos humanos como B’Tselem, Gisha -Centro Legal para la Libertad de Movimiento- y Médicos por los Derechos Humanos de Israel sobre la situación en Gaza se relegan a las últimas páginas de los periódicos. Para tener una idea de cómo es la vida en la mayor prisión del mundo, uno debe renunciar al «Gran Hermano» y cambiar a una cadena extranjera.

El de Haití es un desastre natural; el de Gaza está vergonzosamente hecho a mano por el hombre. Hecho a mano por nosotros. El ejército israelí no envía aviones de carga atiborrados de medicinas y equipamiento médico a Gaza. Los misiles que los aviones de combate de la Fuerza Aérea de Israel dispararon allí hace un año impactaron en casi 60.000 hogares y fábricas convirtiendo 3.500 de ellos en escombros. Desde entonces, unas 10.000 personas viven sin agua corriente, 40.000 sin electricidad. El 97% de las fábricas de Gaza están inactivas debido a las restricciones del gobierno de Israel sobre las importaciones de materias primas para la industria. Pronto hará un año desde que la comunidad internacional se comprometió, en la conferencia internacional de Sharm el-Sheikh, a donar 45.000 millones de dólares para la reconstrucción de Gaza. La prohibición de Israel a la entrada de materiales de construcción está originando que el dinero pierda su valor.

Unos días antes de que médicos israelíes se apresuraran a salvar las vidas de haitianos heridos, las autoridades del puesto militar de control de Erez impidieron a 17 personas que lo pasaran para llegar a un hospital de Ramala para una intervención urgente de transplante córnea. Quizás habían votado a Hamás. Al mismo tiempo que los psicólogos israelíes tratan con devoción a los huérfanos de Haití, los inspectores israelíes se aseguran de que nadie ponga una muñeca, un cuaderno o una chocolatina en un container que lleve alimentos básicos a Gaza. ¿Y qué si la Comisión Goldstone exigió que Israel levante el bloqueo a la Franja y cese el castigo colectivo a sus habitantes? Solamente aquellos que odian a Israel pueden usar la justicia de las fronteras contra el primer país que estableció un hospital de campaña en Haití.

Ciertamente, las milicias haitianas no están disparando cohetes a Israel. Pero el asedio a Gaza no ha detenido la llegada de los Qassam. La prohibición de que entren cilantro, vinagre y jengibre a la Franja desde junio de 2007 se planeó para acelerar la liberación de Gilad Shalit y facilitar la caída del régimen de Hamás. Como todo el mundo sabe, aún cuando ninguna misión haya sido particularmente exitosa y pese a la crítica internacional, Israel continúa manteniendo cerradas las puertas de Gaza. Ni siquiera las imágenes de nuestros excelentes médicos en Haití pueden empañar nuestra fea cara en la Franja.

Fuente: http://www.haaretz.com/hasen/spages/1143313.html