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Entrevista a Lucho Torres, docente, Militante Trotskysta de la causa ambiental y administrador del blog “Un Marxismo para el Planeta”

La crisis ecológica como crisis estratégica del marxismo

Fuentes: Rebelión

Nota del Entrevistador Pongo a disposición de los movimientos sociales esta entrevista realizada al referente de la Izquierda Argentina Lucho Fierro, militante trotskista de la causa ambiental, en torno al peligro de la crisis ecológica y su importancia como desafío programático para el Marxismo. Polemizando en contra de las corrientes de izquierda que se niegan […]

Nota del Entrevistador

Pongo a disposición de los movimientos sociales esta entrevista realizada al referente de la Izquierda Argentina Lucho Fierro, militante trotskista de la causa ambiental, en torno al peligro de la crisis ecológica y su importancia como desafío programático para el Marxismo. Polemizando en contra de las corrientes de izquierda que se niegan a asumir la centralidad estratégica del problema climático durante este siglo, las palabras de este luchador anti-capitalista constituyen un verdadero «llamado a las armas» en defensa de una estrategia y programa revolucionario a la altura del peligro que se avecina: el colapso civilizatorio.


1. ¿Cuál es la importancia del cambio climático para el programa marxista durante este siglo?
Si comprendemos las consecuencias que acarreará el cambio climático al conjunto de la vida sobre la Tierra, no podemos sino concluir que aquel es determinante para cualquier proyecto revolucionario durante las próximas décadas. Clave se vuelve este problema, por lo tanto, si es que nos referimos al Marxismo como una teoría dirigida a dar soluciones de fondo a los problemas de la humanidad. Lo anterior se debe a que el cambio climático implicaría, en primera instancia, una posibilidad de caos en todos los órdenes de la vida social, esto debido a que, si bien se originará en lo ambiental y biológico, debería extenderse tarde o temprano hasta los cimientos mismos de la cultura. En segunda instancia, este problema supondría además enfrentar al enemigo más temible que la humanidad haya tenido: la extinción humana. Es imposible negar así la centralidad del problema climatológico en la confección de un programa político para el devenir de la humanidad.

2. Noam Chomsky ha afirmado en años recientes que la crisis ecológica es más importante que la crisis económica : ¿Qué opinas sobre esta frase?

Preferiría distinguirlas en términos de subordinación más que de importancia; hablar de importancia implicaría una posibilidad de entrega de la lucha en el momento actual de nuestra coyuntura. Lo que quiero decir es que si estuviera de acuerdo con Chomsky estaría afirmando, entonces, que la economía es un terreno que hay que relegar en aras de la ecología. La economía seguirá siendo trascendental para la organización y sustento de la humanidad a pesar de la crisis ecológica, y su adaptación o no a la misma será lo que en última instancia determine el curso de la historia. Dicho de otra forma, no hacer esta salvedad al comentario de Chomsky podría dar paso a que filtren por allí opciones políticas utópicas que no tendrían posibilidad alguna de enfrentar el problema. Un ejemplo de esto serían las propuestas «verdes». Mi planteo, a decir verdad, va más bien por una disputa de quien dirige la economía en el planeta, lo que no es otra cosa que el reconocimiento marxista de la importancia de la lucha de clases. En ese sentido, creo que la crisis económica, sin por ello restarle la importancia que tiene dentro de la estrategia, está subordinada necesariamente a la crisis ecológica. Quiero decir con esto que no se resolverá la crisis económica sin colocar a la crisis ecológica por delante de nuestros análisis y proyectos políticos superadores.

3. Una serie de científicos han comenzado a alertar sobre una gran crisis planetaria en el caso de que el calentamiento global supere los 2 grados centígrados, produciéndose con ello un importante quiebre de los sistemas agrícolas. Ideas similares han venido discutiéndose en el ámbito de los estudios energéticos, planteándose la posibilidad de una crisis estructural cercana del capitalismo como producto del agotamiento del petróleo y los combustibles fósiles (fenómeno denominado como Peak Oil). ¿Cuál sería la importancia de un posible fenómeno de colapso capitalista cercano para la Izquierda Revolucionaria?

Incluso antes de llegar al punto de inflexión que serían los 2 grados centígrados, ya hay indicios muy claros de que las alteraciones del ecosistema provocan efectivamente quiebres en los sistemas agrícolas. Tenemos el ejemplo de Siria, asolada por sequías tremendas que duraron años y que posiblemente fogonearon el levantamiento social del pueblo con las consecuencias consabidas de muerte y destrucción casi apocalíptica. Con respecto al petróleo y demás combustibles fósiles, creo que sería de gran ayuda que estén en vías de escasez, aunque los estudios sobre el tema señalan por el contrario que aún hay bastante y eso es un problema, porque la explotación de estos recursos seguirá dándose inescrupulosamente, aunque en caída libre. Si bien es cierto que tal agotamiento se estaría produciendo debido a la imposibilidad de los accionistas petroleros de asumir costos productivos que superen al del propio barril de petróleo refinado, la opción de extracción permanente sigue primando en un sistema económico que depende exclusivamente de tal actividad. Es sintomático, de hecho, que los dueños de la producción petrolera no tengan un plan «B» ante las proyecciones de declive. Este es el caso del informe de uno de los bancos más importantes del mundo, en el cual, a pesar de reconocerse la existencia de una oferta mundial de petróleo insuficiente para los próximos años, quedaría en evidencia la falta de interés de los accionistas en discutir vías alternativas para suplir la demanda futura . Ahora bien, es cierto que la eficacia del sistema capitalista se vería altamente reducida como producto de la caída de su poderío energético y de la consecuente crisis agrícola que esta caída podría producir, generando con ello una importante crisis alimentaria al nivel de las capas trabajadoras alrededor del mundo. El colapso capitalista, desde esta perspectiva, se empieza a ver cada vez más cercano. Y este fenómeno sería de una magnitud incalculable porque detonaría una importante crisis en la base del conjunto de las relaciones sociales, económicas, culturales y políticas del mundo contemporáneo. Si esto es correcto, la izquierda revolucionaria debería prepararse entonces para un desafío para el cual no se preparó. Conviene recordar aquí además que citar incansablemente la consigna «Socialismo o Barbarie» para decir que se posee una política consciente para el último término (la barbarie) de esta recordada y actual consigna luxemburguista no supone una preparación seria o sistemática al respecto. El colapso implicaría así la necesidad de reformular la praxis revolucionaria en su totalidad debido a que estaríamos hablando de un horizonte histórico que plantearía la posibilidad de un «fin» de la sociedad capitalista no como producto de una revolución social, sino que al modo de una retirada obligada del capitalismo por imposibilidad estructural. Al no poder crecer más, entonces, el capitalismo se iría «apagando»… y en ese oscurecimiento, simplemente, nos podríamos ir todos al «infierno». Es precisamente por esto que es importantísimo colocar la hipótesis del colapso como un eje en la discusión revolucionaria y no seguir postergándola (o subestimándola) sin haber por lo menos discutido con aquella.

4. ¿Crees que el concepto de colapso civilizatorio constituye el principal desafío teórico-programático y político del campo anti-capitalista?

Como lo plantee en la respuesta anterior, si no se parte de la idea del inminente colapso civilizatorio (algunos hablan de que el colapso ya está en curso), no creo que tengamos ninguna chance de ni siquiera salvar una planta en este planeta. Según los expertos los efectos del cambio climático serán, de hecho, incalculables.

5. ¿Cuál es la importancia del concepto de VI Extinción Masiva para la práctica revolucionaria?

Me parece que todas las consecuencias de la crisis ecológica que se avizoran en el futuro próximo, especialmente el de la posibilidad de la extinción casi total de la vida sobre la Tierra, convierten al ser humano en un ser trágico pero privilegiado al mismo tiempo. Esto se debe a que pesaría sobre aquel el destino no solo de su propia especie, sino que de una gran parte de las formas de vida en el planeta, pudiendo su práctica revolucionaria contribuir (o no) con la aminoración de dicha carga. Una práctica revolucionaria que incorpore una visión realista y no negadora de tal situación podría dar, por ejemplo, visos de esperanzas a la humanidad y a ciertas especies; aunque no creo que pueda ya revertir una gran parte del desastre que se ha alcanzado con el capitalismo. La desaparición de más de la mitad de animales, como muchos estudiosos predicen, condiciona así para siempre nuestro destino como especie. Nadie puede saber realmente cuánto nos queda de tiempo sobre la Tierra, pero sí estoy seguro de que la práctica revolucionaria podría alargar un poco más nuestra estadía sobre este paraíso «perdido».

6. Marx afirmó en el «Manifiesto Comunista» que la historia de la humanidad ha sido hasta hoy la historia de la lucha de clases, y que esta lucha terminó siempre en la victoria de una clase sobre otra… o bien «en la destrucción de las dos clases en conflicto». En nuestros días, más de siglo y medio después de aquella afirmación, un equipo de investigadores co-financiados por la NASA ha hecho público un estudio en el cual se sugiere que la combinación de los efectos del cambio climático y los niveles de concentración extrema de riquezas, así como también las consecuencias de una futura escasez planetaria de recursos, estarían a punto de producir el derrumbe de la civilización contemporánea . ¿Podríamos decir que la sincronización entre la crisis ecológica, económica y social constituiría hoy la materialización histórica de esta posibilidad prevista por Marx en torno a una posible autodestrucción del capitalismo?

Si es que tomamos en cuenta la lógica y el devenir histórico del capitalismo, podríamos proponer, quizás, un escenario distinto al propuesto por Marx con respecto a la liquidación mutua del proletariado y la burguesía. La autodestrucción de ambas clases es ciertamente una posibilidad, pero no la única. La otra posibilidad -y la que más temo- sería que ante el colapso total del sistema la burguesía se encargue, gracias a su poder militar y económico, de liquidar al resto de la humanidad que le parezca un estorbo para sus necesidades vitales y económicas. El Ecofacismo (que para la clase obrera representará toda una amenaza) es una alternativa que no debemos perder de vista. Creo que Marx nunca llegó a pensar verdaderamente sobre estas opciones, aunque las reconociera (marginalmente) en sus textos. Debo decir, sin embargo, que ni el marxista más «fantástico» podría haber imaginado un escenario en el cual un sector de la burguesía podría si lo quisiera -obligada por la crisis ecológica- «extinguir» al proletariado y vivir en un tipo de «comunismo» en total adaptación con la naturaleza. Aunque también es pensable que el proletariado -que está en vías de extinción- (esto si asumimos el tipo de crisis que estaría pronto a producir la crisis ecológica y de ahí la importancia de este tema) se entere de tal posible escenario y se adelante.

7. Durante las primeras décadas del siglo XX, algunas importantes figuras del Marxismo tales como Lenin, Trotsky o Gramsci, debieron enfrentar fenómenos históricos tales como las Guerras Mundiales y el Fascismo. En nuestro caso, en cambio, pareciera que tenemos ante nosotros un horizonte destructivo muy superior al que dichos revolucionarios podrían haber siquiera imaginado. Un ejemplo de esto puede graficarse el comienzo de lo que algunos importantes científicos han denominado como el inicio del Antropoceno y su posible relación con un fenómeno de extinción de la propia humanidad . ¿Es correcto para ti afirmar que nos encontramos a las puertas de un salto destructivo inédito de la dinámica capitalista?

Comparto plenamente la idea de que, efectivamente, estamos viviendo una nueva época geológica, la del Antropoceno. Época que será la de más corta duración, por cierto. El hombre ha intervenido en los ciclos de la biosfera modificándolos drásticamente, aunque su imperio está llegando rápidamente a su fin. Paradójicamente, la dominación del hombre sobre la naturaleza lo ha colocado de nuevo en su lugar como futuro alimento de microbios. Las carnicerías de las guerras mundiales fueron terribles, pero en nada se comparan con las proyecciones de destrucción que nos tiene preparado el planeta si es que no ponemos freno a este sistema depredador y contaminante.

8. Hace más de un siglo Rosa Luxemburgo lanzó una de las tal vez más oscuras advertencias de la tradición marxista: su famosa frase de «Socialismo o Barbarie». En el caso de Walter Benjamin es igualmente conocida su advertencia en torno a la necesidad de «cortar la mecha antes de que la chispa llegue a la dinamita», esto haciendo alusión a la posibilidad de un «fin catastrófico» (negativo) del desarrollo capitalista. ¿Es posible decir hoy que la barbarie ha triunfado… o bien que se encontraría cerca de hacerlo?

Tanto Luxemburgo como Benjamin eran conscientes de que si no triunfábamos pronto (los socialistas) el futuro no nos daría innumerables chances. Cuando Lenin escribió, hace ya un siglo, su «Imperialismo, Fase superior del Capitalismo», se podía prever asimismo que el tiempo se nos agotaba dramáticamente para tomar el poder. El mundo ya era pequeño en ese entonces para el capital concentrado. Pasaron cien años y la máquina no se detuvo un solo minuto. A veces no queremos abrir los ojos porque tenemos miedo de encontrarnos con la realidad, que no es otra que la devastación. El capitalismo, como máquina destructiva, nos está haciendo vivir la barbarie ya hace tiempo, a cuentagotas, pero barbarie al fin. Sólo hay que poner la mirada en los lugares más frágiles de los continentes para poder encontrarla. No sé si la batalla está perdida, pero de que la barbarie lleva la delantera, no tengo dudas.

9. Algunas de las ideas-fuerza más importantes que la intelectualidad capitalista integró en su programa ideológico a fines del siglo pasado fueron los conceptos de «fin de la historia» y «fin de la lucha de clases». Dejando a un lado el evidente triunfalismo capitalista que acompañó el desarrollo de estas ideas durante los 90’s… ¿pueden considerarse hoy aquellas, de cara al posible eco-suicidio planetario que podría traer consigo la crisis ecológica, como verdaderas «intuiciones teóricas» (inconscientes) de la clase capitalista con relación a la dinámica auto-destructiva (terminal) que se abría con el ciclo neoliberal? ¿Es hoy el peligro del «fin de la historia» un peligro real?

El fin de la historia vista como correlato de la extinción humana es efectivamente un peligro real. Sin embargo, yo entiendo como «fin de la historia» la culminación de la lucha política. Y si bien las clases sociales pueden en las próximas décadas sufrir transformaciones y pérdidas significativas con respecto a su sentido tradicional (esto si tenemos en cuenta que con la obligada desindustrialización, por ejemplo, los obreros de fábricas desaparecerán), no creo que pueda decirse que con ello la lucha política se diluya sin más. Me parece, por el contrario, que las futuras formas de lucha política podrían incluso recrudecer, esto como efecto de la crisis de los cimientos de la sociedad actual que inevitablemente el colapso debería generar en su desarrollo, lo que podría obligar a las comunidades a reinventarse en nuevas formas de clasismo. Lo anterior devendría así, por lo tanto, en «más historia» y no en el «fin» de la misma. Una nueva historia está por escribirse antes de la extinción, eso es lo que pienso.

10. ¿Cómo podemos pensar esta situación desde el Marxismo y prepararnos para un escenario de crisis con una magnitud posiblemente muy superior a la que enfrentaron las luchas sociales en los últimos siglos?

Este escenario lo cambia todo. No podemos pensar en soluciones con ojos del siglo pasado. Sería utópico creer que las coyunturas actuales puedan ser resueltas con enfoques de siglos anteriores. El peligro de una posible extinción humana nos obliga a replantear todas las tareas revolucionarias de nuestra época. No se pueden andar proponiendo tareas democráticas cuando el mundo se nos termina. Con esto no estoy diciendo que dichas tareas no fueran necesarias; lo que digo es que hoy son totalmente inútiles para encarar un problema como los que se discuten aquí. Que un partido se dedique a hacer propaganda socialista o a visibilizar un programa político del siglo pasado sin tener en cuenta la perspectiva del colapso es incoherente con las necesidades imperantes. ¡Debemos comenzar ya mismo a discutir en el seno de la izquierda anticapitalista un programa que contenga, como piso fundacional, la necesidad de destruir lo antes posible al capitalismo y dar inicio a un plan de urgencia para reeducar a la población mundial en contra de la lógica del crecimiento y el consumo! Debemos empezar a imaginar un mundo sin «estados estables» en el cual la limitación de los recursos será el nuevo rector. Un marco así nos obliga, entonces, a re-concebir nuestros proyectos revolucionarios considerando la existencia de futuras sociedades altamente heterogéneas en demandas, necesidades, recursos y en las cuales los grupos organizados serán la referencia (y el camino) para muchos desorientados. Un marco de colapso necesitará, además, de la combinación de toda la fuerza e inteligencia de aquellos que se animen a encarar la supervivencia. Ninguna guerra en la Tierra ha adquirido el dramatismo que tendrá la futura lucha por la supervivencia frente a la extinción. Y como marxista ni siquiera estoy seguro de que el Marxismo nos pueda dar las mejores defensas frente a un adversario tan demoledor como la lógica inquebrantable de la naturaleza.

11. ¿Es la Revolución Social, la expropiación de la burguesía y la toma del poder por los trabajadores un paso necesario ya sea para frenar el desastre que se avecina, o bien para prepararnos para resistir el colapso?

Me parece que es indiscutible que, pase lo que pase con nuestro destino, nuestro objetivo deberá ser desterrar a la burguesía, esto aunque sea incluso con una mera finalidad moral o de justicia poética. Ahora bien, pienso que el capitalismo ha provocado ya daños irreparables en nuestro ecosistema, por lo cual ya no sería posible frenar el desastre, sino que simplemente quedaría resistirlo. Es importante dar cuenta de que hasta ahora, sin embargo, no existiría ningún programa que defienda, de manera consecuente, un cambio real de la sociedad; todo lo contrario, se sigue abogando por la continuidad permanente de las ganancias y el trabajo industrial, lo cual implica seguir avalando el funcionamiento de esta máquina destructiva. Desde aquí, la toma del poder durante este siglo tendría sólo la finalidad de mandar al basurero las miserias que el capitalismo nos impuso y que son el principal obstáculo para organizar la resistencia futura. Tarea compleja en caso de que tengamos todavía alguna oportunidad.

12. Si consideramos que un posible colapso civilizatorio se asociaría al derrumbe de la sociedad industrial y, por ende, a la desintegración del sujeto obrero (esto por lo menos en vastas regiones del planeta)… ¿es posible seguir defendiendo la centralidad del movimiento obrero en la lucha de clases y el proyecto socialista?

Más arriba expuse que la hipótesis del colapso coloca al Marxismo en una situación de revisión obligada de sus postulados. Esto quiere decir que aquel deberá cambiar sus consignas irremediablemente, so pena de no poder explicar y proponer salidas de fondo a los problemas a los que nos enfrentamos. Si partimos de la idea del decrecimiento inevitable de la sociedad como resultado del agotamiento energético, es entonces lógico suponer que el proletariado debería perder pronto su rol de sujeto revolucionario, el que podría comenzar a ser paulatinamente ocupado por organismos de tipo autonomistas capaces de abastecerse sin necesidad de los estados y las empresas. Es quizás con ellos con los que habrá que pensar el futuro. Es quizás con este tipo de conformaciones sociales que la izquierda revolucionaria debería empezar a contar en sus presupuestos teóricos para ofrecer consignas que vayan a la par del destino de la humanidad. Todas las alternativas actuales que la izquierda piensa ante este problema estarían tomando ya, de hecho, un carácter reaccionario, debido a que incentivan al proletariado a seguir acelerando el desarrollo de las fuerzas productivas a un ritmo terrorífico. Ahora bien, debo remarcar el hecho de que el proletariado sigue siendo todavía el sujeto histórico capaz de tomar el poder y, por ende, al que debemos interpelar para que adquiera conciencia real de su situación y su futuro, que está amenazado de muerte.

13. Otro principio tradicional del Marxismo ha sido defender la necesidad del control obrero de la producción, la planificación mundial de la economía y la distribución socialista de las riquezas como vías para satisfacer las necesidades materiales de la humanidad. Con todo, si consideramos que la crisis ecológica que se avecina (y el tipo de quiebre alimentario que aquella traerá consigo) podría implicar que dichas medidas sean ya insuficientes (ineficaces) para dar respuesta a las necesidades de la población mundial… ¿Qué hacer? ¿Cómo resolver esta aparente paradoja en la cual un sector de la humanidad pareciera estar ya perdida (muerta) para el proyecto socialista? Más todavía… ¿es posible resolverla?

A todo el arco anticapitalista le es fácil concluir que hay que voltear al sistema. Sin embargo, cuándo y cómo hacerlo siempre ha sido muy difícil de precisar. Como dije más arriba, estamos casi cien años atrasados en la toma del poder, y esto tiene un precio muy alto para la humanidad. Las consignas revolucionarias de control obrero de la producción y planificación de la economía mundial eran válidas cuando todavía no habíamos arruinado el equilibrio ecológico. Hoy pierden gran parte de su valor revolucionario y se convierten en tareas que, si bien podrían servir para cubrir las necesidades vitales de ciertos sectores, están paradójicamente -como bien lo advertís en tu pregunta- incapacitadas para evitar la muerte futura de una gran parte de la población. Una expropiación hipotética de la industria a manos del proletariado no solucionaría, por ejemplo, el problema de la contaminación, esto aun reduciendo los márgenes de la producción. La sociedad simplemente no está preparada para afrontar estos problemas y no está haciendo nada para adaptarse a un nuevo paradigma social y político. Por eso creo que la izquierda marxista tradicional tiene un desafío que no está reconociendo y que se encuentra en el seno mismo de sus lógicas de pensamiento y organizaciones. Ahora bien, pienso asimismo que una gran parte de la humanidad está perdida desde hace tiempo. Millones de seres humanos que mueren absurdamente incluso antes de que llegue el colapso se multiplican cada año. Y si aceptamos que las condiciones para la vida humana se deterioran a niveles extremos, es imposible entonces concebir un mundo socialista tal como lo soñaron nuestros antecesores. En el futuro será de hecho imposible el tipo de internacionalismo revolucionario concebido en siglos pasados, esto si es que entendemos que las redes comunicacionales serán cada vez más difíciles de sostener a raíz del declive energético, cuando sea imposible viajar largas distancias sin un costo altísimo, cuando los paradigmas modernos se esfumen y la incertidumbre se convierta en la nueva ley suprema. No comparto la idea de que sabremos reorganizarnos ordenadamente como muchos utópicos ecologistas manifiestan. Creo que aquellos descartan una variable fundamental, la de que un colapso civilizatorio implica la muerte de todo un sistema de organización social, el cual ha adquirido hoy una dimensión planetaria, y que además los tiempos para «ordenar» la vida en el planeta podrían llevar siglos. Teniendo en cuenta esta hipótesis cruda, pero no por eso menos verdadera, la izquierda revolucionaria tendría entonces una nueva misión que cumplir: expandir por el mundo la alerta y comenzar a pensar en estrategias que sirvan tanto para proteger los lugares en donde se asienten las futuras comunidades humanas, así como también para alentar la reeducación en el contexto de un mundo en vías del colapso. Uno no se siente para nada bien al decir esto, pero es necesario pensar que el futuro no es para nada prometedor… y el crimen más grande sería ocultarlo.

14. Refiriéndonos al papel de los Estados Nacionales en el marco de las políticas tradicionales del Marxismo, aquellos han sido tomados desde tiempos de Marx y Engels como uno de los pilares fundamentales para el avance de la Revolución Socialista. Si tenemos en cuenta que un posible fenómeno de colapso (relacionado al avance de la crisis ecológica) traerá consigo un proceso de debilitamiento estructural (o incluso de probable desintegración) de los Estados Nacionales… ¿qué debates ves al interior de las corrientes marxistas con respecto a esta posible dinámica?

Los estados nacionales han venido siendo la mejor forma de organización política para asegurar el desarrollo capitalista. A través de estos las burguesías nacionales han sido capaces de someter al conjunto de la población mundial, garantizándose con ello la conservación del poder para beneficiarse a costilla de millones. Con todo, creo que ante un escenario de colapso capitalista los estados-nacionales empezarían a irse, literalmente, al baúl de la historia. Y podrían llegar a ser, de hecho, totalmente prescindibles, convirtiéndose en barreras para asegurar las nuevas necesidades de la población, condicionadas por el surgimiento de nuevas economías basadas ya no en el crecimiento, sino que en la mejor forma de mantener viva la sociedad evitando generar más contaminación en el ambiente. A partir de aquí, las fronteras tal como las conocemos hoy deberían comenzar a caer en desuso, dando paso a la creación de organizaciones sociales más pequeñas en comparación con los actuales estados-nacionales, siendo caracterizadas estas últimas, posiblemente, por el desarrollo de luchas más propiamente «faccionales» que globales. Creo por lo tanto que las próximas décadas verán un fenómeno inverso al de la globalización, situación que el Marxismo debería empezar a tomar en cuenta; por ejemplo, reflotando la idea del «socialismo en un solo país» que implicaría en este caso, a diferencia del siglo pasado, la idea de crear un tipo de socialismo «en donde sea posible». Intuyo así que en el planeta convivirán diversas formas políticas, de las cuales el socialismo será solamente una de las posibles.

15. ¿Es posible abordar los desafíos programáticos que implica el cambio climático actual y el peligro de un colapso civilizatorio desde los marcos estratégicos tradicionales de la izquierda: por ejemplo el Trotskysmo o el Anarquismo?

La izquierda tradicional no tiene forma hoy de encarar este desafío por la sencilla razón de que no toma al cambio climático como eje de sus políticas de intervención. Estoy convencido de que el Trotskysmo puede colaborar sustancialmente con el problema, esto por ser una corriente que disputa, desde una perspectiva de independencia de clases y auto-organización, el accionar revolucionario del sujeto más importante en la actualidad: el obrero. Un Trotskysmo consciente del colapso podría interpelar así al «ejecutor material» de la contaminación, la clase obrera, conduciéndola hacia la toma del poder y permitiéndole con esto sepultar, para siempre, al principal responsable de la crisis ecológica: la burguesía. Pero con ello terminaría la misión del Trotkysmo. Aquel no podrá ser realmente de mucha utilidad cuando no exista el movimiento obrero o la burguesía (o bien cuando estas dos clases sociales comiencen a derrumbarse). Por el contrario, creo que en dichos momentos le corresponderá más bien al Anarquismo (o a los movimientos libertarios) ofrecer una alternativa, esto en un contexto en el cual la vida social estará posiblemente ligada al autoabastecimiento y la simpleza.

16. El programa de Transición de Trotsky no dice una sola palabra sobre estos problemas… ¿Ha caducado el Programa de Transición y el Trotskysmo ante la magnitud de los problemas que se avecinan?

Como trotskista, te confieso que sí. El Programa de Transición es hoy, de hecho, el principal obstáculo que tenemos para desbordar a las direcciones de los partidos trotskistas que no están dispuestas a aceptar la centralidad estratégica del cambio climático. Como en un bunker, dichas direcciones se atrincheran en las tradiciones políticas del siglo XX y no se atreven a discutir nada realmente sustancial sobre este problema (por ejemplo el riesgo de un colapso cercano), perdiendo con ello un valioso tiempo para resolver la brecha que existe entre dicho programa y el que se necesita en la actualidad. En muchos casos se toma incluso al Programa de Transición como un mero «caballito de batalla» (o fetiche estratégico) que es utilizado por ciertas organizaciones para defenderse, supuestamente, de posibles «ataques estalinistas».

17. La tradición programática del Marxismo, sintetizada en los aportes estratégicos de las cuatro internacionales revolucionarias, tampoco dicen una sola palabra con respecto a estos desafíos… ¿Se encuentra el Marxismo Revolucionario ante una Crisis Estratégica?

No lo había pensado; pero es patente que la falta de dirección revolucionaria en las actuales revueltas mundiales indicaría que existe, efectivamente, un tipo de crisis estratégica en el Marxismo. Es más, ninguna vanguardia política revolucionaria ha podido hasta el momento siquiera proponer algo para evitar lo que hoy es ya una realidad. La crisis ecológica simplemente aconteció frente a nuestros ojos, esto sin que ninguna organización haya hecho o planteado (quizás con la excepción del Ecosocialismo y sus referentes teóricos y políticos) algo significativo para enfrentarla. Incluso muchos sectores de la izquierda criticaban, hasta hace poco, a quienes denunciaban el peligro de la aceleración del desarrollo de las fuerzas productivas catalogándolos como «fundamentalistas de la ecología» .

18. ¿Es necesario insertar el problema del cambio climático y el colapso como el eje principal del Programa de Transición y del Marxismo Revolucionario ante la crisis que se avecina?

Totalmente. Es nuestra única alternativa.

19. Gran parte de los partidos de izquierda en América Latina son hasta hoy completamente ignorantes con respecto a estas discusiones, insertándolas a lo más como «temas de variedades» en sus medios de prensa. Un ejemplo de esto lo constituye el periódico La Izquierda Diario de Argentina que, a pesar de venir divulgando algunos aspectos del problema climático y de un posible fenómeno de colapso, guardó silencio ante el hecho de que en las resoluciones del último congreso de su propio partido (PTS) estos problemas ni siquiera se mencionaron. ¿Qué opinión te merece esta situación?

He discutido livianamente con algunos referentes de dicho partido y me he encontrado con esto que decís sobre la ignorancia en que se encuentran sobre estos problemas, la cual es incluso hasta reafirmada públicamente por algunos de sus principales referentes en el ámbito ecológico . Creo que el PTS sirve como caso testigo para entender cómo «viene la mano» en el Trotskismo en Argentina con respecto a esta temática. Hasta el año pasado, por ejemplo, la cuestión ambiental se presentaba como un terreno ambiguo en el cual, si bien se reconocía parcialmente la existencia de la lucha ecológica, se desconfiaba de la misma viéndosela (sobre todo al nivel de las bases partidarias) como una especie de «conspiración» originada en los países imperialistas para «detener» la emergencia de las economías atrasadas. A partir de este año, por el contrario, el sector agrupado alrededor de la sección ecológica del PTS en La Izquierda Diario ha tendido a reconocer, aunque sólo implícitamente, que estaríamos en vías de un ecocidio, afirmándose incluso (indirectamente) la hipótesis del colapso civilizatorio. Ahora bien, este potencial cambio de perspectiva no ha hecho ninguna mella tanto en el programa de conjunto de ese partido, así como tampoco al nivel de sus intervenciones políticas cotidianas o en el de su referido pasado congreso. El resto de los partidos trotkistas, por su parte, o bien no tocan el tema, o lo hacen de forma indirecta. Una excepción puede encontrarse en la Red Ecosocialista del MST, aunque esta última tampoco le da al problema del colapso una importancia estratégica central. Todo esto hace suponer que faltan muchos años para que «las aguas tapen» a estas organizaciones, obligándolas a integrar las alertas científicas con respecto al problema climático en sus respectivas discusiones políticas. Esta situación me merece un total repudio, principalmente porque no es seguro que realmente tengamos mucho tiempo para que la izquierda se ponga a debatir sobre este problema. Es por esto que pienso que estos partidos estarían en realidad liquidando las expectativas de llevar estas reflexiones al seno de los trabajadores y la izquierda, dedicándose más bien a posar de vanguardia y a confundir a las masas con respecto a las verdaderas prioridades actuales de la lucha de clases. En la práctica, estas organizaciones nos llevan al matadero con su negacionismo y subestimación del problema… ¡peor incluso a que la práctica del Reformismo durante el siglo pasado!

20. El año pasado Pablo López del Partido Obrero en Argentina dio muestras de un gran avance con respecto al abordaje de la cuestión ecológica y el problema del colapso, esto al votar en el Parlamento Argentino el rechazo de la Conferencia de Paris (COP21) desde una posición obrera y socialista. En el caso de Myriam Bregman del PTS, por el contrario, aquella se alineó junto a la Derecha y al Peronismo en su negativa a votar el rechazo. ¿Es alentadora para ti la votación del Partido Obrero? ¿Qué explicaría la traición de Bregman del PTS?

La votación del PO en aquella oportunidad significó una denuncia efectiva a ese acuerdo imperialista, y por tanto un paso adelante frente a la toma de conciencia sobre este problema. Lo de Bregman y el PTS se explicaría según creo tanto por su ignorancia sobre el problema climático, así como también por su política de seguidismo al peronismo. Otra explicación no creo que exista.

21. ¿Es necesario que los revolucionarios levantemos Grupos de Opinión, Tendencias y Fracciones al interior de los Partidos Revolucionarios para imponer a las dirigencias la discusión del cambio climático y el colapso como cuestiones estratégicas prioritarias de la lucha de clases?

Soy de los que aboga por la creación de un partido revolucionario con libertad de tendencias, única forma de «colar» discusiones verdaderamente radicales en los aparatos de los partidos. Los verticalismos y sectarismos, así como también los cultos de personalidad al interior de las organizaciones, destruyen toda esperanza de construir partidos revolucionarios que tengan vocación de poder y que posean en sus programas estrategias contundentes frente al aluvión de problemas que se avecinan. Pienso, sin embargo, que en los partidos revolucionarios tradicionales costará posiblemente una enormidad llevar a cabo el duelo de sus «máximas históricas». Es importante tener en cuenta que la crisis ecológica y un posible fenómeno de colapso no sólo implican un cuestionamiento fundamental de los equilibrios ecológicos y del conjunto de la biosfera, sino que además de casi todo el repertorio político marxista para la lucha de clases. Debe ser muy duro para un cuadro político dejar atrás sus saberes y experiencia para pasar a reelaborar todo de nuevo… y bajar de escalones en la «legitimidad» de su ubicación en la vanguardia.

22. ¿Es necesario que el FIT e IFS tomen estos problemas como una prioridad?

Sin dudas. Partidos, frentes, organizaciones, militantes, activistas… todos deben considerar la prioridad de entender que la crisis ecológica nos atraviesa de punta a punta y que nos tiene en la mira.

23. ¿Qué podemos hacer los movimientos sociales y la izquierda para comenzar a enfrentar la crisis que se avecina?

No tengo recetas, creo que no existen para este caso. Solo sé que este problema debe ser abordado con extrema urgencia en cada lugar de intervención. Por supuesto que los partidos revolucionarios son el lugar en dónde se debe empezar a realizar este debate, discutiendo por ejemplo las próximas acciones para organizar la resistencia. Debemos entender, sin embargo, que la próxima revolución -si es que llega a darse- no será triunfal en los términos clásicos, sino que podría darse, más bien, al modo de un «triunfo triste», esto ya que el capitalismo nos legará (si es que somos capaces de destruirlo) un planeta cargado de bombas de tiempo mortales en cada rincón del planeta. Lo que nos queda, entonces, es ir pensando cómo vamos a educar a la población y cómo vamos a defender a la revolución no solamente de los «enemigos tradicionales» que se le pongan por delante, sino que además de los nuevos peligros que traiga el colapso: por ejemplo posibles rebeliones contra-revolucionarias regionales o, incluso, hordas de desesperados que deambulen por el planeta como refugiados ambientales. Antes que de que esto suceda, podemos empezar por entregar información a la militancia y organizar debates públicos que sean propicios para desenmascarar a los que posan de «luchadores ecológicos», pero que en realidad no tienen ninguna política coherente para el tipo de crisis que se avecinan. Hay que ganar a las bases y obligar a las dirigencias a que se discutan documentos sobre el cambio climático y la influencia del mismo en la política y la lucha de clases. De lograrse lo anterior estaríamos a un paso de integrar estos debates en el seno de los programas de la Izquierda y en sus consignas, aunque sea de manera provisoria. He incluso si dichos partidos fueran totalmente indiferentes ante estas problemáticas, nuestros aportes, por más mínimos que sean, significarán una gran ayuda para los que decidan pensar una estrategia para abordar el problema del colapso y desbordar a sus dirigencias… esto luego de experimentar los terribles avatares del clima y el caos que no tardarán en golpear las puertas de nuestros hogares.

24. ¿Qué mensaje le darías a los revolucionarios con respeto al desafío del cambio climático y el peligro de colapso de la civilización?

Que la última palabra la tiene la revolución. Esta puede todavía ofrecer condiciones de vida dignas, a pesar del inevitable decrecimiento. Les diría además que el colapso no debe ser necesariamente un término pesimista, sino constructivo, aquello en razón de que los colapsos son consecuencias normales en las sociedades agotadas y altamente contradictorias. Pienso que ser conscientes de esto nos permitirá adaptarnos de la mejor forma a dicho devenir. Lo que sería inadmisible, sin embargo, sería abandonar nuestro destino por miedo a pensar en el peligro de la muerte, como si esta nunca hubiese significado un peligro verdadero.

Notas:

[1] Luis Torres es un referente de la izquierda en Argentina, Licenciado en Letras y Abogado. Es además docente, Militante Trotskysta de la causa ambiental y administrador del blog «Un Marxismo para el Planeta» (Link: http://unmarxismoparaelplaneta.blogspot.co.uk/2017/05/).

[2] Entrevista a Noam Chomsky: http://www.jornada.unam.mx/2015/09/12/cultura/a36n1cul .

[2] Notas complementarias sobre estas temáticas en los siguientes links:

(3) http://www.eldesconcierto.cl/2017/03/15/manuel-casal-lodeiro-y-su-libro-sobre-la-izquierda-ante-el-colapso/

http://www.eldesconcierto.cl/2017/02/24/entrevista-a-peter-wadhams-el-artico-esta-en-peligro/ .

[4] Informe de HSBC Bank: http://drive.google.com/file/d/0B9wSgViWVAfzUEgzMlBfR3UxNDg/view. X

[5] Link estudio co-financiado por la NASA sobre un posible colapso capitalista inminente: https://www.theguardian.com/environment/earth-insight/2014/mar/14/nasa-civilisation-irreversible-collapse-study-scientists .

[6] Link: http://elpais.com/elpais/2015/06/19/ciencia/1434727661_836295.html .

[7] Link: http://www.laizquierdadiario.com.bo/Ecologia-y-marxismo.

[8] Link: http://www.youtube.com/watch?v=X7TWwgfuRvI.

Esta entrevista fue realizada por Miguel Fuentes, Coordinador de la Pagina Grupo de Seguimiento de la Crisis Climática Mundial.

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