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La decadencia israelí

Fuentes: Rebelión

Israel es en 2010 un país absolutamente desquiciado y acomplejado, lleno de fanatismo, prejuicios y mal humor. El Gobierno está en la cuerda floja, cada ministro va por libre y crecen el racismo y la xenofobia. En los últimos días hemos podido ver varios ejemplos de esta situación. En el incendio del Monte Carmel, que […]

Israel es en 2010 un país absolutamente desquiciado y acomplejado, lleno de fanatismo, prejuicios y mal humor. El Gobierno está en la cuerda floja, cada ministro va por libre y crecen el racismo y la xenofobia. En los últimos días hemos podido ver varios ejemplos de esta situación.

En el incendio del Monte Carmel, que causó la muerte a más de 40 personas, lo primero que hace el Gobierno es culpar a dos adolescentes drusos de haber perpetrado el crimen. Sin prueba alguna, los jóvenes son detenidos. Sólo cuando un chico judío confiesa ser el autor del crimen, los jóvenes drusos fueron liberados, sin que nadie pueda hacerles ya recuperar el daño realizado al prestigio de su comunidad. Además, esta tragedia ha puesto de manifiesto el mal funcionamiento de los servicios de bomberos israelís, que carecen de recursos suficientes, habida cuenta de que la mayoría del Presupuesto de Israel se destina a gastos relacionados con la seguridad, como la construcción de muros.

Otro caso es el informe PISA de 2009. A pesar de que Israel ha mejorado notablemente sus resultados respecto a ediciones anteriores, lo cierto es que aún está lejos de la media OCDE. Ha obtenido los puestos 37, 42 y 42, -por debajo de España- en lectura, matemáticas y ciencias respectivamente. El Ministro de Educación israelí, Gideon Saar, al ser preguntado por el balance del informe, señala que si no se ha mejorado más es por el lastre que suponen los estudiantes árabes, con mucho menor nivel que los judíos. Lo que el ministro fascista no dice, es que el dinero destinado a jóvenes estudiantes judíos es varias veces superior al que Israel da a centros educativos árabes.

Y el colmo de la vergüenza es el llamamiento realizado por decenas de rabinos de todo el país, prohibiendo a los judíos alquilar sus casas a los árabes. Declaran que: «no debemos ayudar a los árabes a asentar sus raíces en Israel».

También en la escena internacional se puede percibir esta falta absoluta de escrúpulos. Durante 3 semanas, Estados Unidos ha realizado serias ofertas a Israel, que van desde armamento a vetar la admisión del Estado Palestino en la ONU, a cambio de 3 meses de congelación en la construcción de asentamientos. Sin embargo, Israel ha rechazado todas las generosísimas ofertas, desquiciando de tal manera a USA que ésta ha roto las negociaciones.

En definitiva, Israel camina hacia su autodestrucción, si no cambian las cosas. Un Estado no puede pretender, en el S. XXI, ocupar el territorio de más de 3 millones de personas sin perder el carácter «judío» del mismo. Israel debe elegir, o «Gran Israel» o democracia.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.