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Reseña del libro de texto “Educación para la ciudadanía” de Luis Alegre, Miguel Brieva, Carlos Fernández Liria y Pedro Fernández Liria

La difícil tarea de formar ciudadanos… en España

Fuentes: Brigada informativa “Elpidio Valdés”/Rebelión

¿Cómo enseñar a los alumnos y alumnas de Secundaria qué diferencia hay entre la ciudadanía y lo que somos? ¿Cómo hacer pensar cuando las leyes educativas nos piden que adoctrinemos? ¿Cómo mostrar que NO vivimos en una democracia, o por lo menos, que Sócrates no se sentiría nada a gusto en este régimen que se […]

¿Cómo enseñar a los alumnos y alumnas de Secundaria qué diferencia hay entre la ciudadanía y lo que somos? ¿Cómo hacer pensar cuando las leyes educativas nos piden que adoctrinemos? ¿Cómo mostrar que NO vivimos en una democracia, o por lo menos, que Sócrates no se sentiría nada a gusto en este régimen que se adorna a sí mismo con ese nombre robado a la tradición filosófica griega?

El Gobierno español de Rodríguez Zapatero está reformando por tercera vez consecutiva la enseñanza en un proceso sintomático de mucho de lo que dice «Educación para la ciudadanía», el último libro de Luis Alegre Zahonero, Miguel Brieva, Carlos Fernández Liria y Pedro Fernández Liria: ha cambiado las leyes para que todo siga prácticamente igual. Una de las escasas novedades del nuevo programa educativo es la introducción de una asignatura llamada «Educación para la ciudadanía» en Primaria y los primeros años de Secundaria. Como suele suceder en el panorama político español, esta nimiedad legislativa ha suscitado un agrio debate entre los progresistas defensores de los contenidos gubernamentales (y de la supuesta ciudadanía de nuestra supuesta democracia) y la Iglesia y la extrema derecha, que ven en la medida un intento de adoctrinamiento izquierdista… El debate social, mediático, circula, como siempre, por los caminos de lo irrelevante… salvo en un pequeño detalle en el que, en los medios, jamás se repara: nadie pone en duda que somos ciudadanos de un Estado de derecho.

¿Nadie? Un pequeño grupo de filósofos irreductibles parece empeñado en aguar la fiesta de la ilusión de ciudadanía a unos y otros sacando la mierda de debajo de la alfombra. Exactamente como debería exigir la adolescencia, llegan hasta el fondo de la cuestión sin escatimar un solo razonamiento. Y el fondo nos muestra que mal vamos a educar para la ciudadanía en una sociedad en la que la ciudadanía, estrictu sensu, no existe. En un intento de hacer de la docencia algo más que un simulacro inofensivo, el texto para Secundaria «Educación para la ciudadanía» demuestra rigurosamente la imposibilidad del Estado de derecho en el capitalismo. El razonamiento -que eso es el libro, una impresionante máquina de razonar y un instrumento inmejorable para enseñar a pensar sin paliativos, apto para profesores valientes- parte de la historia fundacional de la filosofía occidental y resuelve el misterio de por qué Sócrates fue condenado a muerte por la asamblea ateniense. Explica con precisión y de manera irrebatible qué es la ciudadanía, en qué consistió el proyecto, iniciado en Grecia y retomado en la Ilustración, de constituir por medios políticos una sociedad. Al tiempo, demuestra que durante la historia del capitalismo nunca se ha permitido en ningún país que ninguna opción anticapitalista pudiera gobernar tras ganar las elecciones, con un costo de millones de muertos en todo el mundo. Y despliega una batería impresionante de argumentos que iluminan la incompatibilidad del proyecto socrático e ilustrado de gobernar democráticamente la sociedad bajo el imperio de la ley, con el gobierno de facto de la economía que padece el mundo. El libro aporta aclaraciones imprescindibles acerca de las pretensiones ilustradas de los estados primermundistas, donde se confunden el Estado de derecho y la democracia con el acuerdo social mayoritario en defender los privilegios históricos del Occidente desarrollado y succionador. En este sentido, Carlos Fernández Liria y compañía reescriben con más claridad si cabe la impecable argumentación que se despliega en «Comprender Venezuela, pensar la democracia». Muestran que la defensa que hacen los intelectuales del régimen y los medios de comunicación de masas de que las democracias industrializadas son la realización definitiva del proyecto racionalista del Estado de derecho esconde en realidad un racismo terrible que sustituye el privilegio genético por el privilegio histórico y que se sustancia en las murallas que impiden la entrada de los desgraciados del sur a los países agraciados por la lotería del Tiempo.

http://www.bielpidiovaldes.org/