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Prohibir la huelga de los metalúrgicos en Turquía

La guerra de clases en tiempos de guerra

Fuentes: europe-solidaire.org

«Ahora, con el estado de urgencia, intervenimos de inmediato en todos los lugares donde existe una amenaza de huelga. Decimos que no, no toleraremos aquí ninguna huelga.» (Recep Tayyip Erdogan, en el mitin organizado por YASED, la Asociación Internacional de los Inversores, el 12 de julio de 2017). «Algunos se levantarán todavía y todavía para […]

«Ahora, con el estado de urgencia, intervenimos de inmediato en todos los lugares donde existe una amenaza de huelga. Decimos que no, no toleraremos aquí ninguna huelga.» (Recep Tayyip Erdogan, en el mitin organizado por YASED, la Asociación Internacional de los Inversores, el 12 de julio de 2017).

«Algunos se levantarán todavía y todavía para ir a la huelga… Estoy desolado pero eso no será posible» (Recep Tayyip Erdogan, discurso ante la 24ª reunión de la asamblea general de MÜSIAD, el 7 de junio de 2017).

«Si seguís esa convocatoria (llamamiento a protestar contra la operación sobre Afrin) y si cometéis el error de bajar a la calle (para protestar) eso os costará muy caro. Esto es una lucha nacional. Aplastaremos al que se oponga a esta lucha nacional y avanzaremos. Lo sabéis bien. No habrá ninguna concesión, ni la menor rectificación.» (Recep Tayyip Erdogan, en su discurso el 21 de enero, anunciando la operación «Rama de Olivo»).

Amenazas

El 21 de enero, al mismo tiempo que Erdogan anunciaba la operación militar contra Afrin, en la ciudad de Bursa, que representa el corazón de la industria automóvil en el país (y que es uno de los centros más importantes de toda la industria automóvil europea), los sindicatos de la metalurgia anunciaban una huelga que afectará a la mayor parte de la industria en la misma ciudad. Durante su discurso, Erdogan amenazó a toda persona que protestase contra Afrin expresando que pagaría un precio muy elevado. De la misma forma, después del anuncio de la huelga en la industria metalúrgica, el consejo de ministros publicó un decreto prohibiendo esas huelgas en la industria metalúrgica, diciendo que perjudicaban a seguridad nacional. Ya que, aunque el principal objetivo de la intervención militar (que de forma muy cínica se llama «Rama de Olivo») es principalmente el enclave kurdo de Afrin, para Erdogan, «el verdadero enemigo se encuentra siempre en el interior». Por ello él quiere hacer callar toda oposición a la guerra y toda manifestación de los trabajadores en defensa de sus condiciones de trabajo que pudiera tener lugar simultáneamente.

Las reivindicaciones

La decisión de hacer huelga en la industria metalúrgica está ligada con las actuales negociaciones colectivas con la Confederación de los Empleadores de la metalurgia. Las principales cuestiones en litigio en el conflicto se refieren a un aumento de los salarios y a la duración del acuerdo. Los sindicatos pedían un acuerdo para dos años. Los empleadores de la metalurgia exigían un acuerdo para tres años. Después de las huelgas salvajes contra la principal organización empresarial en la metalurgia por las malas condiciones de trabajo y los bajos salarios, incluso los sindicatos amarillos han sido más prudentes durante esta secuencia de las negociaciones. Todos los sindicatos habían sido obligados por los trabajadores a llamar a la huelga después del fracaso de las negociaciones colectivas. El automóvil es el sector del país que más exporta. Según un estudio de la Cámara de Comercio de Estambul de 2016, los cuatro mayores exportadores de Turquía, todos los sectores incluídos, eran todos sociedades multinacionales de automóviles. La primera sociedad es Ford con 3958 millones de dólares; la segunda el Fiat joint venture [asociación empresarial comercial o de inversiones constituida para compartir los riesgos y beneficios a largo plazo. Ndt] con 3247 millones de dólares; la tercera, Renault, 2834 millones de dólares y la última Toyota, 2685 millones. Estas cifras representan solamente el valor de las exportaciones de esas fábricas. Pero a pesar de esa enorme riqueza, los trabajadores del automóvil que trabajan para multinacionales como Renault, Mercedes, Ford, Fiat, etc., ganan salarios tan bajos como 390 euros al mes para 45 horas de trabajo a la semana. Las reivindicaciones de los trabajadores de mejores condiciones de trabajo se han confrontado con el ambiente político del país, que hace que cualquier reivindicación sea considerada como una traición.

Guerra y represión

La guerra ha venido a suministrar una excusa a los sindicatos que dudaban en llamar a la huelga. Justo después del lanzamiento de la campaña militar, la retórica sobre la «seguridad nacional» ha emergido de nuevo y el sindicato Türk Metal ha hecho una declaración diciendo: «Nos tenemos al lado de las Fuerzas Armadas turcas con todo nuestro corazón y el consejo de administración del sindicato de la metalurgia turco ha decidido así no organizar acciones en las plazas o en las calles, tomando en consideración las circunstancias de nuestro país, debidas a la operación efectuada más allá de las fronteras por las Fuerzas Armadas turcas».

Erdogan hablaba de ese ataque militar y le preparaba desde hace mucho tiempo. Turquía ha intentado obtener el apoyo (o al menos el consentimiento) de los Estados Unidos y Rusia antes de empezar esa operación militar. Ahora, una semana después de su inicio, es posible encontrar muchos vídeos e imágenes que muestran la destrucción causada por los ataques aéreos del ejército turco o la tortura de los presos por las milicias islamistas que son apoyadas por Turquía. Después del inicio de la guerra, el gobierno ha mantenido su promesa y aproximadamente 400 personas han sido detenidas por sus publicaciones en las redes sociales sobre la guerra. Asímismo, todos los miembros del consejo ejecutivo de la Cámara turca de Medicina han sido detenidos por una declaración antiguerra titulada «La guerra es un problema de salud pública».

El gobierno Erdogan instrumentaliza la guerra a fin de resolver su crisis gubernamental. La retórica basada en la seguridad nacional ha conseguido agrupar el conjunto de la sociedad turca. Este pretexto de crisis nacional permite al gobierno avanzar su programa ya muy autoritario lo que incluye incluso la prohibición de la huelga de los metalúrgicos.


Metin Feyyaz es un militante sindical que colabora regularmente con yeniyol.org, la web de la sección turca de Cuarta Internacional

http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article43046

Traducción: viento sur