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Israel

La hipocresía en materia de Armas Nucleares (Parte II)

Fuentes: Rebelión

En la parte I de este artículo daba cuenta de este idealismo respecto a la consideración del derecho internacional como una entelequia impoluta, al considerar que los miembros de las Naciones Unidas, por ejemplo, son respetuosos de las limitaciones respecto a llevar adelante programas nucleares conducentes a la fabricación de armas de destrucción masiva.

Resulta evidente que la dirección de las críticas y las políticas de sanciones suelen ir contra los que se oponen a la hegemonía estadounidense, como es el caso de la República Islámica de Irán – que no posee armas nucleares y ha definido no producirlas. Pero, se comprueba un silencio cómplice y obsequioso frente a los centenares de artefactos de destrucción masiva que posee la entidad sionista. En un artículo publicado hace un lustro ya señalaba conceptos e ideas plenamente vigentes. Tal como el hecho que Israel ha tratado de mantener una nebulosa con respecto a la producción y almacenamiento de armas de destrucción masiva, sobre todo porque no ha firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear – TNPN –, no permite la inspección de sus instalaciones nucleares de Dimona, en el desierto del Neguev situada al sur de esta Palestina ocupada por el sionismo. Nunca se ha reconocido oficialmente la tenencia de armamento nuclear fabricados en sus instalaciones. Decisión que a estas alturas choca con la porfiada realidad y las propias declaraciones de científicos nucleares, que trabajaron en las instalaciones israelíes y denunciaron la fabricación de armas nucleares en dichas instalaciones.

Tal es el caso de Mordechai Vanunu, quien en una entrevista concedida al Diario londinense The Sunday Times, el año 1986, habló sobre el secreto mejor guardado del sionismo en la época, mostrando fotografías irrebatibles de lo que denunció y destacando en aquel artículo aspectos relacionados, no sólo con el tema armas, sino también la estrategia nuclear sustentada por Israel: consideraciones respecto a los enemigos principales, lugares hacia donde apuntaban sus ojivas nucleares (que incluye gran parte de las capitales europeas)  política de disuasión y sobre todo la certeza que el sionismo poseía tres centenares de armas y la factibilidad de construir 115 más. Vanunu, marroquí de nacimiento, creyente judío y posteriormente convertido al cristianismo, antes que aparecieran sus revelaciones sobre el programa nuclear secreto del sionismo, fue secuestrado en Roma, la capital italiana, por agentes del Mossad y llevado a Israel donde fue sentenciado a 18 años de cárcel.

Vanunu puso al descubierto la falsa política ciega de los países aliados de Israel, en especial de Washington, sobre la capacidad nuclear de la entidad sionista, desenmascarando, igualmente, el aval y complicidad para que este régimen colonialista, racista y profundamente peligroso, contara con armas de destrucción masiva.  En efecto, el régimen sionista establecido en Palestina bajo premisas de colonización y ocupación del territorio palestino es el mayor peligro para la región de Asia occidental y en general para la humanidad, por la influencia que ejerce sobre la política exterior estadounidense.

La posesión de armas nucleares por parte de Israel sin que exista la aplicación de sanciones, embargos, bloqueos u otras herramientas de presión como si se ha hecho con países como Corea del Norte (que posee una decena de ingenios nucleares) e Irán (que no posee ninguna) muestra ese doble rasero que a estas alturas resulta claramente la decisión de poner un pie encima de las decisiones soberanas de los países respecto a llevar a cabo sus programas nucleares por la senda que lo definan. Resulta evidente que… “No existe posibilidad de alcanzar la paz, la estabilidad mientras el sionismo tenga armas nucleares, mientras no se someta a un proceso de desnuclearización y vigilancia a manos de la Organización Internacional de Energía Atómica – OIEA – y sobre todo termine su ocupación de Palestina. Sin ello, cualquier intento de paz para la región chocará siempre con los intentos hegemónicos de Occidente y su hijo putativo sionista”

Una producción nuclear como la israelí, que tiene su punto de nacimiento el año 1952 cuando es creada, bajo el apoyo de Estados Unidos y Francia, la comisión de Energía Atómica de Israel dirigida por el científico judío alemán Ernest David Bergmann, quien escapó de Alemania a Londres el año 1933. Bergmann trabajó, durante la Segunda Guerra Mundial, para los ejércitos de Estados Unidos, Inglaterra y también junto a científicos nucleares franceses en materias militares, que generaron la alianza necesaria, para lo que sería el futuro programa nuclear israelí. Terminada la guerra, Bergmann retornó a la Palestina aún bajo el mandato británico el año 1946, trabajando para el sionismo que preparaba la instalación de su entidad y con ello la formación de sus centros de desarrollo militar, que comenzaría al día siguiente de la declaración de nacimiento de la entidad israelí en mayo del año 1948.

La estrecha relación entre Bergmann, su equipo de colaboradores y los científicos franceses permitieron el desarrollo de conocimiento necesario, que no sólo facilitó la creación de la  primera bomba atómica francesa, sino que la transferencia de conocimiento, tecnología  y datos valiosos que permitirían a Israel construir su propia Central Nuclear en Dimona, con una base para la producción de plutonio y uranio enriquecido a partir del año 1963 y que al cabo de pocos años facilitó la construcción de la primera de las 300 a 400 armas nucleares que se considera posee Israel. Con todo lo que ello conlleva: programa misilístico, vehículos de lanzamiento de armas nucleares y un arsenal establecido en una región donde el sionismo representa la punta de lanza, el portaaviones terrestre de los intereses occidentales en Oriente Medio. Todo ello unido a una estrategia nuclear, que tiene como principal blanco a Irán y en segundo orden a los países árabes, que rodean a la entidad sionista.

La política de estratégico silencio de Israel respecto a su programa nuclear, la producción y almacenamiento de sus armas nucleares, ha sido permanente desde la década de los 50 del siglo XX cuando este régimen, recién nacido a la vida internacional (recordemos que fue creado en mayo del año 1948) mostró que surgió para ser punta de lanza de Occidente y con pretensiones de un belicismo peligrosos que se ha concretado después de 72 años. Un régimen supremacista, racista, colonizador y ocupante de tierras palestinas, que lo une junto a sus críticas acérrimas e hipócritas frente al programa nuclear de la República Islámica de Irán, a quien considera su principal enemigo en la región y el temor frente a la posibilidad que la nación persa avance en la construcción de armas nucleares, esto a pesar de que sus líderes políticos y religiosos han sostenido permanentemente que no es objetivo de su país avanzar por esa vía.

La estrecha alianza del sionismo con las administraciones estadounidenses, apoyado por el llamado lobby sionista que marca la política exterior de ese país, pretende vetar cualquier intento de Irán de acceder, no sólo a este tipo de armas, sino también el desarrollar su programa de defensa, contando el sionismo con la complicidad de Francia y Gran Bretaña – como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU – que son, indudablemente, una muestra de este doble rasero occidental. Una conducta de patente falsedad, que permite a algunos acceder a la tecnología y la realidad de posesión de armamento nuclear y negarles esa posibilidad a otros países bajo criterios dispares y que tienen la manipulación y la desinformación como armas utilizadas profusamente.

Es evidente que existe una política de sometimiento de Washington, París y Londres al lobby sionista en cada uno de esos países y que influye, incluso, en las líneas directivas de sus políticas en el campo exterior. Esta conducta quedó plenamente al descubierto cuando el año 2015 se desclasificaron una serie de documentos publicados por el Archivo de Seguridad Nacional de los Estados unidos, el Proyecto Internacional  de la Historia de la Proliferación de Armas Nucleares y el Centro de Estudios de No Proliferación del Instituto de Middlebury de Estudios Internacionales en Monterrey, consignando, que en un plan de dotar a Israel de armas nucleares, donde participaba Francia, “este país debía ser el proveedor extranjero primario del reactor y la tecnología relacionada. Noruega debía proporcionar el agua pesada y Estados Unidos debía desempeñarse como el camuflaje para el conjunto del proyecto, sobre todo, como una manera de ocultar el proyecto Dimona del propio Estados Unidos”.

En esta historia nuclear del sionismo no olvidemos la llamada Operación Sansón. Una opción militar sionista revelada a la luz pública, en sus detalles más íntimos por el Centro Woodrow Wilson de Washington el año 2016, al difundir una serie de documentos sobre el programa nuclear israelí y la guerra de 1967. Uno de ellos es una entrevista que tuvo lugar en 1999 con el general israelí Itzhak Yaakov que reconoció que él mismo estuvo preparando el uso de la bomba atómica en el Sinaí si Israel se sentía acorralado por los países árabes “haríamos estallar un artefacto nuclear el en desierto del Sinaí si nuestras opciones militares implicaban una derrota” (3)

Israel, en todos los planos goza de absoluta inmunidad. Viola la legislación internacional, agrede a países y sus pueblos, ocupa ilegalmente un territorio como el palestino. Apoya a movimientos terroristas que agreden al pueblo sirio, a Irak. Apoya acometidas criminales contra Yemen y Bahréin. Genera procesos de desestabilización en el Líbano, temeroso del poder creciente que ha adquirido Hezbolá. Posee armas de destrucción masiva y se da el lujo de criticar a otros por desarrollar sus proyectos nucleares. Israel representa lo más abyecto, en materia de una entidad, que se sabe protegida por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. Así, en el plano de las múltiples impunidades sionistas, el nuclear tiene ribetes propios, que hacen fruncir el entrecejo cuando se exige, por parte de Washington, una serie de condiciones a Irán en el marco del Plan integral de Acción Conjunta, que revelan su profunda hipocresía y su desprecio por aquellos países que tiene la soberanía y la dignidad como distintivos, que no se transan, por más megatones que se exhiban.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en la conmemoración del Día internacional  Para la Eliminación Total de las Armas Nucleares (4) sostuvo que “Necesitamos un multilateralismo reforzado, inclusivo y renovado, basado en la confianza y en el derecho internacional, que pueda guiarnos hacia nuestro objetivo común de un mundo libre de armas nucleares”. Una deseo que a la luz de la política afincada en el unilateralismo, por parte de Estados Unidos, hace imposible pensar en concretar este deseo del alto funcionario internacional.

Notas

  1. En entrevista dada al New York Times el ex general Itzhak Yaakov sostuvo que “La idea era arrojar la bomba en el caso de que los ejércitos de Egipto, Siria y Jordania avanzaran en territorio israelí, lo que nunca llegó a ocurrir. Se pensó que si Israel era acorralado, la bomba atómica podría obrar como disuasión creando un hongo en el Sinaí que podría verse desde El Cairo y que forzaría a los ejércitos árabes a detener su avance” Sin embargo la bomba no llegó a lanzarse porque Israel en solo seis días ocupó una superficie cuatro veces similar a la del estado judío en 1967, incluida toda la península del Sinaí. Los jefes del general Yaakov consideraron que no se dieron las circunstancias para lanzar la bomba. Estos datos, publicados el año 2016 por el New York Times, provienen de una serie de entrevistas que el propio Yaakov concedió a un historiador israelo-americano, Avner Cohen, en 1999 y 2000. Las entrevistas tuvieron lugar en Estados Unidos y cuando el general regresó a Israel fue detenido acusado de pasar información secreta. En 2001 se le condenó a dos años de prisión
https://www.publico.es/internacional/operacion-sanson-israel-bomba-guerra.html
  • El Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares se celebra anualmente desde 2014. En el mismo, se alienta a los Estados Miembros, al sistema de las Naciones Unidas y a la sociedad civil, incluidas las organizaciones no gubernamentales, el mundo académico, los parlamentarios y los medios de comunicación, a conmemorar y crear conciencia pública sobre la amenaza que representan para la humanidad las armas nucleares y la necesidad de su eliminación total. https://www.un.org/es/observances/nuclear-weapons-elimination-day

Cedido por www.segundopaso.es