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Lo que Turquía quiere en Siria es proteger sus intereses estratégicos en materia económica y de seguridad

La hora de la acción

Fuentes: Al-Ahram Weekly

Si bien Turquía ha adoptado una posición pública de apoyo a los manifestantes sirios en su conflicto con el régimen del presidente sirio Bashar al-Assad, y a pesar de que las autoridades turcas han denunciado la política de Siria y la legitimidad del régimen, la oposición siria ha criticado a Turquía por su posición «ambigua […]

Si bien Turquía ha adoptado una posición pública de apoyo a los manifestantes sirios en su conflicto con el régimen del presidente sirio Bashar al-Assad, y a pesar de que las autoridades turcas han denunciado la política de Siria y la legitimidad del régimen, la oposición siria ha criticado a Turquía por su posición «ambigua y vacilante» ante las protestas que se están llevando a cabo en el país, afirmando que Ankara dice mucho pero hace poco.

La posición de Turquía no ha cambiado mucho desde que estallaron las manifestaciones en Siria hace unos seis meses; el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha repetido en diversas ocasiones que a Turquía se le había «acabado la paciencia» con el régimen sirio y con la represión de los manifestantes. Los acontecimientos en Siria son «un asunto interno de Turquía», ha declarado Erdogan, y Ankara ha amenazado con sanciones contra el régimen en Damasco, afirmando que ésta última «sólo entiende la fuerza».

Tales respuestas a los acontecimientos sirios han marcado un cambio drástico en las relaciones turco-sirias, previamente de carácter amistoso y con relaciones estratégicas multifacéticas que han ido reemplazándose vertiginosamente por tensión y animosidad. La relación entre ambos países se agravó aún más cuando el ejército sirio atacó la ciudad siria de Hama en agosto y Erdogan declaró que al-Assad «se ahogará en la sangre que está derramando».

A principios de este mes, Turquía apoyó el proyecto de resolución de Naciones Unidas que condena al régimen sirio por el uso de la fuerza contra los manifestantes, y ha afirmado que el país actuaría de manera conjunta con la comunidad internacional para tomar medidas contra Siria. Turquía «no puede seguir siendo un espectador de la evolución de Siria, porque matar a civiles desarmados no puede justificarse por normas morales o humanas», dijo Erdogan.

Turquía desvelaría sus propias sanciones contra Siria tras haber visitado [Erdogan] el campamento de refugiados sirios de Hatay, en el sur de Turquía, situado cerca de la frontera con Siria y que es albergue para miles de refugiados sirios que salen del país.

Cuando los vetos chino y ruso impidieron que el Consejo de Seguridad aprobase una resolución de condena al régimen sirio, ello no impidió que Turquía continuase con su posición de línea dura contra Damasco; Erdogan reiteró su afirmación de que Turquía planeaba imponer sanciones contra el régimen sirio.

Durante una visita reciente a Sudáfrica, Erdogan declaró que era «lamentable» que no se haya aprobado una resolución, y agregó que «el régimen de Damasco ha perdido su legitimidad y su pueblo ha perdido la confianza en él. El pueblo sirio no debe tolerar un régimen tiránico que no muestra piedad ni respeto por él y que bombardea a su propia población desde el mar».

Al Assad «mantienen el legado de su padre», dijo Erdogan, en referencia al anterior presidente sirio Hafez Al-Assad. El fracaso de aprobar una resolución de la ONU «no nos va a detener y vamos a imponer sanciones de inmediato».

Sin embargo, de acuerdo con la activista siria Mara Al-Buqaie, establecida en Washington, puede que las declaraciones de Turquía no sean todo lo que parecen. En entrevista con Al-Ahram Weekly, Al-Buqaie sostiene que «Turquía está vendiendo un producto estratégico para el régimen sirio, esto es: tiempo. Los dirigentes turcos, y tras ellos Occidente, se apoyan en el tiempo para hacer que colapse el régimen sirio porque el mundo no está preparado para una intervención militar que ayude a la revolución».

Bassam Al-Malek, miembro de la Cámara de Comercio de Damasco y figura destacada de la Autoridad de Coordinación de Partidos de la Oposición, dijo al-Weekly que «las medidas adoptadas por Turquía apenas afectan a las actividades políticas y económicas que mantienen ambos países. En los próximos días, Turquía tiene previsto anunciar una serie de sanciones, y esperamos que reflejen el apoyo de los dirigentes turcos a la revolución siria».

El mes pasado, Ankara dijo que había interceptado una embarcación que transportaba armas a Siria y que seguirá interceptando cualquier otro tipo de embarcaciones; anunció la prohibición de enviar armas a Siria por aire y mar. Asimismo, el ejército turco inició la semana pasada un ejercicio en la provincia meridional turca de Hatay, en la frontera con Siria. El entrenamiento militar continuaría hasta el 13 de octubre, según el ejército turco, coincidiendo con la visita de Erdogan a los campos de refugiados de Siria en Hatay.

Por otra parte, Erdogan ha dicho que ha aconsejado repetidamente al-Assad que ponga en práctica las reformas democráticas en Siria y que ha enviado el jefe de la inteligencia turca a Damasco para conversar con funcionarios sirios y «transmitirles la experiencia de Turquía». También ha dicho que a Turquía le preocupa que «pudieran estallar en Siria enfrentamientos sectarios, que dividieran el país».

Por su parte, aunque la oposición siria se ha posicionado en su mayoría contra cualquier intervención extranjera, algunos elementos dentro de los grupos de oposición han pedido a Turquía que cree una «zona tapón» entre ambos países e incluso que imponga una zona de exclusión aérea sobre algunas regiones de Siria.

A mediados de junio, Turquía le hizo a Siria lo que denominó «una última advertencia», que parecía indicar que Ankara estaba preparando un movimiento decisivo en sus relaciones con Damasco. Turquía también jugó un papel importante para convencer a la UE y a Estados Unidos de que adoptasen una posición más dura sobre los acontecimientos en el país.

Igualmente, Turquía ha actuado apoyando a la oposición siria al albergar la organización de encuentros y conferencias y apoyándolos políticamente. El encuentro de la oposición la semana pasada en la ciudad turca de Estambul, dio como resultado la creación del Consejo Nacional Sirio (CNS), que incluye a representantes de todos los grupos de la oposición del país, especialmente de los que están en el extranjero.

Naguib Al-Ghadban, perteneciente al CNS declaró que Turquía «ha decidido apoyar al pueblo sirio después de haber utilizado todos los medios disponibles para convencer al régimen de que llevara a cabo reformas reales. Ahora Turquía se ha convencido de que el régimen no está dispuesto a hacer nada más que continuar su brutal represión».

La posición de Turquía sobre la crisis es importante porque ha aumentado las esperanzas de los manifestantes sirios, haciéndoles sentir que tienen el apoyo de un vecino musulmán amable, sin ambiciones colonialistas. El apoyo de Turquía asimismo ha impulsado la tendencia islamista en el levantamiento sirio, ya que Turquía está gobernada por un gobierno islamista.

Al-Buqaie, quien se reunió con la secretaria de Estado Hillary Clinton en agosto para abordar los acontecimientos de Siria, dijo que Clinton había solicitado a Turquía «que adoptase la misma posición que Washington y que pidiera al jefe del régimen que renunciara». Ello sitúa la pelota en el tejado turco, y Ankara sigue jugando con Siria: a veces parece favorable al régimen y a veces parece estar con la oposición. Turquía, al igual que otros Estados vecinos y que Occidente, tiene sus propios intereses en Siria».

Sin embargo, cualquiera que sea su ambición y a pesar de ser un peso pesado regional, Turquía no tiene influencia efectiva en Damasco y no puede participar en un enfrentamiento con el régimen sirio sin mandato ni participación internacional.

En consecuencia, lo que Turquía quiere en Siria es proteger sus intereses estratégicos en materia económica y de seguridad. Debido a un deseo simultáneo de ser decisivo, pero también temeroso de los resultados de cualquier intervención, la posición de Turquía ha sido vacilante, lo que subraya la contradicción entre las palabras de Turquía y las medidas que probablemente tome.

Fuente: http://weekly.ahram.org.eg/2011/1068/re10.htm