Recomiendo:
0

La impostura y la luz

Fuentes: tariqramadan.com

Traducido del francés para Rebelión por Germán Leyens

Se sabía que la transición sería difícil. Los hombres cercanos al poder tratan todavía de salirse con la suya o simplemente de salvar su futuro o su vida. No se ha ganado nada y el pueblo tunecino así como sus intelectuales, sus políticos y los mandos del ejército deben mostrar al mismo tiempo determinación, moderación y paciencia. Nada será fácil. No se trata simplemente de expulsar a un dictador; se trata de un sistema autárquico, basado en el clientelismo y la corrupción, que hay que desmantelar e impedir que siga dañando. Tardará, hay que permanecer vigilantes a fin de que esta revolución no sea desviada, confiscada, manipulada por individuos o redes con intereses sombríos y poco democráticos. El gobierno de transición que se instala actualmente es una bella escenificación que hay que criticar y rechazar: el hecho de que se ofrezca el Ministerio del Interior a un antiguo miembro del gobierno dice mucho sobre las tentativas de recuperación. La alternativa debe ser serena y plural, ciertamente, pero radicalmente nueva para preparar de manera adecuada las elecciones dentro de seis meses.

Se esperaba, ya lo habíamos dicho, que resonarían voces recién convertidas a la «bella democracia» en Túnez. Alaban hoy «el coraje del pueblo» y «este extraordinario movimiento» por la libertad. Se les oye hablar hoy en día según la imagen de Abdelwahab Meddeb quien, hace dos años en el marco de Ce soir ou Jamais [programa de la televisión francesa, N. del T.], defendía al régimen tunecino que tenía razón, «en nombre de la laicidad» decía, para no ser democrático. Y aquí lo tenemos actualmente, como a tantos otros, entre los firmantes de un llamado a la democracia y a la moderación. Y los medios franceses -que todavía tienen problemas para escuchar la voz de los pueblos libres de las antiguas colonias- siguen pidiéndole, a él y a sus acólitos cómplices del régimen que se derrumba, que expliquen Túnez a los franceses. Con o sin Ben Alí, las únicas voces legítimas del Magreb, en los salones parisinos como en la mayoría de las redacciones de los medios, siguen siendo los espíritus colonizados, comprados, vendidos.

Una vergüenza, una impostura.

Sería mejor escuchar las voces de otros intelectuales, políticos o periodistas, como Moncef Marzouki, a quien nadie podrá negar la coherencia en su combate legítimo por una verdadera democracia en Túnez. Hay centenares de mujeres y hombres, y de todos los campos políticos, que han seguido siendo íntegros y que deben ser asociados a la construcción del futuro de Túnez. Una construcción digna, transparente y libre.

Mujeres y hombres tratan de hacer cambiar las cosas en Jordania, en Egipto, pasando por Argelia o Siria. Los regímenes están en pie de guerra y se opondrán al simple deseo popular de cambio. Es más que probable que no pase nada en los próximos días, pero sería muy bueno que los pueblos se despertaran y sacudieran a los regímenes que los dirigentes políticos, los partidos de oposición y los intelectuales no han logrado reformar o derrocar. Sería muy bueno que semejantes movimientos de la población, determinados y no violentos, se unieran en todos los países árabes -y en todos los sitios en los que reinan dictaduras- y que ese ejemplo fuera un camino hacia un porvenir más luminoso.

Algo ha pasado en Túnez: un momento histórico. Un cerrojo psicológico y político se ha roto. Ahora cada uno de nosotros debe trabajar para que ese movimiento siga vivo por la dignidad de los pueblos y su libertad. Hay un precio que pagar: los movimientos no violentos y populares contarán sus muertos pero finalmente se protegerán el futuro y la vida de mujeres, hombres y jóvenes generaciones. Ese futuro es cosa nuestra. Dondequiera estemos.

Tariq Ramadan es escritor; autor, entre otros libros, de Musulmanes occidentales y el futuro del islamismo. Es profesor de Estudios Islámicos Contemporáneos en la Universidad de Oxford, profesor invitado en Qatar y en Marruecos y Senior Research Fellow en la Universidad de Doshisha (Kioto, Japón)

Fuente: http://www.tariqramadan.com/L-Imposture-et-la-Lumiere.html

rCR