Traducido del inglés por Sinfo Fernández
Después de tres meses de guerra de Israel contra Gaza, y tras meses de protestas masivas generalizadas contra dicha guerra y llamamientos al presidente estadounidense, Joe Biden, para que apoye un alto el fuego, Washington ordenó ataques aéreos contra Yemen, una medida de escalada que podría empujar a la región a una guerra más amplia.
La decisión de Biden ha aumentado exponencialmente el nivel de enfado de los legisladores y progresistas que llevan trabajando desde octubre para impulsar un alto el fuego en Gaza.
Pero la ira y la disconformidad no se limitan al campo progresista. Middle East Eye habló con miembros del personal del Congreso de varias oficinas en ambas cámaras, así como con diversos miembros del personal que trabajan en la administración de Biden, que dicen que la frustración hacia Biden y el Congreso ha llegado a un punto álgido.
«El nivel de enfado con Joe Biden es ahora comparable al nivel de enfado con Donald Trump», dijo a Middle East Eye un miembro progresista del personal del Capitolio la noche en que Estados Unidos llevó a cabo los primeros ataques contra Yemen.
«La idea de que él esté haciendo todo eso y luego nos pida que votemos por él es ridícula», dijo el miembro del personal. «No sé en qué planeta están actuando, pero así no es así como se gana en noviembre».
Las dimisiones masivas tendrían un gran impacto
La guerra en Gaza comenzó el 7 de octubre, cuando el grupo armado palestino Hamás lanzó un ataque desde Gaza contra el sur de Israel. En el ataque murieron 695 civiles israelíes, 373 miembros de las fuerzas de seguridad y 71 extranjeros, un total de 1.139 personas según el gobierno israelí.
Israel respondió a los ataques con una fuerza generalizada e implacable, lanzando un asedio total a Gaza y una campaña de bombardeos aéreos «indiscriminados«, seguidos de una invasión terrestre de tropas y tanques israelíes.
La campaña militar israelí ha matado a más de 23.000 palestinos, en su mayoría mujeres y niños, y ha tenido como objetivo infraestructuras civiles como mezquitas, hospitales, escuelas y refugios de la ONU.
Desde el 7 de octubre, una empleada de la Casa Blanca declaró a Middle East Eye que tiene una carta de dimisión escrita a máquina y lista para enviar. Cada día le echa un vistazo, preguntándose si será ese el día en que decida marcharse.
«La única razón que teníamos muchos de nosotros para quedarnos es que, si somos nosotros los que estamos aquí, al menos habrá alguien a favor del alto el fuego. Creo que eso es lo que nos ha retenido a algunos de nosotros, pero esa causa concreta se está desvaneciendo poco a poco. No podemos ya soportarlo más», dijo el miembro del personal a MEE.
«No hay nada que realmente nos ate a querer quedarnos aquí y que además nos haga sentir aún más cómplices».
La experiencia y los sentimientos de este miembro del personal se asemejan a los de muchos otros que decidieron unirse al gobierno de Biden para trabajar en diversos asuntos de política interior, como la educación o el medio ambiente. Pero ahora, cada día que continúa la guerra, consideran que trabajar allí es arriesgarse a ser cómplices del ferviente apoyo de Biden a la guerra, incluso cuando Israel ha tenido que presentarse en La Haya para defenderse de las acusaciones de genocidio.
«Los empleados se sienten desmoralizados, desconectados, horrorizados y muy incómodos trabajando para este presidente», declaró otro empleado de la Casa Blanca.
«Es muy difícil seguir trabajando aquí».
Miembros de al menos todas las agencias de la administración Biden han expresado su apoyo a un alto el fuego, según varios miembros del personal de la Casa Blanca que hablaron con MEE.
Hasta ahora, dos personas de la administración han presentado su dimisión: Josh Paul, que supervisaba las transferencias de armas a nivel estatal, y Tariq Habash, que trabajaba en política educativa en la Casa Blanca.
La moral del personal de la Casa Blanca está tan baja que el jefe de gabinete planeó una fiesta con la esperanza de animar a los empleados, según un informe de Axios.
Sin embargo, no está claro si los altos cargos de la administración entienden por qué la moral está tan baja. Tras la información de la fiesta para el personal de la Casa Blanca, otro informe afirmaba que cientos de empleados federales de 22 agencias gubernamentales están planeando una huelga para protestar contra la gestión de la guerra por parte de Biden.
«Las dimisiones masivas serían algo impactante, pero no sé si estamos ahí todavía», dijo el primer empleado de la Casa Blanca.
“No sé si quiero volver al Capitolio”
A pocas manzanas de distancia, en el Congreso, los miembros del personal cuentan a Middle East Eye que la situación es igualmente sombría, y no se trata sólo de la disensión que se está gestando en Washington. En todo Estados Unidos ha crecido el número de estadounidenses que están en contra del apoyo de su país a la guerra.
«Tenemos gente llorando o sollozando, rogándonos que hagamos algo, diciéndonos que somos cómplices de lo que está ocurriendo, que tenemos las manos manchadas de sangre, desesperados por recibir alguna dirección o acción sobre qué hacer como estadounidenses para ayudar a detener la violencia que ven desarrollarse», dijo un miembro del personal del Congreso.
Más de 140 miembros del personal escribieron una carta a mediados de diciembre en la que afirmaban que, en 71 oficinas, habían recibido más de 700.000 llamadas instando a sus cargos electos a pedir un alto el fuego en Gaza.
Según varios miembros del personal del Congreso que hablaron con MEE, es probable que el número real de llamadas pidiendo un alto el fuego que llegan a las oficinas del Congreso se cuente por millones.
Pero los congresistas no conocerían este dato, ya que los miembros del personal del Congreso que hablaron con MEE afirmaron que los altos funcionarios suelen rebajar estas cifras o simplemente no las presentan a sus representantes.
La supresión fue una amarga realidad que desmoralizó a muchos miembros del personal. No es que hubieran llegado ingenuamente al Capitolio respecto al funcionamiento del Congreso. Pero, al igual que la experiencia de muchos miembros del personal de Biden, nunca esperaron que una pérdida de vidas tan grave fuera recibida con silencio.
«Crecí como alguien que siempre quiso hacer política, y por eso siempre oía que hay que defender lo que uno cree. Así que ahora que estamos haciendo eso, el hecho de que tengamos que estar preocupados por perder nuestros puestos de trabajo, por poder se demandados, por todas estas amenazas hace que la vida en la oficina sea realmente incómoda», dijo el segundo miembro del personal del Congreso que habló con MEE.
«Ni siquiera sé si quiero volver al Capitolio. Es una sensación muy extraña».
Más allá de cuestionar sus propios puestos de trabajo, algunas personas que trabajan en el Congreso han llegado a decir que los funcionarios electos que se niegan a hablar sobre el tema ni siquiera deberían tener derecho a ostentar el puesto miembros del Congreso de Estados Unidos.
«Si te escondes detrás de un estrado, diciendo que es difícil, que hay una larga historia, que [Israel] tiene que hacer lo que tiene que hacer, eso es sólo una señal de que no estás dispuesto a hacer tu trabajo como miembro del Congreso. No mereces el título ni la responsabilidad que conlleva», dijo el tercer miembro del personal del Congreso que habló con MEE.
«Eso es lo que siente ahora mismo gran parte del personal», añadió.
Apoyo público al alto el fuego en Gaza
La percepción de los empleados sobre el estado de ánimo en Washington coincide con las encuestas nacionales, que muestran que la postura del presidente de EE. UU. y de la mayoría de los funcionarios electos no concuerda con la de gran parte de la opinión pública estadounidense.
Una encuesta publicada por Reuters/Ipsos en noviembre, apenas un mes después de iniciado el conflicto, reveló que la mayoría de los estadounidenses estaba a favor de que se pidiera un alto el fuego a Israel. Sólo un tercio de los encuestados apoyaba la guerra.
Otros sondeos condenaron en mayor medida el apoyo de Estados Unidos a la guerra de Israel. Una encuesta del New York Times publicada a mediados de diciembre reveló que la mitad de los estadounidenses de entre 18 y 35 años cree que Israel está matando deliberadamente a civiles, mientras que el 70 por ciento desaprueba la gestión de la guerra por parte de Biden.
Una encuesta publicada el pasado viernes por el Arab American Institute reveló que la mayoría de los estadounidenses, el 51%, está más dispuesta a votar a un candidato político que apoye el alto el fuego en Gaza.
Para los miembros del personal del Congreso que hablaron con MEE, los resultados de estas encuestas son lo que ellos mismos han podido comprobar durante sus interacciones con los electores. El hecho de que sus oficinas todavía no hayan pedido el fin de la guerra no les augura nada bueno cuando lleguen las elecciones.
«Todas las personas que se relacionan con los electores apoyan en gran medida el alto el fuego, acuden de forma mayoritaria a nuestras protestas y exigen que nuestros jefes actúen de otra manera», dijo un miembro del personal.
«No creo que muchos de estos miembros entiendan exactamente lo impopulares e insostenibles que son sus posiciones».
Fecha de publicación: 14 de enero de 2024.
Fuente del original: https://www.middleeasteye.net/news/war-gaza-staffers-internal-anger-with-biden-congress-reaches-boiling-point
Fuente de la traducción: https://vocesdelmundoes.com/2024/01/14/la-indignacion-interna-hacia-biden-y-el-congreso-llega-a-su-punto-algido/