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Según el informe INJUVE

La juventud precaria y politizada sigue participando en el sistema

Fuentes: Cuarto Poder [Foto: Un grupo de jóvenes se reúne junto al mar en Mallorca. EFE/Cati Cladera/Archivo]

Los jóvenes son ‘pocos’ y cada vez más diversos. Viven en la inestabilidad y aunque les interesa la política, la primera puerta a la que llaman no son los partidos. Los menores de 30 compatibilizan las demandas tradicionales con nuevas banderas generacionales como la igualdad o el medioambiente. Son los datos que se desprenden del Informe Juventud en España 2020, que se presentó este miércoles en el Instituto de la Juventud (Injuve). El documento arroja algunas conclusiones políticas sobre la nueva generación que sirven para limar estereotipos: “Siguen siendo partícipes del sistema», sostiene Pablo Simón, politólogo e investigador principal.

El Instituto de la Juventud (Injuve) presentó el miércoles el documento tras entrevistar a 6.467 jóvenes de entre 15 y 29 años, 1.202 hechas de manera telefónica en junio de 2020. El estudio pretende ser una radiografía de la juventud española, que se ha visto sumergida en una nueva crisis sanitaria, económica y social sin que aún estuviera cerrada la de 2008. Por tanto, permite conocer cuál es la posición política y la relación con el sistema de una generación castigada por la precariedad y la temporalidad en el trabajo y el retraso de la emancipación de la casa de sus padres.

La primera característica de los jóvenes es que son “un segmento de población cada vez menos relevante cuantitativamente”, tal y como afirma el resumen ejecutivo. De los más de 46 millones de españoles que hay en la actualidad, unos 10 tienen entre 15 y 29 años. Y no todos tienen derecho al voto: “En este país se puede votar desde los 18 y no desde los 16. Quizá eso hace que sean un nicho electoral no tan buscado, pero el estudio demuestra que al contrario no pasa. Los jóvenes sí están interesados en la política”, comenta María Teresa Pérez, directora general del Injuve sobre la repercusión política de una población que supone la mitad de individuos que los mayores de 50 años. 

Además, cada vez son más diversos (un 14% ya han nacido fuera de España) y vienen de estructuras familiares que también están cambiando: cada vez hay más hijos únicos o crecen con menos hermanos y con más abuelos vivos. 

Muy politizados

A pesar de que sus reivindicaciones estén menos presentes en el debate público que las de otros grupos, como los pensionistas, no quiere decir que los jóvenes ignoren la política. De hecho, el 37% confiesa que sí tiene interés en ella: “Eso es el doble de la década anterior incluso estando en un ciclo de baja movilización”, explica Pérez. En 2006, el interés era del 18,15%, pero estalló tras la crisis de 2008 y parece haberse mantenido con una leve bajada.

El informe advierte de otra particularidad: “Las dificultades económicas, la inestabilidad en el empleo y demás desafíos a los que se enfrentan las personas jóvenes podrían, por el contrario, dar lugar a una generación políticamente más desigual que las anteriores, en la que solo los que tienen recursos participarán«.

Menos discusiones políticas en casa

En el informe han estudiado los dos espacios donde suelen politizarse los jóvenes: el hogar y los centros educativos. En el documento encuentran «cierta evidencia» de una relación entre «estatus económico y mayor politización de la familia» y avisan de que en los hogares donde uno de los progenitores tiene  estudios universitarios «se ha observado un 35% más de frecuencia relativa de exposición a conversaciones sobre política, participación de protesta y asociacionismo».

Curiosamente, hay un valor que vuelve a los niveles de 2008: las discusiones sobre política en casa. «Los datos a lo largo del tiempo mostraban un aumento progresivo desde 2008 (28% a menudo o muy a menudo), que llegó hasta 51% en 2012 y al 49% en 2016, en cuanto a la exposición a discusión sobre política en casa, coincidiendo con periodos de mayor politización. En 2020 se produce una vuelta a los niveles (27%), mucho menores, de 2008», asegura el documento.

El colegio también podría ser un buen espacio para fomentar la participación política, pero Pablo Simón advirtió en la presentación de que es difícil que estimule a un alumno que venga de un hogar en el que no se hable de política:  «Los estudiantes expuestos a Educación para la ciudadanía no terminan de compensar del todo el déficit de politización de los hogares«. El informe observa tres medidas que pueden favorecer la implicación política: fomentar un clima abierto en el aula, la inclusión de cursos de educación cívica, y habilitar espacios de participación estudiantil.

Con respecto a la generación anterior, también cambian los modos de consumo de la información. El documento asegura que un 46% de los encuestados utiliza las redes sociales para consumir actualidad  política, una cantidad muy similar a los que usan la televisión (44%) para este fin. «Por otro lado el consumo de información política se ha reducido, en todos los canales, en comparación con 2012, un año de intensa movilización social».

Cómo participan en la democracia

Siguiendo la comparación, el informe asegura que los jóvenes votan menos que los adultos, pero algo más de lo que lo hacían hace una década. En 2019, la participación de la juventud en las elecciones fue un 6,6% menor que entre los adultos, mientras que en 2008 y 2011 presentaban una brecha de en torno a un 10% menos de participación. Como veíamos en el apartado anterior, en las elecciones de 2015 la aparición de nuevos partidos achicó la brecha, haciéndola descender al 5%. 

Aunque estén politizados, fórmulas como “colaborar con un partido” son las menos mencionadas. Los canales de participación que más usan son firmar una petición en alguna plataforma como Change.org, enviar mensajes a políticos por internet o participar en una huelga. “Son pioneros en otras formas de participación. Son activos en campañas en las redes sociales y movimientos sociales, que son autónomos, creados desde abajo y liderados por jóvenes”, explica la directora del Injuve sobre la importancia de tener una “sociedad civil movilizada”.

Nuevas y viejas causas

El Injuve preguntó también a los jóvenes por las causas por las que habían participado en movilizaciones. En sus respuestas, se entremezclan motivaciones más clásicas, como la educación, con nuevas banderas políticas.

La primera causa de movilización fue la igualdad de género (38%), la educación (15% de respuestas), el medio ambiente (14%), la independencia de Cataluña y la sentencia del procés (12% ) o políticas públicas o económicas como las condiciones laborales, las pensiones, los desahucios, la sanidad, o los recortes y la crisis económica (6%).

Fuente: https://www.cuartopoder.es/espana/2021/03/14/la-juventud-precaria-y-politizada-sigue-participando-en-el-sistema/